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De Sacrificios y Recompensas Kaisoo/KaiDo por Azul Olivia

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Notas del capitulo:

Hola bebés! 

 

Traigo un nuevo capítulo, por aquí, pronto habán nuevas noticias! 

 

Gracias por todos los rw que enviaron, me sorprendió mucho que tenga tanta acogida. 

Pasen y lean, bebés. 

 

Buena lectura! 

El cabello de Jongin se mete por mi nariz de una manera incomoda. Muevo la cabeza y es ahí cuando despierto. Abro los ojos y los vuelo a cerrar, huele a Jongin y a alcohol. 

Su cabello es suave, por eso siempre me dan ganas de acariciarlo y enredar mis dedos en sus hebras, jugar con su cabeza suele ser cómodo. Pero, hoy no es ese tipo de situación.

Creo que la mitad de mi cuerpo está entumecido. No siento mi brazo derecho, y creo saber perfectamente porque. El culpable es Kim Jongin.

Jongin duerme plácidamente encima de mí. Su nariz esta tan cerca de mi cuello, que su respiración pausada y tranquila me acaricia la piel; sus brazos rodean mi cintura con pertenencia, y tengo mis piernas enredadas con las de él. Genial.

Trato de moverme, pero estoy atorado.

-Eh… Jongin…- trato de moverlo, o hacer que me suelte, pero, por más que trato de zafar sus brazos de mi cintura, es inútil. Jongin aprieta con más fuerza. –No respiro.-

-Kynfsjsg. Soo.- me dice, no entendí nada. Debe seguir ebrio. –No quiero ir a trabajar.- dice giro los ojos, como si me importara eso. Espera un momento.

-¡Jongin, levántate ahora!- le grito, su nariz toca mi cuello y por una fracción de segundo flaqueo. Su hombro izquierdo esta tan cerca de mi pecho, que, siento vergüenza por la incómoda situación en la que estoy metido. Jamás en estos casi diez años conviviendo con Jongin me ha pasado una cosa de estas. No digo que sea malo, solo que… es… raro…

-Kyung~- me dice, sus labios pucherosos tocan mi cuello y hacen que miles de descargas eléctricas atraviesen mi cuerpo, produciendo así, que millones y millones de hormiguitas caminen por mi cuerpo.

-Oh, fuera.- le digo, le doy un empujón demoniaco. (Esos en donde uso toda mi fuerza, y sí, Jongin le puso ese nombre a esos arranques de “Fuerza muy varonil”) –Tengo que ir a trabajar.- Jongin levanta la cabeza, sus ojos adormilados me miran confundidos, todo su cuerpo está casi al borde de la cama, me levantaría ahora que ya estoy libre, pero, mi pierna izquierda aún sigue dormida. Jongin pesa.

-Tómate el día, Kyung. Has como yo.- me dice. Vuelvo a girar los ojos.

-No todos somos niños ricos.- miro el reloj, 10: 33. –Carajo.-

-¿Perdiste el día?- me pregunta divertido, tallando su ojo derecho. Se ve bastante lindo con el cabello despeinado y los ojos soñolientos.

-Creo que sí.- murmuro. Doy un suspiro y cierro los ojos.

-¿Y por qué no te vas de mi cama aún?- me pregunta. Junto las cejas. ¿Me está echando? –No te lo digo para que te vallas, solo es curiosidad.- doy un suspiro. Jongin no tiene remedio. Ya es bastante molesto ebrio, como para aguantarlo sobrio. Esto es de todos los días.

-Dame un minuto, no siento mi pierna izquierda, está entumecida.- digo.

-Oh, ya veo. Así que no sientes nada.- me dice, siento que se acerca pero lo dejo hacer, no creo que me moleste tan temprano. –Así que nada. ¿Eh?-

Abro los ojos despacio, oh, Dios, dime que no está haciendo eso.

