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10 Señales de que estás por ser infiel. por Wermai

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Notas del capitulo:

Espero que les guste ^-^ 

La mayoría de las parejas que terminan lo hacen por dos razones: Porque se acaba el amor o porque una tercera persona se inmiscuye.

Cosa que jamás le pasaría a una pareja estable, compresible, compatible y muy amorosa, una de esas llamadas “parejas perfectas”. Y así eran ellos dos Zoro y Luffy, una pareja ideal, “perfecta”.

Se conocían desde hace más de dos años, cuando el menor de ellos contaba con tan solo 17 años y el mayor con 19. Fue una locura, al ver a Zoro por primera vez Luffy sintió una extraña sensación de apacibilidad, de amistad, protección y seguridad, entre muchos otros conceptos abstractos que, aun hoy, no era capaz de explicar con total claridad. Cuando le conoció un día de verano, con un buen clima y un hermoso cielo azul despejado, algo extraño se removió en su interior. Desde el primer minuto sintió una inminente atracción, le gustaba esa persona y hasta le parecía gracioso su inusual color de pelo. Así que lo decidió iban a conocerse y serian buenos amigos, tendrían aventuras.

Como en toda primera vez, Luffy se cohibió un poco al estar tan cerca de él. Su plan había sido un rotundo éxito, en unos minutos forzó un encuentro con él; una caída, una disculpa luego una mano que se extendió frente a él y el deseado primer roce. Luffy tenía la intención de sacar su característica espontaneidad y aunque dudo un poco, le pidió que fueran amigos. Zoro lo había visto incrédulo, se había preguntado cómo era que solo alguien con quien chocaba de la nada le pedía que fueran amigos, era bizarro. Pero no era la extraña situación lo que le había impresionada, fue la belleza del moreno. Zoro era un hombre de fuerte espíritu, de principios altamente infundidos, no dejaba llevarse por el deseo o la simple apariencia que pudiese llegar a tener determinado tipo de persona, independientemente de su belleza. Pero en ese momento sintió algo distinto. Con duda extendió su mano hacia él, con duda acepto su intención de amistad, con duda susurro un simple Roronoa Zoro pero si menor titubeo sonrió para él, un extraño con el que choco en el parque.

Habían pasado una buena tarde, en poco tiempo Luffy dejo todo rastro de duda y vergüenza y comenzó a sacar lo mejor de su personalidad cosa que solo sorprendió a Zoro que a pesar de que había vivido demasiadas experiencias, ya fueran amorosas o no, y había conocido demasiada gente, jamás vio una personalidad tan natural. Estaba expectante y sonreía. Poco a poco él también se había relajado al punto que llego a considerarle un amigo de toda la vida. La noche había sido todo un éxito; y Luffy daba todo el crédito a su instinto; Conociendo a Zoro, había sentido que verdaderamente era un suertudo.

A pesar de la buena tarde; la despedida había resultado en extremo incomoda, no querían separarse y brillaba en ambos el anhelo de conocerse un poco más. Zoro estaba confuso ¿debía pedirle su número o era demasiado pronto para eso? Luffy noto su duda y sonrió grande; y para el otro toda duda se despejo, su hermosa sonrisa fue suficiente para motivarlo, le pediría su número y le volvería a ver. Por supuesto el segundo encuentro no se hizo esperar, se habían decido por una buena película y luego una tranquila cena. Más citas, largas llamadas, conversaciones hasta la madrugada por redes sociales, secretos revelados al oído… Pero como todo, las dudas emergieron en ambos, Zoro no estaba seguro de sus propios sentimiento, solo era consciente de la necesidad de permanecer junto a él, no creía que en tan poco tiempo pudiese llegar a despertar un tipo diferente de sentimiento; mientras Luffy era un embrollo peor, a pesar de tener una variada cantidad de amigos Zoro era especial, y no sabía cómo explicar ese “especial”, nunca había llegado a tener una relación o sentimiento que fuera más allá de amistad. A pesar de sus dudas, Zoro era mucho más experimentado sabía que algo pasaba en su interior, nunca había sentido tal necesidad por el aroma de una persona, no había llegado a sentir tal ternura por alguien, el presentimiento de que sería capaz de dejar todo por él, en pos de su felicidad. Así que había decidido por ambos, si su olor lo mantenía con constantes noches de insomnio no podía ni imaginarse la reacción que causaría el probarle. En consecuencia un sonrosado Zoro, no podía mantener una llana conversación sin poder evitar mirar los labios ajenos con el deseo de poseerlos, así esporádicamente un día se dio. El monito no salía de su asombro, aquella sensación que siempre sentía al ver a Zoro, al rozar sus manos, al sentir su aroma, al escuchar su profunda voz, aquel sentimiento se había amplificado, su corazón se había llenado con tal intensidad que le fue difícil pensar, todo era demasiado bueno, tierno, suave, era todo un primer beso de fábula.

