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Erróneo Acierto por Atria

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Notas del capitulo: Ok, ok, perdón por la tardanza. En verdad me da mucha pena que tuvieran que incluir en su review avisos para que me apresurara a subir la continuación de este fic y hasta ahora he podido hacerlo dándoles por supuesto las gracias a todos por leer y también a quienes se dieron el tiempo de dejarme un review.
Besos.

Atria.

 

Disclaimer.- Ninguno de los personajes de Evangelion me pertenecen, cosa que todos tenemos más que claro.

Pensamientos van entre comillas y en cursivas”


Erróneo Acierto

II

Visitas


Shinji y Rei habían subido al auto de Kaworu, Shinji adelante y Rei atrás junto con su enorme peluche en forma de lobo. Shinji se había sorprendido al ver que el auto realmente era muy lujoso, además de que el otro jovencito parecía ser tan joven para estar manejando ya. A decir verdad, Shinji pensó que aquel muchacho debía estar cerca de los 18 años, pero por lo visto debía ser mayor de diecinueve.

“Y yo que tengo diecisiete y parezco de dieciséis”, pensó Shinji encogiéndose en su asiento.


- ¿Sucede algo? – preguntó Kaworu mirándolo por el rabillo del ojo sin desatender el volante.

- ¿Eh? Ah no, no es nada – respondió sintiéndose nervioso por la mirada tan fija que Nagisa tenía. “Parezco un tonto asustándome por esas cosas además está manejando, alucinaciones mías que me esté observando”.

- Bueno, me dijiste que tu casa está en la calle 47, ¿cierto? – le preguntó gentilmente.

Kaworu había estado viendo cada gesto en Shinji, le sorprendía ver a una persona que tuviera tanta facilidad para expresarse tanto en gestos como en los suspiros o formas de mirar. En lo que llevaba de camino a la casa del jovencito, había podido reconocer en Shinji tres tipos de suspiros y cinco formas de movimientos con las manos.

De los tres tipos de suspiros, uno lo había aducido al nerviosismo del chico, otro bien pudo deberse a la preocupación y el último, curiosamente, había sonado a resignación. Shinji, mientras se estiraba un poco, había movido en forma vertical sus manos entrelazando sus dedos, luego las había bajado a cada lado de sí para tamborilear un poco sobre el asiento con la izquierda, también había apoyado su brazo derecho sobre el borde de la ventanilla y colocó su cabeza sobre su mano mientras la otra se mantenía estática; aunque suponía que el chico movía sus dedos en su cabello ya que éste había lucido un poco despeinado cuando la quitó de su cabeza para finalmente volver a entrelazar sus manos y doblar tres dedos de la mano izquierda, cerrando sobre ellos su mano derecha. Sin duda, Shinji no podía ser ningún tipo de delincuente en toda su vida porque el chico sencillamente no podía ocultar nada de lo que pasara dentro de sí. Y Kaworu se preguntaba qué mantenía tan inquieto al chico.

Por otro lado, Kaworu no se había percatado para nada que también estaba siendo sujeto a un minucioso estudio por parte de la más pequeña. Rei había sentido el nerviosismo de su hermano y rápidamente encontró la causa. A Shinji le ponía los pelos de punta que lo observaran con tanto detalle y Kaworu lo estaba haciendo sin que su hermano se percatase precisamente. Ella era una niña, y claro que no podía expresar de esa forma todo lo que podía pensar, pero sabía que debía proteger a su distraído hermanito y decidió observar al otro chico confirmando su teoría tras unos minutos de escrutinio; Kaworu no era una mala persona y podía mantenerse tranquila y feliz, ese chico resultaba ser muy agradable para ella.

- ¿Y desde cuándo se han mudado? – preguntó Kaworu mirando directamente a Shinji por un momento.

- Llegamos desde ayer pero hoy han llegado las últimas cosas que necesitábamos de nuestra antigua casa y estuvimos acomodándolo todo de nuevo – respondió Shinji –. Tokio, a pesar de tener tanto tráfico, resultó ser una ciudad muy bonita.

