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El Diablo Viste a la Moda por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡MUY BUENAS CRIATURITAS DEL SEÑOR! ♥

¡Hola! ^^ Mi nombre es Cheeky y éste es mi segundo fic de Kuroshitsuji, tengo otro publicado qué se llama “Mi Pequeño Ciel”, podéis pasar a chequearlo si queréis y perturbarse mentalmente con ello XD

Quiero aclarar qué el concepto del fic está basado en la peli “El Diablo Viste de Prada” pero he cambiado un poco de historia para ajustarlo a lo qué quiero hacer:33 Espero lo disfrutéis y me dejéis vuestras opiniones en la cajita de comentarios; si tengo al menos un review continúo:$$ puede que la idea en un principio os parezca bizarra pero más adelante irá cobrando más fuerza:33

De antemano, quiero daros las gracias a quienes se tomaron el tiempo de pasar a leerme… ¡ENTRAS BAJO TU PROPIO RIESGO! XD

Ahora, sin entreteneros más, ¡A leer! ^^

Capítulo Uno.

-…Cinco minutos antes.-

POV’s Ciel:

-¡Mierda!-gruño, despatarrándome de la cama en cuanto la alarma empieza a sonar. Doy un suspiro de fastidio y apago el maldito aparato de un puñetazo.-Cómo si ya no tuviese suficiente con…

-¡Cieeeeeeeeel!-justo en ése instante un rubio escandaloso y con un mandril de color rosita entra en mi habitación, batiendo un enorme bol con lo que parece ser mezcla para panqueques.-¡Despierta y brilla, pequeño zafiro! ¡Hoy es un gran, gran día!

-…Alois.-concluyo, frotándome las sienes y recordándome porque vivía con alguien tan jodidamente gay e insoportable.

“Quizá sea porque no tienes ni para pagar tu propio apartamento tú solo…” me recuerda mordaz mi consciencia y suelto otro suspiro de puro fastidio, levantándome del suelo y mirando mi celular que seguía bailoteando por toda la mesa de noche…

09:00 am – Entrevista en Black Butler Magazine.

Mis ojos se abren con desmesura mientras la adrenalina me estalla en las venas… mi primer día de prácticas universitarias y ahora resulta qué iba tarde.

-¡Mierda!-vuelvo a gruñir, arrojando el móvil sobre la cama y apresurándome hacia el armario de donde empiezo a coger ropa sin detenerme siquiera a echarle una ojeada.

-¿Qué sucede mi zafirito?-me dice Alois, que sigue batiendo y poniéndome los nervios más de punta.

-¿Qué crees que sucede, idiota? ¡Voy tarde para la entrevista de trabajo!-le digo, trastabillando para ponerme los jeans de color morado deslavado y rotos.

Alois me mira frunciendo el ceño y dejando el bol a un lado, se acerca al armario revisando la ropa meticulosamente mientras  me saco la camisa de forma brusca y busco mis converse por todos lados.

-No puedes ir con ésas pintas, tienes qué dar una buena impresión…-me dice, tendiéndome una camisa de cuello, color negro medianoche y muy entallada. La arrojo al suelo de un manotazo.

-¡No tengo tiempo para preocupar de cómo luzco! ¡Van a contratarme por lo qué sé!-le digo, tomando una camisa de Guns n’ Roses y tratando de peinarme al mismo tiempo.

El blondo hace un puchero tal cual cría de cinco años y deja escapar un suspiro, volviendo a batir su mezcla y contoneándose hacia la cocina.

-Tú y tu poco interés en la moda nunc cambiarán Ciel Phantomhive… ¿Cuántos panqueques quiere?-me pregunta, con una sonrisa y como si la cabeza no estuviese a punto de estallarme.

-Bolso, currículum, permiso… ¡Lo tengo!-digo, tomando mi mochila y atravesando como una bala el vestíbulo.

-¡CIEL!-Chilla Alois, cuando estoy a punto de salir de la habitación.