Jongin está acariciando mi pierna, subiendo de a poco, jugando con el borde de mi bóxer. Ah, ¿No lo mencioné? Yo suelo dormir con un polo bastante largo y grande. Sí, sí. Un polo de Jongin, y un bóxer, nada más. Así me siento más cómodo.

Pero, como decía.

Ya es bastante incómodo ver a Jongin tocándome la pierna de manera nada sutil, no quiero ni imaginar cómo sería si yo pudiera sentir esos toques y roces.

Oh, no.

Pequeñas punzadas aparecen justo en las zonas donde Jongin toca. El ve graciosa esta situación. Sus ojos brillantes miran mi pierna con picardía, como un niño pequeño haciendo una travesura, sus dedos me toca apenas, tamborileando mi piel, se está divirtiendo.

-Jongin, creo que ya estoy sintiendo. Uh.- me muerdo el labio. Una punzada más fuerte me hacer perder la ilación de la conversación, de pronto me duele toda la puerta. Oh no. Odio sentir dolor. ¡Maldición!

-Perdón.- el tono preocupo de Jongin despeja mi repentino ataque de dolor. Ahora Jongin acaricia mi pierna. El dolor está ahí. Pero puedo soportarlo. –Lo lamento.-

Sus manos calientes acarician mi pierna. ¿Qué es? ¿Un calambre? Puto dolor.

-De-deja de toca-carme.- tartamudeo. Rayos. No era mi intención hacerlo. Respiro con calma, Jongin me suelta y creo que ya puedo mover los dedos del pie. Se me escapa un suspiro aliviado.

-¿Qué? Deberías acostumbrarte.- me dice, le miro horrorizado y se alza de hombros.

-¿Cómo?- me siento en la cama, él se arrodilla delante de mí. Se quita la cafarena del pijama y me sonríe. Ah, sí. Ah Jongin también le gusta estar semidesnudo.

-Claro. No me digas que no lo recuerdas.- se me acerca a gatas, sus brazos están a ambos lados de mi cuerpo, me mira con una mirada traviesa, esas miradas que dicen “Yo sé algo que tú no” Lo miro confundido. Él se me acerca, más de lo acostumbrado. Su nariz rosa la mía, sus ojos brillan de una manera extraña. –Yo lo recuerdo, ¿Tú no?-

-¿Recordar qué?- le pregunto, ladeando la cabeza. El me da una sonrisa de medio lado.

Oh no, esas sonrisas.

-Valla, y tú estabas sobrio.- me dice, se lame el labio y  juraría que casi rosa los míos.

-No… yo…- tengo miedo de hablar, de moverme, o simplemente respirar. Jongin está tan cerca de mí, que compartimos el mismo aire.

-Ejem.- una vos nos distrae, Jongin se aleja lentamente de mí, y me da un guiño junto con una sonrisa. Creo que me sonrojo. ¿Por qué me sonrojo? –Lamento molestarlos, parejita. Pero, ya que  hice el desayuno como buen invitado, ¿Gustan bajar a desayunar, ahora que ya están despiertos?- Suho dice, lo miro anonadado. ¿A insinuado que soy pareja de Jongin? Por favor. Ni siquiera me gustan los hombres.

No me importa lo que acaba de pasar hace algunos segundos. No. No me importa.

-Es tu misión separarnos.- susurra Jongin, lo miro levantando una ceja.

Es hora de poner las cosas en su sitio.

-A ti, Jongin. ¿Por qué estás actuando más rarito de lo normal? Rayos, me asustas. Y a ti, Hyung. Gracias por el desayuno, bajaremos enseguida.- Suho me sonríe mostrándome esos hoyuelos tan marcados que tiene, le sonrío, pero, noto que su mirada baja a mis piernas. Junto mis cejas. Okey. Soy un exhibicionista, pero, estoy acostumbrado a que solo me mire Jongin.

-Sí, él dice que te vayas.- Jongin habla. Suspiro y giro los ojos.

-No hace falta que lo repitas. Los espero abajo.- se gira sobre sus talones y se va, miro a Jongin molesto.

