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Let me try por NamuHee

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En los días siguientes parecía como un gran deja vú para Woohyun, lo mismo sucedía, pero ahora parecía que el muchacho alto no tenía ninguna clase de vergüenza. Lo había meditado una y otra vez, y seguía sin entender cómo es que aquel castaño llegaba en el momento justo a intervenir. No iba a mentir que toda la semana estuvo intentando hacer movimientos pero eran bloqueados, todos y cada uno de ellos.

—Hyung ~ —Sungyeol le llamó con una voz cantarina, detonando el buen humor con el cual contaba ese día. Era curioso notarle así, normalmente bromeaba con todo y todos, pero ahora únicamente parecía querer pasar tiempo con el azabache, lo cual el otro agradecía inmensamente, había llegado a desarrollar esa pequeña afección inquebrantable por el muchacho, y crecía conforme el castaño se comportaba más meloso con él.

—¿Sí? —giró levemente su cuerpo para quedar frente al muchacho, quien le rodeó por los hombros acariciando levemente su cuello.

—¿Irás conmigo a la exposición? —ladeó la cabeza regalándole una sonrisa que fue correspondida por el azabache.

—No veo por qué no —alzó los hombros haciéndole saber que no tenía nada mejor que hacer.

—Muy bien —sonrió ampliamente mientras se inclinaba besando los labios del azabache, quien se sonrojó con fuerza mirando a su alrededor notando algunas miradas furtivas en su persona.

—S-Sungyeol, hay personas mirando —murmuró bajando la mirada, haciéndosele completamente adorable a la vista del castaño, quien pasó a abrazarle con fuerza.

—Qué importa, si te dicen algo se las verán conmigo —sonrió acariciando la cabeza del azabache, quien había ocultado su rostro en el cuello del otro. Sungyeol desvió la mirada observando sin dejar de sonreír a cierto castaño cuya mirada fija se posaba en ambos. Su sonrisa pareció ensancharse cuando un pequeño azabache se acercaba al moreno para alejarle de ahí.

—Ya vamos Woohyun, no lograrás nada ya —le dijo Sungjong en un tono ligeramente fastidiado, halándole del brazo para que tomaran el camino contrario.

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Había sucedido, un fin de semana en donde habían chocado en encontrarse en la misma reunión. Woohyun se comportó provocadoramente para el castaño más alto, por lo que terminaron en una especie disputa. Woohyun había intentado hablar con el mayor pero este le evitaba, y fue un momento crucial donde el azabache huyó del lugar, un momento donde Sungjong apareció. Sungyeol lo notó, notó el cambio en la actitud del Nam conforme a Sunggyu cuando el otro menor apareció, y no era de sorprender, no para Sungyeol.

—Deja de meterte ¿Sí? —le dijo seriamente al Nam recibiendo una mirada desafiante.

—Debería ser yo quien dijera eso —murmuró Woohyun.

—Algo está mal en tu cabeza si crees que te dejaré solo con Sunggyu —empujó al Nam, quitándole del camino, para pasar por su lado—Deberías hacerle caso a tu noviecito y dejar solo a Sunggyu —sentenció mientras se dirigía a la salida del lugar dejando detrás al castaño con el ceño fruncido.

—Parece que ahora tiene un novio que sabe defenderlo —los comentarios de Sungjong nunca podían faltar. Exasperado, se sobó el puente de la nariz llevando la mirada hacia el muchacho.

—Gracias por tu ayuda, eh.

—Deberías hacerme caso y dejarlo por la paz —Sungjong se levantó de su lugar, acercándose al otro, tomándole por los brazos con una sonrisa torcida. —Estás conmigo ahora, atiéndeme.

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Se encontró con la pequeña figura del azabache sentado en el último escalón, y suspiró cruzándose de brazos.

—La depresión siempre es tan dura —dijo viendo cómo el azabache se sobresaltó.

—S-Sungyeol —murmuró girándose para encontrarse con el muchacho quien le sonreía levemente.

