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Tiempos efìmeros por KiriOasis

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Notas del capitulo:

Todos los derechos están reservados a Takaya Kagami.

El sonido de los pasos hacían eco en la enorme habitación que estaba casi desierta, de no ser por las dos siluetas que estaban observando como una tercera se estaba moviendo de un lado a otro. Sus propios pensamientos lo molestaban, al igual que estaba frustrado por no poder lograr lo que deseaba cuando por fin había tomado valor.


— Entonces ve donde él está y vuelve a intentarlo — sugirió la chica de cabellos rosa amaranto. Sin embargo, las palabras no bastaron para que el rubio se detuviera. 


Una risa se escuchó del otro vampiro de cabellos plateados quien también lo estaba observando. En todo el tiempo que había convivido con Mika, nunca lo había visto tan molesto y frustrado como en ese preciso momento. Aunque también sabía que él estaba nervioso. 


— Que mala suerte — canturreó —. Llega tu momento de valentía y es interrumpido con humanos que llegan de repente. 


Mika se volteó para verlo de una forma nada amistosa. 


— ¿No deberían hablar de otras cosas? — preguntó Mika. No quería decirles que sucedió, pero en cuanto llegó ambos se dieron cuenta de que estaba ocultando algo, y con ellos dos juntos contra él, tenía las de perder.


— Íbamos a hacerlo — sonrió Krul —. Hasta que llegaste con cara de asesino. En todo caso debiste besarle rápido.


— La próxima vez tráelo aquí, nadie te molestaría — dijo Ferid —. O al menos nadie hará ruido. 


— Es la primera vez que trabajan juntos en algo,  y es precisamente para esto — dijo refiriéndose a la forma de molestarlo sin parar.  


Krul se puso seria, la idea no le había gustado para nada. Así que dejó el tema de lado para poder enfocarse en su conversación inicial. La razón por la cual estaban en ese momento hablando entre ellos.


— ¿Cómo están las cosas con los humanos, Mika? — preguntó la chica. Entonces todo se volvió más serio mientras el vampiro de cabellos dorados pensaba en su respuesta antes de contestarla.


— Están formando los planes, mientras también abren paso para poner lugares secretos en los lugares asediados de jinetes apocalípticos. 


— Ya era hora de que pusieran puntos claves. 


A la mente de Mika llegaron los recuerdos de lo ocurrido hace ya un tiempo, cuando se formaron los contratos entre los vampiros y los humanos para trabajar temporalmente juntos. Hasta el momento no tenía claro cuales eran las intenciones de Krul al dejarlo con los humanos. 


Existía un trato, una lista de nombres por parte de cada lado. Nombres para saber quien era quien, los aliados, y como iban a influir estos para que pudieran tener un mayor desarrollo. Pero cada uno tenía los planes por su parte, solo los compartían para que estuvieran unos y otros enterados de todo lo que estaba sucediendo. No existían secretos, o bueno, eso es lo que hacían creer unos a los otros, aunque todos lo sabían.


Entre los muchos puntos que habían planteado esa alianza —que fue formada por algunos fundadores y la familia Hiragi junto con la familia Ichinose— estaba la liberación de los niños que poseían para alimentarse. A cambio, los humanos ofrecían la sangre de otras maneras pacíficas. La población humana daba parte de su sangre como una muestra de pago y gratitud a su defensa y protección al Ejercito Demonio Imperial Japonés. 


Otros, era compartir parte de algunos secretos. Entre ellos el más guardado por ambas partes, el del serafín del final. Aunque este seguía siendo un secreto para todos, pero este era el principal conflicto y punto que estaba establecido en el trato. 


Entre muchos otros que Mika vio ese mismo día. Pero el que más le llamó la atención, cuando Krul pidió que él estuviera en un grupo con los humanos, para ser un «observador», aunque era una idea muy descabellada. Era una petición fácil de cumplir, aunque no la hicieron de buena gana, entró. Para se especifico, en el grupo de Shinoa, junto con Yuu.


