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Tiempos efìmeros por KiriOasis

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Notas del capitulo:

Tan cerca del final uwu 

Los soldados habían sacado los cuerpos del lugar para depositarlos en camillas y llevárselos uno por uno. Varios grupos habían entrado a investigar el lugar, sin encontrar absolutamente nada en su interior. El rastro de vampiros parecía haber desaparecido sin dejar rastro. Lo único que habían podido conseguir de todo ese lugar fueron varias armas demoniacas, y también el arma de Mika que ahora el portaba con tranquilidad a su lado.

Yuu sintió una extraña necesidad de salir del lugar. Mika ni él tenían ninguna evidencia de haber escuchado a alguien salvo sus palabras, sin mencionar que Mika aun no tenía la confianza suficiente de todos por el hecho de ser un vampiro.

—Está bien, ya pasó todo—dijo Shinoa al ver que Yuu se encontraba tan serio en sus pensamientos. El chico de ojos verdes la miró sin poder crear una sonrisa satisfactoria.

—Sí, eso creo...—respondió secamente. No estaba confiado aun de su seguridad. Según habían dicho ellos derrotaron a los vampiros. Y aquellos que tenían un contrato con ellos simplemente decidieron marcharse cuando todo termino. Todo era demasiado irreal para pensar que fuera verdad. ¿Cómo podía terminar algo de una manera tan vacía y seca? Las guerras no podían terminar así.

—Agradece que estamos todos—habló esta vez Mitsuba, como si hubiera leído a través de los pensamientos de Yuu. El muchacho miró por la ventana del vehículo, algo perdido y sin ánimo de responder a sus amigos. Entonces sintió una mano tomar la suya, miró por encima de su hombro a Mika, entrelazando sus dedos. Yuu aspiró muy profundamente, llenándose de calma.

—Sí... es verdad—dijo más tranquilo.

Fue cuando los autos detrás de ellos estallaron en varios pedazos, obligándolos a dirigir su atención para observar que sucedió. El vehículo se detuvo y Yuu salió de inmediato, mirando el gran remolino de fuego que se formaba por la explosión que devoraba las cosas a su alrededor.

—Lo sabía...—susurró Yuu para sí mismo.

—Yuu...

— No tiene caso seguir huyendo. Siempre van a venir, siempre van a buscar a los serafines—habló para Mika—. Ya no quiero huir, Mika. Quiero una vida, quiero terminar con esto de una vez. ¿Alguna vez podrán dejarnos?

El rubio lo miró con tristeza en sus ojos. Que fueran serafines les había causado muchos problemas, pero nunca se había sentido muy presionado por el hecho de ser un serafín. En su mente, más profundo que nada, estaba el hecho de ser un vampiro. Era obvio, solo necesitaba ver la mirada de las personas cuando el caminaba para recordárselo cada minuto de su vida. Pero Yuu no era así, él nunca había cambiado su mirada al saber que era un vampiro.

—Terminaré con quien este frente—dijo Yuu—. Lucharé nuevamente.

—Muy valiente, pequeño humano—habló una voz. Se mostró entre las llamas un vampiro pequeño de cabellos mixtos. Sus ojos carmesí eran suspicaces a pesar de su apariencia tan joven acompañada con esa sonrisa infantil—. Pero no hay nada que puedas hacer y sería mejor que te dejaras llevar nuevamente.

Las tropas se alinearon en escuadras, colocándose para pelear con él vampiro que estaba parado. A los extremos de éste se estaban amontonando otro grupo de vampiros que parecían estar a sus órdenes, esperando pacientemente cualquier orden.

—Ese niño—señaló a Mika—, ha sido el peor error que ha tenido la tercera progenitora, Krul Tepes. Para empezar, todos ustedes debían ser exterminados desde un principio, pero ellas los dejo vivir en sus territorios, aun cuando eso no estaba permitido. Luego dejó escapar a uno de ellos y finalmente trasformó a Mikaela Hyakuya para que no muriera.

— ¡Ya basta! —Gritó Yuu—. No tienes derecho a decir que puede vivir o no.

—Claro que sí—sonrió—. Deberían dejar de causar problemas. Veamos la realidad, Mika no podrá vivir para siempre de la sangre de otros vampiros—comenzó a hablar mientras se acercaba.

—Cállate.

— ¿Qué vas a hacer cuando ya no puedo controlar su necesidad de beber sangre? ¿O cuando un día te despiertes en diez años y te des cuenta de qué ya no eres un niño? ¿Cuándo te veas en el espejo como un hombre, pero también veas de frente a tu amado y te des cuenta que es igual? Tú envejeces con cada segundo que pasa, con cada minuto estás a un paso más cerca de la muerte. Sin embargo, luchas por algo inevitable. En algún momento vas a percatarte de todas estas cosas, Yuichirou.

