Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Latidos silenciosos por urahara

[Reviews - 82]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como ya explique en el capitulo anterior, tuve algunos problemas al publicar los capítulos ya que los pensamientos de Gabriel, que estaban escritos así “<<>>”, se borraban por alguna razón que desconozco, el problema ya está resuelta en los capítulos 1y 2 (de hecho tuve que subir el capitulo 2: “¿Cuál es tu mascara?” nuevamente), pero desde ahora los pensamientos estarán escritos entre comillas (“”) y espero que me disculpen si a causa de ese error no entendieron algunas partes de lo escrito, de todas formas la mayor parte se entiende sin ellas, así que es opción de ustedes volver a leer los capítulos anteriores.
Buena, ya aclarado eso les hablare sobre este capítulo:
Decidí subirlo hoy, ya que mañana me voy a la playa donde no hay muy buena señal y no creo poder subirlo.
Espero que les guste.

Sentí el sol entrando por la pequeña ventana y chocar sin piedad alguna en mis adormecidos ojos.
-mmmhhh- gruñí como diciendo “ya desperté, déjame en paz”.
“ maldito sol”- pensé –“… espera ¡sol! ¡ya es de día! Me quede dormido”
Salí como un rayo de la cama y me vestí con lo primero que encontré, es decir, la ropa de ayer, súper digno. No tuve tiempo ni de bañarme, ni siquiera de verme en un espejo para notar lo despeinado que estaba mi cabello castaño. Volé fuera del edificio de los dormitorios y corrí por los pasillos dejando un camino de papeles regados por todos lados, mientras los alumnos y profesores me miraban como diciendo “otra vez tarde”, porque sí, siempre llego tarde.
-espere, Padre, se le cayeron unos papeles – escuche la voz de Lucas a mis espaldas. Retrocedí y levante los exámenes, ¡exámenes que debería estar haciendo mi clase! Recogí todos los papeles con la ayuda de Lucas. Y en cuanto termine y me disponía a volver a correr escuche a Lucas decir:
-uno de estos días iré a verlo, me gustaría hablar con usted… es importante-
- ¡claro!- grite mientras corría al salón, dejando a Lucas con las palabras en la boca y una sonrisa nerviosa.
Llegue cinco minutos tarde y de inmediato entregue los exámenes para luego explicar las reglas de este y dejar a los alumnos responder las preguntas.
Ya más calmado y normalizando mi respiración me senté en mi escritorio y me dispuse a leer un buen libro “El abogado del diablo” mientras echaba un vistazo a mis alumnos de vez en cuando. Me sorprendí al ver por el rabillo del ojo, a un alumno viendo con frecuencia su mano “¿Alguien puede ser tan vil como para hacer trampa en un examen de religión?” No quise creer eso de un estudiante, pero era más que obvio. Me levante de mi asiento suspirando, profundamente decepcionado y me encamine hacia el banco del sospechoso. Tome su mano con brusquedad y pude ver que contenía toda la información sobre los 7 sacramentos, su descripción, materia, forma y ministro. “¿Cómo pudo caberle tanta información en una mano? Los estudiantes de hoy en día inventan mas formas de copiar que de estudiar”.
Después de descubrirlo infraganti me dispuse a ver el rostro del autor del “crimen”, y sí, justamente era él, José, el niño que me había provocado tanta ira apenas hace unas cuantas horas, a quien encontré en “esa” situación con Mateo esa misma noche.
Él me sonrió nervioso como diciendo “no es lo que parece”. “vaya idiota” pensé con el ceño fruncido.
-José, entrégueme su examen y valla a la oficina del director en este mismo instante. Tendrá un cero como nota parcial-
Mis alumnos me miraron estupefactos, esa no era mi actitud normal, se lo esperarían de cualquier otro profesor, ¿pero de mí? No, el profesor que no dañaría ni una mosca y que tenía una paciencia de oro.
