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Un pintor, un casanova, un proxeneta y una prostituta por Kisaki

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Notas del capitulo:

Hola a todos!, esta semana os traigo lo que es una nueva historia.

Lo cierto es que es un poco paradójico por que estuve casi a puto de abandonar la escritura, sin embargo no solo es así si no que lejos de eso les traje una nueva historia.

Solo espero que disfruten de este nuevo Fanfic ya que creo que será una historia realmente extraña por la temática, las historias de cada personaje que parecerán individuales pero que sin embargo conforme avance la historia se verá como todo forma parte de una misma  historia. Al igual que el tema de las parejas de este fic serán un tanto…movidas.

Quería dedicar este Fanfic a tres chicas que me han apoyado y animado mucho a continuar escribiendo, así que esa historia va por vosotras Kuroneko, Koushima y Havok espero lo disfruten!

—1906, Paris —

“Creo que te extrañaría aunque nunca nos hubiéramos conocido”.

        Era la primera vez en su vida que visitaba ese tipo de lugar. Paredes de un color rojo carmín acompañado de decoraciones en negro y dorado por doquier, aquellas pequeñas mesas de metal forjado en color negro que rodeaban aquel gran escenario donde se ofrecían espectáculos de cancán y cabaret, hermosas mujeres que dejaban ver  hasta las partes más privadas de su fina anatomía en exóticas danzas y bailes que lejos estaban aquellos bailes de Saloons del viejo oeste del que se solían inspirar, y es que Paris había cambiado para convertirse en la cumbre del erotismo.

La razón por la que había decidido a adentrarse dentro del barrio rojo de aquellas calles parisinas era en busca de inspiración. Hacía meses que sus musas decidieron abandonar a aquel pobre pintor dejándole de aquella manera sin sustento ni alimento. Vivía de los cuadros que vendía y si no pintaba no comía, era así de sencillo. Sin embargo que dura era la vida del artista. Él siempre fue hábil en encontrar la belleza de las cosas y plasmadlas en su lienzo de manera fácil y sencilla pero  hacia ya demasiado tiempo que no captaba belleza por ningún lado donde sus pies le llevaban y eso comenzaba a ser un verdadero problema.

Pidió una copa de licor cuando se sentó junto a la barra y desde la lejanía contemplo a todas aquellas mujeres. Blancas, negras, amarillas, mulatas, todo un abanico de posibilidades y ninguna le inspiraba, ¿a caso había perdido su don?

— ¿Ninguna buena? — Aquella pregunta le tomo por sorpresa mirando repentinamente al hombre que se sentaba a su lado.

—No. Quiero decir, todas ellas son realmente hermosas, pero no son lo que busco.

— ¿Y cómo las buscas?, quizás pueda ayudarte.

Aquella proposición había sonado sin duda alguna de lo más sospechosa, sin embargo otra de sus “cualidades” era el juzgar a la gente y no vio maldad tras esas simples palabras, en un principio.

—Bueno, no busco una mujer para…eso. Soy pintor y buscaba a una modelo que me inspire.

—Así que pintor, he oído que ganan bastante dinero— De nuevo aquellas simples palabras sonaron demasiado sospechosas para cualquiera, claro que para cualquiera excepto para él. Si pudiera decirse que tenía algún defecto sin lugar a dudas seria la manera tan simple que tenia para confiar en los desconocidos.

—Eso es si logran pintar, yo al menos llevo cinco duros meses sin poder hacer ni si quiera un simple boceto.  Me temo que si esta racha continua no tendré dinero ni si quiera para comprar lienzos.

No sabía por qué estaba contándole sus preocupaciones a un desconocido, como tampoco sabía que hacia exactamente en aquel lugar. Siempre leyó que las musas surgían de romances con bellas mujeres, historias de amor que terminaban en tragedia o amores prohibidos. Pero él ni si quiera había conocido lo que era el amor y a decir verdad tampoco sintió atracción por mujer alguna tan fuerte como para llamarla “su musa”, solo sentía amor por el arte y este le había abandonado.

—Quizás pueda ayudarte a que tu inspiración regrese— comento entonces el moreno que se sentaba a  su lado dándole un largo trago a su copa— acompáñame, te presentare a tu musa.

