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Nunca digan nunca por Mr Rogers Stark

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Capítulo 1

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—Lo lamento, Señorita Romanoff, pero no tiene la autorización para acceder a la información— un bufido colectivo se hizo escuchar en medio de la amplia cocina del lugar en respuesta a las palabras de la IA.

Habían pasado apenas unos días desde que Tony –tal vez jugando con ellos, tal vez no– había aceptado abiertamente estar teniendo una relación formal, aquella que no eran más que rumores para los periodistas, ahora era una realidad inminente para ellos. Al menos hasta donde la palabra del millonario valía. Porque, a pesar de haber recibido el pase libre para investigar y ahondar tanto como les fuera posible en la privacidad del millonario, algunos –Natasha– aún estaban escépticos sobre dicha relación, esperando –en parte– descubrir que no era más que una broma más del castaño en la que todos cayeron irremediablemente. Pero lo que pensaron como un objetivo sencillo, tal vez invadir el sistema de seguridad de la habitación y/o taller del sujeto en cuestionas, incluso invadir el sistema de seguridad de JARVIS, resultaron no ser como esperaban.

Pero al menos lograron descubrir que, cuando el castaño se proponía a resguardar su privacidad, tenía una peculiar seguridad en su habitación que –para su sorpresa– contaba con una clave de seguridad y cerradura impenetrable ¿y las ventanas? Ya de por si estas estaban polarizadas, ahora agregando que fueron blindadas para evitar cualquier tipo de alteración no deseada.

Y eso dejaba como última opción a la IA; JARVIS, con acceso total a cada rincón de la torre ¿resultado? Sistema de seguridad impenetrable, claves y códigos que ni el mejor hacker de SHIELD pudo atravesar, solo para recibir a respuesta de que Stark –previendo tales actitudes del grupo– se había encargado de actualizar. Al final, solo el genio podría echar abajo su propia creación.

Él o algún genio que pueda superarlo. Si existiera.

—¿No creen estar exagerando?— como voz de la razón, Pepper observo a los presentes con un suspiro ansiando salir de sus labios. Los últimos días, en más de una ocasión, le había tocado presenciar los intentos para poder obtener algo de información; resultando inútil y una pérdida de tiempo —Tarde o temprano Tony se olvidara y les dirá, o tal vez simplemente se le escape o esa persona aparezca por si sola—

—O tal vez nunca aparezca— Natasha, en un tono bajo, había agregado a la suma de posibilidades. Aun conservando la posibilidad de que todo haya sido solo una broma más —. Solo tenemos su palabra como confirmación. Y conocemos a Stark, le encanta gastar bromas—

—No creo que llegue tan lejos…— Banner, revolviendo aun su taza de café, se encogió sutilmente de hombros. Convenciéndose a sí mismo de que su hermano de ciencias no iría tan lejos como para hacerles creer que mantenía una relación; tal vez mezclándose con los deseos de que así sea y pueda ver, finalmente, a alguien capaz de mantenerle el ritmo a Tony Stark —. Sería mucho, incluso para él—

—¿Lo crees, Bruce?— Clint, tan escéptico como su compañera, aún tenía en mente que ambas posibilidades podían ser una realidad inminente. Por un lado una relación de la que ninguno nunca supo nada, que de la nada el millonario daba crédito ¿solo así? Tal vez admitía que algunas posibilidades existían. Pero eran mayores las probabilidades de que no fueran más que especulaciones y el millonario decidiera jugar con todos ellos, haciéndoles perder el tiempo —Seria cuestionarnos primero si conoce de limites—

—Buenos días— cortando el ritmo de la conversación, ingresando por la puerta de la cocina, el Capitán entraba con la usual sonrisa que todas las mañanas les dedicaba. Tranquilo como siempre, tal vez lejos de preocupaciones u obsesiones, contradictorio a ellos; aunque admitían que no era de extrañar que Rogers no se haya inmiscuido deliberadamente en la privacidad del genio para descubrir una pareja enigmática y –posiblemente– inexistente —¿Les sucede algo?—

Llamando la atención de los presentes, Steve pareció escrutar las facciones de los ahora presentes en el comedor, como buscando alguna respuesta o insinuación a lo que pueda ser el causante de aquellas facciones tan desganadas. Y no es que no lo supiera, o al menos intuyera, que toda la culpa lo tenía su pareja y su extraño juego; por supuesto que lo sabía, si desde que Tony le había propuesto aquel juego no había parado de reírse a la menor oportunidad, como si recordara sus travesuras en los momentos a solas, solo para regodearse en su propia diversión. Incluso había intentado persuadirlo, bueno, mejor dicho había intentado convencer al castaño de dar marcha atrás en aquella locura; especialmente luego de haber visto a Natasha colgada en la ventana una mañana, casi provocándole un infarto; hasta que Tony, tan amablemente, le aclaro que nada podía verse desde el exterior y no podría ser cambiado ¿era necesario decir que, sin importar lo que el castaño dijo, no tuvo reparos en correr al baño para poder cambiarse sin aquella horrible sensación de estar siendo vigilado?

