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Let me try por NamuHee

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Agradecía, sinceramente agradecía a Sungyeol por tratar de animarlo con el paso de los días, pero seguía sintiéndose confundido, aturdido, lastimado, y todo únicamente con cruzar una simple mirada con Woohyun, quien, al parecer había seguido con su vida sin importarle un mínimo la existencia de Sunggyu. Pero yo te quiero. Escuchó el azabache en su cabeza, eso había sido una mentira bastante descarada. Nunca pensó lo difícil que sería tratar de olvidar al castaño porque jamás imaginó que éste terminara siendo un mentiroso, pero así era, y la pesadumbre se hacía cada vez más grande con el pasar del tiempo. Debía hacer un movimiento clave para superarlo y habría de empezar desde abajo.


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—¿Está seguro joven Kim? —preguntó incrédulo el profesor. El azabache asintió levemente. El hombre mayor suspiró sobándose las sienes. —Si es por el festival, yo—


—No es por el festival —le cortó el azabache mientras fruncía los labios. —Es sólo que no puedo repartir bien mi tiempo.


—Pero ¿por qué debe ser ésta clase la que deje? 


—Pienso que debo pulir un poco más mi talento para las artes plásticas —murmuró el azabache sintiéndose cansado de dar explicaciones o motivos por los cuales abandonaba aquella clase. El profesor suspiró mientras negaba lentamente.


—Bueno, es su decisión, no puedo obligarle a nada. Se le extrañará —dijo el hombre dejando que Sunggyu partiera del salón. Antes de salir, el azabache miró por última vez al hombre.


—Eso espero —dijo y sonrió para salir por el umbral con un peso menos en sus hombros.


Había decidido dejar la clase de música ¿Por qué? Simplemente no quería cruzarse con Woohyun, pues había notado el ambiente tenso que se formaba cada vez que entraba a la clase y no le gustaba, quería sentirse cómodo pero viendo prácticamente siempre al castaño, eso complicaba sus planes. Así que ahora, su clase optativa únicamente era Artes plásticas y no tendría que estar repartiéndose entre las clases, lo que favorecía su estado mental.


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Tocó levemente la puerta del salón, recibiendo miradas curiosas. Una sutil sonrisa se posó en su rostro al notar las expresiones vivaces de sus compañeros.


—Sunggyu, ¿ésta semana no tenías que estar en la clase de música? —dijo la Srta. Park acercándose a su persona con la duda palpada en su rostro. El azabache sonrió ampliamente.


—Bueno, decidí que lo mejor era concentrarme en algo que no fuera bueno —la rubia ladeó la cabeza haciendo que Sunggyu riera por lo bajo. —Significa que dejé la clase de música y todo mi tiempo será para ésta clase —el rostro de la dama se iluminó irremediablemente, y procedió a dejarle pasar y tomar asiento para que la clase comenzara.


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—¿Qué te llevó a decidir eso? —dijo el castaño mientras le observaba recoger todos sus materiales para irse.


—Quería un cambio —susurró Sunggyu limpiando con un trapo su lugar de trabajo, tratando de hacerlo rápido para por fin poder irse.


—Lo que quieres es no compartir tiempo con Nam Woohyun —por un momento, Sungyeol se arrepintió de haber mencionado eso. Pues Sunggyu pareció ensombrecerse y sus movimientos se hicieron erráticos. Se dio un golpe mental. Le había prometido protegerlo y cuidarlo, y lo estaba haciendo bien, inclusive el azabache había tenido la pequeña confianza en su persona para hablarle de Nam Woohyun, el castaño que lo había vuelto un ser muy frágil. Debía remediar aquella expresión de dolor en el rostro del mayor. —Y-Y pienso que fue una buena decisión —dijo atracadamente ganándose una mirada por parte del azabache, quien segundos después soltó una leve risa terminando su labor.


—Ya, acompáñame a casa —dijo Sunggyu tomando sus cosas y dirigiéndose a la puerta, siendo seguido por Sungyeol con una pequeña sonrisa.


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Soltó un suspiro mientras miraba por la ventana, notando a las dos pequeñas figuras que salían de la institución, reconociendo en ellos a Sunggyu. Chasqueó la lengua intentando mirar a otro lado, hasta que les perdió de vista. Se pasó ambas manos por el cabello, frustrado. Había hecho algo tonto, inmaduro, estúpido, se había comportado como una basura, no había intentado arreglar nada, sólo se lamentaba. Sólo eran palabras pero no acciones.