—¿Qué?, pero…yo no tengo dinero…— Para cualquiera la mayor preocupación tras una preposición como aquella seria el hecho de seguir a un desconocido a saber donde, sin embargo para él el único impedimento que existía para no seguirlo  era el hecho de que no tenía dinero para poder pagar a ninguna modelo o incluso los servicios que aquel desconocido estuviera vendiéndole.

—No hace falta que me pagues ahora. Hagamos un trato, si realmente consigo que tu inspiración regrese y consigues volver a pintar me pagaras un 30% de lo que consigas por ese cuadro, si por el contrario continuas bloqueado no me deberás nada, es un buen trato, ¿no crees?

A simple vista lo era e intento buscar alguna pega en sus palabras. Después de todo un 30% no era tampoco una cantidad considerablemente elevada si realmente llegaba a vender alguno de sus cuadros, sin embargo había algo en su interior que le gritaba que no debía aceptar aquel trato.

—Está bien, mi nombre es…

—Eh, eh nada de nombres aquí— le cortó el moreno levantándose de su asiento y pagando la consumición de ambos— sígueme.

Cuando salieron del cabaret permaneció a la espalda de aquel hombre siguiéndole por aquellas oscuras y húmedas calles que conformaban el barrio rojo. Podía ver la ancha espalda tras aquella gabardina de color negro y sus cabellos largos y negros asomar por aquel sombrero que se había puesto tras abandonar el cabaret. Observo como encendió un cigarrillo durante el camino llegando hasta sus fosas nasales un leve olor a mentol que no había olido antes en cigarrillos, seguramente debían ser de importación.

Durante el trayecto pudo comprobar que aquel hombre no parecía un hombre elegante o adinerado, sin embargo vestía con buenas telas y por los anillos que llevaba en sus largos dedos podía asegurar que aquel hombre debía manejar bastante dinero, ¿sería prestamista?, o ¿Qué tal si era miembro de alguna mafia?, Ahora se daba por fin cuenta que quizás su impulsividad le habría jugado una muy mala pasada y le hizo pensar que aquel hombre realmente iba a matarlo y vender sus órganos en el mercado negro o amenazarlo para sacarle todo lo que tenia.

Con ese pensamiento en mente fue reduciendo el paso tras él para que este no sospechara e intentar entonces salir corriendo y salvar su vida, pero choco de cruces con aquella espalda cuando aquel hombre se paró en seco frente al portal de  un antiguo edificio.

— ¿Qué haces?, ya hemos llegado.

—Yo…creo que he olvidado una cosa y, ¿quizás en otro momento? — No se le ocurría mejor escusa que aquella, y al juzgar por aquella ceja levantada y aquella manera en la que aquel alto moreno le miraba no le habría convencido para nada su pobre “escusa”.

—Sube— ordeno prácticamente dejándole paso libre e incluso llegando a abrir por él la vieja puerta del edificio.

Esta vez era él quien caminaba por delante y subía las maltratadas escaleras que crujían de tal manera que realmente pensaba se quebrarían en cualquier momento dejándoles caer al vacío. Las paredes estaban totalmente desconchadas y lo único que iluminaba aquel lugar eran las tenues luces de la calle que se adentraban por los cristales rotos de las ventanas.

—Antes dijiste que nada de nombres, pero me gustaría saber al menos como debo dirigirme a usted— comento mientras seguía subiendo aquellas escaleras que cada vez se le hacían mas y mas infinitas.

—Eso no es importante ahora, lo conocerás a su debido tiempo— oyó decir desde atrás antes de sentir como toco su hombro al llegar a uno de los descansillos — Es aquí.

El moreno llamo a la pequeña campanilla que se encontraba a un lado de la puerta y escucho el estruendoso tintinar. No esperaron demasiado tiempo antes de que aquella puerta se abriera dejando entrar primeramente a su acompañante y luego él. Aquella casa como el resto del edificio era vieja, pero aquel lugar se encentraba bastante limpio y ordenado.

El moreno le hizo un gesto con su mano para que esperara fuera de la sala y una vez entro solo pudo escucharlo hablar con alguien. Quizás era el momento perfecto para escapar mientras el otro estaba entretenido. Contando malamente quizás subieron 6 o 7 pisos y si los bajaba lo suficientemente rápido quizás podría lograr tomar una buena ventaja.