Cuando llego a su límite y beso a su animado acompañante, Zoro había entendido todo, se había enamorado. Y aunque de forma inconsciente, ambos habían llegado a la conclusión de que efectivamente, ese no era un sentimiento nuevo, había sido el mismo sentimiento que tantas veces habían sentido desde el primer momento en que se vieron, solo que ahora ya sabían cómo llamarle, Amor.

Poco después los tiernos besos a escondidas no eran suficientes, con la confirmación de sus sentimientos, algo más había aparecido en sus vidas, algo totalmente nuevo para Luffy. Sentía la extraña necesidad de tocar a Zoro, de sentirle y… comerlo. No lo entendía, ¿era demasiado idiota? ¡Cómo se iba a comer a Zoro si tanto le quería! Si tantas cosas confusas sentía por él. Realmente absurdo pensar en esas cosas. Pero él no era el único absurdo, los pensamientos de Zoro de llegaban a estar muy lejos de los de Luffy, solamente que el sí tenía nombre para eso; Deseo. Deseo, deseaba a Luffy con todo su cuerpo, no podía pasar un día sin imaginarle su piel, una noche sin soñar todas las cosas que haría, lo que sentiría rozando esa braceado cuerpo. Pero tenía miedo, no por qué el fuese virgen, porque no lo era. Tenía miedo de lastimar a Luffy, de no ser suficiente para amar al pequeño, quería hacerle el amor sin caer en el egoísmo de su propio deseo.

Ya no podía mantenerlo, Luffy era demasiado para él, no podía controlarse cuando estaban cerca, cada vez era más apasionado, cada vez sus manos aprendían nuevas caricias y sus cuerpo reaccionaba de diversas formas, cosa de la que tenía que encargarse en la noches, solo, ninguna persona -que no fuera Luffy- despertaba alguna clase de deseo en él. Una nueva cita se presentó, las dudas se apalancaron en su mente, cuando le beso apasionadamente. Al sentir los labios del otro Luffy sintió el ya conocido escalofrió  recorriendo su piel, el sentimiento de plenitud, de comer a Zoro... Luego recordó una vieja película que vio unos días antes; si dos personas se besaban eran novios ¿no? Pero ellos dos nunca habían tocado un tema siquiera parecido. Luffy no se había reprimido pregunto. El peli verde quedo en Shock, era un idiota y desconsiderado. Había sido capaz de fantasear cada noche con el cuerpo del menor y, aun así no le había dejado en claro que tipo de relación  compartían. Había sido demasiado iluso al pensar que Luffy lo entendería por sí mismo, aunque aceptaba que se ponía de todos los colores al imaginarse diciéndole sus sentimientos y pidiéndole ser su novio.

