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Improper Therapy por Akira-san

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Notas del capitulo:

Hola!

He aquí el nuevo capítulo tras una pequeña espera, 

disfruten!

Capítulo 2: Relatos de cenizas

El muchacho que apenas superaba la mayoría de edad se encontraba mirando un programa de televisión de canal veintitrés, perteneciente a la cadena de tele emisoras con los mismos  accionistas de la compañía NG Corporation. Una mujer estaba a minutos de decidir si se quedaría entre el participante que le ofrecía todo tipo de bienes materiales pero no la fidelidad y otro que aparentaba ser más sincero, el típico chico amable pero no agraciado que le aseguraba la felicidad eterna; uno de esos realitys que la gente solía reclamar por el poco contenido pero irónicamente veían noche a noche en un ritual imperturbable.

-Shindou-kun hemos llegado a un acuerdo con los gerentes de la compañía NG. Ellos apoyarán tu emergente carrera musical.- la sonrisa del joven talento comenzaba a dibujarse en una señal de victoria y satisfacción-

-Pero también son  partidarios de integrarte en un programa televisado donde…-continuó. La parte más difícil y enredada de explicar estaba por salir de sus labios, la reacción del chiquillo le preocupaba hasta el punto de imaginarse las posibles respuestas; ninguna de ellas muy favorable-tendrás que participar en un matrimonio por conveniencia.

La cara del peli rosa se desfiguró en una mueca de horror predecible para el hombre de más edad. Shuichi odiaba tener que sobrellevar con algo que no le pertenecía, con esa situación que su mismo padre le heredó y que de ninguna forma podría zafarse, mucho menos con ese tipo de gente.

-K-san ¿me está mintiendo?, ¿un matrimonio?, pero yo no puedo casarme sin conocer a la persona ni…-

<< Amarla >>

-Don´t worry, la persona en cuestión la conoces-la tensión le hacía sudar. Que más incómodo que darle esa noticia al muchacho que él conocía desde pequeño, su familia, su situación- la empresa creyó atractiva la idea de que vivieras con Sakuma Ryuichi, ustedes dos se llevan bien y tú lo admiras mucho.- el rubio se río para alivianar la tensión, le daba pequeñas palmaditas en su espalda, quería reconfortarlo; Shuichi aunque desease otra cosa no podría negarse a un pacto previamente firmado.

<< My Little boy  >>

~*~

Nunca antes había recibido propuesta más lucrativa. Ryuichi era de esos hombres que pese a tener un amplio repertorio musical y una carrera merecedoramente exitosa, siempre quería estar en la boca de todos.

El último single lo había llevado a estar dentro de los cinco cantantes más escuchados en la nación nipona y en el top ten extranjero. Para algunos este era su mejor momento y es por ello que el cantante debía dar un nuevo giro para que esto no se redujera a la fama del mes.

-Sé que por algunos rumores debes estar enterado de porque te he citado a mi oficina Ryuichi. Nuestra compañía tiene ideado establecer un matrimonio televisado entre tú y el novato Shindou Shuichi. He oído que ustedes se llevan relativamente bien así que esperamos tengan una buena convivencia… no está demás decir que tu sueldo por esto será bastante llamativo-

El cantante sonrió con picardía, el peli rosa le llamaba poderosamente la atención: su voz, su cuerpo contorneado y sumamente coqueto al moverse, lo sedoso de su cabello y ese inevitable aroma que muchas veces lo dejaron ensimismado al momento en que conversaban. Quería conocerle más allá de lo que podría conocer a un amigo.

<< Será mío…>>

-La idea me parece interesante-anunció con seriedad. Los planes se iban más allá de lo que el mismo Tohma le estaba contando, ese chico la primera vez que se paseó por la compañía despertó la morbosidad y la atracción deseosa por algo mas.- ¿debemos cumplir con el estereotipo de matrimonio feliz?-

<< ¿Cuál es mi licencia? >>

-Ryuichi, transmitiremos este programa en Golden Fantasy, no creo que sea necesario explicarte que tipo de matrimonio demanda este canal. No es necesario me respondas ahora, es algo brusco para el tipo de carrera que has reflejado, pero los accionistas de NG creen este mercado no se puede desaprovechar. Confió en que consideraras este proyecto.