Mientras dentro de su mente él planeaba como escapar el moreno ya había salido de aquella habitación poniendo una mano sobre su hombro.

—Te dejo en buenas manos.

— ¿Qué?, espera… ¿tú no te quedas? — A su pregunta solo recibió una risa burlesca.

—No soy de ese tipo de tíos que se quedan a mirar. Cuando termines le darás tu dirección a él, ¿entendido? — Su acto reflejo fue simplemente asentir a lo que el moreno le dijo aunque no entendía muy bien que quería decir con “ese tipo de tíos” — Bien, nos vemos señor pintor.

Cuando el moreno hubo abandonado aquel apartamento él se quedo en mitad del pasillo recordando lo que había dicho, ¿a caso había dicho “él”?

Cuando decidió adentrarse en aquella habitación  lo primero que vio fueron unas cortinas que se movían por la leve brisa que se había levantado aquella noche. Prácticamente toda la habitación permanecía en una leve penumbra donde solo estaba alumbrada una parte de la sala justo al fondo de aquella ventana.

Tras aquella fina cortina en movimiento diviso la delgada figura de un chico sentado a un lado de aquel sillón de cuero negro. Vestía con un suave kimono color rojo con flores en blanco y negro, la tela no parecía seda, sin embargo incluso la tela de la peor calidad parecía irle bien a aquella nívea y tersa piel. Ni una sola mancha ni imperfección pudo ver en aquel perfecto rostro que casi parecía más un ángel que un ser humano. Peculiares labios que nunca antes había visto, pequeños y finos ojos de un color miel que le dejaron hipnotizado al primer contacto con los suyos negros y largos cabellos castaños que caían en cascada por su pecho y espalda. Si no fuera porque tras aquellas ropas entreabiertas se encontraba un pecho completamente plano juraría que aquel ángel debía ser la más bella mujer que jamás hubiera visto.

—Así que usted es el pintor. — Lejos  de lo que pensó la voz de aquel hermoso chico era bástate más profunda de lo que imagino, pero no era para nada desagradable — Soy Uruha. El jefe comento algo de que perdiste tu inspiración— Vio como el castaño se levanto del sillón mostrando unas largas y esbeltas piernas que tampoco recordaba haber visto en ninguna mujer.

—Si…quiero decir…yo…— Ni si quiera sus palabras salían de su boca con fluidez, se trababa con su propia lengua  por una razón que él desconocía, era incapaz de decir nada coherente, cosa que pareció divertir a aquel muchacho haciéndole reír.

—Parece que no fueron sus musas las únicas que le abandonaron. Ven, cuénteme que es lo que le preocupa— Vio como el castaño extendió su mano y él sin ni si quiera dudarlo la tomo dejándose guiar hasta el sillón donde el castaño estuvo sentado antes de recibirlo— ¿Desde cuándo lleva sin pintar señor pintor?

—Cinco  meses— Contento de manera rápida y avergonzada sin lograr apartar la mirada de aquellos ojos castaños.

—Vaya, eso es mucho tiempo— Comento llevan su mano hasta sus negros cabellos en una suave caricia. El simple roce hizo que su corazón se acelerara y cuando uno de sus dedos choco con su cuello y oreja no pudo evitar sentir como su corazón latía fuertemente contra su pecho. —Puede que lo que le ocurra en realidad sea solo un poco de estrés— comento antes de sentir la otra mano del castaño sobre su pecho y una leve presión que le hizo caer hacia atrás quedando semi acostado sobre el sillón con el cuerpo del castaño sobre él— tranquilo, hare que ese estrés desaparezca— susurro cuando acerco sus labios hacia su cuello dejando que su aliento rozara la sensible piel de aquel hueco.

—Es…espera, ¿Qué...que va a hacerme? — Aquella pregunta pareció sorprender por un momento al castaño que se sentaba sobre su bajo vientre en aquel momento, sin embargo después de unos segundos sonrió divertido dejándole aun más perplejo.

— ¿Es que nunca lo ha hecho señor pintor?

— ¿Hacer qué? — Su pregunta de nuevo pareció divertir a aquel muchacho aun mas sintiendo como de nuevo acaricio su pecho.

—Sexo— Su contestación fue precisa y directa. Tanto que le dejo prácticamente sin respiración.

—Pe…pero ¡tú eres un hombre! — de nuevo aquella risa que parecía divertir tanto al castaño apareció.

