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1 Año y 6 Meses por 2MIN_ABBY

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Notas del fanfic:

¡HOLA!

Primero quiro saludarlos después de un buuueeen tiempo.

Pasarón muchas cosas en si... y creo que me aleje...

Quiero decir que voy a continuar con ILUSION y con RELACIONES PELIGROSAS.

Son dos proyectos que no quiero dejar.

En fin. Este shot nació una noche en las que escuchaba una canción antigua. Tal vez se den cuenta... También aclara que no tiene corrección ni edición está tal y como lo escribí hace tiempo. 

 

-Tae…- la voz sale queda, le sale dolorosa.

 

-Por favor no lo hagas- el menor levanta la mirada.

 

Y los observa.

 

Los hermosos ojos del menor rojos y llenos de lágrimas, que resbalaban por las mejillas sonrosadas del menor, lágrimas que no caían, pero estaban a punto de salir.

 

-Lo siento- voz ronca. La dulce voz de Taemin se transformó en una apagada y sin esa dulzura que amó… que amaba.

 

Suelta un suspiro, tratando de darse el valor, de darse fuerzas a sí mismo. Baja la visa no pudiendo soportar la mirada de Taemin.

 

Pero su egoísmo es mayor. Mayor porque quiere grabarse todo, porque…

 

Levanta la vista de sus piernas, donde estaban sus manos enredándose entre sí, jugueteando y evitando acercarse y secar las lágrimas que caían del rostro del menor.

 

Primero como un escudo, mira a su alrededor. El pequeño café estaba en una hora continua.

 

Y demostraba como el 1 año y seis meses días le habían enseñado que pasaría.

 

-¿Quieren algo más?- Sunny, la mesera de siempre, con un camisa y su delantal pulcramente planchados, los observa casi asustada y temerosa.

 

Su voz es un cambio también, no es la llena de alegría, esta temerosa, tal vez preguntándose qué estaba pasando, porque hoy Taemin no había sonreído y por el contrario lloraba. Porque hoy no estaban con el cuaderno y la cámara sobre la mesa. Porque hoy no traía su anillo en el dedo anular. O tal vez simplemente porque esa sombría situación. Porque hoy no habían pedido lo de siempre.

 

El café Americano para él, y el Cappuccino para Taemin.

 

Las tostadas de la abuela de Sunny que eran habituales en un martes por la tarde.

 

La mesa estaba con las servilletas, y el grafito escondido por abajo. Con dos tazas de café humeantes que no se habían probado y que al parecer no se probarían.

 

-No, gracias- le da una sonrisa forzada. Sunny frunce el ceño pero, le sonríe. Una sonrisa que le dice “Esta bien, pasara Minho”.

 

Ojala y fuera así.

 

Para evitar a mirada llorosa de Taemin, sigue el camino de Sunny. Dándose cuenta en como los abuelos ya estaban en la mesa habitual, o como Jonghyun entraba y se sentaba en la mesa de la ventana para colocarse sus auriculares y esperar a Kibum, la misma frecuencia sonaba en la radio de toda la cafetería.

 

Veía como todo parecía transcurría en total sintonía, sabiendo que pasaría.

 

Todo demostraba que nada pasaba, pero lo estaba. Se siente extraño, desolado y resentido.

 

Todo parecía en total sincronización, el ver llegara Kibum y taparle los ojos Jonghyun para darle un beso en la mejilla y sentarse frente a él, o como el novio de Sunny se sentaba en la barra y pedía su jugo habitual.

 

Nadia sabia, nadie se daba cuenta y quizás ese era el problema. Que solo él lo tenía.

 

Sin darse cuenta prefiere ver el frente, y se encuentra con Taemin con los ojos llorosos, dejando caer las lágrimas por su hermoso rostro.

 

-Te quiero…- las palabras de Taemin le hacen… nada.

 

Las palabras carecen de sentimientos, de ese toque de dulzura que solía escuchar, ese revoloteo en su estómago, ese hormigueó que lo hacía quedarse despierto hasta tarde, no permitiéndole dormir.

Está bien. Taemin lo amaba… por rutina.

 

Sin querer dañar a Taemin, pero sabiendo que lo hace niega.

 

-No. No lo hagas, bebé.

 

Taemin parece reaccionar a ese sobrenombre que utilizaba en él. <<Bebé>>.

 

¿Pero él? El ya no. Porque ese sobrenombre era una… costumbre, aunque le duela admitirlo sabe que es eso. Una costumbre.

 

El labio de Taemin es mordido por sus dientes, sabe que el menor está tratando de canalizar sus emociones, tratando de no dejar caer una lágrima solo porque él se lo había pedido.

 

Niño tonto.