<< Si esto no resulta como esperamos, usarán a ese chico hasta el punto de quitarle el alma >>

~*~

Sentado en su cama Seguchi veía la programación de Golden Fantasy con desaliño, ciertamente le faltaba una novedad que hiciera que la audiencia se disparara como en los años en que la famosa actriz Yuuko cocinaba platos afrodisiacos con trajes diminutos. Pese a ser el jefe de la compañía, su poder en la toma de decisiones había disminuido notoriamente tras vender el sesenta y cuatro por ciento de las acciones a diferentes empresarios. Todos de diferentes rubros, magnates que solían ostentar el dinero sucio.

Tohma lo sabía someramente, no quería inmiscuirse mucho en lo que la compañía tapaba ante el resto del mundo. Aún no se consideraba una persona deshonesta, o por lo menos no de ese tipo. A pesar de ello seguía siendo la cara visible de la compañía, paradójicamente tras sus intentos por no estar apernado en la silla de director.

-De verdad espero que aguantes-comentó en eso que su mirada seguía perdida en el canal de televisión-un par de años y podrás vivir una vida normal. No es tu culpa que tu padre fuese un drogadicto.

<< Y te haya ofrecido como paga >>

Subía y bajaba el volumen del televisor, la situación del chiquillo no era su problema pero la lastima venía a ratos a ocasionarle un melancólico malestar.

~*~

La casa en que vivirán insultaba a todo aquel que por años se había esforzado en conseguir el sueño americano. Escondida en un bosque nativo, a treinta minutos de la ciudad más cercana, se posicionaba la enorme edificación tradicional rodeada de tranquilidad y aire fresco.

Con corredores interminables de una madera lustrada e incólume en forma de herradura, piezas con puertas corredizas, pintadas meticulosamente a mano con motivos típicos como las montañas o flores de cerezo en el dormitorio principal. El suelo poseía ese verde característico del tatami. Por las paredes habían pendones con frases en Kanji, no muchos las entendían pero todos consideraban el estilo de la letra reflejaba la elegancia que la casona necesitaba.

Seis empleados estarían al servicio de la pareja. Un jardinero, un cocinero y su aprendiz, dos encargados de la limpieza y el mayordomo. Este portaría con la obligación de que todo en la casa funcionara correctamente, Kuba tenía maestría en ello, diecisiete años sirviendo al director ejecutivo de Golden Fantasy le otorgaban un manejo que no cualquiera tendría. A sus treinta y dos años solo se desempeñó en esa única labor, cada vez con más responsabilidades pero al fin y al cabo siempre estuvo al servicio de Daishi Taiyo.

De partida nunca entendía las propuestas de su amo, siempre que se sentaban a tomar sake en un bar significaba que el señor Taiyo tenía una nueva idea que contarle. A todas ellas siempre le respondía con frases un tanto desalentadoras como “estás loco” o “es descabellado”, pero aun así el director de Golden Fantasy no faltaba a su cávala de contarle sagradamente sus planes antes que a su esposa.

Kuba y el señor Taiyo tenían una relación de camaradería que en ocasiones les hacía olvidar quien era el jefe de quien, o por lo menos a Taiyo cuando rozaba entre borracho y hombre alegre. Kuba siempre se encargó de llevarlo a casa luego de conocer las ideas innovadoras del empresario. Nunca fue su deber como su mismo jefe le había mencionado en una ocasión, pero el cariño que sentía por ese hombre era superior al mismo deber.

A los quince años vendía artículos de plástico en una feria de la capital para poder subsistir. Su familia era de escasos recursos y su madre era sinónimo de inestabilidad: cada día caminaba por un barrio diferente en busca de un alma caritativa que le permitiese trabajar haciendo aseo en su domicilio, cada día su suerte era el ingrato reflejo de echar una moneda al viento.

Su meta siempre fue la misma, llegar a fin de mes junto a sus hermanos y su madre sin pasar hambre y poder llevarlos a la escuela. Él ya no iba, su madre le dejó en claro que ya era un hombre en su quinceava primavera, y como hombre debía trabajar para ayudar a los menores.

