Cristian “Cotard” es el hermano mayor de Rodrigo, a sus 25 años sigue siendo el mismo desde que tenía la edad de 5. Siempre ha sido indiferente pero a la su vez preocupado por el bienestar de su hermano.
Esta descripción de él no calzaba con alguien que tiene Síndrome de Cotard, ¿verdad? Bueno, quizás su caso es una excepción, pero Cotard era totalmente indiferente ante todo, aun sintiéndose muerto en vida.
Su máscara era la única cosa que nunca cambiaba en él. Desde hace 8 años se dedicaba a fabricarlas, los doctores se lo permitían pues parecía relajado y más alegre al hacerlas, todos sus cercanos usaban mascaras que él mismo les daba.
Luego de un año se le asignó un enfermero personal, un canadiense de nombre Víctor. El chico le pareció atractivo desde un principio, pero ignoro el pensamiento al ver que solo estaba ahí para cuidarle como al resto de los internos.
El tiempo pasaba y su relación se volvía un poco más fuerte, pero seguían siendo enfermero y paciente, aunque Cotard nunca vio eso, de hecho mentiría si dijese que Cotard vio eso primero antes de “quitarse” la máscara por primera vez en años y besarle.
---Flashback---
Era un sábado, y habían salido de “El salvador” para disfrutar del día. A Cotard no le había costado nada el que le dieran pase de salida, ya que no era peligroso como su hermano.
Aquella tarde iban por una plaza ni muy concurrida ni muy deshabitada. Como siempre Cotard iba con su inseparable mascara, ni a estas alturas Víctor había visto su rostro, algo que siempre le ha causado curiosidad.
-¿Es un lindo día, no crees? – Comenzó a hablar Víctor intentando hacer charla.
-… Si, lo es. –Decía indiferente mirando el cielo a través de la máscara.
-Cristian… ¿Por qué nunca te sacas la máscara?
-Es parte de mí. ¿Te molesta que la use? – Su voz no reflejaba nada, solo un vacío extremo.
-N-no solo… nunca he visto tu rostro y me da mucha curiosidad. – Respondió nervioso el joven enfermero.
-Tranquilo, la última vez que alguien me vio el rostro fue como hace unos 10 años. Ni mi hermano sabe cómo es mi rostro ahora… hasta yo lo olvide. – Responde mirando directamente a su cuidador.
-¿Por qué ocultas tu rostro?
-Porque está lleno de heridas… se está pudriendo… y no lo haría hasta que “esa” persona llegara… y lo hizo.
-¿Esa persona? ¿Quién? – Víctor ladeo confundido la cabeza.
-Eres algo lento. – Frena, haciendo que Víctor se diera la vuelta y mirara con asombro a Cotard.
El mayor había corrido lo suficiente su máscara como para mostrar su boca y un ojo. Se encontraba sonriente, al ver el shock en el que se encontraba su cuidador.
-¿Y bien? ¿Entiendes ahora?
-…- Víctor seguía en shock, a lo que Cotard aprovecho para acercarse lo suficiente y darle un corto beso.
-¿Te dignaras a darme un respuesta ahora? – Susurra contra los labios de este.
-T-tu-tu…
-¿Si?
-Na-nada…
-Realmente me gustas, Víctor.-Susurro antes de volver a besarlo nuevamente