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Nunca digan nunca por Mr Rogers Stark

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Capítulo 2

[—]

—Tony—

—Steve—

Las miradas de ambos hombres chocaron, aun en la oscuridad que los envolvía, en el silencio de la noche. Las expresiones de cada uno eran más que suficientes para expresar lo que las palabras no podían exponer, el arrepentimiento mezclándose con la disconformidad, el anhelo envuelto en la necesidad. No tenían prisas de llenar el espacio con palabras, y no solo por el hecho de ser los únicos despiertos a tan altas horas de la noche, tampoco por la necesidad de que aquella calma –tan extraña en este último tiempo– se cortara por su culpa. A pesar de que agradecían que, al menos por aquella noche, los demás miembros del equipo decidieran descansar de su investigación, permitiendo instantes de tranquilidad para la pareja; la misma que ahora, aun parados en el marco de la puerta del millonario, se observaban intentando definir las facciones contrarias en medio de la oscuridad.

Steve había acudido a la habitación del castaño, luego de llegar tarde de aquel recorrido por las calles de NY que le permitió calmar la frustración, dándole la oportunidad de pensar fríamente. Si bien aún seguía disconforme con aquel juego que su pareja se empeñaba en mantener, también era consciente de que ambos habían estado bajo presión, siempre vigilados e intentando mantener oculto lo que antes no les había costado tanto. Sin embargo la lejanía del castaño había sido motivo más que suficiente, incentivo necesario como para intentar controlarse, para intentar continuar en aquel juego que su amante no deseaba dejar atrás. Pero eso, por nada en el mundo, podría cambiar que lo necesitaba, que lo anhelaba y que la distancia que habían tomado a causa de las constantes invasiones a su privacidad los llevaba a un límite que –en su momento– fue lo que dio inicio a su relación.

—Lo lamento— Steve sabía que debía dar el primer paso, que una disculpa no saldría de los finos labios de su pareja. Lo conocía; lo conocía demasiado bien como para saber, y afirmar, que Tony Stark no se disculpaba. Al menos no abiertamente como él lo acababa de hacer. Porque la mirada que recibió, aquella que parecía gritar una disculpa, que le rogaba por entendimiento y una oportunidad le era más que suficiente para saber que había tomado el camino correcto.

Y tal vez producto de la necesidad y la frustración, ambos había avanzado tan rápido que no fuero capaces de reconocer su alrededor, no fueron capaces de pensar en sus acciones, en sus movimientos, en sus actos. Porque solo les interesaba aquel que ocupaba sus pensamientos, que invadía sus mentes y que los provocaba a niveles más allá de lo que alguna vez pudieron experimentar. El contacto entre sus labios había iniciado como un sutil roce, un pacto de paz, la firma para la tregua en la guerra que había iniciado sin proponérselo. Sin embargo el calor sofocante, el calor de sus cuerpos y la necesidad fue más de lo que pudieron contralar, porque el contacto fue ansiado, porque la cercanía se cortó apenas sus manos tuvieron contacto con sus cuerpos.

La puerta se cerró a espaldas del rubio, este demasiado entretenido en estrechar el cuerpo de su amante contra sí, demasiado concentrado en apoderarse de aquello que se le ofrecía, de tomarlo, poseerlo como tantas otras veces; como lo necesitaba y ansiaba. Ni siquiera noto los movimientos del castaño, apenas logrando escuchar los murmullos que soltaba entre jadeos, sabiendo –como era la costumbre– que pedía privacidad, completa oscuridad y seguridad a esa IA que, como tantas otras veces, les permitía desconectarse del mundo, los sumergía en un ambiente aparte, encerrados en una habitación que les permitía olvidarse de todo lo demás.

Al final, descargar la frustración y necesidades era lo único que necesitaban para no volverse locos ante la falta de quien se había vuelto indispensable en sus vidas.

[—]

—Capitán, se le ve de buen humor— Natasha, acompañada por Pepper, observo con genuina curiosidad al rubio que se movía por la cocina con naturalidad, con una tenue sonrisa entre sus labios que –si bien no era extensa– era más que suficiente para denotar su bienestar.

—¿Mh? Oh, buenos días— saludo como tantas otras veces, tal vez demasiado sumergido en su mente, en los recuerdos de la noche anterior, que no había tomado especial atención al comentario de su compañera —. Se levantaron temprano— agrego mientras depositaba algunos platos con el desayuno del día. A pesar de que él llevaba despierto desde hacía rato ya, era natural en él, después de haber recibido un entrenamiento militar; algo contradictorio con sus demás camaradas, que si bien madrugadores, no lograban llevar al nivel del símbolo americano. Excluyendo, obviamente, a cierto ingeniero que –aun durmiendo únicamente con las sabanas marfil como única protección a su desnudez– no se levantaba antes de las 10 am u 11 am.