Ellos siempre han tenido esa “Tensión” momentánea. Mantienen una relación de “amor-odio” siempre hay algo que los une y que los separa, no sé porque, pero, en la mayoría de casos, he sido testigo de sus pequeñas disputas, como si pelearan por mí o algo así. Nunca lo he entendido. Cuando no estoy cerca, ellos se llevan muy bien, como ayer. Corrección. Hoy. Que lo trajo hasta aquí. Como buen amigo.

-¿Qué? Él que te mira mucho. Antes no decía nada, porque no tenía ningún poder. Pero ahora todo eso cambia. Me debes ser fiel Kyungsoo. No digo que no lo seas, solo digo que, bueno, tú entiendes.- ¿Qué bicho le pico?

Me arrodillo frente a él, le toco la frente y él me sonríe. No. No tiene fiebre. Su idiotez es natural. Suspiro rendido.

-Como sea. Tengo hambre. Bajaré.-  le digo, levantándome de la cama. Cuando mis pies tocan el suelo me toma del brazo y  me jala. -¿Qué demonios?-

-Ponte un pantalón.- me susurra, cuando Jongin susurra, es que esta serio, o es que está molestándose. Le arqueo una ceja. ¿Enserio?

-¿Me estás diciendo que hacer, Kim Jongin?- le pregunto, tratando de generar temor en él. Pero, por lo que veo, es inútil. Jongin no me teme.

-Las cosas cambiaran a partir de ahora.- me susurra. Me suelto de su agarre.

-Sabe qué. ¿Sabes qué? Voy a desayunar desnudo. Sí. Eso voy a hacer.- me quito el polo de golpe. Pasándomelo por un brazo y levantando el otro. El me mira molesto.

-Do Kyungsoo.- me congelo de golpe. Jongin jamás, jamás, menciona mi nombre completo. Esto está poniéndose turbio. –Vístete. Nadie puede ver tu cuerpo más que yo.- su voz tan calmada y serena da miedo.

-¿De qué hablas?- le pregunto, el me señala de pies a cabeza.

-Eso, nadie puede ver tu cuerpo.- me cruzo de brazos, Jongin se levanta de golpe y busca entre sus cajones.

-¿Sigues ebrio?- le pregunto, el me da uno de sus pantalones, uno blanco, que jamás usa. Creo que le queda pequeño. Me sienta en la cama cogiéndome por los hombros, me obliga a vestirme, arrodillándose frente a mí, junto las cejas y levanto las piernas, metiéndolas en el pantalón. Esto es raro, normalmente yo suelo vestir a Jongin.

-Una vez casados, serás mío.- pronuncia. Me quedo estático. ¿Qué ha dicho?

-¡¿QUE?!-

-Oh, por favor, me lo dijiste ayer antes de dormir.-

Entonces los recuerdos asaltan mi mente en segundos.

 

-¡No quiero decir eso! ¿Por qué no me entiendes? Soo… ¿Quieres tener hijos conmigo? –

-¡¿QUÉ?! ¡¿Cómo dices?!-

-Sí, hablo de tener hijos… tu y yo… como una familia… ya lo investigue Hyung, no hay problemas, podemos tener un hijo entre dos hombres, por favor, ¡ten un hijo conmigo! –

 

-¿Adoptar?... ¿Ser un padre adoptivo? –

-Sí, pero, para adoptar un hijo necesitamos estar casados. ¿Quieres casarte conmigo? –

 

-Si duermes ahora, me casaré contigo. –

-¿En serio? –

-En serio. Me casaré contigo.-

 

 

-Lo dijiste ayer. No puedes arrepentirte.- Me dice, muy tranquilo, acomodándome el pantalón. Me tira de espalas a la cama. Esto no puede estar pasando.

-Demonios.- susurro. Jongin aprovecha y me sube completamente el pantalón. Su risa acaricia mis oídos. ¿Qué encuentra cómico en esto?

