El destino, ¿saben lo que es el destino? Bien, yo no lo sé, no lo sabía, hasta ahora...
[Hace cuatro meses]
—Lo siento, MyungSoo... —Dios, Dios, Dios. Los ojos de SungKyu reflejaban pura pena. Sentía lástima por mí, por tener que rechazarme. Joder.
Traté de sonreír, prepararme mentalmente para lo que se venía, pero simplemente era horrible.
—No, Gyu, no pasa nada. Yo sabía que iba a ser así. —Él sonrió. Aún pude sentir esa mirada de lástima sobre mí, creo que me hirió más que su rechazo. Suspiré pesadamente y desvié mis ojos lejos de los suyos. Obviamente no me pondría a llorar frente a él, digo, sí que me dolía pero tampoco era para aprovechar y echarme en sus brazos... ¿o sí? No, no, no. Nada de eso.
—Mira, a mí me gusta alguien más, lo sabes, ¿no? Yo no te puedo ver más que como un amigo. En serio lo siento, MyungSoo. —Ojalá a este hombre le prohibieran decir mi nombre, más con ese tono lleno de tristeza que usaba justo ahora.
Sonreí.
SungKyu pareció sorprenderse por ello. Frunció el ceño y negó un par de veces para luego mostrar una leve sonrisa. —Volvamos al trabajo, dejamos a WooHyun allá arriba y seguramen... —Para mi mala suerte, Gyu se dio cuenta demasiado tarde de que había mencionado en nombre del susodicho con una enorme sonrisa en el rostro. Al parecer, WooHyun era el único capaz de provocar esa felicidad en él.
—No me mires así, Gyu. No es un secreto. —Comenté burlonamente. Quería ocultar mi enfado, pero ahora que Gyu sabía de mis sentimientos no tenía porque ocultarlo.
—E-es cierto, todos lo saben menos él. —Bajó la mirada mientras acomodada en sus manos un par de carpetas llenas de documentos. — ¡Ah! Perdona, no debería hablar de esto contigo. —
—Nope, pero me alegra que lo hagas. Primero que nada somos amigos. —Afirmé tomando una carpeta, revisé el nombre de ésta y asentí lentamente. —Al confesarte mis sentimientos no buscaba alejarte, ¿entiendes? Sólo quería que lo supieras. —Me encogí de hombros, como si realmente no importara mucho.
Quería salir de ahí, dejar de estar a solas con SungKyu para evitar lanzarme sobre él y besar sus rosados labios.
Mierda.
—¡SungKyu, MyungSoo! ¿Qué están haciendo? Hace horas que los espero allá arriba, ¿pueden darse prisa? —WooHyun apenas asomó su cabeza por la puerta de la bodega. Gyu y yo lo miramos mientras hablaba, o más bien mientras gritaba.
¿No le podía partir la cara ahí mismo? ¡Joder!
Después de que salimos de la bodega, cada quien fue a hacerse cargo de sus asuntos. Recibí un regaño de mi jefe por haber tardado tanto en buscar tan sólo dos carpetas, pero no importó, no mucho. Durante el día pude encontrarme un par de veces con Gyu, quien sólo sonreía tímido ante mi presencia. ¿Lo habría hecho sentir incómodo?
Bueno, tampoco me importaba. Había esperado cerca de cinco meses para confesarme. No me arrepentía, en absoluto. Ahora que Gyu sabía todo quizás pensaría un poco en mí, no como un amigo, sino como un hombre.
[Actualidad]
—MyungSoo. —WooHyun se acercó a mí, con una apenas perceptible sonrisa. Le devolví el gesto. Si bien podía considerarlo mi rival en el amor, él no tenía la culpa. Nam es demasiado idiota como para darse cuenta de los sentimientos de otra persona hacia él, posiblemente tenga a la mitad del personal de su padre babeando y simplemente lo ignora. Seguro conquistaba a SungKyu antes de que WooHyun se diera cuenta de lo que sentía por él. —Quería saber si podrías tomar el turno de DongWoo, oí que su hermana se puso realmente mal. —Torció su sonrisa sin despegarme los ojos de encima. Apreciaba a DongWoo, pero ni loco me pondría a trabajar con WooHyun, o sea, pasaría más tiempo con SungKyu, la persona que me gusta y que me rechazó.
—También lo oí, me lo contó él. —Estábamos en las fotocopiadoras, yo hacía un pedido de mi jefe. Tenía una junta esta tarde, lo cual quería decir que si él saldría tarde yo también.
—Sí, bueno, hablé con tu jefe... —Genial, Eric jamás me dejaría ir. El tipo tiene un mal carácter y soy su único asistente, obviamente no aceptaría la propuesta de Nam.
—¿Ah, sí? —Fingí interés.
—Dijo que no tiene problema. —Mis ojos se abrieron como platos y accidentalmente dejé caer todas las copias que había sacado.
¿Eric aceptó? ¿En serio? ¿El mundo me odia o qué?
—¿Estás bien? Casi diría que te cayó como balde de agua fría la noticia. —Me agaché ignorando sus palabras. Él hizo lo mismo y me ayudó a recoger todas las hojas.
—¿Mh? —Me forzé a reír. —No, nada de eso, Nam. —Sonreí y me levanté mientras esperaba que me diera los papeles que recogió.
—Menos mal. —Suspiró. —Creí que me odiabas. —Me mostró una sonrisa... ¿tierna? Y me entregó las copias.
—Eh... No. —Reí. Esta vez de verdad. El chico no estaba muy lejos de la realidad.
—Bien entonces, comenzarás mañana, ¿está bien? Te espero en mi oficina. —Se alejó un par de pasos y luego volvió a mirarme. —Tú y SungKyu se llevan bien, ¿cierto? Serán colegas ahora, lo espero con ansias. —Su sonrisa lucía divertida, casi como si se estuviera burlando de mí. Así lo sentí.
Pero no era sólo él. El destino también se estaba burlando.