El chico de ojos verdes bajó la mirada, todo lo que decía era verdad. Sus miedos estaban perfectamente expuestos sin que pudiera evitarlo. Él estaba muriendo con cada minuto, y Mika en algún momento se iba a quedar irremediablemente solo. Y no podía soportar la idea de dejar a Mika solo durante toda una eternidad. Ni siquiera tenía comienzos en su búsqueda de regresar a Mika a su naturaleza humana.

— ¿Y qué harás tú, Mikaela? —preguntó nuevamente—. ¿Qué harás cuándo él sea mayor que tú? ¿Cuándo notes qué las arrugas se forman en su rostro? ¿Cuándo te des cuenta de que el tiempo de un humano es más corto de lo que piensas? ¿Vas a poder con todas las miradas de odio? ¿Con todas las personas que en realidad no pueden verlos a ambos a la cara porque su relación no es posible en ninguna circunstancia.

Mika desvió su mirada de los ojos carmesí que seguían fijos en él. Era verdad todo lo que estaba diciendo, y era la verdad que Yuu y él nunca habían podido hablar en voz alta. Ambos tenían miedo de lo que eran. Nada bueno podía salir de ambos siendo una pareja en un mundo que estaba destinado a romperse. Un mundo en el cual ambos debían ser enemigos desde el momento en el cual probó la sangre de Krul.

Debía dejar ir a Yuu, que tuviera una vida normal con los humanos. Con personas que tenían el mismo trascurso de tiempo y de vida. Humanos iguales que él, que compartían gustos y costumbres iguales. Necesitaba a alguien que pudiera dormir a su lado en las noches para proporcionarle calor, alguien que pudiera desayunar con él y pudiera acariciar su rostro sin que sus manos estuvieran frías. Besarlo sin que sus colmillos lo molestaran.

—Eres un vampiro, Mikaela; y tú un humano, Yuuichirou—dijo respectivamente—. Y no hay nada que puedan hacer para cambiar eso. Les puedo dar una opción para que esa tragedia nunca ocurra, pero también deben estar de nuestro lado para eso.

—Nunca—respondió Yuu con firmeza—. Nunca voy a estar de su lado, no importa que me ofrezcan. Vamos a encontrar otra forma.

— ¿De verdad? —rió—. Suena divertido.

—No me importa—respondió Yuu—. Sí, estoy envejeciendo, pero eso no importa.

Yuu pasó sus ojos verdes a Mika.

—Nada de eso importa—volvió a hablar—. No necesito a otra persona, Mika. Te necesito a ti, aun si dicen que eres un vampiro para mí siempre vas a ser Mika, no importa que suceda. Y no me importa si toda la población restante de humanos en el mundo cree que no es normal o que no nos llevará a nada estar juntos. Yo te amo, Mika, tal y como eres. Por favor, ni siquiera pienses por un momento que voy a dejarte porque eres un vampiro. Sí, tengo miedo. No podemos detener el tiempo, por eso tienes que estar conmigo ahora que tenemos tiempo.

—Yuu...

—Y voy a defender eso—dijo serio Yuu—. Asuramaru, dame poder.

— ¡ESPERA, NO LO HAGAS!

Yuu sintió la energía recorrer su cuerpo. Sus manos se aferraron a la espada entre sus manos. Cuernos aparecieron en su cabeza, grandes y puntiagudos mientras uno de sus ojos cambiaba de color y señales púrpura aparecían en su cuerpo en señal de una posesión. Era obvio que estaba entrando en un estado de demonio, pero con sus pensamientos firmes en su cabeza dejó que siguiera la trasformación hasta que un parte de su conciencia se vio vacía.

Se movió frente al vampiro para pelear, éste se movió tranquilamente sin exaltarse. Aun mandaba cada uno de los mantenía su sonrisa en los labios mientras esquivaba cada uno de los ataques que estaba recibiendo. De un golpe mandó varios metros de distancia a Yuu mientras se mantenía sereno.

—Deja eso—habló despacio—. Aún estoy dispuesto a llegar a un acuerdo si ambos deciden venir conmigo.

Yuu se levantó del suelo.

—No hago tratos con vampiros.

—Como gustes, entonces.

Las tropas se movieron cuando vieron a los vampiros moverse. Se alzó un gran sonido de armas chocando unas contra otras mientras Yuu intentaba pelear con el vampiro. Mika intentó acercarse para ayudar el muchacho, sin embargo, alguien se interpuso entre ambos. Sin otro remedio más que pelear Mika desenvainó su espada.

—Espada, bebe—dijo.

Esquivó varios ataques y proporcionó algunos sin tener mayor resultado. No tenía caso, el vampiro frente a él era mucho más fuerte, era cuestión de tiempo para que terminara perdiendo. Dirigió su vista a Yuu, se encontraba en el piso, levantándose de igual manera como si pudiera soportar con el peso de cada herida sin titubear.