 

-Pero…-

 

-Taemin, lo prometiste-

-Perdóname- y el sollozo que Taemin trato de no soltar salió. Haciendo que la música del radio pareciera más baja, haciendo que Jonghyun los voltee a ver, que los abuelos se vean asustados, haciendo que Sunny deje de entregar un pedido en la barra. En si haciendo que la gente los observe.

 

-Te quiero…-

 

-No- más dura y seca. Le molesta y le duele hacer tener que su voz suene de esa manera, pero debe. Para que Taemin deje de llorar y esto se acabe.

 

Taemin temblorosamente alza su taza de café, bebiendo sorbos a sabiendas de que estaba caliente, lo hace por él.

 

Taemin ruidosamente deja la taza sobre el platillo, llamando más la atención, y tal vez tratando de hacerlo sentir mal. Después de todo aún era un niño.

 

Levanta la vista y lo observa, ve como una sonrisa dolida y triste se forma por sus comisuras, tratando de sonreír solo porque lo había prometido.

 

-Estás más bonito así- le dice haciendo que una sonrisa amarga salga.

 

No podía evitarlo, Taemin era bonito por naturaleza, con su cabello azabache, entre rubio y castaño, algo largo, su fina nariz, sus ojos avellana y su labios rosas. Su rostro era delgado, pero dejaba ver sus hermosos pómulos que se levantaban cuando reía alegremente.

 

En si Taemin era hermoso, con su mirada llena de confianza, llena de alegría e incentivación, mostrándose lleno de libertad, con ganas de echar andar sus alas.

 

Con su juventud demostrándose por cada poro de su piel, haciendo que al solo verlo te dieran unas enormes ganas de protegerlo.

 

Y recuerda que tal vez eso fue lo que le gusto.

 

Esa primera impresión que le hizo enamorase perdidamente de Lee Taemin.

 

Recuerda el día que se conocieron, en las afueras de la misma cafetería en la que ahora estaban.

 

Chocándose y dejando caer su cámara, y los papeles de Taemin. Ambos agachándose para encontrar sus miradas y perderse en los ojos del otro.

 

Recuerda esa primera vez como si fuera ayer. Ambos sentándose en donde estaban ahora, frente a frente, con miradas tímidas, y sonrisas nerviosas e innecesarias. Haciendo su pedido que sería por un año y seis meses el pedido de siempre. Una Sunny con cabello más corto los   saludaría y tomaría sus primeros pedidos, para después traérselos sin preguntar.

 

Ese Americano y Cappuccino acompañado de galletas que no sería pedido por ellos nunca más.

 

-Sonríe, y no llores más- palabras que salen hipócritamente. Sabiendo que el mismo ahora no podía sonreír, pero si quería llorar.

 

Con esfuerzo toma la taza de café, que se había entibiado, bebe ante la atenta mirada del menor, absorbiendo un café algo dulce, no le gustaba pero por la incomodidad que había lo hacía.

 

-Por favor…- la voz de Taemin sonaba susurrante y rogante. Suplicándole lo que él ya sabía.

 

-No.

 

-Minho…-

 

-No.

 

-Aún podemos…- ni si quiera Taemin podía terminar a frase. Frase que ambos no necesitan. Frase que ambos quieren dejar salir por la necesidad y por la costumbre que los rodeaba.

 

1 año y seis meses eran difíciles de olvidar.

 

Taemin sonrió triste y el acepta esa sonrisa, agradándole más de lo que debería.

 

-Tae, tal vez es la última vez- Y sí. Quien sabía. Por cómo era el destino nada le aseguraba que nunca más estaría frente a Taemin. Y solo por eso le pedía que sonriera, para poder llevarse una sonrisa como recuerdo del otro.

 

-Lo sé-

 

-Por favor-

 

-Está bien-

 

Un silencio de minutos llego, el no supo que decir por perderse en recuerdos, y Taemin por la incomodidad y porque nunca sabía que decir en momentos así.

 

Recuerdos que le resultan dolorosamente agradables lo rodean. Vuelve la vista a Taemin y se pregunta que debería decir. ¿Acaso había algo que podía hacer menos doloroso esto? ¿Había un afloje para cuando esto sucedida?

 

No se siente tan lúcido como antes, por lo que dice lo primero que le sale.

 

-Fue muy lindo todo…- Si lo fue. Lo fue. Tiempo Pasado.

 

Taemin despertando cada mañana a su lado, con los ojos somnolientos y la mirada feliz.

 

Haciendo el desayuno y comerlo en el sillón, escuchando la sintonización donde se escuchaba el clima y música agradable. Taemin con una de sus camisas y el solo con pantalones. Parecía ser la típica escena en donde se despertaban después de tener sexo, pero no era así.