Desde esa ocasión ahora las visitas nocturnas se hacían en la seguridad de su habitación, sin la sensación de que en cualquier momento alguien estaría del otro lado de su ventana para intentar forzarla. Porque –a obra de cualquier deidad– nadie parecía tenerlo entre sus posibilidades; lo cual ahora resultaba como ventaja, puesto que no debería preocuparse por alguien intentando entrar en su habitación y, especialmente, no tendría que renunciar a la compañía del castaño.

Aunque podía admitir cierta culpa al escuchar a sus compañeros intentando forzar la puerta de la habitación de Stark, aun cuando este estaba en su cama durmiendo con la mayor tranquilidad.

—Bueno…—

—Aún no sabe con quién se acuesta Stark— Loki, haciendo finalmente su aparición por la puerta de la cocina, seguido posteriormente por su hermano, no se midió al momento de cortar la posible explicación del arquero. Su disconformidad ante la curiosidad era notorias, como en la mayoría de los presentes. Y es que a nadie le agradaba saber que algo se estaba ocultando en sus propias narices, que estaba a solo unos pasos y no podían tener acceso. Era un golpe duro a su orgullo y ego —¿Tiene alguna idea, Capitán Rogers?—

—No, ninguna— sonriendo tenuemente, el rubio comenzó a hacer un desayuno sencillo para todos los presentes, continuando la rutina de todas las mañanas. Ahora también utilizada para evadir el tema tanto como el fuera posible; era un hombre honesto, alguien que repudiaba engañar y, aun a pesar de haberse dejado convencer por Tony, no podía evitar evadir aquellas discusiones tanto como le fuera posible —No es engaño, solo evasión, repitiéndose una y otra vez la misma frase, intentaba continuar con sus labores.

—¿No han pensado en un hombre?— Thor, lanzando una de sus tantas ideas, soltó como una sugerencia que –para los ojos de los presentes–resultaba ridícula. Al menos para la mayoría, porque tales palabras casi lograban que el Capitán derramara el café sobre los huevos con tocino que estaba cocinando.

—¿Stark gay?— Natasha, tal vez disimulando mal la diversión en sus palabras, no pudo evitar la imagen que tomaba forma en su mente. No había sido una idea que pasara en primer lugar, es decir, Tony tenía una larga y extensa fama de playboy, sin contar la interminable lista de mujeres que habían pasado entre sus sabanas; la idea de que fuera gay había sido descartada casi de forma inconsciente —Ahora que lo pienso, tendría sentido. Tal vez su muy activa vida sexual no sea más que la compensación y negación hacia su homosexualidad—

—¿Estás hablando en serio?— Clint, incrédulo ante las palabras de su amiga, solo se atrevió a soltar una carcajada ante la idea —¿Y quién sería el desafortunado?—

—¿No se están adelantando?— la voz de la rubia logro cortar el hilo de la conversación, sacando finalmente a todos de la burbuja de ideas inverosímiles de su cabeza. No es que intentara defender de alguna forma a su amigo o borrar aquella idea de su mente, sino que intentaba fijar nuevamente el rumbo a lo realmente importante. Porque ella, más que nadie, sabía que el castaño –lejos de lo que muchos pensaban– le importaba poco y nada el género de su pareja.

—Buenos días, señores— y, entrando por la puerta, el causante de aquella situación en la cocina; con una gran sonrisa, paso seguro y desinteresado, podía dejar en evidencia el orgullo y la soberbia con la que el millonario se movía en el lugar. Ajeno, indiferente o ignorante de lo que se estaba discutiendo, o sobre los cuestionamientos de su orientación sexual —¿Cómo amanecieron? ¿Cansados de intentar forzar mi puerta?— se burló al tiempo que tomaba asiento, recibiendo en poco tiempo su correspondiente desayuno —Gracias, Cap—

—¿Eres gay?— Loki, quien no tenía la menor intención de quedarse con la curiosidad o la incertidumbre de si debía aumentar la gama de posibilidades, soltó de una vez lo que pasaba por la mente de todos.

