Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesas. One-Shot. por BaniaticaFer

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pues esté es mi primer One-shot de esta pareja, está publicado aquí y en otras páginas, espero que les guste ^^ 

Notas del capitulo:   ¡Hola a todos! Vengo ahora con un nuevo One-shot de Fubuki x Goenji y una leve mención de Yukimura x Kinshibe.~ (Pareja más irrelevante que esa no hay).

Ds: Los personajes de IE no son míos, les pertenecen a Level-5 porque si fueran míos todos fueran súper gays y esas cositas^^

El caso, espero que les guste ^^

Promesas:


Su mirada bajaba por cada parte de su cuerpo, era hermoso, eso nadie lo podía negar.

Se encontraba encima de Yukimura, quien estaba con solo su ropa interior en ese momento. Bajó hasta sus labios despacio y lo besó sintiendo como correspondía nervioso. Fubuki se sintió algo mal, Yukimura aún era menor, no tanto como para no saber lo que hacían, pero se le notaba la falta de experiencia, era obvio que necesitaba madurar…No era como él.

Por un momento se separó del chico, lo miró desde la altura de nuevo y no pudo evitar que en su mente la imagen se distorsionara; ahora veía los cabellos blancos y la piel morena de su querido Goenji… aquel imbécil que con solo mirarlo con sus ojos negros podía derretir todo el hielo que había en su corazón. Cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió Yukimura lo seguía observando, sonrojado y excitado. No lo pensó más, borraría a Shuuya de su mente. A él y todas sus infidelidades.

Sus manos se posaron en los costados delgados del chico y acarició despacio la piel blanquecina que le ofrecía su estudiante, lo sintió estremecerse bajo el tacto y sin darle tiempo ni de respirar empezó a hacerlo suyo. No supo cuando terminó de desvestirlo, o si le hizo daño, solo sabía que tenía a la persona equivocada bajo sus brazos.

***

Yukimura dormía acurrucado en su pecho, su respiración tranquila combinaba perfectamente con su rostro apacible, sonrojado y sonriente.

—Lo siento Yukimura —susurró por lo bajo, sabía que no lo oía, pero procuró ser precavido.

Volteó lentamente la vista hacia el techo de madera de aquella casa tibia, aunque afuera hasta podía estar nevando, adentro se sentía un grato calor que muy probablemente habían proporcionado los dos cuerpos en su acto. El aire lo empezó a ahogar, tanta calidez lo estaba sofocando y justo en ese momento, acariciando el cabello azulado del menor, sintió que odiaba un poco más a Goenji de lo que lo amaba. Si no hubiera sido por él, ahora no estaría jugando con los sentimientos de un pobre chico que estaba ofreciéndolo todo sin recibir nada, y que ciegamente le había entregado todo a él, sin merecerlo. Entonces también odio a Yukimura, por creer en él, por haberle dado su primer beso, su primera vez, justo a alguien que era un monstruo por las circunstancias. Lo peor era que Yukimura lo sabía, sabía que Fubuki no lo amaba, sabía que para el peli-plata solo existía una persona, y ese era Goenji, pero aun así, el menor se lo entregó todo a él, sin esperar nada a cabio, simplemente se dejó hacer, porque él de verdad amaba a Fubuki. Pero se dio cuenta de que el error no había sido de Goenji, ni de la ciega entrega de Yukimura, sino de él, solo de él. Él había aceptado los engaños de Shuuya, lo había visto tantas veces engañándolo, pero había decidido apartar la vista una y otra vez, fingiendo, diciéndose a sí mismo que Goenji lo amaba y que al final recapacitaría y se daría cuenta de que su amor era el único que lo podía llenar realmente. Sé mintió a sí mismo y construyó toda una vida a base de la esperanza y de apartar la mirada cada vez que veía las dolorosas escenas de su novio besando a alguien más.

Pero todo su mundo se vino abajo, su fantasía se rompió y ya no pudo hacerse el ciego; simplemente se había destrozado. Fue aquella vez, cuando entró a la oficina de su novio para darle una sorpresa, pero la sorpresa se la llevó él y vaya que lo hizo. Su novio se encontraba envistiendo fuertemente a alguien sobre el escritorio de su despacho, sintió como su corazón se rompía, pero luego, cuando vio la cara de aquella otra persona, todo fue mucho peor, y se dio cuenta de que definitivamente su corazón nunca volvería a curarse, porque él ya no tenía corazón.