—Tengo una reunión— explico vagamente la rubia con una sutil sonrisa, sentándose en su lugar —. Y como no veo a Tony, dudo que vaya a cumplir con su trabajo—

—Se levantara después de las 10— Natasha, llevando la taza de café hasta sus labios, observo el reloj de la pared que marcaban las 8:35 am.

—O tal vez mas tarde— murmuro por lo bajo el rubio, sabiendo que el castaño no asomaría la cabeza hasta entrada la tarde. Eso siempre y cuando un proyecto no tuviera suficiente peso como para hacerlo levantar antes.

—¿Dijo alg—

—¡Buenos días!— Barton, con una extensa sonrisa entre sus labios, entraba a la cocina de tan buen humor, obviando o ignorando el hecho de haber cortado la frase de su amiga. A sus espaldas, a un paso más calmado, y tal vez cansado, el doctor le seguía intentando reprimir un bostezo.

—Buenos días, chicos— Pepper, sin intenciones de ahondar en lo que el militar pudo haber dicho, pudo enfrascarse en una conversación con los recién llegados que, al igual que ella, gozaban de un buen humor ante la oportunidad de haber disfrutado una larga noche de sueño ininterrumpido.

—Qué raro, ¿Stark no vendrá a molestar con que no hemos descubierto nada aun?— el arquero llevo a sus labios un poco de su desayuno, sacando el tema que hasta el momento muchos han intentado evadir.

—No creo que aparezca, tampoco— Loki, con aquel paso orgulloso y elegante, se presentó en la cocina para tomar su lugar correspondiente, asintiendo levemente ante el desayuno que se le entregaba.

—¿Por qué lo dices?— Steve, mordiéndose la lengua al haber soltado aquella pregunta, deseando que el dios de la mentira no tuviera tanta información como lo hacía ver con aquel gesto de superioridad.

—Pase por la habitación de Edward— comenzó a explicar, llamando la atención de los presentes, quienes pasaron por alto la tensión del rubio militar —. A parte de encontrarlo desnudo en la cama, era obvio que recibió una visita nocturno— explico con un sutil tono insinuante, dejando implícito lo que había logrado presenciar hacía apenas unos minutos. Y es que su idea había sido averiguar, directamente con el castaño, aquellos que se le escapaba de las manos; grande fue su sorpresa de encontrarlo desnudo, aun durmiendo, con las señalas claras de haber pasado una noche de sexo. Tal vez aprovechando que nadie estaba para invadir su privacidad —. Tal parece que aprovecho su noche de descanso—

Steve, para ese punto y sabiendo la imagen que el moreno habrá tenido de su amante, no pudo evitar pasar su mirada –tal vez un poco más nervioso de lo que le gustaría mostrar– por sobre los presentes. Las expresiones de sorpresa y molestia eran notorias, ni que decir de la inconformidad de saber que han perdido la oportunidad de obtener una pista, un rostro o un nombre. Debía admitir que cierta lastima hizo mella en el rubio, única oportunidad que se les presento para averiguar lo que el castaño tanto empeño ponía en ocultar, tal vez única de las noches en la que ambos habían olvidado que debían mantener esa relación en secreto, y todos ellos –que habían hecho de todo para averiguarlo– elegían la misma noche para descansar y reponer fuerzas.

Una muy mala suerte, a opinión del soldado.

—¿Qué les sucede?— Thor, sin saber si llego en el mejor o peor momento, observo a sus compañeros sumergidos en sus cavilaciones. Tal vez maldiciones hacia el millonario que, sin proponérselo, había jodido una vez más la única oportunidad que tenían para obtener algo.

—Maldito Stark— Natasha, tal vez la primera en perder la paciencia con aquel estúpido juego, que si no fuera por su orgullo y por la curiosidad que no la dejaba tranquila, habría dejado pasar aquella situación sin más. Pero no, la intriga y el reto explícito del ingeniero habían sido más que suficiente para que su ego le impidiera retractarse, mucho menos negarse. Era una de las mejores agentes de SHIELD, a la que nada podía escaparse; y esto no sería la excepción, costase lo que costase —. Un momento. Si tuvo una visita nocturna, alguien entro en la torre, alguien ajeno…— sus ojos jade se entrecerraron, perdiéndose en las cavilaciones que eran escuchadas por todos los presentes; lentamente logrando que sus mentes transitaran por el mismo camino.