Se quiso mover para ayudarlo, pero fue tomado de inmediato del brazo hasta ser arrastrado por el concreto. Soportó el dolor y se liberó del agarré, rodando en el suelo. Su vista fue el cielo azul y un sentimiento de derrota estaba llegando. Estaba cansado, tenía mucha sed y no creía poder soportar por mucho más tiempo aquella sensación.

— ¿Qué pasa? ¿Te has quedado sin fueras? —preguntó el otro vampiro en un tono socaron que logro molestar a Mika lo suficiente para levantarse nuevamente. Debía soportar lo necesario para terminar con eso.

—Acabemos con esto.

Intentó moverse con destreza, logrando resultados catastróficos hasta que fue tirado a un lado. Vio a tan solo unos metros de distancia a Yuu, tirado en el suelo, aun con todas sus marcas de demonio en su rostro y su cuello. Con su mano firmemente sujetada a su espada, esperando por un milagro que los salvara en ese momento.

A su alrededor los soldados estaban comenzando a perder. Uno tras otro caían, apenas y logrando eliminar a vampiros en su paso. Todo estaba derrumbándose y se llenaba de sangre. Era un desastre que a simple vista no tenía solución. ¿De verdad iban a perder? ¿Esa iba a ser la última vez que vería a Yuu? ¿De esa manera? En el suelo, destrozado por la batalla, sin siquiera poder admirar sus ojos verdes alegres una última vez.

Se levantó del suelo, intentando ponerse de pie. El vampiro con el cual peleaba lo miraba con una sonrisa engreída. Lo levantó del cuello y lo lanzó, Mika vio que chocaría con Yuu. Ambos colisionaron y Mika envolvió a sus brazos alrededor de Yuu, evitando que él cayera muy fuerte.

Atravesaron una pared de concreto y ambos quedaron en el piso. El pesó de Yuu sobre él era notorio y el chico no se movía.

—Mika...—susurró la voz casi seca de Yuu mientras se movía encima de Mika.

—Cuando te imaginaba encima de mí no era precisamente de esa manera—comentó Mika cansado. Yuu sonrió débilmente, acomodando su cuerpo.

—Idiota...—susurró—. No sé cuánto resista...

—Yo tampoco...

—Mika—llamó Yuu—. ¿Cuánto me quieres?

— ¿A qué viene la pregunta?

—Necesito que hagas algo—dijo Yuu, se sentó abriendo su chaqueta y la camisa que estaba debajo de ésta—. Tienes que beber mi sangre, es la única forma en la cual tus heridas se van a curar.

—No... no lo haré.

Yuu tomó el rostro de Mika entre sus manos.

—Por favor. Solo así vas a tener las fuerzas que necesitas. Tus heridas no se van a curar al menos que tú seas un vampiro, no hagas esto Mika. Te lo suplico, no puedo dejarte ir de esta manera.

—Pero si lo hago no volveré a ser un humano—dijo Mika—.Y...

—Te amo como eres Mika—habló Yuu—. Y siempre voy a amarte, tienes que vivir...

El rubio lo miró uno segundos. No tenían tiempo para discutir, en cualquier momento podía llegar cualquiera de sus oponentes y no iban a tener opciones. Vio los ojos de Yuu, aun con su estado de demonio tenía una mirada suplicante. Besó sus labios y se separó mirándolo a los ojos, deslizó sus dedos por la piel de su cuello, acercándose.

—Lo siento—dijo antes de acercar su nariz al cuello contrario. Yuu se preparó para sentir los dientes perforar su piel. Enredó sus dedos en el cabello dorado de Mika cuando sintió por fin los dientes en su cuello. Respiró profundo con un primer dolor que poco a poco despareció. No se sentía tan mal como pensó, incluso era agradable. Sonrió y se pegó más al cuerpo ajeno, un jadeo salió de sus labios sin entender exactamente porque, pero se olvidó de ello cuando Mika terminó, alejándose mientras se separaba y lamía la herida que dejaron sus colmillos.

Lo miró cuando se separaron, y vio como los ojos azules de Mika perdían su tonalidad azul, cambiado primero a un tonó púrpura que terminó por convertirse en un rojo. Era diferente, no le molestaba el cambio, solo era diferente. Las heridas de Mika se curaron hasta que quedó únicamente eso.

—Bien Mika—sonrió Yuu—. Ahora puedes acabar con ellos. Por favor, aléjate.

Una vez dicho eso Yuu se levantó de su lugar, levantándose mientras avanzaba.

— ¿Qué vas a hacer? —Preguntó Mika, siguiendo varios pasos a Yuu.

—Lo necesario para que podamos estar juntos—habló Yuu.

