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Baila al ritmo de tu corazón. por AnkerBeilschmidt

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Notas del capitulo:

Buenas.

Cómo les había prometido, ¡El segundo capítulo!

A pesar de que son un poco cortos comparados a los que yo normalmente hago, espero que lo disfruten.

¡Disfrutenlo!

 

Personajes pertenecientes a: Hidekaz Himaruya.

Anime: Hetalia.

Capítulo 2: Interesante descubrimiento y falsas ilusiones.

 

Después de largos minutos para que el cerebro de Feliciano tome la iniciativa de abrir la maldita caja extraña recorriendo los fuertes caminos de una cinta adhesiva más fuerte que el odio, finalmente se le ocurrió la idea de tomar unas tijeras de costura y cortarla (¡Al fin!)

Alaba cada una de las tapas de la misma, notando más y más su contenido. Lo que veía era algo que en ese momento se pudo haber echado al suelo y puesto a llorar.

Mamma… –Sus ojos se forraron del agua de sus lágrimas, volviéndolos cristales y brillantes. Soltó una lágrima en cada lado, para después limpiar el camino de ellas con la palma de su mano. Suspiró con tristeza, pero sacó cada envase de pintura de óleo perteneciente a la madre de los italianos.

Resulta que, la Sra. Vargas murió hace varios años atrás, asesinada. El asesino fue un golpe bajo para los italianos, porque resultó ser el padre de los mismos.  El Sr. Vargas actualmente sigue en la cárcel de Florencia, cumpliendo la condena de 12 años. La razón del asesinato sigue sin estar totalmente clara. Feliciano tomó un pincel y contempló en su otra mano el envase de óleo amarillo. A este le encantaba pintar con su madre en el jardín trasero de la casa, pintaba más que todo paisajes, pero jamás el boceto de una persona. Tomó la caja y la volteó, dejando que cayeran lentamente los objetos al suelo, hasta que consiguió un casset titulada: “Los recuerdos son inolvidables”, nunca había visto este casset ni siquiera en las noches de vídeos que la familia tenía cada domingo.

Recordó que compraron un lienzo blanco, listo para pintarse, estas pinturas están en buen estado, el óleo no tiene fecha de vencimiento como tal. Sin embargo, tenía una gran curiosidad acerca del extraño casset y por ende, lo dejó guardado junto a las demás, dentro del gabinete de madera que sostenía el televisor de la sala. Después tendría tiempo para mirarlo.

Miró de reojo aquéllas pinturas, había de distintos colores, variados tonos y diferentes marcas. Su madre era una pintora profesional. ¿Tal vez el talento de pintar ha desaparecido de sus venas? No lo cree, pero estaba dispuesto a probarlo nuevamente. Tomó entre sus brazos cada envase de aluminio, junto con los pinceles de diferentes tamaños y los llevó todos al jardín, entró nuevamente a la casa y se encontró con Lovino.

– ¿Qué estás tramando ahora, Feliciano? –Dijo, arqueando una ceja.

– N-No es nada, fratello. –Dijo, alzando sus manos y sacudiéndolas nervioso. Obviamente este sospechaba de algo, suspiró y se dio la media vuelta dando señal de que se retiraba. Feliciano no quería que se enterase sobre su descubrimiento, no aún. Verificando si el perímetro estaba despejado, se adentró nuevamente para buscar el lienzo blanco, lo tomó y se dirigió nuevamente, a puntillas, al patio. Se sentó en la grama verde, pasó su dedo índice a la textura del lienzo, era suave y lisa, se sentía feliz de poder vivir nuevamente esos momentos en que él pintaba… Sólo que sin su madre al lado. Tomó la paleta, depositó un poco del color verde esmeralda en ella y, con el pincel, comenzó a pintar las gramas de un paisaje. Para después, agarrar un carboncillo y dibujar el boceto de una mujer.

Estaba dispuesto a volver a crear la imagen de su madre.

 

País: Estados Unidos.

Ciudad: Nueva York.

Fecha: 02 de enero.

Hora: 12:00pm.