—Entonces, el que haya entrado a la torre es el amante de Stark— completo la idea el arquero, con una gran sonrisa entre sus labios, con el sabor de la victoria rosando su paladar. Podía sentirlo cerca, muy cerca —. JARVIS, ¿Quién entro en la torre anoche?— sin detenerse a continuar con aquella suposición, cuestiono al único ser en la torre que podía dar una acertada respuesta, sin vacilación, puesto que todo movimiento era monitoreado por aquella inteligencia artificial.

—Lamento informar, no hubo ningún intruso ajeno a la torre en el día de ayer— rompiendo con sus esperanzas, JARVIS confirmo lo que muchos temían y se negaban a aceptar, logrando reducir –sin que se dieran cuenta– la lista de candidatos.

Tal vez el único que se dio cuenta, y que no soltaría palabra alguna, fue Steve. Quien con una suave sonrisa se excusó, yendo directo hacia la habitación de su pareja para una extensa charla sobre lo que haría a partir de ese momento.

[—]

—¡Vayamos a Brasil!— la exclamación recorrió el salón tan rápido como su interlocutor ingreso al lugar, con brazos extendidos y una coqueta sonrisa entre sus finos labios. Tony, luego de haber hecho acto de presencia en la tarde únicamente para burlarse de las suposiciones de sus camaradas, encerrándose posteriormente en su taller, ahora se presentaba ante ellos con otra de sus descabelladas ideas.

—¿Y ahora que bicho te pico, Stark?—

—Que amargado, Legolas, deberías divertirte más. O tener más sexo— sin borrar la sonrisa entre sus labios, observo a todos los presentes que seguían observándolo como si en cualquier momento fuera a tener algún tipo de ataque demente —. Vayamos al carnaval, ya saben. Baile, diversión, fiesta ¡Música, señores!— tan entusiasmado como su voz lo dejaba ver, el castaño se movió hasta apoyar sus manos sobre el respaldo del sillón, sin ver a nadie en particular —¿Y? Vamos, ¿alguien? ¿No? ¿En serio, grupo de amargados? Capitán, yo sé que me apoyara— pasando su brazo por los hombros de su rubio amante, aprovechando de tenerlo sentado en el sillón donde se había apoyado, para poder acercarse y sonreírle extensamente, seductor, coqueto y divertido.

—Stark, no estamos para fiestas— la viuda negra, confundiendo la expresión del militar con incomodad –cuando no era más que los deseos de no caer en los encantos de su pareja– intervino en son de la idea general del grupo —. Tenemos trabajo, tú tienes trabajo—

—Sí, sí, lo que sea— moviendo su mano libre, restó importancia al asunto, aun sin moverse de su lugar, casi poyando su mentón en el hombro de Steve —. Solo serán unos días de diversión, fiesta, descanso ¡Lo necesitamos y merecemos!—

—Concuerdo con el amigo Tony— Thor, con una sonrisa que presagiaba y anticipaba la diversión de la que su castaño amigo hablaba, no se tomó más de unos minutos en aceptar aquella propuesta. Es decir, había que ser idiota como para no aprovechar un viaje de diversión y calma cuando ese se ofrecía tan descaradamente.

—¡Ahí está, risitos me apoya! Solo serán unos días. No creo que el mundo se termine—

—¿Unos días en dónde?— para cuando Pepper ingreso en la habitación, logrando ver la expresión derrotada de los presentes, supo que desearía no haber preguntado nada.

Decir que comprendían o sabían cómo habían terminado en aquella situación era mentirdescaradamente, porque realmente les había costado unos minutos poder procesar y asimilar los siguientes acontecimientos. Porque luego de que el millonario lograra convencer a su asistente y amiga de unas vacaciones, que claramente la incluían, todos se vieron cumpliendo la orden de armar sus valijas para poder tomar el avión que los llevaría a Brasil. Todo, claramente, a pedido y obra del excéntrico millonario que, adelantándose a todos, tenía todo preparado para poder partir. Pero, tal vez algo que todos habían deseado, Steve estaba dispuesto a persuadir a su pareja para que se detuviera con aquel estúpido plan. Porque ¿en serio? Tenían suficiente intentando engañar a todos con no tener una relación como para que, también, tener que lidiar con un viaje en donde –todos intuían– el castaño estaría de fiesta en fiesta si estas se presentaban tan libremente.

—¿Qué pasa Capi, no hará sus valijas?— mientras todos, a pasos lentos, abandonaban la sala, el rubio se había cruzado de brazos sin apartar la mirada del genio.

—No podemos desaparecer sin más, Stark, y lo sabes— recrimino lo que anteriormente nadie había logrado hacer entender al millonario, las obligaciones como vengadores no eran algo que podían simplemente dejar a un lado.