Dicho eso se alejó, tomó con fuerza su arma y miró el cielo azul.

—Si soy un serafín, al menos voy a sacar algo de provecho.

El edificio en el cual estaban tuvo una explosión que llamó la atención de varias personas que estaban cerca. A lo lejos se observó como algo brillante y blanco caminaba con tranquilidad hasta los presentes. Yuu se encontraba en perfecto estado, su piel estaba libre de sangre que había salido de él. Sus vestimentas, sin embargo, estaban iguales. Tenía una cinta dorada en su cabeza, cubriendo su frente mientras caminaba con una gran arma blanca que se asemejaba al cristal. Y detrás de él unas grandes alas.

— ¿Ese es Yuu? —Preguntó Shinoa.

—No, es un serafín—habló una voz a sus espaldas. La chica volteó encontrando a Ferid, a su lado estaban el resto de vampiros mirando la escena en completo silencio—. Hoy conocerán la verdadera apariencia de un serafín del final.

Yuu levantó su arma en al aire. Sus alas se movieron y agitaron varias veces hasta levantarse del suelo mientras volaba. Las peleas se detuvieron al ver el resplandor blanco que estaba incomodando a los vampiros al igual que a varios de los humanos.

— ¿Un... ángel?

El vampiro joven fue golpeado, cayendo varios metros lejos.

—Así que Mika fue mi mayor error, ¿eh? —Dijo enfadada Krul—. Lest, vas a pagar por todo lo que has dicho.

—Si el ángel no nos mata a todos.

Krul miró el cielo antes de enfocar su vista en Mika. Se acercó a él y con sorpresa observó sus ojos de color carmesí.

—Mika...—dijo ella. El mencionado la miró antes de desviar su vista hasta Yuu—. Sí... él me convenció. Si no fuera por él...yo...

—Está bien, pero ahora sería mejor que nos escondiéramos. No sabemos qué va a pasar después de esto.

Mika miró al muchacho, esperando pacientemente a que demostrara ser aquel que conocía. Yuu miró a todos, y con su arma de se dirigió al vampiro. Lo amenazó con la punta, mirándolo seriamente con sus ojos profundamente enfocados,

—Nunca estaremos en paz si no termino contigo.

— ¿Aun tienes conciencia de quién eres? —preguntó.

—Más de lo que crees.

Yuu movió su arma hasta enterrarla en el pecho ajeno, enterrándolo con rapidez. Todos miraron con sorpresa al muchacho de ojos verdes. Después de eso Yuu se movió rápido, acabando a cada uno de los vampiros que eran sus enemigos. Los demás fueron espectadores, solo podían ver el polvo que se hacían cada uno de los cuerpos y la luz brillante que era el cuerpo de Yuu. De un momento a otro se encontró en medio del cielo, miró a todos los lados como si estuviera confundido. Sus ojos con cansancio se estaban cerrando.

Las alas desaparecieron, y el brillo con ellas. La extraña banda de color dorado en su cabeza también se desvaneció. El cuerpo de Yuu cayó desde el cielo, bajando a toda velocidad en su estado de inconciencia. Mika corrió hasta alcanzarlo antes de caer al suelo, se quedó quieto, abrazando a Yuu.

—Mika...—dijo Yuu, el rubio acarició su rostro y nuevamente el muchacho se sumió en un sueño debido al cansancio.

Después de eso el resto de los vampiros quedó en manos del ejército y los vampiros que estaban apoyándolos. Mika dejó que Yuu reposara tranquilamente antes de ayudar al resto que estaba peleando. Se colocó a un lado de Shinoa cuando ella llegó para ayudar.

—Cúbranme la espalda—dijo Mika—. Y yo cubriré la suya.

—No es necesario decirlo—habló Mitsuba.

—Es verdad, no vamos a dejar al novio de Yuu solo—dijo Shinoa con su usual tono burlón. Mika ignoró el comentario.

—Creo que vamos a ser los tres—dijo Mika mirando a un lado. Yoichi y Kimizuki se encontraban a una larga distancia encargándose de varios vampiros. Ambos cubriéndose la espalda—. La pareja parece estar ocupada por el momento.

—Entonces terminemos con esto. Yuu ha ganado casi todo, y nosotros debemos demostrar que podemos ayudar—dijo Mitsuba, levantando su arma para comenzar. Shinoa sonrió con confianza preparando su guadaña.

Mika suspiró, tomando su espada y dando un último vistazo a Yuu. Esa tarde aún no terminaba y ellos debían esforzarse para exterminar al resto de vampiros. Tampoco creía que iba a demorarse demasiado, después de todo, la mayor parte del peligro se había terminado. Yuu se había arriesgado por todos para poder tener su victoria.

Ahora ellos debían ganar por Yuu.

Notas finales:

¡Gracias por leer! :33


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