Kuba lo recordaba con alegría. Ese otoño conoció al señor Taiyo y sus problemas simplemente se esfumaron.

<< Nunca quise tener dinero >>

-Hey chico, ¿sabes que vendiendo ese tipo de mierda jamás de harás rico?

-Es todo lo que puedo vender señor. –Aquel día no tuvo ganas de pelear, su cuerpo le dolía de frio y fatiga.- ¿solo vino aquí a preguntarme eso?

-Eres tan miserable que podría vomitar con solo verte-gruñó. Años después Kuba se enteraría que pasaba por esa feria de pura casualidad, viajaba a un hotel que no quedaba muy lejos de ese lugar si es que se pasaba por la carretera cercana, así que decidieron pasar por la feria para tomarla más rápido. Sin embargo cuando le vio quiso bajarse a conversar, le causaba curiosidad que se viese tan pequeño y no estuviese acompañado de la persona que “lo explotaba”.

-No decidí nacer pobre. ¿Cree que si yo lo hubiese escogido no sería millonario como usted?-la situación le indignaba, odiaba tener que trabajar para ayudar a su madre y no poder ser niño como sus hermanos. Odiaba que su madre nunca le haya agradecido por despojarse de la felicidad para un bien superior.-

-¿Crees que yo nací rico?-rió- un hombre nace rico o se vuelve rico por su propia inteligencia mocoso. Yo fui inteligente y ahora me ves cómo me ves, para ser una persona con dinero debes esforzarte y tener determinación.

-¡Entonces trabajaré para usted!, si trabajo para un hombre rico podré ser exitoso como usted-sugirió energético- no tendré que seguir ayudado a mi madre con esto y…-se detuvo. El problema no era ayudarle o que ella no fuese agradecida con él; el problema estaba en que no le correspondía ocupar el lugar que su padre nunca lleno. Los ojos se le llenaron de lágrimas, la impotencia salía de nuevo.

-¿Por quién crees que me tomas pendejo? , yo no soy la maldita caridad- gritoneó pateando un rallador con forma de manzana-la gente pobre me enferma, quiere todo tan fácil…

Luego de esa platica el hombre de traje y corbata se esfumó. Kuba continuó vendiendo productos para la cocina pero con la diferencia que ahora sentía más repulsión por su presente que antes de verle, ese desconocido le enseñó a no auto compadecerse ni resignarse ante una situación que él no había elegido.

A la semana siguiente lo volvió a ver, esta vez no conversaron más allá de lo necesario. Se lo llevaría con él para que le sirviera personalmente a cambio de que Daishi, como le llamaba entonces por respeto, se hiciera cargo de su familia.

-Existe una clausula.

-¿Cuál es señor?-recordó mientras limpiaba unas copas de la cocina.

-No verás nunca más a tu familia…-escucharlo por primera vez fue chocante, despojarse de la rutina y su historia hasta ese momento no le parecía del todo real- esa gente es la que te detiene de hacer grandes cosas. No los necesitas, a partir de ahora solo me necesitarás a mí y me servirás en todo lo que te pida. ¡Olvídalos!, que ellos con dinero te olvidaran a ti también.

El conductor miró al chiquillo por el retrovisor. Kuba lloraba en silencio, no porque las palabras de Daishi le parecieran fuertes, sino porque le parecieron reales.

-Al final no cumpliste tu palabra-susurró. A los cinco años de trabajar con el director de Golden Fantasy pudo ver una fotografía de su madre gracias a Huan Yue, el chino encargado de visitar mensualmente su familia y asegurarse de que nada les faltase. Sabía que su jefe le había pedido a Huan Yue que le mostrase la foto, en esa época desconfiaba de su palabra y lo encaró por mentiroso.

Las cámaras terminaron de instalarse en el mismo momento en que la última copa toco el mueble que las contenía.

-Vamos de nuevo.

~*~

Esa noche no pudo dormir correctamente. Las ideas inundaban su cabeza hasta el punto de quitarle su tan preciado descanso. Nadie le respondería con exactitud cada pregunta que surgía cada vez que se replanteaba lo absurdo del asunto.

-No tengo como negarme.-sus ojos comenzaron a humedecerse, mientras que en el estómago sentía ese extraño nudo que no le permitía comer y en ocasiones ascendía por su garganta hasta acallar sus gemidos.