 

¡Good, he pasado por fin el final de Resident Evil 4! ¡Me siento libre! –Gritó a todo pulmón un norteamericano con su par de ojos llenos de orejeras, hasta la persona más lenta se puede dar cuenta que ha pasado semanas sin dormir sólo por terminar un juego. Saltaba en el colchón de su cama, emocionado, gritando “¡I did it, i did it!” una y otra vez, pero por su torpeza se dobló el tobillo del pie y cayó al duro suelo.

– Los logros duelen… U-Ugh… –Dijo quejándose, y notó que uno de los vidrios de sus lentes se rompió, bufó formando un puchero con sus labios. –Fuuck… Lo que faltaba. –Suspiró, para luego volver a colocárselos, apoyó ambas manos en sus caderas mientras confirmaba si podía ver bien a pesar del rayón, y sí, no es ningún problema. Este chico, se caracteriza más que todo por su cabello rubio tirando al naranja, liso y corto y teniendo en cuenta el pequeño rulo que sobresale. Sus ojos son azules oscuros y mide aproximadamente 1.78cm. Es algo gordo, sin embargo eso no impide bailar lo que de verdad sabe al pie de la letra, el hip hop. La especialidad del rubio es el baile de hip hop, su nombre es Alfred F. Jones, y nadie sabe el por qué nunca dice que significa la “F”, siempre cuándo se lo preguntan termina cambiando el tema, cosas diciendo como: “¿Sabes? Mi superhéroe favorito es Superman”  o “¿Haz escuchado acerca de qué los extraterrestres se han estado mostrando más? ¡Cómo me encantaría tener uno! O al menos conocer uno de cerca!” y simplemente se deja esa pregunta en el aire. Se escuchó el timbre de la casa del gringo y salió casi a la misma velocidad de Flash, vio a través de la ventana que estaba al lado de su puerta y divisó a un hombre moreno, de cabello marrón oscuro parecido al chocolate (En esos momentos, es cuándo Alfred sufre de un infierno para comer ese dulce tan apetitoso que tanto ama) y ojos verdes esmeraldas, muy brillantes y característicos en el misterioso hombre, aunque para él no es “misterioso”, ya que enseguida le abrió la puerta y lo saludó con su alegría habitual.

– ¡Antonio! Qué sorpresa al verte por aquí, ¡Pasa, pasa! –Dijo sin dejar hablar al oji-verde, estos dos se conocen desde el jardín de niños, Antonio resulta ser un español que tuvo un tiempo viviendo en United States por problemas de inmigración, pero es una persona gentil, honesta, alegre y muy preocupada por todo. Se sentaron en la mesa de la sala de estar, pero las expresiones del español no se notaban alegres y brillantes como siempre, es más, sus ojos estaban decaídos. El gringo se dio cuenta de ello, por lo que le miró raro, Antonio respondió ante la mirada del contrario.

Alfredo, no estoy de buen humor… –Dijo, con un tono severamente bajo y algo deprimente. A pesar de que a veces al rubio le molesta que lo llame Alfredo y no Alfred lo dejó pasar por esta vez, y suspiró, sonrió lo más abierto posible, transmitiéndole confianza al moreno.

– ¿Qué sucede, Anthony? –Su tono de voz era más dulce y suave. Para cuándo el español iba a responder, éste bajó su mirada y soltó una pequeña lágrima, pero volvió a subir su mirada, y observó los azulados ojos del norteamericano.

–Me he divorciado… Me separé de Julieta. –Dijo firmemente, para después apoyar su frente en la mesa,moviendo bruscamente sus hombros, dando señal de que estaba llorando. ¿Por qué tenía que estar sufriendo él? Eso explica su desaparición durante un año, se estaba divorciando y yendo a lugares él solo, sin olvidar el hecho de que olía a alcohol todas las noches. Pero no por él, si no por las ofrendas que le daba el bartender del bar dónde iba.