Seguramente se rumorearía mi cambio de actitud, e incluso tal vez lo lleguen a saber otros profesores.
-pero…- trato de defenderse tartamudeando, pero no lo deje seguir.
-¿¡que no escucho?! Con el director, rápido- lo siguiente que veo es a un cobarde correr hacia la salida.
Me sentía algo mal por el pobre mocoso, tal vez exagere un poco, pero una voz en mi cabeza me tranquilizaba diciéndome “se lo merecía”.
Me senté nuevamente en mi escritorio, y antes de retomar mi libro conté en voz baja para tranquilizarme:
-1, 2, 3, 4, 5…- “¿es mi idea o últimamente contar no me estas sirviendo de nada?” pensé.
Pasaron los minutos, y gracias a José no me sentí confiado en mis alumnos, por lo que deje mi libro a un costado de mi escritorio y me dispuse a vigilarlos, pero, desgraciadamente, los resientes eventos y mis pocas horas de sueño no me permitieron concentrarme y no pude evitar que mi mente comenzara a divagar. Me vi nuevamente dándole vueltas al asunto de Mateo, y es que sentía que con ese chico no se podía estar en paz, cada vez que algo se arreglaba aparecía un nuevo problema, pero esto no era un simple problema de comunicación alumno-maestro, sino que esto implicaba mucho más. La noche anterior el enojo había dominado mis palabras, pero hoy, cuando la furia se había disipado y solo dejo en mi interior la decepción, me sentía incapaz de dirigirle la mirada sin enrojecer, o replicarle nada, porque, como él dijo, no tiene que darme explicación, pero de todas formas se las exigiría.
y ahora a mis problemas se les sumaba lo que me había dicho Lucas, “…es importante” fueron sus palabras, me pregunto ¿qué quiso decirme?, Lucas no del tipo de chicos que da problemas así que seguro alguien es el que le está dando problemas. Y es que Lucas es una de esas personas sin una gota de maldad en su interior, quien no se atrevería a dañar a nadie hasta el nivel de dejar que lo pasen a llevar por no querer molestar. De esas personas que te dan ganas de abrazar sin razón aparente, y que se ven tan frágiles que con una mirada podría romperse. Él ha sido mi alumno estrella desde que comencé a enseñar y, ahora que lo pienso, seguramente también es el único que le pone atención a mi clase.
Seguramente algún bueno para nada lo está molestando de nuevo, aunque es raro que el haya querido decírmelo porque normalmente “prefiere no molestarme”.
“¿Qué te habrán hecho ahora pequeño?” pensé y comencé a retirar las pruebas. El examen ya había terminado.
Cuando todos mis alumnos se retiraron de la sala me dispuse a seguir leyendo mi libro, narraba la historia de un sacerdote, Blaise Meredtith, que debe ser el abogado del diablo en una canonización, a pesar de que le quedaban pocos meses de vida.
Leí unas cuantas hojas más hasta que escuche el timbre y mis alumnos de la siguiente clase entraban a la sala. Al parecer, después de mi clase, el 2° tenia examen de historia, ya que veía a todos mis alumnos repasando y leyendo desesperados sus apuntes. Así que los deje estudiar con la condición de que traerían la actividad completa como tarea, de todas formas no me habría concentrado en mi clase, por lo que no hice nada hasta que el timbre sonó.
Gaste todo el resto del día leyendo, como una forma de distraerme de mis propios pensamientos, ya que no tenía más clases ese día, hasta que me alcanzo la tarde y me encontré en mi sala esperando a Mateo, si es que aparecía.
Llego cerca de diez minutos tarde, llevaba su acostumbrada chaqueta negra, con pantalones de cuero del mismo color, la camisa y corbata del instituto, y sin sus pircings o su gorro.
Creí que se sentaría como si nada o que me regañaría por interrumpirlo ayer, pero nunca me imagine lo que saldría de esos labios:
-perdón- ¿Mateo pidiendo perdón? Esto es nuevo para mí.