- No pierde su encanto aún – comentó Kaworu encogiéndose de hombros –. ¿De dónde son originarios?

- Mi familia y yo venimos de Kyoto.

- ¿Y qué trae a una familia que ha vivido en una zona tan pacífica como lo es Kyoto hasta Tokio?

- El trabajo de mi padre.

- Sé de eso – respondió Kaworu con una sonrisa, animando a Shinji a seguir con la plática.

- ¿Tú eres de Tokio o en realidad eres de otro lugar?

- Soy de Kiishu, cuando mis padres murieron fue mi abuela quien se hizo cargo de mí y desde entonces he vivido en Tokio – respondió con simpleza para mayor asombro de Shinji.

- Siento lo de tus padres…

- Somos dos – dijo el otro chico dedicándole una sonrisa –. ¿Doy vuelta a la derecha o a la izquierda?

- Izquierda, es en la casa blanca.

Kaworu se detuvo al llegar a la casa mencionada, era grande pero no tanto como la suya. Shinji tocó el interfon para que les abrieran la puerta.

- Abre mamá, soy Shinji – respondió luego de oír la voz cordial de su madre.

El portón se abrió y los chicos pudieron entrar. El jardín era de tamaño considerable y tenía algunas fuentes de estilo grecorromano adornándolo. El lado del garage tenía disponibilidad para cinco autos y un convertible negro ocupaba uno de los cinco puestos. La residencia mantenía una fachada clásica y Kaworu supuso que alguno de los padres de Shinji debía ser extranjero.

Shinji, Rei y Kaworu, salieron del auto y se dirigieron al interior de la casa. Kaworu ya no sabía ni por qué había llegado hasta ahí cuando se suponía que solamente los dejaría en su hogar. Recordó entonces que Shinji le había invitado a cenar desde que entraron al auto y que él había accedido.

- ¡Ya llegamos! – exclamó la pequeña Rei buscando a su madre que les esperaba en la sala principal, sonriente como siempre.

- ¡Hola pequeña! – Saludó abrazando a Rei - ¿Qué tal el paseo, hermosa?

- Divertido, mami. Mira, Shinji trajo a un amigo – informó llevando a su madre hacia donde Shinji y Kaworu recién entraban.

- Buenas noches, mamá – saludó Shinji dándole un beso a su madre –. Él es nuestro invitado de hoy.

- Buenas noches, señora Ikari – dijo Kaworu acercándose a la mujer para darle un beso en la mano que tomó con delicadeza – Mi nombre es Nagisa, Kaworu.

- Oh, pero si Kaworu-kun es un muchachito con modales de todo un caballero – dijo Yui sonriéndole – Llámame Yui.
Kaworu sonrió y asintió. Yui le guiñó un ojo y él entonces reparó de la decoración elegante del lugar. A la izquierda habían cuatro enormes libreros de madera de cedro con detalles victorianos en los bordes; en las paredes de mármol estaban colgadas algunas pinturas que él había visto en alguna parte, paisajes de playas y de bosques floreciendo en el alba. Había también una chimenea a la derecha y los sillones y sofás en el fondo, cerca de la chimenea y con vista hacia el exterior por medio de un gran ventanal. La alfombra parecía ser persa y también habían distintos ángeles en diferentes poses adornando las paredes y bordes de la chimenea. En la mesa de centro estaba un pequeño arreglo con flores de la temporada y las lámparas yacían en los rincones que formaban los espacios entre los sillones y también en los de los libreros.

Kaworu también percibió la calidez de la casa, era una sensación tan agradable que le provocaba un suave cosquilleo en el estómago. Hacía tanto tiempo que no se sentía tan a gusto en un lugar así.

- Bueno, la cena ya está lista. ¿Nos acompañas, Kaworu-kun? – preguntó de pronto Yui sacándolo de sus pensamientos.