—Hola, qué tal —dijo y Sunggyu agachó la mirada, acomodándose nuevamente en su posición, abrazándose las piernas mientras continuaba sentado en el escalón. Sungyeol se acercó y procedió a tomar lugar a su lado. Pasó un brazo por los hombros del azabache. —Hey, yo también sabía que sería difícil, y que no sería igual pero me estoy esforzando —murmuró. Sunggyu le miró de reojo.

—No parece para nada un esfuerzo —susurró con un deje burlón, ganándose una amplia sonrisa por parte del castaño. Sungyeol le estrujó haciéndole reír.  

—Te quiero —susurró el castaño recargando su cabeza en el hombro del mayor.

—Y yo a ti —con las mejillas rosadas, el mayor le respondió recargando su cabeza en la del castaño.

—¿Me regalas un beso? —dijo a la nada.

—No —fue su respuesta, provocando que el castaño se separara para mirarle ladeando su sonrisa.

—Entonces lo robaré —dijo en sinónimo de reto halando al muchacho para posar sus labios sobre los contrarios, notando que el otro no ponía resistencia alguna.

Podría mencionare que ese sería el cambio perfecto que Sunggyu había estado necesitando, esa distracción, ese nuevo panorama, Lee Sungyeol podría convertirse en su persona adorada.

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Con demasiado esfuerzo

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¿Por qué?

¿Por qué esa persona tan detestable seguía mostrándose en sus pensamientos? ¿Por qué no le dejaba en paz? ¿Por qué… por qué seguía queriéndolo tanto?

Cuál fue el motivo de su mala suerte, qué hizo mal para tener que encontrarlo cuando estaba solo, sin Sungyeol a su lado, y aquel muchacho con Sungjong colgado de su brazo. Qué clase de castigo era ese.

¿Era acaso porque no le había perdonado? ¿Era acaso porque continuaba con el rencor en lo profundo de su pecho?

¿Qué era? Quería respuestas, que por la ceguera ante el llanto le eran imposibles de aclarar. Cómo es que había terminado siendo tan débil. Dónde había quedado el Sunggyu fuerte que nunca se rendía.

—Murió —susurró para sí mientras se volvía ovillo, envuelto en las sábanas. Era un hermoso día pero la pesadez, de nuevo, le invadió irremediablemente no dejándole disfrutar. Y lo peor de todo, Sungyeol había salido y no se encontraba en la ciudad para poder ayudarle. Para no sentirse tan solitario, tan destruido. Era un ser miserable, definitivamente, y no entendía el por qué. O tal vez sí, había tantas razones pero le era imposible aceptar alguna porque simplemente no podía ser.

Ahora tenía a Sungyeol, ese muchacho le adoraba, ¿por qué había tomado éste comportamiento tan egoísta? ¿Por qué se sentía tan abatido? ¿Por qué era tan fácil derribarlo?

—Nada de lo que hago está bien —se dijo una vez más, con desprecio. No se entendía. Quería desaparecer. Era un revoltijo en su cabeza. Pensaba cosas descabelladas, cosas tan poco propias de él. Se sentía sumamente frustrado con su personalidad ¿Cuándo fue que cambió tanto?

Después de largos minutos soltó un suspiro pesado. Salió de entre las sábanas cabizbajo. —Debo arreglar las cosas de alguna manera —el deje de valentía había vuelto momentáneamente. Se sentía realmente mal, pero no debía perderse en la depresión. Todo era cuestión de levantarse.

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—¿Es tarde para retractarse? —se dijo mientras jugueteaba con sus manos. Una semana había pasado y se sentía un poco más recuperado así que decidió movilizarse. Sungyeol aún no regresaba de su viaje así que las cosas se moverían con mayor fluidez. O bien, eso quería creer.

Inhaló y exhaló un par de veces antes de acercarse con el rostro en alto. Ese peculiar grupo de amigos. Aquellos con quienes había roto contacto por completo. Cerró los ojos con fuerza para darse un poco más de valentía antes de hablar estando ya cerca para que le escucharan.