Krul hizo eso para que estuviera con Yuu, ella se lo había dicho, pero muy dentro de si, sabía que no eran sus únicas razones. Ella tenía otra intensión que no estaba dispuesta a decirlo ni compartirlo con nadie. Al menos, por el momento. 


Se enfocó en ese preciso momento en el cual Krul le había preguntado por los planes de los humanos. Ella debía saberlos, ¿entonces por qué decirlo? Fácil, es que necesitaba fingir que su punto de observador tenía algún motivo de ser. 


— Probablemente en un par de semanas van a tener toda la zona este despejada en su totalidad. Y van a colocar su estrategia de defensa allí. 


— Por eso mismo hoy regresamos contigo — habló Ferid sonriendo. Mika lo miró interrogante. Se imaginó por un momento a ambos vampiros caminando tranquilamente entre los humanos y casi y sintió lastima por todos.


— Tenemos que dar informes — aclaró la chica de cabellos rosas, levantándose de su asiento, dispuesta a irse. — Y también tenemos que hablar con Kureto Hiragi, nuestro «aliando» más difícil. Por supuesto, tu también debes estar.


— ¿Por qué? 


— Porque estás conviviendo con los suyos. Además, según tengo entendido, él desconfiaba mucho de Yuu después de enterarse que eras su familia. — Krul se acercó a Mika, tomandolo por los hombros y acercándose ligeramente a su oreja — ¿No quieres ver a hombre que da las ordenes principales y además mantiene vigilando a Yuu?  Claro, ya lo conoces, pero ahora me preguntó como lo miras...


Mika no hizo ningún movimiento, mientras pensaba detenidamente en lo que dijo Krul, lo estaba provocando para que él asistiera, cosa que logró con éxito para su mala suerte. No puedo negarse, y se limitó a esperar que los fundadores necesarios llegaran para poder irse. No tenían que estar todos necesariamente, pero tenían que estar aquellos que tuvieron más problemas con el Ejercito Demonio Imperial Japonés. Ya que eso era una señal de interés en el trato después de tantos conflictos. 


Pasaron unos minutos. Él había sido llamado antes para que pudieran hablarle. Los demás vampiros aparecieron después, Crowley Eusford, junto con Horn Skuld y Chess Belle. Cuando los vio llegar solo pudo pensar en algo, definitivamente sonaba a que todo iba a ser un completo desastre. 


A medida que avanzaban por el camino se sentía menos confiado de todo. Los vampiros estaba sonrientes mientras se acercaban con rapidez. Mika estaba con su semblante serio, pero algo tenso también.


— ¿Qué sucede, Mika? — preguntó Ferid en tono juguetón.  — ¿Estás nervioso porque vamos a ir? — Él no respondió, solo lanzó una mirada. — ¡Ah! Ya sé — dijo Ferid, ensanchando su sonrisa. — Tienes miedo de que algo suceda que quedes mal frente al pequeño Yuichiro Hyakuya.


Mika lo miró enojado y fue eso lo que dio a todos a entender que el vampiro de cabellos plateados tenía razón. Las miradas voltearon ligeramente hacía él e intentó ignorarlos a todos por completo en el trascurso.


Llegaron después de un tiempo. Entraron después de que los revisaron y los identificaron como aliados del ejercito. Al entrar, las miradas no tardaron en posarse sobre todos. Mika estaba acostumbrado, aunque ya era casi común verlo merodeando. No era común ver a un grupo de nobles entrando con total confianza. Era obvio, a cada paso de que daban, que no todos tenían confianza en ellos. 


Un mensaje de uno de los soldados hizo saber a los superiores que ellos ya habían llegado. Así que no tardó en llegar una chica de cabellos castaños, Sayuri. Ella los llevó hasta las grandes puertas de madera que esperaban a que la reunión comenzara. 