—No es desaparecer, es simplemente tomarnos unos días de vacaciones que claramente merecemos— exponiendo su punto, que a su parecer tenía la lógica suficiente como para ser llevado a cabo, IronMan le hizo frente al rubio con porte petulante, sin amedrentarse por la imponente imagen del militar cruzado de brazos.

—Días que pueden pasar de todo. No podemos simplemente ir por un capricho tuyo— exclamo claramente sin dejarse vencer, porque si algo los caracterizaba a ambos era la terquedad y la seguridad con la que se plantaban en sus ideales.

Por instantes, cortos y efímeros minutos, todos pudieron apreciar a ambos hombres en una muda guerra de miradas. Marrón chocolate chocando con el celeste cielo. Ninguno amedrentándose ante las posibilidades, convencidos de sus palabras y sus lugares, con razones suficientes como para no abandonar sus planes u objetivos.

—Muy bien, Capitán Rogers. Tiene la posibilidad de hacer por usted mismo su equipaje…— sorprendiendo a todos, la sedosa voz del millonario se hizo paso como murmullos suficientemente altos como para que llegara a todos los presentes, que lo miraban expectantes mientras se acercaba al rubio tan lentamente, como si tanteara el terreno que recorría —…o me veré en la obligación de hacerlo yo mismo. Y no me importara ponerme mi armadura para hacerlo abordar el avión por la fuerza, de ser necesario— una amenaza que a todos logro sorprender, en especial al rubio, que lo observo con una acentuada mueca en sus labios mientras lo tenía lo suficientemente cerca como para sentir su calor filtrándose por su ropa, atrapado en aquellos orbes avellana que ocultaban más de lo que decían —. Aun puedo dejarte sin sexo, Rogers. Y eso no implica que yo no lo tendré—

Como una última amenaza, suficientemente audible para el rubio pero no para el resto –que observaban con curiosidad la expresión de espanto y molestia del soldado–, solo pudieron observar al millonario abandonar la estancia con una sonrisa de superioridad, denotando su victoria ante la situación, regodeándose de que –una vez más– sus planes se cumplan tal y como él deseaba.

Y en cuanto a Steve; él solo pudo soltar un suspiro, derrotado como estaba, sabiendo que ante Tony era como ir a la guerra solo y apenas con un calibre 22 en manos.

[—]

Brasil, tierras de fiesta y libertinaje. Terrenos de aventuras y diversión, sin prejuicios, sin tabúes, sin consecuencias. Lo más cercano a Las Vegas en tierras latinoamericanas. Tierras que evocan el baile, la samba, zambada, futbol; el carnaval interminable en su máximo esplendor. Tierras de gran belleza, únicas en su estilo, verdes e inmaculadas, inexploradas, el corazón de la aventura y la libertad. Brasil era eso y mucho más, más de lo que alguno pudiera llegar a describir con palabras; más de lo que algún ser pudiera expresar con elocuencia. Porque es un lugar en donde se vive, en donde se experimenta, en donde se siente y no se piensa; porque estas tierras entregan todo de sí, porque sumergen a sus visitantes y habitantes en un mundo aparte, en donde el exterior no es más que una cortina a la que aún no han deseado hacer a un lado. Un lugar en donde la fiesta no tiene fin.

Tierras que recibiría en sus brazos a los grandes héroes de américa, aquellos que se han hecho de un renombre, de una reputación; aquellos que día a día están dispuestos a arriesgar todo de sí para proteger a quienes le rodean. Porque ahora, en ese mismo instante, The Avengers, aterrizaba en tan exóticas tierras para distender sus ánimos, para recargar sus energías y perderse entre la diversión de una realidad diferente.

[—]

Luego de aquel debate entre los dos grandes héroes del grupo, los vengadores no habían tenido más remedio que acatar el pedido –orden– del excéntrico millonario, obligados a empacar lo que necesitarían para un viaje que no previeron, intentando prevenir las situaciones a las que podrían verse envueltos; sin lograrlo realmente, porque incluso antes de salir de la torre todo parecía ir de sorpresa en sorpresa. Porque Tony Stark, siendo el millonario derrochador y excéntrico que es, no había tenido la delicadeza de comprar los boletos de avión como todo ser normal en este mundo –porque no, el castaño no era alguien normal. Y el reactor en su pecho lo confirmaba–; así que todos se vieron embarcados en una avión privado, mismo que estaba listo a partir en el momento que terminaran su equipaje. Porque al parecer esperar a que asimilaran la noticia y nuevas circunstancia no era algo que el tiempo de Tony pudiera permitir; no señor. Ese maniático genio tenía en claro sus planes y los tiempos.