—Woohyun —hacía demasiado que no decía aquel nombre por lo cual le parecía extraño pronunciarlo, pero las circunstancias lo pedían. El pequeño grupo calló mientras guiaban su mirada al muchacho azabache. El mencionado abrió los ojos con sorpresa mientras se levantaba rápidamente de su asiento para acercarse al azabache.

—Hey —dijo simplemente pues las palabras yacían atascadas en su garganta, le había tomado por sorpresa que el chico fuese a buscarle.

—¿Podemos hablar? —susurró débilmente haciendo que un pequeño brillo apareciera en los ojos del castaño. ¿Era esa su oportunidad? Asintió efusivamente sin romper el contacto visual con el chico. Le vio pasar saliva con dificultad. —¿Puede ser en privado? —desvió la mirada frunciendo los labios.

—Seguro —susurró también sin dejar de mirar las acciones que el azabache tomaba. Un ligero “bien” salió de los labios del otro mientras se giraba para comenzar a caminar hacia el pasillo. Le hizo un gesto al castaño para que le siguiera. Woohyun respingó en su lugar antes de seguirle rápidamente.

Caminaron a lo largo del pasillo antes de llegar a un aula vacía. Sunggyu se aseguró de que no hubiera nadie antes de entrar por completo, y después de él, Woohyun. Cerró la puerta y se giró hacia el castaño quien le miraba expectante. Tragó con dificultad nuevamente antes de soltar las palabras.

—Sólo quiero que te alejes, sólo quiero que te alejes, que salgas de mi mente, me causas conflicto, me causas dilemas, no te odio, pero eres lo peor —le dijo al castaño con un tono roto. Había tomado la suficiente valentía para enfrentarlo, para decirle todo aquello que callaba por miedo a sentir dolor de nuevo, pero quería que terminara. Por más que lo guardaba en lo profundo de su corazón, aquellas palabras producían ruido, un ruido que no podía silenciar.

Estaba seguro de que el castaño nunca lo había visto llorar y mucho menos por su causa e irremediablemente se encontraba avergonzado. Soltó hipidos, se talló los ojos con las manos; quería ocultar las lágrimas que corrían de manera precipitada por sus mejillas, estaba en su límite.

Woohyun lo miró fijamente mientras fruncía los labios, no le gustaba verle así, era como si fuese otro, ese no era su Sunggyu, no era el chico que iluminaba todo con una simple mirada. Estaba apagado, inseguro y por su culpa. Apretó los puños y se acercó al azabache.

—Lo siento —susurró ante el otro, haciendo que éste le mirara consternado. —No sabía que te afectaba tanto —alzó una de sus manos para tomar la del muchacho en un delicado roce, a pesar del respingo que provocó en el otro no retiró su mano.

Le observó, sintiéndose agobiado por la imagen destrozada que le estaba mostrando el azabache. No era justo. Suspiró tragando con fuerza. —Te ves tan alegre con Sungyeol que, es algo egoísta, pero me enoja, ya que no sonríes para mí, siempre te escabulles y eludes las miradas, te quiero, te sigo queriendo… —hizo una pausa pensado si era prudente proseguir. Pero ya estaba ahí, así que. —Te amo —los labios del azabache se entreabrieron, siendo imposible que pudiese decir algo.

—Y sé que no me vas a perdonar, sé que ya no hay vuelta atrás y estoy arrepentido, te he causado problemas innecesarios, te he causado dolor que, consciente, nunca habría sido capaz de provocarte, pero heme aquí, fui una mala persona que jugó con tus sentimientos, que jamás se dio una idea de lo que sentirías —entrelazó sus dedos con los contrarios, mientras acercaba el dorso a sus labios, posando un delicado beso, casi imperceptible, haciendo que el azabache respingara en su lugar queriendo alejar su mano por instinto.

—Lo siento —volvió a decir y llevó, nuevamente su mirada hacia el rostro del otro, quien parecía un poco más calmado. Le regaló una pequeña sonrisa. —Habremos de empezar de nuevo, me llamo Nam Woohyun y no salgo con Lee Sungjong —sostuvo la mano del azabache hasta que éste soltó una ligera risa.