Y cuando se abrieron las puertas y entraron, el ambiente no se sentía para nada agradable, tampoco reconfortante, ni mucho menos cómoda. Las miradas de los superiores en Ejercito Demonio Imperial Japonés estaban fijas en los vampiros.


Al sentarse en los puestos que estaban al otro lado de la mesa, esperó a que comenzaran lo que sería una larga junta. 


Escuchó muchas cosas, desde futuros planes, hasta planes a corto plazo que iban a ser terminaros por unos y otros. Una nueva lista de objetivos con lo que había de terminar. Sin embargo, vio todo desde la dura perspectiva de la traición. Era obvio que al menos 2 personas ahí, estaban formando otros planes. 


No obstante, era algo que él ya sabía, pero le sorprendía bastante el nivel en el cual podía estar tranquilos, mirando las caras y sonriendo ocasionalmente mientras hablaban sin ninguna preocupación o problema. 


 Una vez que la junta termino, el primero en desaparecer fue Kureto, quien parecía estar pensando en otras cosas al mismo tiempo que se marchaba. Mika vio a Guren y Shinya, a quienes arruinaron la primera oportunidad que había tenido. 


— Ya ha acabado la reunión, Mika — dijo Krul. — Considera lo que te he dicho.


Al salir todos, vio al grupo tan conocido afuera, esperando tranquilamente mientras charlaban en voz baja al estar cerca de la puerta. Yuu estaba hablando con Shinoa, y parecían bastante encimados en su conversación. Se molestó bastante, pero no se movió.


— ¿Eh? ¿Acaso no harás nada? — dijo Ferid. — ¿Vas a dejar a la chiquilla con la atención de tu ángel? Y yo que pensé que estabas decidido. 


— Cállate. 


Poco a poco todos salieron hasta que el grupo se dio cuenta. La expresión de Yuu fue de sorpresa y descontento al observar a los vampiros frente a él. El chico de ojos verdes no soportaba ver al vampiro de cabellos plateados, peor al amigo de este junto con sus dos compañeras. A Krul no la odiaba, pero tampoco le simpatizaba. Y ver a Mika con todos no lo hacía feliz.


— ¿Qué se supone que hacen ustedes aquí? — preguntó sin cortesía. 


— Hemos llegado por una reunión — respondió Ferid. 


— ¿Qué?


— Así que no estabas enterado...


La mirada esmeralda fue a parar en Guren.


— Fue de último momento, ni siquiera yo estaba bien enterado. Además, si lo hubiera sabido no te lo hubiera dicho — respondió Guren. — ¿Crees que se lo diría a un revoltoso como tú? Hubieras hecho un escándalo.


Yuu miró de soslayo a Mika, él había escuchando lo que dijo Guren de él. Al menos estaban los suficientemente separados para que no escuchara sus maldiciones por lo bajo. 


— ¿Escuchaste? — dijo Crowley, quien decidió molestar un rato al rubio en vista de lo entretenida que se veía la situación. — Ve a decirle algo.


— No puede, va a congelarse como el otro día — respondió Ferid.


Las chicas vampiros sonrieron, aunque no hubieran querido hacerlo. Mika sintió como su paciencia estaba cada vez más difícil de mantener. Lo que le faltaba era que comenzara otro a molestarlo con el pelinegro. 


Mientras, Yuu dejó cualquier cosa que tuviera que decirle a Guren para prestar atención al mal humor adquirido de Mika. 


— Ya terminó la reunión, creo que ya estaban marchándose — dijo el chico de grandes ojos azules, tratando de echarlos sutilmente. 


— ¿No nos quieres aquí? — dijo Krul. — Pensé que podríamos ayudarte con tu pequeño problema — lo último lo dijo más alto, para llamar la atención de los presentes. Ella sonrió con malicia cuando sus acciones tuvieron efecto, y eso de vio reflejado en Yuu, cuando se acercó a Mika algo preocupado por él. 


— ¿Sucede algo malo contigo, Mika?