–Déjame decirte una cosa, ¿En serio pasaste mar y tierra para venir a pedirme consejos de amor? ¡Sabes bien que soy la persona mejor indicada! Cómo una última opción, sólo te puedo decir: “Ven a jugar a la XBOX o a la WII y olvídate de esa bitch mientras nos emborrachamos y comemos helado juntos” –Dijo, elevando sus brazos al aire en forma de alegría suprema y colocando su típico acento chillón. Pero volvió a la “seriedad”.  –Sin embargo, tú no quieres eso, ¿O sí? –Miró con duda al europeo, para cuándo éste levantó su cara y miró hacía la cocina (que por cierto, está desastrosa y sucia) y asintió.

–Quiero que me diviertas, que me hagas olvidar de ella… Dejé todas mis amistades por ella, dejé incluso a ese pequeño por ella… Esa tía tuvo otras intenciones conmigo, y no pienso volver a verla. –Dijo, furioso. Limpió sus lágrimas y se dirigió al baño sin escuchar la respuesta de éste, Antonio no tiene mala memoria, por eso ni le preguntó dónde queda el baño, se acordaba y trancó la puerta fuertemente, para calmarse un poco.

Poor Anthony… –Murmuró, levantándose de la silla dónde estaba sentado conversando con este, suspiró y se dirigió a la cocina para sacar dos envases de helado de 2l de chocolate, estaba dispuesto a animarlo, al menos para que sirva de algo, ya que él no sabe absolutamente nada del amor, es un hombre libre y sin problemas amorosos. Claro, si tampoco sale tanto de su casa…

Dejó los helados en la mesa delantera de sus puffs negros, iban a ver una película cómica, cuándo sintió que la palanca de color rojo del buzón se escuchaba levantarse.

– ¡El correo ha llegado! –Salió corriendo, chocó primero con la puerta antes de abrirla, sobó su cara mientras se acercaba al buzón, sacó las cartas y notó que una tenía un símbolo amarillo con azul, ¡Era de la academia! – ¡Yes! –Dijo emocionado. Bajó la palanca roja y entró nuevamente a su casa, para cuando se encontró al español en mejor estado, con la cara lavada y sin ningún rastro de lágrimas en ella.

Are you okay, Anthony? –Preguntó preocupado. Sí, estaba mejor, y sonrió más abiertamente que antes, levantó un pulgar de su mano dando aprobación. – Mucho mejor. –Rió, y se sentó en uno de los puffs que hay en la sala. Tomó sin pensarlo dos veces uno de los envases de helado y empezó a comerlo, Alfred también se dirigió al otro asiento, pero a diferencia de español literalmente se tiró, cayendo con la cara enterrada en el material granizado del mismo. Tenía sus pies en la pared, y su torso como si fuera un tobogán. Despegó su cara del cuero y alzó las cartas que recibió.

– ¿Qué traes en mano? –Preguntó curioso el oji-verde, mirando de reojo las cartas que éste traía. Pudo leer algo sobre “Respuesta acerca sobre la admisión de la academia” y enseguida se la quitó. – ¡Oh, así que también la recibiste! Estoy también en la academia, me han aceptado, mi especialidad es el tango. –Era obvio, su sangre española lo dice mucho. Sonrió y volvió a entregársela a norteamericano, que lo miraba enojada, refunfuñaba, no le gustaba que le quitaran las cosas de esa forma. El español rascó su cabeza y murmuró un “lo siento”. –Ábrela, ¡Veamos si te aceptaron! El hip hop es muy respetado en la academia, hay muchas posibilidades de que hayas entrado, ¿Sabes?

Pero así no fue. Leía con atención la carta, estaba a punto de romperla. Frustrado, bajó la mirada y recostó su cara en el puff.

–No me aceptaron… –Dijo, entristecido.

– ¿Ah? ¿Me estás jodiendo, tío? ¿Cómo que no te aceptaron? –De un movimiento a otro, el gringo le entregó la carta. Comenzó a leerla y cada vez más se le fruncía el cejo.

“Querido Alfred F. Jones

Buenas tardes,

Le damos un cordial saludo para informarle que no fue aceptado en la prestigiosa academia “Crystal Academic for Dance”. La razón de ello no fueron por sus movimientos, ni sus pasos, la coreografía estuvo perfecta, magnífico, pero necesitamos que su cuerpo tenga más forma y menos masa. El físico es muy importante para los bailes, y pensamos que usted puede arreglarlo.