—¿De nuevo preguntándote qué fue lo que hiciste para perder a alguien tan maravilloso como Sunggyu? —murmuró con sarcasmo Sungjong a su espalda. Rodó los ojos. Seguía en ésta especie de relación con el menor porque… simplemente no lo sabía, pero ahí estaba, siempre complaciendo al otro con los caprichos que tuviese. —Tú fuiste quien inició todo —nuevamente la voz del azabache se hizo presente haciendo eco en la habitación vacía. Y tenía razón, en un arranque de estupidez había sido cegado por la lujuria y esa sensación de adrenalina. El menor parecía una especie de encantamiento, uno que te hacía caer en lo más profundo, te arrepentías, pero para ese momento ya era demasiado tarde.


—¿Habrá alguna forma de volver a-?


—Por supuesto que no —fue cortado bruscamente. —Salió de la clase de música y pasa todo el tiempo junto a Sungyeol, definitivamente te está superando —dejó caer la cabeza con pesadez en el vidrio de la ventana frunciendo levemente el ceño pues Sungjong tenía razón. —Ya me voy, tu estado depresivo es tan complejo que no me quiero meter con él —murmuró el azabache mientras se despedía con un leve beso en la mejilla para salir del salón dejando solo al castaño inmerso en sus pensamientos.


Se debatía si ponerse a actuar o dejarlo todo así, pero bien sabía que no podría arreglar nada ya. Ya había acabado, pero había algo que no le dejaba avanzar y era la culpa que al final del día siempre se apoderaba de su persona. Se recriminaba, se maldecía, todo porque no podría volver a aquellos días donde toda la atención de Sunggyu iba dirigida únicamente a él, Woohyun, porque el muchacho de verdad le quería, pero tal parecía que no había sabido manejarlo ni apreciarlo. Ahora quien se regocijaba con la atención del azabache era aquel joven alto, y eso le molestaba. Pero ya no eran nada, no tenía la mínima necesidad de enojarse pero ahí estaba, diciéndose lo desdichado que era y que tenía que planear algo, pero sabía que no sería sencillo, y todo porque Sungyeol aparecía en la imagen.


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—¿Uno? —preguntó el azabache mirando con las cejas curveadas al castaño que yacía inclinado frente suyo.


—Anda, uno pequeño —murmuró Sungyeol acercándose al azabache mientras éste se reclinaba, alejándose. Su relación había escalado un pequeño nuevo nivel, donde Sunggyu parecía un poco más seguro, ahora yacía un poco más tranquilo con todo lo que había pasado con Woohyun, con pequeños pasos, Sungyeol había logrado que el azabache no pensara más en el otro muchacho y se sentía orgulloso por ello. Ahora lograba que el azabache le diese cariño, y él también le daba, pero le gustaba hacer que Sunggyu mostrara un poco más de dulzura, era encantador. También le encantaba mirar el rostro sonrojado del azabache, pues siempre era una verdadera maravilla.


—N-No —murmuró el azabache desviando la mirada, sintiendo el calor apoderarse de sus mejillas, pues las miradas de todos llegaban a su persona.


—Anda, anda —sonrió levemente acercándose un poco más. Sunggyu jadeó y pasó a depositar un delicado beso en la mejilla del castaño, alejándose al momento con el rostro completamente rojo. —Gracias —murmuró besando ligeramente la cabeza del azabache. El grupo rio levemente acostumbrados a la repentinas escenas dulces de los que esos dos eran protagonistas. 


—Podría quejarme, pero sólo diré que las muestras de afecto fuera de mi salón de clase, por favor —la profesora casi susurró mientras yacía de brazos cruzados sentada frente al escritorio con una tenue y burlona sonrisa.


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—¿No tienes nada mejor para inventar? —dijo Woohyun soltando una ligera risa mientras negaba.


—Hey, todos son hechos verídicos —le dijo un ofendido Howon.  El castaño únicamente rio con fuerza escuchando las quejas del otro.


Si bien las clases ya habían terminado, decidió quedarse un poco más de tiempo con sus amigos con la esperanza de encontrarse con Sunggyu, para qué, ya habría de dejar eso de lado, pero quería seguir intentando. Un poco de capricho y egoísmo era lo que ahora tenía.


Y entonces vio su oportunidad, el azabache paseaba por uno de los pasillos, y no veía a Sungyeol cerca por ningún lado así que decidió que ese era su tiempo. —Ya regreso —murmuró mientras se levantaba de su lugar para dirigirse donde el azabache pero, oh sorpresa.


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No era que no confiara, simplemente no confiaba en el Nam, no podía dejar que se acercase ni un solo centímetro a Sunggyu, no si no quería que el azabache se sintiera mal por mucho tiempo, no quería verle cabizbajo, así que al notar cualquier intención por parte del otro castaño, decidió intervenir.