—Soy Kim Sunggyu y estoy saliendo con Lee Sungyeol —le dijo tímidamente con las mejillas rojas a más no poder. Entonces, Woohyun lo pudo comprender, el capricho habría de terminar.

Ya no te molestaré más —había dicho con una gran sonrisa.

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—¡Te encontré! —dijo una voz mientras entraba en el salón de clases, observando a la figura del azabache, quien se encontraba recargado en el filo del escritorio. Sungyeol sonrió, había estado buscando al chico por todos lados hasta que pudo dar con él. El azabache se sobresaltó guiando su mirada hacia el castaño que se encontraba en el umbral, con su ropa casual. ¿Qué estaba haciendo ahí? —Llegué antes de lo planeado —murmuró con una sonrisilla mientras entraba por completo al aula. Sunggyu rio levantándose de su lugar para acercarse al castaño. Éste le miró antes de fruncir el entrecejo.   

—¿Quién fue? —soltó estando a suficiente distancia del azabache. Sunggyu alzó una de sus cejas ladeando la cabeza.

—¿Quién fue qué? —preguntó desorientado, ganándose un resoplido por parte del más alto.

—Hyung, si acaso Woohyun te hizo algo yo—

—Oh, no, no —le interrumpió al descubrir el por qué se alteraba. —Estoy bien —sonrió al muchacho de manera pulcra, tranquila. —No hizo nada —añadió.

—¿Entonces sí hablaste con él? —frunció el entrecejo mientras el otro le daba la razón. —¿Por qué?

—Era un peso que debía quitar, un gran peso —soltó un suspiro mirando el rostro del castaño, era un rostro que mostraba bastantes dudas que no parecía ser capaz de expresar por medio de la palabra. Rio por lo bajo ante la preocupación que mostraba el muchacho. —Pero ya todo está bien —se balanceó levemente mientras se acercaba al muchacho posando sus manos en los hombros del contrario. Ladeó la cabeza mostrándole una inocente sonrisa. —¿Me regalas un beso? —dijo y las mejillas del castaño se tiñeron de un leve rosado haciendo que su sonrisa creciera.

El menor bufó, exasperado de que el azabache supiera su pequeño punto débil. Desvió la mirada y con uno que otro titubeo se inclinó frente al mayor, depositando un delicado beso en la punta de su nariz, provocando que el azabache abultara los labios en señal de desconformidad. Se dio un pequeño impulso y haló al más alto para besar sus labios de una manera tierna y suave.

Se separó del castaño tomando sus cosas en el camino, para ir directo a la puerta dejando atrás a un perplejo Sungyeol. Estando en el umbral, giró sobre sus talones para mirar al muchacho que parecía embelesado en la nada, volvió a reír. —¿No vienes? —dijo haciéndolo despertar de su ensueño. Sungyeol caminó hasta él posando un brazo sobre sus hombros, acompañándolo a la salida.

Con el peso de sus hombros derribado, podía comenzar de nuevo, y esta vez de una manera tranquila, tomando en cuenta en todos los aspectos a su ser preciado, a su nuevo príncipe. Aquel que sabía que podría confiar en cualquier momento, aquel que le cuidaría incondicionalmente. Sólo él. Sungyeol. 

—Sungyeol —le llamó suavemente, no esperando realmente una respuesta.

—¿Hm?

—Te adoro —se deleitó al observar cómo el rostro del castaño enrojecía.

—H-Hyung —balbuceó haciendo que el azabache soltara una pequeña carcajada debido a su reacción. Sintió felicidad al saber lo que podía provocar por las repentinas muestras de afecto.

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Fin. 

Notas finales:

Yeih, después de mucho tiempo ya vine a entregar el último capítulo con un final muy abierto(???) creo que inclusive quedó algo confuso pero asfagdg lo había estado reescribiendo muchas veces hasta que quedó así. Bueno, como sea. 


Gracias por leer ~ 


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