Por ahora, sólo le podemos decir que esperamos a que tenga mucha suerte, y el próximo semestre sea aceptado.

Atentamente,

Mars Saffire,

Directora académica del instituto de danza.

– ¡Maldita sea! –Gruñó el español. – ¿¡Cómo que por el físico!? ¿¡Son idiotas o qué!? –Tiró la carta hacía la basura. Ya de por si traía una rabia, se incrementó por la estúpida razón del por qué no aceptaron al norteamericano.

–Ya no importa… –Dijo, desanimada el rubio. –Tendré otra oportunidad, el año que viene… –Dijo, su voz cada vez se escuchaba más rota. El oji-verde le dio leves palmadas a la espalda de este, suspiró ya calmado.

–Vamos, ¡Te ayudaré a tener un mejor físico! Además, no puedes simplemente esperar el año que viene para entrar, nos esforzaremos y haremos que entres antes de que comience el semestre. –Dijo orgulloso el pelimarrón, olvidando de un pequeño detalle.

– ¿Tú no empiezas en tres semanas aproximadamente? –Miró al español un tanto incrédulo.

– Oh… Cierto. –Soltó una risa baja y nerviosa, rascando su nuca. –Se me había olvidado, perdón Alfredo.

El rubio estuvo básicamente toda la tarde de mal humor, los papeles se intercambiaron básicamente. Esta vez el español tenía que animar al gringo, comiendo helado o viendo películas, incluso jugaron al Wii y siempre terminaba destrozado. Sin embargo, nada de eso animaba al nortemaericano.

 

¿Cuál será de ahora en adelante el futuro de Alfred?

 

Capítulo 2: Interesante descubrimiento y falsas ilusiones.

 

Después de largos minutos para que el cerebro de Feliciano tome la iniciativa de abrir la maldita caja extraña recorriendo los fuertes caminos de una cinta adhesiva más fuerte que el odio, finalmente se le ocurrió la idea de tomar unas tijeras de costura y cortarla (¡Al fin!)

Alaba cada una de las tapas de la misma, notando más y más su contenido. Lo que veía era algo que en ese momento se pudo haber echado al suelo y puesto a llorar.

Mamma… –Sus ojos se forraron del agua de sus lágrimas, volviéndolos cristales y brillantes. Soltó una lágrima en cada lado, para después limpiar el camino de ellas con la palma de su mano. Suspiró con tristeza, pero sacó cada envase de pintura de óleo perteneciente a la madre de los italianos.

Resulta que, la Sra. Vargas murió hace varios años atrás, asesinada. El asesino fue un golpe bajo para los italianos, porque resultó ser el padre de los mismos.  El Sr. Vargas actualmente sigue en la cárcel de Florencia, cumpliendo la condena de 12 años. La razón del asesinato sigue sin estar totalmente clara. Feliciano tomó un pincel y contempló en su otra mano el envase de óleo amarillo. A este le encantaba pintar con su madre en el jardín trasero de la casa, pintaba más que todo paisajes, pero jamás el boceto de una persona. Tomó la caja y la volteó, dejando que cayeran lentamente los objetos al suelo, hasta que consiguió un casset titulada: “Los recuerdos son inolvidables”, nunca había visto este casset ni siquiera en las noches de vídeos que la familia tenía cada domingo.

Recordó que compraron un lienzo blanco, listo para pintarse, estas pinturas están en buen estado, el óleo no tiene fecha de vencimiento como tal. Sin embargo, tenía una gran curiosidad acerca del extraño casset y por ende, lo dejó guardado junto a las demás, dentro del gabinete de madera que sostenía el televisor de la sala. Después tendría tiempo para mirarlo.