-¡¿Qué mierda quieres ahora?!-le grito, volviéndome con fastidio y dispuesto a ahorcarlo si se le ocurría salirme con alguna de sus estupideces.

-Se te olvidó darme mi besito de los buenos días…-me dice, parando la boca como un pato y cruzándose de brazos.

Le miro fijamente un segundo, antes de reaccionar y sacarle el dedo.

-Te mataré cuándo regrese…-le digo y salgo disparado, bajando las escaleras de dos en dos y casi llevándome a la Señora Jones.-¡Lo siento!-le grito, atravesando las puertas de mi edificio de un tirón.

-¡Oye, fíjate imbécil!-me grita Beast, la prostituta del apartamento de al lado y sólo atino a sacarle el dedo y seguir corriendo.-¡Maldito mocoso!

Tomo mi skateboard y sin poder responderle a la ofensa propiamente, empiezo a patinar con todas mis fuerzas entre las cientos de personas en el caos mañanero tan típico de Manhattan. Me gano varios insultos y varias veces casi caigo al suelo, pero cuando me dejo el Madison Square atrás mis nervios lentamente empiezan a relajarse e incluso me detengo a comprar un capuccino en uno de ésos carritos de comida rápida a un lado de las calles.

-Son uno con cincuenta guapo… y también mi móvil para ti.-me dice el hombre qué me ha atendido, un castaño con ojos verdes que me regala un guiño.

Arrugo la nariz y le arrojo el dinero a la cara, mientras le sonrío de forma burlona.

-No soy un puto gay igual qué tú… guapo.-le escupo con veneno y me alejo de ahí a toda velocidad dejando su sarta de insultos atrás.

“Son las ocho con cincuenta y cinco… no ha estado tan mal” pienso, deteniéndome enfrente del enorme edificio y contemplando la forma en que acaricia el cielo y se yergue imponente sobre mí. Sacudo la cabeza y camino hacia adentro, pero en el momento en que atravieso las elegantes puertas de un pulcro color dorado y que parecen relucir como el mismo oro… no puedo sino sentirme completamente fuera de lugar. “Vale, ¿Esto es una revista o una pasarela?” pienso, viendo a las cientos de chicas vestidas como si en cualquier momento fueran a montar un desfile de modas en medio de la recepción.

-¡Pero qué idiota!-grita una, cuando por ir distraído tropiezo con ella y mi capuccino va a parar justo a su vestido de apariencia cara.

-Oh por Dios… ¡Lo lamento mucho! Déjame…

-¡Quítame tus asquerosas manos de encima! ¡Tengo una junta en diez minutos, gilipollas!-sigue gritoneándome, furiosa y mi amabilidad no tarda en esfumarse.

-Oye, fue un maldito accidente, no estaba entre mis planes echarle mi capuccino encima a una barbie…-le digo, mirándola de la cabeza a los pies: Rizos rubios perfectamente definidos y enormes ojos color verde esmeralda… bastante bonita.

-Ni siquiera sé qué hace un mocoso zarrapastroso cómo tú aquí… Ugh.-dice, echando los ojos en blanco y dándose vuelta para dejarme ahí plantado y oliendo su olor a cacao y perfume fino.

“Qué tipa tan rara…” pienso, resoplando y despidiéndome del capuccino qué ni siquiera llegué a probar y por el que tuve que soportar a un maldito homosexual acosándome. Me acerco al directorio hasta qué doy con mi objetivo: Black Butler Magazine, piso 66. Llamo al elevador y espero mientras sigo observando a los hombres y mujeres en trajes tan elegantes… que me arrepiento de no haber tomado la sugerencia de Alois antes. “Ya estoy aquí, no van a contratarme por mi ropa…” me animo a mí mismo mientras veo los diferentes pisos iluminarse a medida el elevador asciende y me recuerdo qué lo hago todo por mi título de periodista. “Al fin” pienso, abriéndome paso entre los cientos de hombres regordetes apretujados en el elevador que casi me aplastaban contra las paredes de metal. El lujo y el ajetreo del piso me dejan momentáneamente anonadado y no tengo ni puta idea de a dónde dirigirme.

