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Sueño por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Advertencia de Spoilers.
 
Los personajes no me pertenecen. Yo solo los uso para hacer yaoi.
 
Desde hacía rato quería escribir algo de esta pareja de un libro que amé, y por alguna razón empecé a shippearlos. Pero tras buscar en inglés y español fic de ellos, descubrí que no existían. ;-; Así que hice esto cortito, mera ¿insinuación?, y en un futuro haré algo más de ellos. Si no existe la pareja, pos qué más queda que escribir. :v
 

«No seas imbécil, Shaun»

Gruñí y cerré los ojos, restregándomelos, y los fijé en la pantalla de la computadora. Los ojos me escocían por el cansancio. Y no era para menos luego de casi doce horas despierto, trabajando sin cesar en encargarme de la administración de la página. Desde la muerte de George, yo había decidido tomarlo. El trabajo en este rumbo era más estresante que el de un irwin. Pero yo ya más nunca regresaría a ser un irwin. No podía.

Tomé la taza de café sobre el escritorio, y accidentalmente se me resbaló, cayendo hacia el suelo terroso del nuevo apartamento que había conseguido. La taza se rompió derramando el café sobre el suelo.

Bufé exasperado.

«Shaun, en serio, idiota, necesitas descansar. Terminaras mierda si no lo haces» 

La voz de George con un tono algo duro me recriminó. Podía imaginarla con con sus lentes oscuros y expresión de dureza, pensando seguramente cuán idiota era yo. A pesar de mi cansancio aquello casi me hizo volver a sonreír como ya no lo hacía. Pero el recordar que George ya no estaba, me llenó de aquel vacío que no me dejaba. Lo único que me quedaba de George eran sus recuerdos y sus cosas. Y esa voz que siempre estaba a mi lado. ¿Era real o no? ¿Era George en verdad o estaba enloqueciendo? No importaba. Yo necesitaba escuchar a mi hermana.

Me agaché e intenté recoger la taza, pero accidentalmente me corté con la taza rota. Observé la sangre en en mi dedo y por un ínfimo instante recordé la sangre de George. salpicando la pantalla de la computadora cuando le volé los sesos. Si aquel maldito de Tate no hubiera hecho aquella conspiración contra el ahora presidente Ryman, si aquel disparo cargado de virus no hubiera alcanzado a George, ella todavía estaría aquí. Se suponía que yo sería quien moriría primero, y ella le daría la noticia a nuestros quienes quizás utilizarían eso como puntos de rating. George y yo los conocíamos muy bien. Pero las cosas no sucedieron así, y lo odio, odio esta realidad, odio lo que es ahora.

—¿Aún despierto? — la voz de Mahir me hizo alzar la mirada y le vi de pie en la puerta entreabierta de mi habitación, mirándome con preocupación y cierto pesar como la primera vez que nos vimos en persona y le di la noticia de Georgia.

Luego de que Mahir viniera a América tras la muerte de mi hermana y nos conociéramos por fin en persona, Mahir había decidido quedarse unos meses aquí, decidiendo ayudarme desde aquí. George tenía razón. Era un periodista y un amigo invaluable. Desde entonces venía quedándose en mi apartamento, adaptándose a las normas de seguridad que había instalado extras además de los controles de prevención en la entrada del edificio. Aunque dentro de poco regresaría nuevamente a Londres. Mahir ya lo había decidido. Me ayudaría al igual que lo hacía con George desde allí. Y yo me quedaría aquí, llevando todo lo demás. Solo, sin George.

—Sí, aún debo terminar algunas cosas, y debo mantener limpia la entrada de los comentarios.

Mahir miró la taza sobre el suelo y la herida en mi mano, y cierta expresión apesumbrada surcó su rostro. Suspiró removiéndose su oscuro cabello usualmente alborotado, aumentando más esto.

—Shaun... — conocía ese tono. Era el mismo que todos usaban cuando querían hablar de George, y yo lo detestaba —. ¿Cuánto llevas despierto en verdad? Mañana puedes ocuparte de eso. O si quieres yo puedo hacerlo, pero por favor, descansa.

—De verdad, no lo necesito. Estoy bien — negué regresando mi atención a la pantalla de la computadora.

—Shaun... — se empezó a acercar y le miré de reojo. Mahir era un buen amigo, pero aun así sabía lo que pensaba y quería decirme. A pesar de agradecer su preocupación no quería escucharlo —, sé por lo que has pasado, comprendo cómo te has mantenido. Pero esto no puede seguir así. A pesar de que George y tú fueran igual de tercos, ella no querría verte así...