Miró de reojo aquéllas pinturas, había de distintos colores, variados tonos y diferentes marcas. Su madre era una pintora profesional. ¿Tal vez el talento de pintar ha desaparecido de sus venas? No lo cree, pero estaba dispuesto a probarlo nuevamente. Tomó entre sus brazos cada envase de aluminio, junto con los pinceles de diferentes tamaños y los llevó todos al jardín, entró nuevamente a la casa y se encontró con Lovino.

– ¿Qué estás tramando ahora, Feliciano? –Dijo, arqueando una ceja.

– N-No es nada, fratello. –Dijo, alzando sus manos y sacudiéndolas nervioso. Obviamente este sospechaba de algo, suspiró y se dio la media vuelta dando señal de que se retiraba. Feliciano no quería que se enterase sobre su descubrimiento, no aún. Verificando si el perímetro estaba despejado, se adentró nuevamente para buscar el lienzo blanco, lo tomó y se dirigió nuevamente, a puntillas, al patio. Se sentó en la grama verde, pasó su dedo índice a la textura del lienzo, era suave y lisa, se sentía feliz de poder vivir nuevamente esos momentos en que él pintaba… Sólo que sin su madre al lado. Tomó la paleta, depositó un poco del color verde esmeralda en ella y, con el pincel, comenzó a pintar las gramas de un paisaje. Para después, agarrar un carboncillo y dibujar el boceto de una mujer.

Estaba dispuesto a volver a crear la imagen de su madre.

 

País: Estados Unidos.

Ciudad: Nueva York.

Fecha: 02 de enero.

Hora: 12:00pm.

 

¡Good, he pasado por fin el final de Resident Evil 4! ¡Me siento libre! –Gritó a todo pulmón un norteamericano con su par de ojos llenos de orejeras, hasta la persona más lenta se puede dar cuenta que ha pasado semanas sin dormir sólo por terminar un juego. Saltaba en el colchón de su cama, emocionado, gritando “¡I did it, i did it!” una y otra vez, pero por su torpeza se dobló el tobillo del pie y cayó al duro suelo.

– Los logros duelen… U-Ugh… –Dijo quejándose, y notó que uno de los vidrios de sus lentes se rompió, bufó formando un puchero con sus labios. –Fuuck… Lo que faltaba. –Suspiró, para luego volver a colocárselos, apoyó ambas manos en sus caderas mientras confirmaba si podía ver bien a pesar del rayón, y sí, no es ningún problema. Este chico, se caracteriza más que todo por su cabello rubio tirando al naranja, liso y corto y teniendo en cuenta el pequeño rulo que sobresale. Sus ojos son azules oscuros y mide aproximadamente 1.78cm. Es algo gordo, sin embargo eso no impide bailar lo que de verdad sabe al pie de la letra, el hip hop. La especialidad del rubio es el baile de hip hop, su nombre es Alfred F. Jones, y nadie sabe el por qué nunca dice que significa la “F”, siempre cuándo se lo preguntan termina cambiando el tema, cosas diciendo como: “¿Sabes? Mi superhéroe favorito es Superman”  o “¿Haz escuchado acerca de qué los extraterrestres se han estado mostrando más? ¡Cómo me encantaría tener uno! O al menos conocer uno de cerca!” y simplemente se deja esa pregunta en el aire. Se escuchó el timbre de la casa del gringo y salió casi a la misma velocidad de Flash, vio a través de la ventana que estaba al lado de su puerta y divisó a un hombre moreno, de cabello marrón oscuro parecido al chocolate (En esos momentos, es cuándo Alfred sufre de un infierno para comer ese dulce tan apetitoso que tanto ama) y ojos verdes esmeraldas, muy brillantes y característicos en el misterioso hombre, aunque para él no es “misterioso”, ya que enseguida le abrió la puerta y lo saludó con su alegría habitual.

– ¡Antonio! Qué sorpresa al verte por aquí, ¡Pasa, pasa! –Dijo sin dejar hablar al oji-verde, estos dos se conocen desde el jardín de niños, Antonio resulta ser un español que tuvo un tiempo viviendo en United States por problemas de inmigración, pero es una persona gentil, honesta, alegre y muy preocupada por todo. Se sentaron en la mesa de la sala de estar, pero las expresiones del español no se notaban alegres y brillantes como siempre, es más, sus ojos estaban decaídos. El gringo se dio cuenta de ello, por lo que le miró raro, Antonio respondió ante la mirada del contrario.