-Oye, ¿Podrías…?-intento preguntarle a una rubia, pero me pasa de largo como si sólo hubiese aire a su alrededor. Doy un resoplido.-Perdona, quisiera…-intento con un chico de pelo castaño pero él también me ignora olímpicamente.-¿Podría alguien…?

-¿Eres tú el pasante de Columbia?-pregunta una voz seria e irritada a mis espaldas, sacándome un respingo. Me vuelvo y hay un chico rubio mirándome de pies a cabeza.-Tiene qué ser un chiste…

-Eh… sí, soy yo.-fuerzo una sonrisa, sintiendo el corazón acelerárseme.-Mi nombre es…-se vuelve, dejándome con la mano estirada.

-No creo qué las presentaciones sean necesarias, simplemente sígueme y no estés de mirón.-me dice, echándose a andar y deteniéndose al ver mi cara de estupefacción.-¿Vienes o qué?-me pregunta, echando los ojos en blanco y volviendo a andar de nuevo.

Trago saliva y siento como el calor me sube a las mejillas, ¿es qué acaso nadie sabía de buenos modales en ése maldito lugar? “Todos actúan como unos malditos chiflados” pienso, viendo como corren de un lado a otro e incluso algunas terminan de arreglarse dentro de sus cubículos. “Ni siquiera he mirado a dónde me ha enviado el profesor Undertaker…” pienso, rebuscando entre mi bolso pero es inútil en medio de todo mi desastre.

-Perdona…-digo y no recibo respuesta por parte del chico rubio por lo qué decido continuar.-¿Qué clase de revista es ésta?

El chico detiene su andar en seco y me clava sus enormes ojos verdes, muy parecidos a los de la chica del capuccino e incluso le veo palidecer…

-Dime qué no dijiste eso…-me dice, mirándome cómo si fuese una nueva especie de bicho raro. Niega con la cabeza y luego me toma por los hombros, empujándome hacia atrás.-Escucha niño, eres muy lindo y todo pero es obvio qué no…-el sonido de un móvil lo deja helado y contesta casi con frenesí.-¿Sí?... Oh, ya entiendo.-dice y vuelve a ponerse pálido.-Sí, sí todo estará listo. Muchas gracias… ¡Mierda!-dice y es como si le hubiesen inyectado un energizante en las venas.-Ya no tengo tiempo para ocuparme de ti, así qué sólo no me estorbes, ¿Quieres?-me dice, arrojándome sobre una silla mientras corre hacia un escritorio. Toma el teléfono y puedo jurar qué incluso está temblando.-Sebastián está en camino… ¡Me importa una mierda sólo dile a todo el mundo!

“¿Pero qué rayos está pasando?” pienso, mirando por entre las puertas de cristal y viendo el caos masivo incluso peor que el de las calles de Manhattan estallar tras las mismas, con gente corriendo de aquí hacia allá ordenando y tirando cosas… niego con la cabeza, simplemente anonadado de qué todo fuese por el tal Sebastián. “Y para empezar, ¿Quién es Sebastián?” pienso y veo qué en una mesa hay un montón de revistas y una justo con el nombre de Black Butler’s…

-Ay no… ¡No!-digo, sintiendo como se me sube la bilis… ¡Es una de las malditas revistas de moda qué lee Alois!-Tranquilo… inhala y exhala, inhala y exhala…-me repito, sintiendo como de una momento a otro va a darme un ataque de asma.

-¡Finnie! ¡¿Cómo rayos es qué…?!-alzo la vista y me quedo de una pieza cuando aparece la chica del capuccino enfrente de mí.-¡¿Qué rayos hace eso aquí?!-dice, señalándome como si fuese una cucaracha.