—Los hombres también pueden tener sexo entre sí, apuesto a que aun no ha conocido el verdadero placer señor pintor— Sus palabras sonaban maliciosas y provocativas a estados tan alto como sentir que su miembro oprimía dentro de su pantalón por solo unas palabras en aquel tono — ¿ves?, ya pareces reaccionar…

Sentir aquellos finos labios contra su cuello fue una delicia que, debía admitir, jamás antes había experimentado. Era cierto que había estado antes con mujeres, en su mayoría, antiguas modelos que posaron para sus trabajos, pero jamás había experimentado aquel tipo de excitación ni jamás de los jamases hubiera imaginado que mantendría relaciones sexuales con otro hombre.

Quizás el hecho de la desesperación por no poder pintar más le estaba obligando a cometer un acto como aquel, o como él mismo creía más probable…había quedado completamente prendado de la apariencia de aquel joven hasta el punto de dejarle hacer con él lo que el castaño quisiera.

No solo sus labios y su lengua parecían tener efecto en su cuerpo, mientras aquella húmeda y caliente lengua recorría la sensible zona de su cuello las frías manos del más alto bajaron directamente hasta su entrepierna masajeando sobre la tela de su pantalón su miembro cada vez más duro y erecto a cada roce que recibía de las expertas manos de aquel muchacho.

Aunque al principio el castaño pareció tomarse su tiempo para que se habituara a sus roces y caricias en el momento que ambos llegaron a estar completamente desnudos sobre aquel sillón las cosas comenzaron a seguir su propio ritmo llegando a ser casi desenfrenado. Él había olvidado todo rastro de vergüenza y había comenzado también a tocar y acariciar aquel cuerpo que lejos de lo que llego a pensar en un principio era más musculoso y librado de lo que parecía, pero no tanto como el suyo. Sus abdominales no estaban marcados pero si sus costillas, pero sin duda la parte de aquella anatomía que más le fascinaron fueron esas interminables y perfectas piernas.  Nunca imagino que un hombre pudiera tener semejantes piernas.

— ¿Qué estás haciendo?, me haces cosquillas— Escucho quejarse al castaño cuando comenzó a entretenerse con sus mulo y su trasero ,asegurándose de no perder detalle de cada curva de ese hermoso cuerpo.

—Nunca pensé que un hombre pudiera tener un cuerpo tan perfecto. Quiero decir, tu anatomía es tan…hermosa.

— ¿No le están entrándote ganas de pintar de nuevo? —Solo cuando hizo esa pregunta se dio cuenta de que realmente su mente estaba imaginando la manera en la que pintaría ese hermoso chico y sonrió aliviado al saber que después de todo conocer a ese par si le había servido en su problema de inspiración.

Pareció que el castaño se canso de aquellos juegos preliminares cuando en un rápido movimiento de nuevo le hizo quedar abajo y rápidamente comenzó a moverse contra su entrepierna haciendo que su miembro rozara contra aquellas redondas nalgas.

—Solo relájate y disfruta— susurro cuando se apoyo contra su pecho e inclino su cabeza en sus hombros mordiéndole fuertemente antes de sentir una increíble y deliciosa presión en su erección dándose cuenta al poco tiempo que se encontraba completamente dentro del castaño.

Dejo guiarse por el lento e hipnótico movimiento de caderas del castaño contra su pelvis y sujeto su esbelta cintura dejándose llevar por el placer que estas estaban causando sobre anatomía quedando completamente desorientado y extasiado. Era la primera vez que estaba experimentando ese tipo de placer y claramente sentía que había desaprovechado muchos años de su vida en el sexo convencional. Por otra parte mientras miraba los rasgos del castaño envueltos en placer sintió un repentino ataque de inspiración que le hizo perder su propia razón. Si solo hubiera tenido en ese preciso momento sus brochas y sus lienzos habría comenzado a pintar todas las sensaciones que aquel joven provocaban en él.

Perdió la noción del tiempo cuando se perdió por completo en el placer que ese cuerpo le provocaba y cuando se quiso dar cuenta el sol comenzó a salir dejando entrar tímidamente los primeros rayos de sol por la única ventana de aquella habitación.