 

Taemin tenía 19 años y recién salía del instituto la tarde en la que se chocaron y comenzaron todo. Él tenía sus 25 años cumplidos con una carrera de Fotografía profesional terminada con honores, con un trabajo que amaba desde hace dos años.

 

Chocaron y todo pareció correr, demasiado rápido ahora que lo pensaba. Después de dos semanas Taemin se trasladaba a su departamento, llevando solo un cambio de ropa y un cuaderno con una pluma.

 

Taemin no le conto porque acepto, y el no respondió porque le pidió irse a vivir con el tan pronto. Habían hecho el amor por primera vez esa noche que llego a su departamento. Se habían conocido en cuerpo y alma esa noche. Diciéndose un apresurado <<Te quiero>>, que hizo que algo revoloteara dentro ellos.

 

El comenzando a trabajar y Taemin comenzando a acostumbrarse a su departamento.

 

Cuando hicieron su primer viaje había pasado un mes, para después por la emoción comprarle un coche a Taemin. Dejando que Taemin se comportara como un ama de casa, llevándolo a cenar en las noches, haciéndole conocer los restaurantes de toda la ciudad. Tomando sus vacaciones meses antes para salir a todas las citas posibles con Taemin, llevándolo al cine, al zoológico, a la pista hielo, a días de campo, llevándolo a pasear en helicóptero, y sacándolo de viaje.

 

Habían hecho todo en tiempo record. Amándose cada segundo, diciéndose <<Te quiero>> antes y después de hacer el amor, adelantando pasos.

 

Para después comprarse una casa, en un lugar lujoso, dejando llevarse. Amándose y sin pensar en nada más.

 

Todo fue hermoso. Besos, caricias, abrazos.

 

Y sin querer le llega todo. Haciéndolo llegar a ese mismo pensamientos y las palabras esta vez fluyeron sin culpabilidad.

 

-Fue muy lindo todo…- la mirada de Taemin parece ilusionada por primera vez en toda el día y lamenta arruinar esa sonrisa-… pero ya pasó.

 

Y si, se da cuenta. Ya pasó.

 

Porque no se fijaron en buscar los sueños de Taemin, no le pregunto constantemente si quería hacer algo, estudiar algo, tomo por hecho que lo amaba para pedirle que se mudara. Dejando comprarle todo y haciendo que Taemin comenzara a vivir en una Ilusión.

 

Haciendo que un chico de 19 años dejara de necesitar de sí mismo, para aferrarse a él. Tal vez fue su error, regalándole cosas que Taemin no tendría hasta conseguir un trabajo fijo. Dándole un auto, poniendo la casa a su nombre, llevándole regalos caros, dándose viajes costosos.

Demostrándole que si seguía con el no necesitaría nada.

 

Taemin se vio deslumbrado, y lo entendió. El a sus 19 años soñaba con todo eso. Deslumbro tanto a Taemin, que Taemin olvido sus aficiones y sueños como él lo hizo. Trabajaba y respiraba por Taemin. Quien sabe y hasta dejando de disfrutarlo.

 

Suponiendo que en un medio año le dio todo, se puso a trabajar más. Dejando en el olvido a Taemin, y poniendo su mirada en las necesidades que ahora eran básicas en Taemin.

 

Vistiéndolo con ropa cara, haciendo que ningún día repitiera ropa. Sacándolo cuando podía. Dejando hacer compras cada vez un poco más ostentosas y caras. Y por supuesto nunca faltando a la cafetería de siempre. Los martes y viernes.

 

El llevando su cámara, y Taemin el cuaderno donde pegaban las fotos del día. Siempre estuvo la foto de cada martes y viernes allí.

 

-Quizás es la última vez, bebé. Por favor no llores más. Y era verdad. Todo fue acelerado y lindo.

 

-Lo siento, bebé.

 

-¿Por qué?-

 

-No nos hagamos más daño. Ambos sabemos que el amor es otra cosa- Y era así.

Lo que tenían era costumbre… rutina.

Tal vez la culpa empezó en él, y terminaba en Taemin, pero tal vez ninguno lo era de ninguno.

 

Dejando a Taemin de lado y concentrándose en las necesidades, se olvidó de todo, llegando cansado a casa, pero teniendo tiempo. Con el tiempo dejaron de hacer el amor, para solo dormir abrazados, para después simplemente dormir cada uno del lado de la cama.

 

Olvidándose por completo de sí mismos. Pero acostumbrados a estar juntos, mirando la televisión el silencio, ya no se preocupaba por abrazar o tomar la mano de Taemin como los primeros meses, para luego simplemente concentrase en la película.