-¡Eso es lo último por lo qué tienes que preocuparte, Lizzy!-le gritonea y la chica me fulmina con la mirada.-¡Por Dios! ¿Qué es ésa mancha de café en tu vestido? ¡Sabes qué él detesta las malas presentaciones!-el rubio corre hacia la chica y empieza a limpiarle la mancha con frenesí.

-No lo sé, podrías preguntárselo a éste idiota…-vuelve a fulminarme con sus ojos verdes y le frunzo el ceño, conteniendo las ansías de sacarle el dedo y decirle qué fue ella la estúpida que se cruzó en mi camino.

-Déjalo… ahora, ¿Ya está lista la sala de juntas? ¿Tienes su agua mineral?-dice el chico nervioso y siento que de un momento va a darle un ataque cardíaco.

-Casi y aquí tienes… ¡Date prisa! ¡Viene en el elevador!-la chica le entrega una botella de la más fina agua mineral y sale disparada junto con las otras cincuenta personas que corretean por el piso.

-¡Mierda! Se suponía qué no iba a venir hasta las diez y media… ¡Malditos masajistas!-escucho sus quejidos seguidos de varios ruidos desde dentro de la oficina de el tal Sebastián creo.

-Todos están chiflados… y voy a matar al profesor Undertaker.-digo en voz baja, frotándome las sienes mientras pienso como escaparme.

-¡Ahí viene! ¡Todos a sus puestos!-grita un hombre y el chico rubio sale de la oficina, no sin antes mirarse en un espejo y… echarse bálsamo de labios.

Antes de salir disparado por las puertas de cristal, me dirige una mirada y luego niega con la cabeza mientras sale del pequeño cubículo y corre por el pasillo empujando a una chica de paso.

-¡Muévete!-chilla desesperado, saliendo por la puerta y justo en ése momento todo parece quedarse en silencio… un sepulcral y muy incómodo silencio. Incluso yo dejo de respirar.

-… ¿Es tan difícil qué confirmes una cita? ¿Y encima conseguir a alguien qué haga un buen trabajo de limpieza? Sabes qué detesto el polvo y hay una mota de él sobre el escritorio de recepción.-dice una voz fuerte y bastante masculina, qué resuena como trueno por todo el pasillo.

-L-Lo siento Señor Michaelis, le juro qué…-es el chico rubio, cuya voz suena casi tan psicótica como su comportamiento.

-Los detalles de tu incompetencia no me interesan. Por cierto, dile a Scarlett qué ni en sueños pienso aceptar a ésa chica que me ha enviado para ser la portada de la nueva colección de verano, le pedí una chica atlética, sonriente y hermosa y me envió a una gorda, estúpida y sin gracia. Hoy tengo una cena a las 9:30, dile a Bard que me recoja a las nueve en punto a ver si eso lo puedes hacer bien. Luego llama a Christine y dile qué no, por enésima vez no incluiré a Miley Cyrus en el artículo de otoño. También asegúrate de cancelar mi aparición en la gala benéfica de De la Renta y por último hoy a las 12:30 tenía un almuerzo con Mássimo pero cámbiala a la 1:30… tengo qué revisar las portadas de los números siguientes de la revista. Y dile a Ritchie qué quiero mujeres y no travestis para el artículo de Canterburry, ¿Tan difícil es encontrar a mujeres guapas y delgadas y con algo de personalidad? ¿Acaso estoy pidiendo la luna? Y pregúntale a Nina si Gisselle ya perdió peso después de tener a su hijo, la quiero para el desfile de Brasil en Marzo y…-estoy boquiabierto mirando al hombre tan imponente, dominante y extremadamente atractivo y joven qué tengo delante de mí.-¿Y eso qué es?-me clava sus ojos escarlatas, confusos y a la vez demandantes.

