Estoy de camino a casa con mi novio. Aunque no lo muestre es tímido al mostrar su afecto en público, aunque cuando estamos solos y en medio de cuatro paredes es una historia completamente distinta –Jacky ya me canse— le digo a mi novio. Su verdadero nombre es Jack, pero me gusta molestarlo al decirle Jacky; el es alto, de cabello negro, largo hasta los hombros y lacio, además de tener la piel bronceada y rasgos masculinos, tiene 27 años.
–ya casi llegamos, aguanta solo un poco—es malo captando indirectas y a veces parece un niño, pero, en la cama es algo completamente distinto.
Curveo mis labios formando un puchero que estoy seguro que noto pero que ignoro –cárgame— le digo y es se detiene, se coloca en cuclillas dando me acceso a su espalda; no lo pienso dos veces y me subo arriba de él.
¡Oh! Es verdad, mi nombre es Cody, soy más pequeño que él, creo que le llego cerca del hombro; mi cabello es castaño claro y corto; es ondulado y mi piel es blanca; mis facciones… bueno, si me pongo una peluca podría parecer una chica así que deben darse una idea de cuan finas son, tengo 24 años pero todo me dicen que parezco un niño, cosa que no puede ser verdad.
Me acerco al cuello de Jack y comienzo a mordisquear levemente su lóbulo, yo sé que le encanta, paso mi lengua por todo su cuello hasta donde su camiseta me permite; agradezco que tenga una el cabello sujetado pero aun así quiero lamer más que eso … si me entienden, claro –si no te comportas te llevare a ese callejón— me dice, no estoy seguro que sea capaz, es más seguro que aguante a llegar a casa y no me deje dormir en toda la noche.
Me acerco a a su lóbulo mordiéndolo nuevamente de la misma forma que la anterior –eso quiero verlo— suelto mis manos que están aferradas a su ancha espalda para deslizarlas hasta su abdomen, meto mi mano izquierda a su pantalón acariciando su miembro, apenas se comienza a endurecer; con la otra acaricio su abdomen sintiendo los músculos de su abdomen. También comienzo a frotarme contra su dura espalda causándome una notoria erección, todo esto termino por ponerlo completamente duro. Hasta ahora él no ha dicho nada pero sé que le gusta, a pesar que es noche y no hay nadie a la vista no me dirá nada hasta que lleguemos a casa.
Por cierto, hoy es navidad y no sabía que regalarle. Pero ahora que estoy haciendo esto, creo que ya sé cuál sería un buen regalo.
Bajo la cremallera de su pantalón sin desabrochar su cinturón o algún botón, remuevo su ropa interior y saco su miembro; lo comienzo a masturbar a un ritmo no tan frenético, era al compás de su tranquilo caminar. Muerdo su lóbulo mas fuerte arrancándole un gemido –creí que me llevarías al callejón— le digo sabiendo que lo dejamos atrás hace cinco cuadras y nuestra casa esta a unos metros. No responde a mi comentario.
Llegamos a casa, deja las compras que hicimos en el piso y camina hacia nuestra habitación. En ningún momento lo he dejado de masturbar. Me sujeta de las piernas y me lanza a la cama de manera brusca. Lo miro, el solo se quita su camiseta dejándome ver sus músculos ¿Cómo puedo tener un novio así de bueno? Es la pregunta que me hago, desabrocho los botones de mi camisa y me la quito, me acuesto abriendo las piernas y sacándome mi pantalón junto con mi ropa interior; mantengo mis piernas abiertas e introduzco un dedo en mi entrada; no supe cuando fue que se desvistió, pero ahora mismo estaba completamente desnudo masturbándose viendo mi imagen sin ropa y dilatándome; meto cuatro de mis dedos después de un tiempo, ambos índices y ambos medios; trato de estirar mi entrada tratando de hacer que se excitara más viendo mi imagen.
–¿Qué estas esperando?— pronuncio como puedo, estoy completamente cachondo y el maldito no se digna a penetrarme.
Ante mis palabras me sonríe acercándose a mí. Toma mis caderas dándome la vuelta y dejándome apoyado sobre mis cuatro extremidades, siento como como rosan mis nalgas contra su pene, esta grande y duro como siempre. Comienza a entrar lentamente, siento una corriente eléctrica recorrerme por todo el cuerpo, es una gran sensación de placer que simplemente no puedo describirla. Comienza a salir de mí casi por completo para después clavarse en mí como si quisiera partirme en dos, se introduce de manera brusca y desesperada; claro que yo también lo estaría si me hubieran masturbado en plena calle durante quince minutos y después ver a mi novio auto-dilatarse mientras escucho sus gemidos decir mi nombre. Las embestidas no paran y no parece que vallan a apaciguar pronto, todo lo contrario, se sienten firmes y si ganas de descansar, se siente tan bien.
Durante las embestidas trato de alcanzar la almohada más cercana para callar un poco mis gemidos y que los vecinos no se vuelvan a quejar. Seria incomodo escuchar como tu vecino coge con su novio mientras tu estas conviviendo con tu familia; hablando de eso, creo que esta navidad no alcanzaré a ir con mi madre, pero ¿puede culparme quererle dar el regalo a mi novio antes de ir?
–no seas tan brusco… ¡JODER!— grito al sentir como se interna cada vez más profundo en mí.
Siento como lame mi espalda hasta mis hombros y los muerde levemente –pero a ti te encanta que sea así de brusco— como me molestaba que dijera eso y más porque tenía razón, adoraba la brusquedad con la que me destrozaba por dentro –anda, mastúrbate para mí— me dice a un lado de mi oído. Como siempre obedezco a su voz llena de deseo y lujuria, es un verdadero pervertido.
Sale de mí interior, toma mis caderas y me voltea a mi posición original. Comenzó a masturbarme viendo como me embiste y no podre aguantar tanto, esto es demasiado para mí y para mi miembro. Después de unas embestidas más ambos nos desahogamos. Mojo mi abdomen y él se descarga dentro de mí.
Sale de mi interior y se acuesta a mi lado, ambos jadeantes, ambos sudorosos, ambos exhausto nos miramos a los ojos –FELIZ NAVIDAD— susurro antes de caer rendido al mundo de los sueños. Quizá no haya ido con mi madre pero dentro de poco será año nuevo, aunque si a él no se le ocurre nada que regalarme… espero que mi regalo sea parecido a este.