Cuando K estuvo con él también había llorado, el trato se firmó horas después que el rubio lo dejara solo, sin siquiera que el oji violeta comprendiera exactamente cuál sería su rol en ese matrimonio.

-Sé que va a ser duro good boy, pero esto reducirá los años en que estés ligado a esos hombres. Boy you have good luck;, to be honest tu padre te transfirió una deuda que te amarraría veinticinco años de tu vida y con esto solo serán nueve, tan solo ¡debes tirar tus prejuicios y tu orgullo el día que pase la basura!, debes seguir adelante a toda costa.

<< Por tu bien >>

Sakuma Ryuichi era el cantante que admiraba desde que tenía catorce años, cantaba sus canciones, lo veía en la televisión con su padre y su pieza era un pequeño santuario en homenaje a la estrella del pop. Conocerlo ese año hace unos meses atrás resultó ser el primer remesón que viviría.

Caminaba por los pasillos de la compañía, la misma semana que entró a NG a cantar una canción para ver si podría desempeñarse como cantante. Usaba un extraño disfraz de un conejo rosado y una cinta en la cabeza color rojo.

-Hey, ¿eres nuevo?-preguntó rodeándolo en una inspección curiosa- te ves simpático.

-Sss… si lo soy.-respondió con una voz temblorosa- ¿eres Sakuma Ryuichi?

-¿yo?-preguntó apuntándose con su propio dedo- pues si-continuó con una sonrisa tonta e ingenua. El actuar del cantante llamo la atención de Shuichi, ese hombre parado en frente suyo no parecía ser el mismo que el observó tantos años en los conciertos que tenía en las cintas de video. Se veía más indefenso y crédulo como si se tratase de otra persona.

En ocasiones le hablaba a través de un muñeco que llamaba Kumagoro, tonteaba con él mientras conversaban de cosas triviales y otras simplemente se dedicaba a su trabajo y no le prestaba la más mínima atención. Eso le preocupaba, Shuichi en su desvelo comenzó a pensar que algo no andaba bien.

~*~

Se apretaba los labios con los dientes. Le ponía nervioso ese hombre que lo miraba despectivamente en eso que escribía cosas que no alcanzaba a divisar en una libreta de hojas amarillentas.

-Si tú no hablas no vamos a avanzar.-reclamó indignado tras largos veinte minutos mirando al muchacho moverse en la silla incomodado por su presencia. El lapso siguiente le hizo creer que  sus palabras eran duras y poco profesionales. Pensó en redimirse pero las disculpas no solían salir de su boca, por lo que se levantó de su asiento y puso el hervidor que tenía en una pequeña habitación contigua a su oficina.

A pesar de estar acostumbrado al silencio, estar junto al peli rosa le intranquilizaba. No le esperaba tan tímido, tan callado ni frio hasta el punto que le calaba los huesos. Necesitaba saber más de esa persona, le intrigaba la idea del matrimonio, su experiencia conviviendo con un hombre, el tema de la televisión y su emergencia como cantante.

-Toma.-dijo entregándole una taza de té verde con guayaba que guardaba para ocasiones especiales. Hace algún tiempo Tohma se lo regaló luego de un viaje express por India y le trajo ese presente más unas cuantas esculturas de Shiva hechas en bronce. Shuichi aceptó el ofrecimiento y dio el primer sorbo.

-No lo aguanto… no quiero seguir viviendo-murmuró a duras penas. Shuichi comenzó a llorar en silencio mientras Eiri lo veía desconcertado, el muchacho parecía ser una caja de misterios, no decía nada pero alcanzaba a divisar que su problema era mucho más grande que un matrimonio falso-no así, no así.

<< No pareciera ser alguien codicioso… entonces, ¿Por qué aceptaste? >>

-¿Qué es lo que te aqueja?-trató de averiguar. Le daban ganas de abrazarle, el desconsuelo del muchacho lo motivaba a hacer algo por Shuichi pero como profesional solo estaba escucharlo y darle calma. No se conocían ni el oji violeta tampoco le daría un pase para algo más.