Alfredo, no estoy de buen humor… –Dijo, con un tono severamente bajo y algo deprimente. A pesar de que a veces al rubio le molesta que lo llame Alfredo y no Alfred lo dejó pasar por esta vez, y suspiró, sonrió lo más abierto posible, transmitiéndole confianza al moreno.

– ¿Qué sucede, Anthony? –Su tono de voz era más dulce y suave. Para cuándo el español iba a responder, éste bajó su mirada y soltó una pequeña lágrima, pero volvió a subir su mirada, y observó los azulados ojos del norteamericano.

–Me he divorciado… Me separé de Julieta. –Dijo firmemente, para después apoyar su frente en la mesa,moviendo bruscamente sus hombros, dando señal de que estaba llorando. ¿Por qué tenía que estar sufriendo él? Eso explica su desaparición durante un año, se estaba divorciando y yendo a lugares él solo, sin olvidar el hecho de que olía a alcohol todas las noches. Pero no por él, si no por las ofrendas que le daba el bartender del bar dónde iba.

–Déjame decirte una cosa, ¿En serio pasaste mar y tierra para venir a pedirme consejos de amor? ¡Sabes bien que soy la persona mejor indicada! Cómo una última opción, sólo te puedo decir: “Ven a jugar a la XBOX o a la WII y olvídate de esa bitch mientras nos emborrachamos y comemos helado juntos” –Dijo, elevando sus brazos al aire en forma de alegría suprema y colocando su típico acento chillón. Pero volvió a la “seriedad”.  –Sin embargo, tú no quieres eso, ¿O sí? –Miró con duda al europeo, para cuándo éste levantó su cara y miró hacía la cocina (que por cierto, está desastrosa y sucia) y asintió.

–Quiero que me diviertas, que me hagas olvidar de ella… Dejé todas mis amistades por ella, dejé incluso a ese pequeño por ella… Esa tía tuvo otras intenciones conmigo, y no pienso volver a verla. –Dijo, furioso. Limpió sus lágrimas y se dirigió al baño sin escuchar la respuesta de éste, Antonio no tiene mala memoria, por eso ni le preguntó dónde queda el baño, se acordaba y trancó la puerta fuertemente, para calmarse un poco.

Poor Anthony… –Murmuró, levantándose de la silla dónde estaba sentado conversando con este, suspiró y se dirigió a la cocina para sacar dos envases de helado de 2l de chocolate, estaba dispuesto a animarlo, al menos para que sirva de algo, ya que él no sabe absolutamente nada del amor, es un hombre libre y sin problemas amorosos. Claro, si tampoco sale tanto de su casa…

Dejó los helados en la mesa delantera de sus puffs negros, iban a ver una película cómica, cuándo sintió que la palanca de color rojo del buzón se escuchaba levantarse.

– ¡El correo ha llegado! –Salió corriendo, chocó primero con la puerta antes de abrirla, sobó su cara mientras se acercaba al buzón, sacó las cartas y notó que una tenía un símbolo amarillo con azul, ¡Era de la academia! – ¡Yes! –Dijo emocionado. Bajó la palanca roja y entró nuevamente a su casa, para cuando se encontró al español en mejor estado, con la cara lavada y sin ningún rastro de lágrimas en ella.

Are you okay, Anthony? –Preguntó preocupado. Sí, estaba mejor, y sonrió más abiertamente que antes, levantó un pulgar de su mano dando aprobación. – Mucho mejor. –Rió, y se sentó en uno de los puffs que hay en la sala. Tomó sin pensarlo dos veces uno de los envases de helado y empezó a comerlo, Alfred también se dirigió al otro asiento, pero a diferencia de español literalmente se tiró, cayendo con la cara enterrada en el material granizado del mismo. Tenía sus pies en la pared, y su torso como si fuera un tobogán. Despegó su cara del cuero y alzó las cartas que recibió.