-¡Nadie!-el chico rubio se interpone ante mí, llevándose la visión de ése hombre tan intimidante. Lo veo estremecerse y sé qué debe de estar atravesándolo con sus ojos carmines.-B-Bueno, usted sabe qué la Universidad de Columbia dijo que enviaría a un pasante para realizar sus prácticas aquí, pero lo estuve pre-entrevistando antes y es un verdadero desastre, no sirve para…

-Lo haré yo. Qué pase.-le corta la imponente de voz de sopetón.-Eso lo decidiré yo, los últimos dos asistentes que me enviaste eran todos unos idiotas lo qué demuestra tu pésimo gusto. Es todo.

-Sí, señor Michaelis.-dice a regañadientes el chico rubio, saliendo de la oficina de enormes puertas de cristal.

“Madre mía… ¡Pero qué mandón!” pienso, viendo que en menos de cinco minutos ése hombre le había dado al menos unas diez órdenes al chico rubio sin tomarse siquiera un respiro entre cada una y sin decir ni por favor ni gracias… era obvio qué era toda una diva y el mejor candidato a próximo Hitler.

-Dice qué quiere verte…-me dice el chico rubio, haciendo malabares para no tirar todo lo qué lleva encima.-¡Date prisa! ¡Él detesta esperar!

-¡Sí, ahora!-le digo, despabilándome-¡Eh! ¡Dame eso!-le digo, cuando toma mi bolso y lo arroja dentro del cesto de basura.

-Si ve ésa cosa tan horrible va a darle un infarto… ¡Muévete!-chasquea los dedos delante de mi cara y yo sólo trago grueso.

“Venga Ciel, tú puedes… tú puedes. Tú puedes” me repito pero todo mi coraje se va en picada a la mierda en cuanto ésos ojos carmines se clavan en mí en toda su fuerza y esplendor haciéndome temblar las rodillas.

-Dime querido, ¿Vas a quedarte ahí mirándome boquiabierto todo el día o a decirme qué haces en mi revista?-me dice, apoyando su cuadrada y delineada barbilla sobre sus manos grandes y fuertes.

-P-Perdone…-sacudo la cabeza y me acerco, entregándole mi currículum que estudia minuciosamente.-Mi nombre es C-Ciel Phantomhive y estoy a punto de recibirme en la carrera de periodismo de C-Columbia y el decano me ha enviado a realizar mis prácticas y horas sociales aquí… era esto o el semanal de moda para gatos.-le digo, tragando grueso y sintiéndome increíblemente vulnerable ante su mirada qué me escruta de forma tan abrasante.

-Así qué deduzco que tú no eres fanático de mí revista, ¿Verdad?-me dice, bajándose sus gafas hipster  y mirándome de ésa forma tan… tan intensamente arrogante por sobre estas.

-Me temo qué no, Señor.-le digo, bajando la mirada y arrepintiéndome de no ponerle atención nunca a Alois mientras hacemos fila en el supermercado y él me lee emocionado ésas idioteces.

-¿Al menos has oído hablar de mí?-me pregunta, enarcando una perfecta y espesa ceja azabache como el resto de su estilizado y muy chic cabello.

“Mierda…” pienso, sintiendo como los colores se me suben a la cara.

-Tampoco, Señor.-le respondo con sinceridad y cuando alzo la vista, lo tengo justo a cinco centímetros de mí.-¡Pero qué…!-empiezo, pero me corto a mitad de frase cuando me toma con fuerza del mentón y me obliga a verle…

Me pierdo en la fuerza de ésos impenetrables rubíes, que me estudian con una fijeza y autoridad dignas de los mismísimo leones. Lo veo fruncir su boca y eso… eso hace que me baje un estremecimiento por toda la columna: Todo detalle en el rostro de éste hombre con olor a colonia fina y cara y vestido como el modelo principal de su desfile de modas es perfecto y dudo mucho que sea a causa de alguna cirugía plástica. Trago saliva cuando me suelta y me rodea, observándome como a una presa mientras sigue frunciendo cada vez más ésos labios cincelados… desconcentrándome de una forma que incluso llega a aturdirme.