Su reproche interno se vio aplacado por la sorpresa cuando Luffy le volvió a besar diciéndole que se sentía  bien, que quería probar más. La conciencia de Zoro se perdió entre los dulces besos y por primera vez fundieron sus almas haciendo el amor corporalmente en lugar de espiritual. Al final, la vergüenza había perdido fuerza, una suave caricia en los cabellos azabaches, un beso en la sien junto con el pequeño susurro “Te amo, por favor se mi novio”.

Fue así como finalmente formalizaron su relación, pero como principio en todo los tropiezos no se hicieron esperar. A Zoro a veces le incomodaba la actitud estúpida y despreocupada de azabache. Mientras que el otro en ocasiones llegaba a pensar  que era aburrido. Luego llego el momento de conocer al padre de Luffy un pelirrojo con una cicatriz en su ojo izquierdo y su hermano un rubio bastante atractivo; y como si la situación no fuere demasiado incomoda, ambos eran extremadamente sobreprotectores.

Entonces decidieron darse un tiempo, conocer nuevas personas, distanciarse, pero sus corazones lo impidieron. En ese obscuro periodo entendieron que se necesitaban mutuamente, Luffy  fue quien dio el primer paso, llegando a casa de Zoro son sus ojos brillando de lágrimas le había besado y juntos fundieron de nuevo sus cuerpos. Zoro repudio su orgullo; por culpa de este no había sido capaz de buscar a Luffy, por culpa de este había que ambos sufrieran en silencio. Entonces lo decidió, le daría su orgullo; lo rechazaría y seria cada día mejor para él.    

Con su relación nuevamente reafirmada; sus lazos se reforzaron. Zoro atesoraba cada instante que pasaban juntos y gemía de dolor al sentir su ausencia. Las noches que pasaba lejos de Luffy se habían convertido en un martirio, en un inquebrantable insomnio. Los placidos sueños que tenía cuando dormía con el menor se veían aplacados por despiadadas pesadillas. En consecuencia, casi suplicando le había pedido que vivieran juntos. Luffy acepto, aunque algo dudoso, pero no podía negar que estar lejos el uno del otro también le hacía mucho daño.

Shanks puso el grito en el cielo. Ese maldito peli verde pervertido, ¡no solo le había bastado con corromper a su niño sino que ahora también lo robaba! Y a pesar de su disgusto termino cediendo, era consciente de que Luffy no era un niño del todo, que ahora era capaz de tomar sus propias decisiones. Además cuando una idea se metía en la cabeza no había fuerza humana que le detuviera, ambos agradecieron que el Sabo estuviera estudiando en el exterior desde hace unos meses, pero era por un corto periodo de tiempo y cuando volviera no habría ente que los protegiera de los berrinches de rubio. Con emoción y a pesar de la prematura edad de Luffy, habían decidido vivir juntos.

En su comienzo se presentaron los típicos roces; pero las risas, los abrazos y los besos siempre estuvieron presentes. Zoro había conocido nuevos formas increíbles y  versátiles de la personalidad del menor, cada día lo veía más hermoso que el anterior. Su corazón latía desbocado al sentirlo a su lado cada noche. Se habían unido tanto que para Luffy se había convertido en su amigo, en su familia y su pareja. Mientras Zoro le veía su complemento, su necesidad, su amante.

Pronto los dos años pasaron, ambos eran felices, se entendían, se comprendían. Gracias a que cada día eran capaces de perdonar los errores del otro, su relación era inquebrantable capaz de sortear cualquier jugada del destino, temor, ansiedad, temblores, inundaciones y hasta los malos chistes del menor. Solo superada por fuego. Fuego que todo lo consumía que todo lo destruida. Pero eso no podía pasar ¿cierto? Y si una encarnación de fuego destructivo llegase a existir, Zoro rezaba al dios en que no creía que no se presentara ante ellos; que su efímera pero incomparable felicidad mortal no fuera quemada… Aunque bueno, era en vano, porque Zoro jamás rezo a ningún dios. 

Notas finales:

Este primer capitulo es una pequeña introducción, con los otros se explican más a fondo la relación de Luffy y Zoro y más :)

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