- Por supuesto – dijo Kaworu ofreciéndole el brazo a la dama que lo aceptó de buen agrado para la diversión de Shinji y Rei.

El comedor era igual de agradable que la sala y Kaworu adivinó que el resto de la casa no debía ser diferente. En este caso, la mesa era rectangular y de madera de cedro. Tenía encima un mantel blanco bordado a mano y con detalles en sus bordes. La vajilla era de cristal y en el centro había un arreglo floral con flores blancas y azules. Había también unos muebles a la derecha para colocar las charolas de comida antes de servirlas y a la izquierda estaba otro gran ventanal. Kaworu supuso que a la familia le gustaban los espacios abiertos y arreglados con plantas y flores.

- ¿Y qué edad tienes, Kaworu-chan? – preguntó Yui mientras servía ella misma los platillos de esa noche.

- Acabo de cumplir los 18 años – respondió mientras Shinji casi se ahogaba con el contenido de su vaso.

- Pero qué sorpresa – dijo Yui dejando el puré de patatas en la mesa – Yo hubiera dicho que eras más grande.

- Lo entiendo, es el trabajo lo que hace que me vista así y además ya me he acostumbrado – explicó tomando un poco de la ensalada –. A menos que se refiriera a mis facciones, si es así deberé alarmarme. Nunca he esperado envejecer por mi trabajo.

- Me imagino, pero no, fue por tu forma de hablar y de vestir que te creí más grande. A decir verdad no podía creerme que tuvieras más de dieciocho, tu aspecto no lo demuestra – dijo mirando hacia Shinji –. Tú y Shinji tienen en común que ambos causan contradicción con respecto a la edad que demuestran tener.

Shinji se sonrojó y Yui rió tiernamente. Shinji suspiró resignado y Rei rió.

- Apenas tengo diecisiete pero siempre piensan que apenas y he cumplido los dieciséis si bien me va – respondió mientras Kaworu sonreía con diversión.

- Entiendo – resolvió sin dejar su sonrisa encantadora.
Shinji enrojeció aún más, Kaworu era una persona tan curiosa… todo él desprendía un aire misterioso que a Shinji le asombraba la forma en que ese chico le afectaba cuando apenas y lo conocía.

- ¿Y en qué trabajas?, si se puede saber, claro está – dijo Yui mirando de reojo a Shinji.

Kaworu pensó acerca de contarle la verdad a aquella familia, no quería que todo se rompiera si él hablaba de quien realmente era, pero también debía desengañarse en caso de que sucediera y decidió probar suerte.

- Soy el presidente de la compañía Nagisa – respondió con sencillez observando las reacciones de la familia sin que éstos lo advirtieran.

Shinji se había quedado mudo y Yui le miraba con sorpresa, Rei era obvio que no entendía la importancia de la revelación.

- Ahora entiendo porqué debes vestirte como todo un empresario, ¡eres uno! – exclamó Yui sonriéndole de forma sincera –. Me alegra que no tengas los modales que todos los demás han adquirido últimamente. Dios, inteligente y todo un caballero, si fuera más joven…

Yui rió junto con Kaworu y Shinji. Aunque éste último aún resentía un poco la noticia, había viajado junto con su hermana en el auto de un de los empresarios más importantes a nivel mundial… ¿qué había hecho que casualmente ese día había resultado ser tan curiosamente “particular”?

- Debe ser muy duro para un joven de tu edad manejar una empresa tan importante – dijo Yui sonriéndole amablemente

– Mi esposo también es un empresario y, a decir verdad, a mí no me agradan los números. Es imposible que esté encerrada con miles de papeles para firmar y cuentas por hacer.

- A veces es difícil, pero al menos en mi caso he terminado por adaptarme a ese medio y poder actuar en él. No siempre es tan malo, los viajes son la mejor parte – afirmó correspondiendo a la sonrisa de Yui.