-Tienes un rostro hermoso… sin embargo, tu cuerpo es el de una chica anoréxica y sin forma.-murmura, con su voz retumbando por todo mi vientre y haciendo que un calor sofocante se instale en mi cuerpo.-Tienes un buen trasero pero dudo mucho qué sirvas para modelo con ésa actitud tan torpe qué te cargas encima.

“¡¿Pero qué mierda?!” pienso, abriendo los ojos con desmesura y el rostro ardiéndome al rojo vivo cuando él ha dicho qué tengo ‹‹un buen trasero››… ¡Pero qué hombre tan atrevido! Primero invade mi espacio personal y ahora me examina como si fuese un pedazo de carne qué va a comprar. Vuelve a posarse enfrente de mí y me recorre de forma lenta de los pies a la cabeza, provocándome casi un ataque porque nunca vi una mirad atan cargada… de desdén y malicia. Cruzo los brazos con fuerza sobre el pecho e intento cubrirme, porque literalmente me siento desnudo.

-No tienes sentido de la moda ni tampoco del buen gusto…-dice y doy un respingo… ¡Eso era pasarse de la raya! Carraspeo para tragarme el insulto qué quiero soltarle y trato de enfocarme en otra cosa qué no sean sus ojos tan altivos.

-Bueno, yo creo que eso depende de…

-No, no… no te lo pregunté.-me dice, y mi boca casi llega al suelo… ¡Pero qué bestia! Estoy abriendo la boca para decirle qué es un hombre extraño y bastante ignorante cuando…

-Señor Michaelis, ya tengo los diseños de la nueva colección de invierno pero hay un problema con los abrigos de piel qué pidió… ¡Nos enviaron piel sintética en lugar de cuero real!-dice la chica de ojos verdes, entrando como si nada y como si eso fuese el fin del mundo.

“Todos en éste maldito lugar son unos gilipollas, no tienen modales” me quejo y lo tengo bien claro: Prefiero mil veces trabajar rodeado de asquerosos gatos y hacer notas de lo “tiernos” qué se ven usando ropa que trabajar para un semental tan prepotente y arrogante como lo es el Señor Michaelis y su tropa de pingüinos en trajes caros y bañados en perfumes de marca.

-¿Sabe Señor Michaelis? Creo qué su asistente tenía razón…-ambos clavan sus ojos en mí y yo simplemente sonrío encogiéndome de hombros.-no encajo aquí, no tengo cuerpo de supermodelo ni tampoco un sentido de la moda pero le aseguro qué puedo ser su asistente y aprendería rápido… de cualquier forma, muchísimas gracias por su tiempo.-digo lo último con sarcasmo, puesto qué aparta de preguntar si lo conocía, no me hizo ninguna otra pregunta.

Me doy media vuelta, todavía sintiendo el peso de sus miradas sobre mi espalda y saco mi bolso del cesto de basura para echármelo al hombro de nuevo ante la atenta mirada del chico rubio que me mira boquiabierto… me despido con la mano y me dirijo al elevador pero cuando está a punto de cerrarse…

-Ciel…-me llama una voz demandante, deteniendo de nuevo el curso del mundo y clavándome sus potentes ojos de nuevo.-Empiezas la próxima semana y por cierto…-se baja las gafas de nuevo y las clava en mi bolso.-Ése es el bolso de más mal gusto qué he visto. Es todo.-se da media vuelta y empieza a andar de nuevo hacia su despacho dejando a sus empleados boquiabiertos y mirándome como idiotas.

No estoy seguro, pero me parece haberle visto sonreír antes de irse.

Notas finales:

¡Muchisimas gracias por leer! Acepto críticas (siempre con respeto u.u), comentarios, sugerencias o cualquier cosa que queráis escribirme… ¡Un besazo! Y tened un buen fin de semana ^^


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