-Mi vida no es mía… nada, nada es mío- las frases le confundían, ¿que trataba de explicar el chico en esas declaraciones que decían tanto y a la vez presentaba tantas imprecisiones?-

Charlaron más del tiempo estimado. Rita le llamaba una y otra vez para avisarle que la consulta finalizó hace treinta y ocho minutos atrás y dos mujeres esperaban ser atendidas para seguir con su tratamiento conyugal. Por momentos Eiri se olvidó de su profesión, en ocasiones era su confidente en eso que fingían no estar encerrados en una habitación sentados uno frente al otro.

Shuichi se retiró cuando K le recordó tenía que llegar a su casa antes que Ryuichi llegase de grabar unos sencillos en NG, el canal de televisión tenía agendado una noche romántica entre ambos para promocionar su reciente matrimonio y lo que más le interesaba a Golden Fantasy: la luna de miel. La preparación para el evento sería cosa de varios días, los productores aún no estaban del todo claro que temática se ambientaría la noche estrella.

-¿Cuándo es la próxima consulta?-inquirió a su secretaria. Lo que el chico le contó necesitaba un tratamiento largo, el problema se originaba desde su infancia y con el paso de los años solo fue creciendo hasta el punto de volverse insostenible.

-En un mes más, este mismo día  a las ocho de la noche señor, ¿Qué es lo que pasó?, ¿Por qué vino ese cantante a conversar con usted?-

-Voy a fumar, dile a la señora Elizabeth que la atenderé en cinco minutos más, hazla pasar y dale una taza de té si es que quiere-

Salió al patio posterior de la consulta. La historia que le contó el joven era tan compleja que dudaba si podría ofrecerle o no ayuda, no era ético meterse en un problema de otros, era una ley que juran cumplir a toda costa. No debía acercarse…

-No sé en qué me he metido, tengo que pagar la deuda de mi padre pero no quiero a Ryuichi, lo admiro mucho pero ¿cree posible casarse con alguien que uno no ama?

<< Yo no pude hacerlo Shuichi >>

~*~

El automóvil lo dejó en el portón de la residencia así que tuvo que caminar por el sendero de piedras. La primera persona que vio fue el encargado de la residencia, quien tras hacer una leve reverencia le invitó a entrar a la casona.

-Su cena ya está lista-le informó.- Ryuichi lo ha estado esperando en la habitación, quiere que vaya antes de comer.

<< Ha incumplido el tiempo de salida >>

Le dolía el estómago, de los días que llevaban viviendo juntos no tuvieron el tiempo suficiente para sentarse a hablar. Ryuichi era un hombre ocupado, en esos días de arreglos para el debut y la legalización de los papeles le dejó solo para que este pudiese acostumbrarse a la situación.

Corrió la puerta hacia el costado izquierdo. Estaba sentado en un sillón mirándolo con cara de fastidio.-Cierra- ordenó indicándole donde debía sentarse.

-Shuichi dime, ¿te estás haciendo la idea que nosotros vamos a estar juntos por un tiempo verdad?-el chico le movió la cabeza sin emitir ninguna palabra- nuestra relación en la compañía ha sido cordial, yo te tengo mucha estima sabes, pero quiero que sepas que vamos a tener reglas en esta casa. Nuestras carreras en la compañía requieren ser amigables y alegres en todo momento aunque eso no es del todo posible. Tal vez acá puedas conocerme como yo planeo conocerte a ti mi amor.-Ryuichi se paró para tomar los hombros de su pareja desde atrás-tienes que cumplir con lo que te pida para que nos llevemos bien, ¿me entiendes? Yo te puedo tratar de una manera suave o podemos hacerlo difícil Shuichi, este canal no exige que tengamos buena relación…podemos fingir, solo me pide que mantengamos el erotismo y vayamos variando al momento de ser cariñosos… tu sabes a que me refiero, ¿o quizás no? –rió- me enteré hace poco que no has tenido una pareja antes de mí. Hasta el día que se grabe la luna de miel no te hare nada, aguanta un poco cariño, aguanta hasta ese día…-

<< Te convertiré en mi perra >>

Continuará

Notas finales:

Vamos conociendo lentamente a los personajes y sus puntos de vista de esta turbulenta historia.

Nos vemos luego


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