—¡¿Y tú qué sabes de lo que hubiera querido ella?! ¡Nunca la conociste en persona! — estallé aunque me arrepentí un poco al ver la mirada dolida de Mahir. Aunque nunca la hubiera conocido en persona él siempre estuvo allí para ella, y ahora lo estaba para mí.

—Sí, tienes razón, nunca la conocí en persona — dijo con una mueca algo amarga quitándose los lentes —. No la conocí personalmente..., pero fue mi mejor amiga, mi jefa, la persona a quien más admiré y respeté, y durante todos estos años a pesar de la distancia sí pude conocerla muy bien... Y sé lo que pensaba de ti. Cuánto te quería. Y sé que ella no querría verte así. Seguramente hace rato ya te estuviera gritando por comportarte como un imbécil — comentó con una leve sonrisa la cual me contagió por un instante.

Todo lo que Mahir decía era cierto. Yo lo sabía. Aunque aun así me empeñaba en mantenerme de este modo.

—Lo siento. Yo... No es cierto lo que quise decir. Tú la conocías muy bien... Siempre te consideró uno de sus mejores amigos. Yo, yo soy quien de verdad necesita descansar. Tienes razón. Solo es que, ya no quiero nada más — bufé gruñendo y frotándome los ojos. Sí, todo lo que decía Mahir era cierto, y yo, necesitaba descansar. 

«¿Ahora es que te das cuenta?» 

—Descuida... No te preocupes — negó con aquella sonrisa —. Sé por lo que estás pasando desde entonces... Buenas noches, Shaun — se despidió a punto de salir de la habitación.

—Buenas noches — dije estirándome y levantándome del asiento, pero repentinamente, sentí un leve mareo que me hizo casi perder el equilibrio por un segundo. Las malditas más de doce horas que llevaba sin dormir me estaban afectando.

—¿Estás bien? — Mahir se acercó preocupado hacia mí mientras yo me apoyaba en el borde de la mesa recuperándome.

—Sí, sí estoy bien. Solo que quizá tienes razón en algo de lo que dices — hice un ademán incorporándome dispuesto a ir a mi habitación pero Mahir me agarró como si necesitara ayuda para hacerlo.

—¿Qué haces? — pregunté extrañado. ¿Por qué coño ahora me trataba así? —Llevándote a tu habitación. Si te caes y revientas la cabeza contra el suelo no creo que sea una buena decoración.

—No seas tonto. Yo puedo solo — me quejé aunque dejé que Mahir me guiara.

La verdad aunque no necesitara ayuda estaba cansado. Tan cansado de todo... Al llegar a mi habitación Mahir me dejó sobre la cama donde me tumbé cerrando los ojos al sentir la cómoda cama, y una confortable pesadez que no me hacía querer moverme para nada se apoderó de mí. Quizá realmente estaba sumamente cansado y no era hasta ahora que lo notaba. Sentí alguien quitándome los zapatos. 

«Mahir» 

Sonreí al recordar cuántas veces yo había hecho lo mismo por mi hermana cuando ella estaba hecha polvo, y cierta nostalgia me embargó. La extrañaba demasiado. 

«Tienes que superarlo, Shaun» 

—No quiero... No puedo... —¿Qué dijiste? — me preguntó Mahir extrañado.

—Nada — murmuré hundiendo mi cara en la almohada. A veces cuando hablaba sin querer con la voz de George delante de alguien creían que estaba loco. Y Mahir ya lo había visto algunas unas veces.

—Está bien. Entonces me voy. Descansa, Shaun. Le escuché empezar a alejarse y por alguna razón la idea de quedarme allí solo en esos instantes me golpeó. Solía detestar la compañía de los demás. Solo me gustaba la de George, pero sin ella llevaba tanto solo. «No estás solo. Mahir está contigo» 

—Mahir.

—¿Sí?

—¿Puedes... quedarte hoy aquí? No es extraño... — me apresuré a negar aunque aún con la cara en la almohada —. Pero es que George...

—Está bien, Shaun — le escuché decir y estaba seguro que Mahir sonreía mientras decía eso. Sentí a Mahir acercarse, y la cama hundirse ante su peso, pero yo solo me acomodé más y suspiré cansado, percibiendo la respiración de Mahir a mis espaldas que por alguna razón me adormilaba. —Buenas noches, Shaun.

—Buenas noches, Mahir. 

«Buenas noches, George» 

Mi hermana no me contestó, pero por primera vez en mucho tiempo no me importó. Me dejé caer dormido sabiendo que Mahir estaba a mi lado.  

 

 

 

 


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