- ¿Qué? ¿Por qué?-
- ya sabes – dudo unos segundos- por haberte amenazado con decirle al director y todo eso, no debí haberlo hecho, fui un tonto- dijo avergonzado.
Me invadió un orgullo indescriptible, ya hasta se me había olvidado esa amenaza, pero él, a pesar de su actitud orgullosa, se había disculpado. Eso dice mucho de él.
-te perdono- dije, y con mi respuesta pareció tranquilizarse- ah, y sobre eso, ese niño José ¿es tu novio?- pregunte como si no me interesara, pero la verdad era que no había logrado dormir a causa de esa pregunta.
-¿José? No- dijo entre risas.
A cuadros me quede.
-entonces ¿ustedes no estaban… ya sabes… a punto de…?-
-pues sí, pero no es nada más que sexo ¿hay algún problema?- “no sé si yo soy muy conservador o el muy liberal, tal vez ambos”- pensé.
-entonces ¿el también es gay?
- no creo.
-pero entonces…
-por favor Gabi, piensa un poco: tiene 18 años, con las hormonas completamente revolucionadas, y solo lo dejan salir de un instituto ¡de hombres! Con una autorización firmada. Si quiere follar tendrá que resignarse a esto- dijo apuntándose y lanzando un gran suspiro- así que fácilmente puedo aprovecharme de eso.
-pero, ¿no te gustaría entregarte a alguien que te ame realmente?
-para eso debería esperar bastante, o incluso nunca encontraría a “mi verdadero amor”, y nadie quiere morir virgen- dijo entre risas, me sorprendía la capacidad que tenia para bromear con algo que sabía que le dolía- además, no es como si pudiera mantenerme virgen hasta el matrimonio. No puedo casarme.
-aun así, soy partidario que el sexo no se compara con hacer el amor-
- pues como yo no sé cómo es “hacer el amor” no puedo compararlo, además, ¿tú que sabes de eso?- no pude evitar reír con esa pregunta.
-¿acaso crees que soy virgen?- pregunte entre risas.
-¿no lo eres? ¡pero si eres cura! Y eres tan centrado y correcto, no creo que hayas dejado el celibato sin autorización, además ¡¿con quién?! ¿un profesor? ¡¿un alumno?!- parece que tiene una visión completamente estereotipada de los sacerdotes.
- no he roto mi voto de celibato, pero antes de entrar al sacerdocio no hice ningún voto…- respondí con una indirecta más que directa.
Mateo tenia la mandíbula en el suelo de la impresión, y yo solo podía burlarme de su inocencia, la poca que le quedaba.
- ¿y el te amaba?- pregunto de repente.
-supongo que sí, eso solía decirme.
-¿y tú lo amabas?
-sí lo amaba o eso creía… pero no todas las relaciones funcionan- Mateo no siguió hablando del tema, y se lo agradecí. Permaneció unos segundos pensativo.
Cuando reacciono nuevamente pregunto algo que me dejo sin palabras:
-¿eras pasivo o activo?- dijo sin pelos en la lengua, con un fingido tono de inocencia.
-¿Por qué te interesa?- respondí obviamente avergonzado.
-tienes cara de ser pasivo- dijo ignorando mi pregunta.
-¡hey! Yo soy activo- dije y me arrepentí de inmediato.
-sabia que con eso lo dirías, no hay nada que ofenda más a un activo que qué le digan pasivo, además, eres muy plano como para ser pasivo- dedujo sin ningún remordimiento y mirándome descaradamente el trasero.
“maldito mocoso”- fue lo único que pensé, y aunque su actitud me molestara de cierta forma me hacía gracia.
-no deberías preguntar esas cosas- dije- es privado.
-¿Qué tiene de malo? A mí no me molesta decir que soy pasivo- dijo y yo me puse rojo hasta las orejas, lo que provoco que Mateo se burlara de mi a carcajada limpia, casi sin poder respirar, hasta que de tanto reír, se cayó de la silla -“que hermoso es el karma”- pensé.