El rubio lo miró sorprendido sin saber que decirle. Entonces la joven de cabellos rosados habló en lugar del rubio.


— Claro que tiene, es un problema algo grave. Bueno, al menos para él — explicó Krul. Yuu hubiera pensado seriamente en creerle de no ser porque se trataba del chico de ojos azules, y ella era quien lo decía. 


— ¿Y de qué se trata? — preguntó examinando a la chica.


— De ti — susurró Ferid únicamente para molestar a Mika. Él se acercó a Yuu, colocándose frente a Krul para que Yuu lo mirara a él.


— No es nada. Ninguno sabe lo que dice.


Algunas risas muy disimuladas se burlaron de él. Se calmó, regalando una mirada afilada a todos antes de intentar salir.


— Los voy a matar... — pensó. Si las reuniones iban a ser siempre así, iba a tener que huir antes de que intentaran siquiera llevarlo con ellos. Luego consideró la idea de que los vampiros estuvieran solos y se encontraran con Yuu en algún momento. Solo había una palabra para lo que podía significar esa probabilidad, desastre.


Antes de que siquiera diciendo algo, pudo sacarlos del lugar. Aunque sabía bien que preferían seguir molestando, salieron porque lo vieron demasiado exasperado. 


La mejor parte de todo su día fue cuando los vio regresar y alejarse del lugar. Eso significaba un poco más de paz para él. Lastimosamente, cuando ellos se fueron ya fue muy pasada la noche. Pensó en las palabras que Krul le dijo, intentarlo una vez más. 


Fue hasta la habitación del chico de cabellos oscuros, intentado que los nervios no le ganaran en el camino y terminara desviándose a otro lugar. 


Al llegar vio la puerta y esperó unos segundos antes de tocar. Sin embargo, nadie respondió, por lo cual pensó inmediatamente que el muchacho se encontraba dormido. Eso lo alivio, ya que Yuu estaba comenzando a tener ojeras porque estaba dejando de dormir tanto. No sabía que era lo que atormentaba tanto al pelinegro para que ya no sintiera ganas de dormir. 


Un par de veces lo vio caminando en las noches, pero no se acercó porque tenía mucha sed y tenía miedo de acercarse mucho y beber su sangre. 


Abrió muy despacio la puerta, procurando no hacer ningún ruido al entrar. Con sigilo, se acercó a la cama para ver a Yuu envuelto en las cobijas, que subían y bajaban por la respiración suave del chico. Sus ojos estaban cerrados mostrando sus pestañas, y su rostro estaba en completa paz. Pensó en que parecía disfrutar de sus sueños.


Lo observó unos minutos en silencio. Algo nostálgico pasó por su cabeza, recordando cosas que ya habían pasado hace tanto tiempo, pero que seguía recordándolo a la perfección. Yuu pasó muchas cosas antes de que se volvieran a encontrar.  Él pensó que todos estaban muertos, y todos lo estaban, menos él. 


Mirándolo de cerca, todo lo que pasó valía la pena. Porque ahora estaba lo suficientemente cerca para poder cuidar de Yuu, ahora podía hablar con él, podía tenerlo cerca aunque no fuera todo el tiempo. 


Se acercó lentamente hasta el rostro de Yuu, él seguía profundamente dormido.


— Lo siento... — se disculpó en un susurró. Cerró los ojos y se terminó de acercar a los labios del chico de cabellos oscuros, sintió lo tibios que estaban. El toque lo relajó en cierta forma, había hecho lo que quería, pero no de la forma en la cual hubiera deseado hacerlo en verdad. 


Yuu se removió un poco entre las cobijas, asustando a Mika. Él aun estaba dormido, solo se había acomodado.


Así que salió antes de que se despertara. Al estar caminando por los largos pasillos, pasó una mano por su rostro, con frustración. Algún  día iba a encontrar la forma de decirle algo, o besarle de frente. Pero esa noche no pudo ser. 

Notas finales:

Gracias por leer :3


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