—¿Qué?— la expresión de sorpresa del millonario, y el hecho de que haya detenido sus acciones para observarlos a todos, pareció dar pie a que tal posibilidad sería desechada así como llego —Creí que la Señorita Potts ya les había dicho que era bisexual, esperen, ¿no lo sabían?— apuntándolos con su dedo, sosteniendo su taza de café en su mano libre, la sonrisa burlona del hombre solo logro aumentar a frustración en los presentes —¿Y ustedes se hacen llamar amigos? Que decepcionante—

—No vamos por ahí averiguando la sexualidad de todos, Stark—

—No, estoy seguro que no, Señorita Múltiples identidades. Pero no es que yo vaya ocultándolo— encogiéndose de hombros, restándole la debida importancia al asunto —. En fin, ¿les he complicado su búsqueda? Digo, ahora tiene que ampliar sus posibilidades ¿cierto? ¿O ya tiene candidatos?—

Era obvio para todos que lo único que el millonario deseaba lograr era provocarlos, avivar las llamas de la frustración y la confusión, orillarlos tanto como le fuera posible; porque las burlas, bromas y comentarios eran siempre acompañados con aquella socorra sonrisa, con aquel aire de superioridad y orgullo que el hombre nunca parecía abandonar. Y aun ahora lograban cuestionarse como alguien podría realmente soportarlo, como podría alguien seguirle el ritmo ¿Cómo alguien podría siquiera lidiar con Tony Stark? Y es ahí cuando las candidatas, y ahora candidatos, parecían esfumarse en el aire, evaporándose sin poder llegar a tener una mínima oportunidad de avanzar.

—¿Por qué no das pistas? Te terminaras aburriendo, lo sabes. Nosotros caminamos sobre arenas movedizas, podrías hacer el juego más interesante lanzando alguna señal— Banner, tal vez uno de los pocos –incluyendo a Pepper– que podía lidiar con el castaño, que podía comprender mínimamente lo que aquella mente confabuladora podía ocultar, había jugado finalmente sus cartas. Una movida arriesgada pero que, esperaba, rindiera sus frutos.

—Muy listo, Doctor— entrecerrando la mirada, Tony paso su mirada por cada uno de los presentes, deteniéndose más de lo necesario en su rubio amante, como si esperara algún tipo de señal para no hacer lo que estaba a punto de hacer. Aunque, siendo sincero, eso no lo detendría —. Mi pareja es hombre— soltó al fin, demasiado concentrado en la expresión de sobresalto que el atemporal soldado había intentado disimular, haciéndole sonreír en el proceso.

Al final, tal vez terminaría divirtiéndose más de lo que creía.

[—]

—Tony, ¿Por qué no simplemente terminas con esto?— una vez más en lo que iba de semana, Steve intento persuadir a su pareja de concluir aquel juego que solo parecía ir empeorando con el pasar del día. Pero, como podía intuirlo, no tendría resultados, recibiendo siempre la misma respuesta.

—Solo es un juego, Capi, relájese y diviértase, disfrútelo. Además, puede dejar de preocuparse de que alguien vea su magnífica desnudez por la mañana, ya han dejado de intentar forzar las ventanas— riendo ante sus propias palabras, sin apartar la mirada del motor sobre su escritorio, continúo con su trabajo sin ser consciente de la mirada de reproche de su pareja.

—Te lo estas tomando demasiado a la ligera, Stark. Tal vez a ti no te moleste que se metan en tu vida privada, pero a mí no me agrada— tal vez sonando un poco más duro de lo que pretendió, el rubio no pudo evitar endurecer sutilmente sus facciones. Y es que, aun a pesar de que las cosas parecían calmarse, él bien sabía que solo era la calma antes de la tormenta; era solo cuestión de tiempo para que todo lo que antes habían hecho se vuelva un simple juego de niños para lo que tenían planeado. Y el, bajo ningún concepto, quería a nadie metiendo las narices en su privacidad; muchas gracias —¿Por qué no simplemente se los dices y ya?—

—Vamos, Rogers, no es para tanto. Estas haciendo una tormenta de un vaso de agua— indiferente, tal vez ajeno a lo que sus palabras pudieran estar ocasionando en su amante, el castaño parecía no querer abandonar la idea que bien plantada tenía en mente —. Simplemente no se los quiero decir ¿de acuerdo? ¿Es que ahora vienes a decirme que lo haga público? Porque te recuerdo, Steve, que el primero en no querer decirlo eras tú— finalmente girando en su propia silla, hizo frente al rubio que, apretando con fuerza sus puños, no desvió por un instante su mirada.