-Hyung, no seas llorón.- me dice,  hincándome con su dedo en el ombligo. Junto las cejas y me siento de golpe. Cuzo los bazos para logran un buen enfoque. Jongin retrocede. Perfecto.

-No es posible que puedas recordarlo.- le digo, arrastrando y saboreando cada palabra, Jongin abre los ojos de par en par, asustado.

-Sí, bueno. Quizás no estuve tan ebrio… Hyung.- me susurra, se toca la nuca y mira hacia abajo. Me paro enfadado.

-¡No te molestes!- me dice, desde el suelo. Lo ignoro y camino hacia la puerta, acabo de asimilar que me engaño. –Eres muy inteligente.- dice, no me detengo, estoy muy enfadado. –No quería molestarte, Hyung. Yo solo quiero tener un hijo.- me dice. Me detengo. El tono lastimero y dolido con el que lo menciono me obliga a darme la vuelta y verlo. Jongin está de rodillas hacia mí, en el suelo, con la cabeza agachada. Oh nini. –Iba a casarme.- me dice, me acerco a él, solo un poco. –Compre un anillo y todo.- me dice, me arrodillo junto a él en el suelo. Su vos suena quebrada. Tomo su hombro en señal de apoyo, el levanta la cabeza y me mira. Sus ojos llorosos me hacen sentir dolor.-Te diré un secreto.- me dice, una sonrisa se le dibuja en el rostro. Me toma de la mano y me acaricia los dedos. –Me gustan tus manos.- me dice, sonrío. Ese no es ningún secreto. No es la primera vez que me lo dice. –Pensé en tus manos cuando compre los anillos, y, ¿Adivina qué? No le entro su anillo a Hyuna, en decir. Sí le entro, pero, le quedo flojo. El anillo que compré no era para ella.- me dice, su mirada baja de nuevo, a mis manos, y luego me vuelve a ver a los ojos. –Ese anillo es para ti.-

Esa noticia me sorprende. ¿Está tratando de insinuar algo?

-Jongin.-

-No digo que te amo Hyung, digo que, siempre pensé en ti. Quizás si te ame y muy estúpidamente no me he dado cuenta aún. Pero, la idea de tener hijos contigo, me hace muy feliz. ¿Te imaginas Hyung? Tener hijos como tú, con tus ojos tan bonitos, tu les enseñarías a preparas galletas y a cantar, yo les enseñaría a bailar y a llevar en pie una gran empresa. Claro, si ellos quieren. Pensé en tener hijos con Hyuna. Quizás tendrían el cabello rojo, y bonitos ojos también, pero, ¿Qué le enseñaría ella a hacer? ¿Bailar? Ese es mi trabajo. Ella es muy bonita y linda, pero, tú eres testigo que los últimos años de la relación han ido en picada. Y me dolió más el saber que no tendría hijos más que el haber terminado con ella. La quiero sí. Pero querer no es suficiente. Yo… Hyung. Tú eres el indicado. Digo, siempre he sido celoso contigo, siempre me he preocupado por ti, te deje vivir en mi casa cuando tus padres te echaron de la tuya. Podría dejarte vivir con todas las comodidades que quieras pero, tú insististe en trabajar, y bueno, lo haces bien. Tienes tu dinero y yo tengo el mío, no tocas mis cosas sin permiso, mantienes mi cada muy limpia y ordenada siempre. No sé cómo lo haces. Tu Hyung… eres perfecto. Por favor, por favor. Cásate conmigo. No confío en nadie más que en ti.-

Oh, eso fue tan tierno.

-Jongin…- todo me es muy confuso. Nos casaríamos, adoptaríamos hijos y los ayudaremos a ser grandes personas, todo es muy bonito. Pero, ¿y nosotros? ¿Qué pasa con nosotros? –Si me caso contigo, te será fiel.- le digo, apenas en un susurro. Sus ojos brillantes me miran, ya no le veo llorar pero muy feliz no está.