—Fu-Fubuki —aún oía la voz retumbante de Endou en su cabeza, aún podía ver sus ojos bien abiertos de la impresión y sus mejillas sonrojadas. Aquella vez Goenji ni siquiera volteó a verlo. La había cagado feo, y eso hasta el moreno lo sabía.
Entonces, sin darse tiempo a que por su mente siquiera pasara perdonar al estúpido de Goenji, Shirou empacó sus cosas y volvió a su ciudad, entre las montañas y la nieve. Fue cuando llegó que encontró a su ya no tan pequeño discípulo, Yukimura ahora había crecido, y lo había hecho muy bien; su piel seguía firme, pálida y suave, sus cabellos mantenían aquel azul tan peculiar y lindo que a Fubuki siempre le había gustado y sus ojos claros seguían mostrando vida y entusiasmo. Y cayó… Shirou cayó en el despecho, quiso borrar a Goenji de la peor manera. Porque, sacar un clavo con otro clavo al final termina clavándote los dos, y duele el doble, no solo para ti, sino para todos los involucrados.

Unos toques en la puerta de madera le hicieron perder el hilo de los pensamientos. Sintió a Yukimura removerse incómodo cuando posó su cabeza sobre la almohada y lo alejó de su reconfortante pecho. Se paró de la cama poniéndose una bata de vestir y se preguntó quién estaría afuera con semejante clima. Abrió la puerta, que no estaba muy lejos de la cama donde se encontraba recostado hacía solo unos segundos y se puso tan blanco como la nieve que invadía todo afuera.
Shuuya Goenji se encontraba frente a él, blanco hasta lo que no tenía, cubierto por la nieve fría que caía en el lugar. Traía una bufanda que Fubuki reconoció como suya, tal vez la había olvidado cuando empacó todo tan deprisa, sus mejillas y labios se encontraban rojos por el frío y ni hablar de su nariz, podía tranquilamente competir con Rodolfo el reno. Aquella imagen le causo gracia y ternura, pero se recuperó rápidamente frunciendo el ceño.

—Imagino que estabas ocupado —susurró, toda su seguridad se había ido cuando vio a Fubuki en bata y de reojo pudo notar a un chico durmiendo plácidamente en la cama. Se sintió a morir, de verdad la había cagado.

—Pues ya me vez, llegas en mal momento —frío, cortante, envenenado. Esos serían los sinónimos que mejor podrían describir la forma en la que las palabras salieron de su boca —. ¿Qué haces aquí? —preguntó cruzando sus brazos sobre su pecho y poniendo una peor cara, sin ni siquiera dignarse a ofrecerle pasar a dentro.

—No te puedo dejar atrás… —susurró mirando hacia abajo, se había dado cuenta muy tarde, siempre dio por sentado el amor de Fubuki, pensó que siempre estaría ahí para él, pero cuando se fue, cuando ya no tuvo a su pequeño ángel cerca suyo fue cuando de verdad lo entendió, cuando las palabras “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” tomaron más sentido que ninguna otra. Había dañado a Fubuki, y ahora él intentaba seguir con su vida, lo entendía, pero su egoísmo era más fuerte, necesitaba a Shirou para él, porque si no moriría, no sería precisamente como morir de dolor, pero pesaría tanto en el alma y en el corazón que terminaría por desgastarlo y finalmente quebrarlo.

—Lo siento Goenji, pero me has dañado tanto, me has hecho tanto daño que ya no creo en aquel amor que juras tener por mí. No puedo confiar en tus palabras, ¿sabes? Tengo ahora a alguien a mi lado, él no sería capaz de engañarme, me ama de verdad y tú… tú te sigues metiendo en mi mente, ¿por qué eres tan egoísta? ¿Por qué no te sales de mi corazón de una vez por todas? Quiero amar a Yukimura… lo intento, pero tu rostro sigue en mi mente. Simplemente quiero que desaparezca tu recuerdo, que el dolor se vaya… pero no sé cómo hacerlo —se había roto, todo aquel autocontrol que había logrado sostener aquellos minutos lo habían abandonado, dando paso a las saladas y cálidas lágrimas que ahora corrían por su mejilla. Sintió la mano fría de Goenji limpiar su mejilla izquierda, mientras el propio Shuuya también derramaba unas cuantas lágrimas.

—Sé que ahora no puedes perdonarme, y que no lograrás sentir el mismo amor que sentías antes por mí. Y lo siento, vaya, sí que fui un imbécil. No aprecié todo el amor que me dabas, no me di cuenta de que solo contigo me bastaba y finalmente terminé perdiendo lo único bueno que me había pasado en la vida —Goenji se acercó un poco al rostro frío y rojo de Fubuki, mientras rosaba su nariz con la del peli-plata, ambas tan coloradas y a la vez heladas —. Aún me amas, ya lo has dicho, pero no permitiré que me olvides. Te lo prometo, juro enamorarte una vez más, y reconstruir tu confianza hacia mí. Ahora, solo espéralo, porque estaré siempre ahí. Lo prometo. Me volverás a amar como el primer día —el humo de su boca chocaba con el rostro sonrojado de Fubuki, mientras se alejaba un poco y le daba un suave beso en la mejilla antes de dar vuelta en sus talones y marcharse con una sonrisa. Recuperaría a Fubuki, aunque fuera lo último que hiciera.
Shirou se quedó sorprendido viendo como Goenji se perdía en la nieve, mientras él solo se tocaba la mejilla húmeda por las lágrimas donde segundos antes habían estado los suaves labios de Shuuya.