—¿De eso se trata esto? ¡Tony, por dios! ¡Actúas como un crio! Acordamos que se los diríamos y luego vienes a decir que prefiere que ellos lo descubran ¿para qué?—

—¡Oh, vamos! ¡Estaba sobre sus narices! Si ninguno se ha dado cuenta es que son un grupo de idiotas— chasqueando la lengua, se paró de su lugar negándose a continuar con aquella discusión —. Simplemente déjalo estar, Rogers, ya lo averiguaran o no. Quien sabe—

—Mientras, claro, te siguen buscando amantes de vaya saber dónde— rebatió con los brazos cruzados, sin apartar su celeste mirada de la figura del contrario, quien se detuvo a mitad de camino —. Si no les dices tú, les digo yo—

—No te atrevas, Steve— dándose la vuelta para mirarlo, entrecerró la mirada para hacerle frente.

La molestia bullendo en sus cuerpos, la frustración que parecía recorrer la torre ahora haciendo mella en sus cuerpos. Porque aquella situación, a pesar de que tenía su grado de diversión, también los estaba sofocando; tal vez producto de la frustración, la tensión sexual que los acompañaba en cada instante de sus momentos a solas. Porque, desde la declaración del castaño en la cocina, la situación había empeorado. Ahora no solo habían intentado invadir la privacidad del castaño, sino también que lo vigilaban, complicando, obligándolo a tener que reducir –eliminar– las visitas nocturnas a la recamara del militar. Y eso no había resultado agradable para ninguno.

—Pruébame, Stark—

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—Es suficiente, nadie parece encajar con el perfil— dejando caer otra de las tantas carpetas sobre la mesa de centro, Clint se recostó sobre el respaldo del sillón para intentar relajar sus músculos tensionados.

—Tal vez la señorita Pepper tenga más facilidad para identificar alguien que encaje— agrego el doctor con una sutil sonrisa, aun observando las carpetas que Natasha había traído en un intento de obtener candidatos que pudieran ocupar el puesto de amante–pareja–loquesea del millonario.

—Pepper está trabajando— explico rápidamente la pelirroja.

—¿Y porque buscar fuera si puede estar dentro?— el dios de la mentira, con una peculiar sonrisa entre sus labios, desvió finalmente la vista de la lectura que hasta el momento había estado manteniendo. Sus ojos esmeralda parecieron escrutar los rostros interesados de los presentes —Se ocupan tanto de buscar a personas del entorno lejano de Edward, ¿Por qué no buscan entre los más allegados? ¿No es lo más lógico?—

—¿Cómo el amigo Steve?— como una posibilidad remota, Thor había soltado el primer nombre que había pasado por su mente ante las palabras de su hermano. Una persona cercana, un allegado, que fácilmente podía atribuir a alguien que pasara tiempo con el genio, que pareciera estar pendiente de él y que –en cierta forma– comprendiera lo que este muchas veces tratara de decir. Que lo comprendiera o pudiera seguirle el ritmo; y eso era algo que había visto hacer muy bien a Steve. Es decir, no muchos podían soportar ir de compras con Tony Stark sin caer en el proceso.

—Puede ser una posibilidad— agrego vagamente el moreno, restándole importancia para volver a su lectura, como si no hubiera dicho nada en primer lugar.

—Es ridículo, estamos hablando del Capitán. Esos dos se matarían antes de llegar a algo— Barton, negando levemente, no pudo evitar la imagen mental de aquellos dos en algún tipo de contacto más íntimo y pasional; estremeciéndose en el proceso.

—Pero no hay que descartar, ambos han estado llevándose bastante bien este último tiempo—

Con sus últimas palabras el doctor se volvió el foco de la mirada de todos los presentes, tan sumergidos en sus ideas y las probabilidades de que aquella fuera real. Es decir, era difícil poder imaginar al tan recto y honesto Capitán América en una relación con un hombre tan libertino y egocéntrico como IronMan. Dos polos opuestos que precian repelerse, que entraban en corto con solo estar en la misma habitación; vamos, que hasta un simple intercambio de palabras, comentarios mal ubicados era suficiente para que esos dos se enfrascaran en una pelea de la que ninguno deseaba saber. Pero, y pensándolo en retrospectiva, los opuestos se atraen ¿cierto? Tal vez si se pensaba con mayor detenimiento no fuera tan ridícula y extraña la idea.

—¡Eres un estúpido, Rogers!— el grito exaltado y molesto del millonario se hizo eco entre los pasillos de la torre.