Aunque había esperado poder empacar las cosas del Capitán, lástima que este término cooperando.

Y es como habían terminado en las tan exóticas tierras de Brasil, conociendo el centro del libertinaje y el baile en persona, adentrándose en terrenos desconocidos e incitantes. Tal vez, en otras circunstancias, hubieran disfrutado la oportunidad ¡que disfrutado! Hubieran aprovechado y explotado al máximo cada efímero instante en ese lugar, se hubieran dejado llevar y sumergir por los secretos caminos de ese nuevo lugar. Pero tener a la cabeza a un hombre que no conocía de límites, que tenía una enigmática y divertida sonrisa entre labios –señal clara de que lo que pasaba por su cabeza se llevaría a cabo aun si tuviera que llegar hasta lo imposible–, cerrando todo eso con una peculiar sensación de que les había faltado un detalle antes de su partida. Como si la necesidad de avisarle a alguien hubiera quedado en el aire, o tal vez un sentimiento de que algo habían olvidado. Y aun no lograban identificar de qué se trataba.

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—¿Qué no están?— Fury observo, con su único ojo, al joven muchacho que temblaba frente a su imponente figura, tal vez maldiciendo internamente el haber sido el portavoz de malas noticias.

—Como oyó, señor… Nadie responde y, bueno…— desviando la mirada, el muchacho rogaba que alguna clase de milagro pudiera salvarlo de su inminente muerte. Suplica que no fue escuchada o acatada. Podre iluso —no hay nadie en la torre—

—¿¡Que!?— el grito del hombre, líder de tan importante entidad como SHIELD, pudo ser escuchado por todos los presentes en aquel lugar. Personas que rogaron, imploraron a toda entidad mística, no ser el blanco de la ira de su líder.

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—Vaya lugar— con un silbido, el arquero pudo mostrar el asombro de tan exquisita propiedad a la que el millonario los había conducido.

—¿Tenias una propiedad en Brasil?— Banner, a un lado de su amigo, lo observo con una de sus cejas alzada, realmente curioso y sorprendido. Aunque ¿debería estarlo? Ese hombre podía salir diciendo que se apropió –compro– de un país y nadie podría contradecirlo.

—Ah, sí, no la recordaba. La encontré y quise venir— explico, dejando ver fácilmente cuales fueron sus motivos por los cuales había iniciado con aquel viaje, reconocer una propiedad que no recordaba y que había re-descubierto. Algo que, claramente, no haría solo.

—¿Quiere decir que nos has arrastrado aquí solo para ver la casa que no recordabas haber comprado?— Pepper, cruzándose de brazos frente a quien consideraba su amigo, pudo expresar finalmente la frustración que le producía dejar atrás todo su trabajo con el temor de que al llegar no quedaran más que restos de lo que era Industrias Stark —¿Te das cuenta que hemos dejado mucho trabajo pendiente, reuniones canceladas y contratos inconclusos?—

—Wow, wow. Calma, Pep— alzando ambas manos, intento retener el ataque que parecía que recibiría si no se andaba con cuidado en sus palabras —. Solo serán unos días, necesitas descansar, como yo, pero tú lo necesitas más. Tienes días dedicándote a la empresa, ¿Por qué no aprovechas el tiempo, te pones un bañador y vas a broncearte a las bellas playas de Brasil?— tal vez los años de experiencia, y práctica, el millonario había pasado un brazo por los hombros de quien era su amiga y ex pareja, empujándola sutilmente para llevarla por el pasillo que –todos intuyeron– daba a las habitaciones.

Lo último que pudieron ver fue a una Pepper Potts asintiendo, mas relajada, dispuesta a seguir los consejos del excéntrico castaño.

Notas finales:

Debo admitir que me sorprendió la tan positiva respuesta de los lectores en los comentarios, si bien fue sorpresivo no por eso menos agradable. Realmente agradezco que varios se hayan tomado la molestia de dejar un comentario, de dar su opinión y mostrar que tanto les ha gustado el cómo va avanzando la historia. Por eso mismo, sabiendo ese sentimiento de querer saber más y la interminable espera por una continuación, eh decidido dejar antes el capítulo 2 de este fic.

Espero les guste y sigan compartiendo sus ideas y comentario sobre la historia. También, debido al poco tiempo que en si tengo acceso en el computador, no he podido contestar los reviews que han dejado del capítulo anterior; pero ni bien tenga tiempo los contestare todos y cada uno.

Sin más que agregar, espero que disfrutaran el capítulo.

¡Nos vemos!

P.D.: Un review es el motor de un escritor. 


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