-Si me caso contigo te sería fiel.- me repite. Me sonríe mostrándome los dientes, me contagio de su sonrisa. –No miraré a nadie más que a ti, mi fama  de casanova se acabará.-

-¿Y tú reputación?- le pregunto. -¿No te molestará ser llamado  “distinto”?-

-No me importará.-

-¿Y tus padres? ¿Y el resto de tus amigos? ¿Y tus inversionistas?-

-Todo estará bien, Hyung.- me dice, me acaricia los pulgares de los dedos, y es ahí cuando recuerdo que tenía sujetas mis manos. Me sonrojo. -¿Te das cuenta?- me pregunta

-¿De qué?-

-No piensas en ti.- me susurra. Sus manos me toman de las mejillas, él se me acerca. –Necesitas a alguien que se preocupe por ti.- pega su frente a la mía. Creo que mi sonrojo crece. –Yo cuidaré de ti, Hyung.- me dice, sonrío.

-Yo…- susurro. Esto es muy definitivo. –Yo no me casaré con vestido.- le anuncio. Él me sonríe de oreja a oreja. Me suelta, parpadea. Me mira, y me abraza, demasiado fuerte para mi gusto. Trato de corresponderle pero, de nuevo me ha soltado, lo miro confundido. El revisa su cajón y toma lago que no alcanzo a ver, regresa a mí y me ayuda a ponerme de pie, luego se arrodilla frente a mí, como cuando alguien pide la mano de otra persona. Espera un momento. -¿Qué haces?- le pregunto, el me mira radiante. Abre la cajita y hay un par de anillos en ella.

Me sonrojo. Nunca pensé que alguien me pidiera matrimonio. Y mucho menos Jongin.

-Hyung… Do Kyungsoo, ¿Te quieres casar conmigo?- me pregunta, me muerdo el labio. Esto es… demasiado perfecto.

-Sí.- susurro. Jongin sonríe más aún. ¿Eso es posible? Me coloca el anillo más pequeño en el dedo anular y… me queda exacto. Me sorprendo. Saco el otro anillo de la caja y se lo coloco. Le queda perfecto también.

-Tú eres el indicado. Lo sabía.- me dice. Se pone de pie y me besa la frente. Mi estómago ruge enfurecido hambriento. Me sonrojo de golpe por haber arruinado el momento. Él sonríe. –Vamos a desayunar, ponte un polo. Ya quiero ver la cara de Suho cuando le digamos.- me dice, giro los ojos, me pongo mi polo blanco y bajo junto con él. Jongin está dando saltitos.

En el comedor, Suho nos espera con la cabeza enterrada en la mesa. Jongin carraspea y el levanta la cabeza. Tiene un rostro somnoliento.

-Oh, lo siento, me quede dormido.- se disculpa.

 

Nos acomoda el desayuno, desayunamos en silencio. No es nada incomodo pero, es extraño.

Suho nos mira alternadamente, de una forma bastante extraña. Yo le miro juntando las cejas.

-Me voy a casar.- dice Jongin. Tuerzo los ojos.

-¿Con Kyungsoo?- se ríe Suho. –Cuando llegamos le propusiste matrimonio, ebrio. Fue tan romántico, creo que lloré-

-Sí, con el.- dice, y enseña su mano… y levanta la mía, que, solo por precaución tenía bajo la mesa. El rostro de Suho empalidece. – ¿Quieres ir a ver a los Kim, Hyung?- me pregunta. Entierro mi tenedor en los waffles con odio.

-¿Esos padres tuyos que me aman tanto y que siguen pensando que soy tu sirviente?- le pregunto con sarcasmo. El ríe.

-Sí, ellos. Pero ahora será distinto. Lo prometo.- me dice.

-Oh, me muero de ganas.- le digo.

- ¡¿QUE USTEDES, QUÉ?!- pregunta Suho. Reaccionando. 

Notas finales:

 

Los padres de Jongin~ 

-miedo.-

 

Qué tal? 

Me dan amor o me lo quitan? 

 

Nos leeremos pronto! 


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