—¡Sal de mi camino, Stark, ya es suficiente!— para sorpresa de muchos, la molesta voz del siempre tranquilo y controlado capitán se alzó por sobre la del millonario.

—¡Ni se te ocurra, lo lamentaras! ¡Te lo juro!—

—¡Ya lo estoy lamentando, tenlo por seguro! ¡A un lado, soldado!—

—¡No soy un maldito soldado para que me des ordenes! ¡Eras un maldito dramático, anciano!— apareciendo finalmente por la puerta, ambos hombres parecían observarse con genuina molestia, casi a un solo paso de lanzarse uno contra otro en una pelea de la que –sabían– todos debían evitar.

—¡Y tú eres un maldito egocéntrico infantil! ¡Ya madura de una vez!—

—¡Si tanto te molesta, entonces vete! ¡Como si alguien fuera a necesitarte!—

Parándose de sus lugares, el resto de los vengadores estaba dispuesto a intervenir al notar como aquello lentamente parecía irse perdiendo de control, como las manos de ambos se apretaban en puños, conteniendo las ganas de golpearse mutuamente. Y es que a pesar de ser una de sus tantas peleas, esta parecía irse cada vez más lejos, sobrepasándolos, incitándolos a ir a un nivel al que aún no habían accedido y que, habían rogado los demás, nunca llegaran. Y fue como si esta idea finalmente llegara a la mente de los involucrados que, con todo el autocontrol que aun conservaban, se habían apartado del otro para tomar rumbos diferentes.

Steve, a grandes zancadas, sin siquiera percatarse de los espectadores e intentando no virar la mirada hacia su pareja, había tomado rumbo directo hacia el ascenso; en estos momentos la idea de tomar su motocicleta y perderse entre las calles de la ciudad era una idea tan tentadora como tranquilizadora. Al menos lo suficiente como para intentar olvidarse de todo lo que tanto lo agobiaba.

Tony, sin embargo, sin moverse de su lugar, había soltado un golpe directo contra la pared a su lado; intentando liberar su frustración, la molestia y la irritación de la que su cuerpo era preso. No había detenido al rubio, no había ido tras él y tampoco estaba en sus planes hacerlo. El cómo había terminado en aquella situación, sabía, no era más que el producto de la frustración de la que vieron presos en consecuencia de la situación actual. Sin embargo aún tenía el suficiente autocontrol como para que –al menos una parte– de su mente pudiera pensar correctamente y saber que debía calmarse antes de hacer nada. Teniendo como única opción, como tantas otras veces, encerrarse en su taller con sus creaciones; algo que no tardó en hacer.

—Bien, eso descarta a Steve— encogiéndose de hombros, la pelirroja se permitió relajarse por unos instantes al ver que la pelea finalmente había terminado.

Sin embargo, ellos volvían a estar en la nada.

Notas finales:

Bien, admito que –en si– tengo varios capítulos escritos, pero no es como si vaya a subirlos todos de golpe. Bueno, no al menos tan directamente, por el contrario, iré subiéndolos según observe la aceptación y los lectores que vayan siguiéndolo  interesándolo en él. Ya sea con un comentario, un follow o lo que prefieran; pero han de tener en cuenta que cuando no se tiene respuesta por el lado de los lectores, la perspectiva de seguir publicando decae. No sé, dependiendo como esto siga avanzando, tal vez comience a publicar las otras tramas que están rondando por mi cabeza; son muchas, y normalmente suelo escribirlas únicamente para propia diversión, tal vez cambie. Todo depende.

Un extra a agregar, no busquen una lógica establecida a este trama ¿motivo? Si bien se mantiene un razonamiento, esta historia no es más que una broma, son situaciones hilarantes, son las ganas de ver a todos los vengadores –y allegados– en ridículas situaciones. Porque todos sabemos que la Viuda Negra se hubiera dado cuenta de la relación de Steve y Tony. ¿Pero que es la diversión si todos no están incluidos?

En fin, espero les gustara este capítulo. Para aquellos que han dejado un comentario en anónimos, en el capítulo anterior, tiene su correspondiente respuesta que –dándome cuenta tarde– deje directamente.

Por cierto, ¿Cómo creen que los vengadores descubrirán esta relación? Escuchar –leer– sus suposiciones siempre es divertido, además de dar más oportunidades a que cambien las posibilidades.

Nada está escrito en piedra.

¡Nos vemos!

P.D.: Un review es el motor de un escritor.

P.D. 2: Tal vez encunetren este mismo fanfic en otros lados, si ven que no van a la par es que son actualizados segun las respuestas recibidas. 


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