-mierda- escuche que maldecía Mateo.
-oye, no digas eso, esa es una mala palabra- lo reprendí como si fuera un niño, mientras lo ayudaba a pararse.
-¿por qué es malo decir mierda?-
-pues…- realmente no sabía cómo explicarlo.
- lo ves, no sabes. Yo tengo la firme creencia de que los garabatos son unos incomprendidos.
-¿a qué te refieres?
-mira, reflexiona un poco, si digo mierda y no está dirigido a nadie ¿en que influye? No es como si dijera “vete a la mierda” eso si es un insulto. Pero dije “mierda”, eso no le hace daño a nadie, pero todos dicen que es algo malo, porque eso es lo que piensa el resto.
-Tal vez tienes razón- dije pensando en lo gracioso y en parte cierto de su comentario.
-claro que tengo razón.- dijo echándose flores- Ahora, repite después de mi: “mierda”- dijo como enseñándole a un bebe a hablar, despacio y modulando exageradamente.
- mierda- dije siguiéndole el juego.
-¿mier… qué?- nos interrumpió el inspector que justo pasaba afuera de la sala. “ay no”
-mier… mier- dije como si la respuesta fuera a surgir de mis labios, pero, gracias a Dios, Mateo reacciono rápido:
-miércoles, el Padre Gabriel me estaba preguntando qué día es hoy para hacer la nota de mi castigo- me sorprendió su astucia, pero más me sorprendió escucharlo decir “Padre Gabriel” sin sarcasmo. “debí haber traído una grabadora”- pensé.
-sí, eso, ya puedes irte Mateo- dije siguiéndole la corriente, ya que no sabía que más hacer. Soy un asco mintiendo.
- pero aun no he firmado la nota ¿Dónde debo firmar?- pregunto y yo solo pude entregarle un papel cualquiera ante la mirada inquisitiva de el inspector. Mateo escribió algo en ella, la dejo entre las hojas de mi libro, que estaba sobre el escritorio, y se fue despidiéndose con la mano.
Después de hablar con el inspector sobre la ceremonia del día de la Santa cruz, que se celebraría en unas semanas, él al fin se fue y pude leer lo que Mateo había escrito:
“estas en el nivel -10 ” y junto a esto una carita sonriente.
“¿Qué significa eso?”- pensé.
Al encontrarme nuevamente en mi pequeña habitación , con la nota de Mateo en la mano, observando su hermosa caligrafía y la forma tan tierna que tenia de hacer caritas felices; me reprendí pensando que hoy en el castigo de Mateo, solo habíamos conversado y jugando en lugar de hablar de temas serios como debía haber sido. Aun así, sus extraños temas de conversación y las pequeñas aunque soberbias sonrisas que me regalaba, así como también su estruendosa risa me hizo sentir completamente cercano a él y no solo desde un punto de vista pedagógico, más bien me pareció algo así como una amistad. Me sorprendió lo abierto que pareció comportarse conmigo tan repentinamente, ojala que eso no cambie. Hablando de eso, ¿desde cuándo comenzó a tutearme? Antes a veces me tuteaba y otras veces no, como si se turnara, pero ahora siempre lo hacía, bueno, no es como si alguna vez me haya tratado con respeto, pero siempre se le escapaba un “usted” que hacía evidente la buena educación en la que fue formado.
“De todas formas, mañana tendremos que hablar de temas serios. Recuerda que eres su profesor”-me reprendía mentalmente.
Al fin me dormí con un pregunta en la cabeza, “¿Qué significa nivel -10?”

Notas finales:

Realmente espero que les haya gustado y que no les haya molesto el modo en el que ahora debo escribir los pensamientos, me encantaría recibir reviews con su opinión para saber cómo mejorar, después de todo esa es una de las razones que me impulsaron a publicar mis historias, aprender de mis errores.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).