Se sintió tan aliviado al no percibir ningún atisbo de interés o rechazo por parte de ellos, le perturbó la reacción de Shinji pero cuando éste se relajó entonces él también pudo hacerlo.

- En eso debo darte la razón – puntualizó la ojiazul –. Supongo que ya no debes de ir al colegio.

- Pues sí, aún para un empresario hay cosas que le son imposibles de negociar – señaló con un falso tono afligido –l. Para tomar el control completo de mi empresa, debo terminar la preparatoria y ya finalmente entré al último semestre.

- ¿Y en qué colegio? – preguntó Shinji con repentino interés.

- En la preparatoria Juuban – respondió mirándolo.
Shinji se puso pálido de repente y Rei rió muy divertida porque su hermanito no estaría solito.

- Mami inscribió a Shinji en ese colegio, Kaworu-kun ¿cuidarás de mi hermanito? – preguntó la pequeña con unos enormes ojos de súplica mirando a Kaworu.

- ¡Rei! – regañó Shinji aún más rojo.

Yui comenzó a reír por la forma de actuar de sus hijos y le guiñó un ojo a Kaworu.

- Descuida, Rei, cuidaré de tu hermano por ti – resolvió mirando a Rei para luego pasar su vista sobre los ojos de Shinji.

Shinji se quedó desconcertado por la mirada que Kaworu le dirigió, fueron apenas unos segundos pero esos momentos bastaron para que él viera claramente la indirecta de advertencia en los ojos del empresario. La pregunta ahora era, ¿advertencia de qué?

La cena terminó entre charlas de trivialidades y muy pronto Kaworu se dio cuenta de que debía llegar a casa, no había avisado y seguramente tendría que rendir cuentas de su ausencia en la empresa y en la cena, pero no era momento de ocuparse por eso.

- Ha sido una cena maravillosa, gracias por todo – agradeció Kaworu cuando todos se encontraban en la recepción para despedirlo.

- No tienes nada qué agradecer, me alegra mucho saber que Shinji se ha hecho amigo de un jovencito tan agradable como tú y nos encantaría contar con tu presencia más seguido – dijo Yui.

- Tenga por seguro que lo haré – dijo honestamente hincándose para despedirse de Rei –. Nos vemos, pequeña y procura hacerle caso a tu hermano.

- Sip, cuídate Kaworu-chan.

Kaworu sonrió y salió de la casa seguido de Shinji, se detuvieron cuando llegaron a donde se encontraba el auto de Kaworu.

- Supongo que nos veremos en el colegio – dijo Shinji. Kaworu sintió el impulso de sonreír ante el gesto de Shinji y no se detuvo a pensarlo, simplemente lo hizo.

- Creo que sí, ¿irás a partir de mañana?

- Sí, voy en el salón 3 B.

- Bueno, diferimos de salón si era lo que te preocupaba. Yo voy en el 3 A.

- No me preocupa, te confieso que me tomó por sorpresa tu trabajo pero no suelo ser muy expresivo y no quiero que pienses que… bueno es que tú no me desagradas – dijo tímidamente viéndolo a los ojos al decir esto último. De verdad quería que Kaworu le creyera.

- Si pusieras más atención – dijo suavemente tomando al chico por el mentón, acercándose más a él sin apartar la mirada –… te darías cuenta de que eres más expresivo de lo que crees. Pero si lo hicieras restaría parte de tu encanto.

De forma lenta depositó un suave beso en la frente de Shinji y subió a su mercedes.

- Nos vemos mañana entonces – se despidió de forma seria, saliendo después con una gran sonrisa en el rostro.

Shinji se quedó inmóvil en el mismo lugar, aún sentía muy de cerca la tibieza y la fragancia de Nagisa-san. Podía oír el latir acelerado de su corazón y sentía a la perfección un cosquilleo en el estómago, también sentía su cara arder. Estaba desconcertado, ¿qué había sido aquello?

 


CONTINUARÁ…

 

 



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