Cuando llego la mañana fue el tiempo de volver a su antigua vida. Sentía que deseaba llegar a casa y ponerse a crear, ni si quiera sentía la necesidad de irse a dormí aun habiendo permanecido despierto casi toda la noche. Solo quería plasmar sobre el lienzo toda la belleza que aquella noche sus ojos pudieron contemplar.

—Esta es la dirección de mi estudio, ese hombre me dijo que te la diera…

—Le deseo suerte señor pintor, espero al menos haberle ayudado en su problema.

—Kai, mi nombre es Kai. Bueno, es como firmo mis obras, en realidad me llamo Uke, Yutaka Uke.

—Bueno Yutaka Uke, yo seguiré siendo Uruha para usted— contemplo de nuevo una última vez aquella sonrisilla que le devolvió la vida.

—Espero poder verte de nuevo…

—Eso no es algo que yo pueda decidir Kai

Cuando se marcho de aquella casa sintió un vacio en su interior y es que había algo de lo cual realmente se arrepentía. En ninguna ocasión durante toda aquella noche que pasaron juntos se habían besado ni una sola vez. No conocería el sabor de sus labios aunque realmente apostaba que debían de saber a cerezas…

***

— ¿Ya se ha marchado?

—Esta mañana

El moreno camino hasta la mesa de madera que se situaba en el centro de la habitación dejando una bolsa de papel con comida y bebida. Cuando dejo los víveres se acerco hasta el castaño colocándose a su espalda mientras acariciaba lentamente su mentón y su mejilla.

— ¿Fue amable?

—Sabes que lo fue, tu sabes elegirlos ¿verdad? — Retiro la mano que le acariciaba con tanta delicadeza  y volvió su mirada hasta encontrar aquellos ojos negros — como también sabes que él te dará mucho dinero.

—No hay artista que después de pasar una noche contigo no recupere  su razón de vivir. Hasta el enfermo mas moribundo regresaría de entre los muertos solo para pasar un segundo a tu lado Uruha- de nuevo sintió esa caricia en sus cabellos y volvió a mirar a sus ojos para después mirar sus labios.

—Aun si el pintor consigue volver a pintar de nuevo después de esto no quiere decir que ganes tanto como para que saques tan buen dinero, después de todo es un simple cuadro…

—Se que ganara muchísimo por ese cuadro, yo nunca he fallado con mi instinto — Eso era cierto, para su desgracia el moreno parecía tener buen ojo para ese tipo de intuiciones o como él lo llamaba, su “sexto sentido”— Después de todo no me equivoque contigo…

—Si, después de todo tu me descubriste Aoi...

Desde los 17 años en los que prácticamente había estado viviendo en la calle Aoi lo encontró cual perro abandonado. Prácticamente puerto de hambre y comido por parásitos y bichos el moreno le dio comida, ropa limpia y un hogar donde poder vivir temporalmente, sin embargo nada era gratis en esa vida. Aun recordaba las primeras palabras que el moreno le dedico una vez le hubo visto bañado y arreglado.

“Sabía que había un chico muy guapo tras toda esa suciedad. Eres un diamante en bruto”

Sin embargo el no sabía a qué tipo de diamante se refería. Cual moneda de cambio él vivía en aquella vieja casa que el moreno le había prestado a cambio de sus “servicios”. Al principio no sabía nada del sexo o el placer, pero Aoi lo había entrenado bien para ello.

Ahora a sus 23 años se había convertido en un experto, y aun siendo un hombre Aoi sabía buscarle los clientes indicados para ganar el doble o triple de dinero que una prostituta normal, sin embargo si después de todo ganaba tanto dinero ¿Por qué no había salido ya de ese tipo de vida?, era sencillo.

Se había enamorado de su proxeneta.

Continuara… 

Notas finales:

Y bueno, ese es el primer capítulo de lo que será una saga de 4 creo. No creo que se alargue más pero eso se irá viendo conforme avance la historia. Realmente me gustaría saber si os ha gustado.

Quería jugar un poco con la mente del lector y hacer que os preguntaseis casi hasta el final quien era el pintor y quien el proxeneta. Aun queda historia por escribir y personajes por salir, es por eso que espero me digáis si realmente os gusto la historia para continuarla.

Os dejo por esta semana y como siempre sabéis que podéis encontrarme en mis redes sociales.

Facebook: Laura Kisaki

Twitter: Kisaki_lau


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