Hace mucho, mucho tiempo, a miles de galaxias de la tierra existió un planeta morado, en aquel lejano planeta los habitantes desconocían el significado de la muerte.
Un día la diosa de la muerte Mictlantecihuatl se enteró casualmente de ese lugar y como la encargada de mantener el balance perfecto en el universo entero decidió poner fin a la situación consultando con los demás dioses.
Disfrazada como uno de los habitantes de ese planeta visito la ciudad más grande, al llegar a ella se dirigió a las orillas donde existía un bosque, con sumo cuidado planto una semilla negra. Algunos de los habitantes de la ciudad la observaron creyendo que era un extranjero tratando de cultivar un nuevo fruto, sin embargo Mictlantecihuatl desapareció ese mismo día dejando un poco confundidos a los habitantes de la ciudad quienes con buena voluntad regaron y cuidaron de la semilla.
Paso mucho tiempo y la semilla no germino, los habitantes pronto se olvidaron de ella y volvieron a sus propias ocupaciones. Una noche se desato una gran tormenta llena de relámpagos y truenos, derrumbo algunos árboles del bosque, para después dejar tras ella un pequeño niño de cabellos grises y ojos morados; el fruto de la semilla.
A la mañana siguiente un hombre encontró al pequeño niño sentado a las afueras del bosque, como era bastante temprano para que un niño estuviera fuera de casa y usando solamente una capa negra como abrigo se acercó a él y pregunto por sus padres, el niño no contesto dando a entender que estaba perdido.
El hombre con buena fe llevo al niño a la ciudad para cuidar de él, todos los habitantes se mostraron encantados de cuidar del pequeño el tiempo que fuera necesario hasta que encontraran a sus padres. Sin embargo había algo en ese pequeño que interiormente les incomodaba pues siempre permanecía en silencio y apartado de los otros niños, siempre observando todo a su alrededor, como si, planeara algo.
Pasaron algunos días y los habitantes lograron acostumbrarse a la sensación de incomodidad que el niño les producía, sin embargo cosas extrañas comenzaron a suceder: Los habitantes más antiguos de la ciudad caían en un sueño profundo del que no despertaban.
Preocupados por la situación las autoridades encomendaron el caso a los médicos creyendo que se trataba de una nueva enfermedad. Pero los médicos ignorantes de cualquier enfermedad que siquiera tuviera los mismos síntomas fracasaron en su misión de encontrar una cura. El alcalde de la ciudad decidió que debía informar a los habitantes del rumbo que habían tomado las investigaciones de los doctores y el día en que lo hiso el niño de ojos morados dio un paso al frente y dijo
-he sido yo el que lo ha provocado…ellos no duermen, están muertos.
Todos los habitantes de la ciudad trataron de hacer comprender al niño que la muerte solo existía para los animales y plantas, y que lo que estaba pasando era tan solo una desafortunada y terrible enfermedad de la que nadie era culpable
-la muerte y la vida mantienen un perfecto equilibrio en todas las criaturas del universo, ustedes no son la excepción, el ser que planto la semilla en el bosque es mi creador y me encomendó las futuras muertes en este planeta…
Todos los ciudadanos incrédulos murmuraron mientras el niño de cabellera plata y ojos violetas esperaba una respuesta del alcalde quien manifestó que eso no era posible y que ni él ni su pueblo lo aceptarían jamás
-tendrán que hacerlo, es una fase del ciclo eterno y no hay opción, el equilibrio no puede romperse, la balanza no puede inclinarse para favorecer a un lado…
-entonces tú no puedes quedarte aquí, te llevaremos al bosque y ahí vivirás, nos aseguraremos de que no tengas necesidades porque no deseo que te acerques a la ciudad… creo que es lo mejor para todos.
El alcalde cumplió su promesa y se aseguró de que el niño no pasara ninguna necesidad, sin embargo teniendo en claro su misión creo pequeñas mariposas moradas, a las que encomendó ser sus ayudantes y llevar una muerte pacifica hasta el último rincón de aquel planeta
Cuando la Diosa Mictlantecihuatl regreso para supervisar las acciones de su pequeña creación quedo sorprendida de la solución empleada
-querido mío ¿puedes explicarle a mami lo que hacen tus mariposas?
-sí, ellas son quienes determinan la fecha de muerte de los habitantes, cuando van a morir son lo último que ven, pero tienen sus reglas…
-¿me las dices?
- 1. La muerte no puede ser violenta, tiene que ser un sueño profundo
2. Solo pueden morir las personas mayores y las personas enfermas sin cura
3. No pueden salir del bosque si no hay una muerte próxima, el alcalde no las quiere ver rondando y causando temor.
La diosa quedo satisfecha y jamás volvió, mientras eso sucedía los habitantes del pueblo se resignaron a vivir la muerte de sus seres queridos y después la de ellos mismos.