– ¿Qué traes en mano? –Preguntó curioso el oji-verde, mirando de reojo las cartas que éste traía. Pudo leer algo sobre “Respuesta acerca sobre la admisión de la academia” y enseguida se la quitó. – ¡Oh, así que también la recibiste! Estoy también en la academia, me han aceptado, mi especialidad es el tango. –Era obvio, su sangre española lo dice mucho. Sonrió y volvió a entregársela a norteamericano, que lo miraba enojada, refunfuñaba, no le gustaba que le quitaran las cosas de esa forma. El español rascó su cabeza y murmuró un “lo siento”. –Ábrela, ¡Veamos si te aceptaron! El hip hop es muy respetado en la academia, hay muchas posibilidades de que hayas entrado, ¿Sabes?

Pero así no fue. Leía con atención la carta, estaba a punto de romperla. Frustrado, bajó la mirada y recostó su cara en el puff.

–No me aceptaron… –Dijo, entristecido.

– ¿Ah? ¿Me estás jodiendo, tío? ¿Cómo que no te aceptaron? –De un movimiento a otro, el gringo le entregó la carta. Comenzó a leerla y cada vez más se le fruncía el cejo.

“Querido Alfred F. Jones

Buenas tardes,

Le damos un cordial saludo para informarle que no fue aceptado en la prestigiosa academia “Crystal Academic for Dance”. La razón de ello no fueron por sus movimientos, ni sus pasos, la coreografía estuvo perfecta, magnífico, pero necesitamos que su cuerpo tenga más forma y menos masa. El físico es muy importante para los bailes, y pensamos que usted puede arreglarlo.

Por ahora, sólo le podemos decir que esperamos a que tenga mucha suerte, y el próximo semestre sea aceptado.

Atentamente,

Mars Saffire,

Directora académica del instituto de danza.

– ¡Maldita sea! –Gruñó el español. – ¿¡Cómo que por el físico!? ¿¡Son idiotas o qué!? –Tiró la carta hacía la basura. Ya de por si traía una rabia, se incrementó por la estúpida razón del por qué no aceptaron al norteamericano.

–Ya no importa… –Dijo, desanimada el rubio. –Tendré otra oportunidad, el año que viene… –Dijo, su voz cada vez se escuchaba más rota. El oji-verde le dio leves palmadas a la espalda de este, suspiró ya calmado.

–Vamos, ¡Te ayudaré a tener un mejor físico! Además, no puedes simplemente esperar el año que viene para entrar, nos esforzaremos y haremos que entres antes de que comience el semestre. –Dijo orgulloso el pelimarrón, olvidando de un pequeño detalle.

– ¿Tú no empiezas en tres semanas aproximadamente? –Miró al español un tanto incrédulo.

– Oh… Cierto. –Soltó una risa baja y nerviosa, rascando su nuca. –Se me había olvidado, perdón Alfredo.

El rubio estuvo básicamente toda la tarde de mal humor, los papeles se intercambiaron básicamente. Esta vez el español tenía que animar al gringo, comiendo helado o viendo películas, incluso jugaron al Wii y siempre terminaba destrozado. Sin embargo, nada de eso animaba al nortemaericano.

 

¿Cuál será de ahora en adelante el futuro de Alfred?

 

Notas finales:

¿Cómo les pareció el capítulo? ¿Bien, mal, más o menos, asqueroso, me odian, me aman? ¡Dejen sus opiniones! <3

Bien, acerca sobre el problema de Alfred, bueno, ¿Qué les puedo decir? No revelaré nada acerca de si este rubio logra entrar a la academia, o si se quedará solo en la casa con sus videojuegos.

¿Quién sabe...?

En fin, lo de siempre, acepto todo tipo de críticas, consejos, opiniones, alabos, etc, etc. ¡Hasta un gato acepto!

El tercer capítulo pueeeede que lo suba hoy mismo (21/07/2015) o, mañana (22/07/2015) No sé, hasta dónde me llegue la imaginación.

Hasta entonces,

¡Ich liebe dich, mein muggles! ^^

Anker.


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