—Yo creo que de verdad te ama —la voz detrás de él lo hizo pegar un respingo, no supo desde cuando estaba el menor parado escuchando la conversación.

—Yu-Yukimura… yo —no sabía que decir, había herido a Yuki, lo notaba en su mirada triste.

—Yo ya lo sabía, ¿lo recuerda? No importa, yo estaré bien. Soy joven y tal vez en un futuro no muy lejano encuentre a alguien que de verdad me ame, y cuando eso pase prometo que lo habré olvidado a usted por completo. Mientras tanto permítame guardar su recuerdo en mí —sus ojos se nublaron un poco, tragó saliva fuertemente y se limpió con su ante brazo las lágrimas que habían escapado.

—Lo siento… — ¿Qué más se puede decir en esos momentos? Lo abrazó con fuerza, y al final, ambos terminaron sollozando en los brazos del otro.

Solo esperaba que Goenji cumpliera su promesa… Era lo que más deseaba.

****

—Falta poco Fubuki, no seas impaciente —Goenji traía a su amigo/compañero/novio o lo raro que fueran ahora de la mano, mientras el chico pálido traía los ojos vendados con un improvisado pañuelo rojo —. Bien, es aquí —dijo Goenji con gran entusiasmo mientras destapaba los ojos de Fubuki, revelando una agradable cena en la casa del mayor, todo estaba perfectamente colocado, con una botella de vino a un lado y una deliciosa cena que al parecer el mismo Goenji había preparado.

—Es hermoso, Goenji —Fubuki miraba todo con asombro y sorpresa. Llevaba dos años saliendo con Goenji desde lo sucedido, no eran nada oficialmente, aunque a la vez lo eran todo, Shuuya lo sorprendía cada día con algo nuevo, nunca más se dio cuenta de que lo engañara, en realidad, ahora confiaba más en él, parecía que de verdad había cambiado. Se había dado cuenta de que amar no era dar todo por otra persona, o viceversa, ni follar duro todas las noches. Era comprenderse, estar ahí, escuchar y hablar. Un poco de todo y un poco de nada, era enamorarse mutuamente cada día, para hacer feliz a la otra persona y que la otra lo hiciera feliz a él.

—Fubuki… hemos pasado por tantas cosas —Goenji empezó a hablar cuando ya ambos se habían sentado —. Me has perdonado porque me amas, lo sé, y yo he cambiado todo de mí solo por ti. Porque te amo y no quiero perderte… ya nunca más. La vida sin ti sería horrible, y lo sé porque tuve que vivir seis largos y tortuosos meses sin ti y lo agradezco, porque sin ellos no hubiera abierto los ojos, y no estaría aquí, ahora, pidiéndote que seas mi esposo —terminó de decir por fin, poniéndose de rodillas abriendo la cliché cajita roja con un anillo hermoso en el centro.

—Oh por Dios —Vaya colapso mental tenía Fubuki para justo ahora solo poder decir eso. Sintió sus mejillas mojarse y se sorprendió al darse cuenta de que estaba llorando, o sea que era real ¿de verdad todo aquello era cierto?

—Pues… me está doliendo la mano Fubuki, no me pongas más nervioso de lo que estoy y dime una respuesta, esta posición es incómoda.

—Yo… ¡Acepto, sí! —se tiró sobre él, besando sus labios, quedando ambos en el suelo culminando así su gran momento típico de las novelas, y que ninguno de los dos pensó que en algún momento les pasaría a ellos.


***

—Mira, Yukimura me ha enviado una postal —habló Fubuki mientras sentía como su esposo le rodeaba la cintura por la espalda mientras apoyaba la cabeza en su hombro para poder ver mejor la postal.

—Oh, ese es su novio, ¿verdad? —preguntó sonriendo mientras veía al alto chico peli azul abrazado de su novio, un chico de su misma estatura, con los cabellos en un extraño azul y violeta un poco largo. Realmente se veían felices juntos.

—Así es, se llama Kishibe —respondió sonriendo mientras le daba la vuelta a la postal y leía lo que traía escrito: “Su recuerdo sigue en mi memoria, pero cumplí mi promesa; ahora hay alguien en mi corazón”. Terminó de leer feliz, y se giró para darle un beso en los labios a su dulce esposo, que lo seguía enamorando todos los días, Goenji también había cumplido su promesa.

Notas finales:

¿Qué tal? Espero les haya gustado porque me partí la mente intentando escribir esto TuT No me quedó como hubiese querido, pero al final pensé que no había quedado tan mal ¿qué opinan? Espero sus comentarios~ Y su apoyo C: Saludos. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).