 

Olvidando fechas importantes, y dejándolo pasar. Teniendo sexo a veces en vez de hacer el amor.

 

Estando juntos pero dolorosamente separados.

 

Diciéndose él <<Te quiero>> cuando se marchaba a trabajar. Y dejando a Taemin en casa. Haciendo que se concentrar en que se iba a poner para salir a comprar.

 

Se siente culpable sin poder evitarlo.

 

Su amor siempre fue distinto, desde el comienzo. Amándose a pasos agrandados, y olvidándose del el encanto de conocerse.

 

De ese encanto de la primera cita, la primera vez, las discusiones por cosas estúpidas.

 

No puede negar que se amaron, que estuvo allí, y que una parte seguía, pero causándoles dolor.

 

Dejaron que los momentos los llevaran, sin ellos poner esfuerzo alguno, olvidándose de pequeños detalles, no regaron esa plantita de la que el mundo presume. El amor.

 

Se olvidaron para dejarla marchitar.

 

- Es tiempo-

 

-No…- suplica.

 

-Sí, lo es bebé.

 

Recuerda la noche anterior. Donde decidieron esto.

 

Las cosas ya marchaban mal a partir de los un año. Los seis meses fueron rutina. Darse un beso seco en la mañanas, comer juntos, asistir al café, donde era le único lugar en done sonreían tal vez por el mero recuerdo del pasado, por el mero recuerdo su amor o lo que quedaba de él. Nadie dándose cuenta en como ya no hablaban, solo se sonreían y miraban, pareciendo normal, pero con la mirada diciéndose todo, las palabras no fluían de sus voces pero si en sus miradas.

 

Terminando con sus ojos, pero la costumbre y la rutia que hacían, se había convertido en una necesidad, teniendo sexo, sin caricias y sin amar al otro.

 

Regalos que llegaban y que supuestamente los llenaban. Pero no era así.

 

Ellos habían culminado su amor a los un año, seis meses fueron los que necesitaron para discutir y gritarse cosas dolorosas que su cerebro ya borró.

 

Solo sabe que la noche anterior se amaron por última vez, hicieron el amor por última vez. Besos delicados, caricias y abrazos necesarios, para cuando terminaron, mirarse y decirse todo. Ambos comprendiendo lo que sucedida, sin palabras y lágrimas se abrazaron diciéndose todo.

 

En la mañana Minho fue al trabajo normal, Taemin se alisto para su rutina diaria.

 

La nota que dejo en la almohada, una nota que nunca necesitaron pero esta vez si era necesario.

 

“Te veo en el café”

 

Sin nada más que eso.

 

Taemin asistió, el también, y allí estaban.

 

El uno frente al otro, demostrando como saltarse pasos era malo. Dejando arrastrarse por la rutina.

 

Se miraban y se decían todo.

 

Habían perdido su amor. Habían perdido ese toque. Viéndose quizá por última vez, Minho queriendo recordar a Taemin como su más bello recuerdo, no lo olvidaría pero quería quedarse con las sonrisas y no con las lágrimas que ahora caían.

 

Ellos habían perdido ese amor.

 

-No te sientas culpable. Y no llores-

 

-Te quiero…- solo lo mira en silencio, Taemin le rogaba y él lo comprendía, pero debía comportarse ahora. Esta vez no consentiría a Taemin, porque era lo mejor.

 

-Te quiero- comprendía a Taemin, su necesidad, su costumbre, su rutina le decía eso, y un poco del amor que alguna vez hubo, pero nada más.

 

-Te quiero…-

 

-No, bebé. El amor es otra cosa- con más confianza y un suspiro más aliviador, saca la billetera del bolsillo, con las lágrimas y sollozos de Taemin, saca los billetes. Guarda la billetera y con un ruido hace retroceder la silla. Tal vez atrayendo más miradas pero ya no importaba.

 

- Te deseo lo mejor. Que seas feliz.- deja los billetes sobre la mesa, y observa el rostro que amo.

 

Las lágrimas caían con más fuerza y los ojos se escondían tras ellas, mirándolo inquisitivamente, necesitadamente. Lo entendía, pero no podía.

 

No podían lastimarse más.

 

No podían necesitarse más.

 

No podían acostumbrarse más.

 

Por el bien de los dos. Con esfuerzo susurro sus últimas palabras, dolorosamente, se despidió. Terminando todo donde comenzó. Sin mirar atrás.

 

-Adiós, bebé.

Notas finales:

Bueno ¿Qué les pareció?

Las que lo quieren en pdf me lo pueden pedir a este face:

ILUSION

Bueno eso es todo, esperó dejen un comentario y nos vemos pronto en ILUSION.

XOXO


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