—Hyung —le llamó precipitándose hacia el mayor, tomándole de la muñeca, haciendo que el muchacho volteara a verle con un signo de interrogación.


—¿Qué pasa? —dijo parpadeando repetidas veces con curiosidad. Sungyeol bajó la mirada entrelazando levemente sus dedos con los de Sunggyu, sonrosando sus mejillas.


—¿Puedes acompañarme a la biblioteca? —alzó la mirada observando fijamente al azabache con un toque de inocencia. El mayor pareció vacilar desviando la mirada boqueando levemente antes de responder.


—S-Seguro —susurró para satisfacción del castaño, quien le haló suavemente de la mano, guiándolo a la biblioteca.


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—Qué acontecimiento —escuchó una voz a su lado. Sungjong. Soltó aire por la nariz chasqueando la lengua. Sabía que sería difícil pero no así de difícil. Guio su mirada hacia el menor quien sonreía de lado a lado con burla. Frunció el ceño. El muchacho se acercó rodeándole con ambos brazos el cuello. —¿Por qué no lo dejas así ya? No hay nada para enmendar —se alzó sobre las puntas de sus pies, besando los labios del castaño, sin recibir alguna respuesta del estático muchacho.


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—Exactamente ¿qué estamos buscando? —el azabache guio su mirada en los estantes repletos de libros sin saber qué era exactamente lo que quería el castaño. Sunggyu yacía de pie mientras a su lado, Sungyeol se encontraba en cuclillas mirándose aburrido, observando sin expresión los lomos de los libros.


—Un libro en particular —murmuró.


—¿Puedes decirme cuál es su contenido para buscarlo mejor? —Sunggyu tomó uno de los libros hojeándolos intentando adivinar desde cero. El castaño pareció meditar, abultando el labio inferior.


—Uhm, no —dijo simplemente esperando la reacción del azabache, quien bufó, provocando una sonrisa en el castaño.


—Vienes a buscar un libro y no quieres decirme de qué —miró indignado al muchacho que estaba en cuclillas, mientras acomodaba el objeto que tomó anteriormente en su lugar.


—En realidad, sólo fue una excusa —dijo sin más levantándose para llegar a la altura del azabache, giró para quedar frente al muchacho mientras sonreía suavemente.


—¿Eh? —el azabache alzó una ceja sin saber a qué se refería, pero sus dudas se dispersaron una vez el castaño se acercó, rompiendo con el espacio personal del azabache, para acorralarle en el estante posando sus brazos a los costados de la cabeza del mayor.


—Quería estar a solas contigo —susurró pues por la cercanía no era necesario elevar mucho la voz. Sunggyu pareció encogerse en su lugar mientras observaba para todos lados con las mejillas tornándose rojas levemente.


—Pero hay personas —murmuró esquivando la mirada del castaño. Sungyeol sonrió inclinándose un poco más, quedando a tan sólo unos centímetros del rostro del mayor.


—Nadie se dará cuenta si no haces ruido —una sonrisa ladina adornó el rostro del castaño. Sunggyu sintió como su corazón comenzó a latir desbocado ante aquella insinuación.


—S-Sungyeol —le regañó envuelto en pánico mientras el castaño se echaba a reír pasando sus brazos por la cintura del azabache, envolviéndole en un abrazo.


—Sólo bromeo —murmuró. —Pero sí quería estar así contigo, es agradable —recargó su barbilla en el hombro del azabache suspirando con tranquilidad. Sunggyu correspondió lentamente al abrazo colocando sus manos en la espalda del castaño.


—Sí lo es —susurró sonriendo tiernamente. El castaño se separó del cuerpo del azabache algunos centímetros.


—Hyung, ¿me regalas un beso? —Sunggyu abrió los ojos sorprendido. Sonrió. —Uno pequeño —susurró cerrando los ojos esperando por el pequeño roce. El azabache pasó saliva con dificultad, y sintiéndose totalmente nervioso, depositó un pequeño beso sobre los labios del otro, haciendo que éste sonriera. Sunggyu se mordió el labio inferior, procediendo a besar nuevamente al castaño, tomándole por sorpresa. Sungyeol sonrió al notar el ceño fruncido y los ojos fuertemente cerrados del azabache. Se separó del azabache acunando su rostro con ambas manos y besando con pasión al muchacho. El azabache correspondió tímidamente estrujando entre sus manos la camisa del joven. Rompieron el beso y el castaño sonrió. —Y siempre te comportas tan tímido, hyung.


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