Samuel.
Suspiro mirando por la ventanilla como el paisaje, a pesar de ir a una gran velocidad, no cambia. ¿Por qué accedí a esto?. Estamos todos en este coche camino a las Vegas, cansados por la falta de horas de sueño pero exaltados y excitados por lo que acontecerá el día de hoy. Estoy tranquilo porque todos los vídeos están programados para que se suban a su hora, la casa está en orden y nosotros... Lo pasaremos genial.
No puedo evitar mirarte. Estás a mi lado, riéndo por la tontería que acaba de decir Fran y yo no puedo evitar acompañarte con una sonora carcajada.
“Si es que somos más tontos"- Pienso, aún riendo.
Mi móvil suena, pero lo ignoro, y es que seguramente será Luzu preguntando cómo nos va, o Rubius mandando alguna foto de su viaje con Mangel al Ultra, o quizá Alex diciendo que somos unos tontos con suerte, fingiendo estar enfadado porque no ha podido venir.
Me miras y sonríes, haciendo que mi corazón lata rápido y mi pulso aumente. Tus ojos se achinan un poco más ante esto, y esa es la expreción que más amo de ti, pequeño... Porque derrochas verdadera felicidad.
-¡¡Ya queda menos!!- Y de la nada, Abel empieza a cantar la canción que suena en la radio siendo seguido segundos más tarde por Fran, y después por ti. Me hace gracia la forma en la que intentas seguir el ritmo moviendo el pie continuamente. Al ver que no me uno a vosotros me miras y gesticulas un “Vamos". Sabes que me sé la canción por como me miras, sé que me has escuchado cantarla a voces como suelo hacer cuando preparo algo de comer, o me estoy duchando. Así que mirándote fijamente, intentando alejar un poco el nudo de mi pecho, empiezo a cantar sumergido por la letra y la voz del cantante. Y al final, los cuatro, como los tontos que somos, cantamos y cantamos. Empezamos a mandar audios a nuestros amigos por Whatsapp y reímos al ver sus respuestas... Está siendo un gran viaje, y solo acaba de empezar.
(...)
Lo primero que hacemos es llegar al hotel para soltar las cosas y es que ha sido un viaje largo, y si bien estamos agotados, la noche es joven y queremos salir y pasarlo genial.
-¿Vamos ya, pringao'?- Preguntas, acercándote a mi al ver como han están todos ya en aquel gran salón, mientras yo intento acomodar un poco mejor mis cosas.
-Ya voy, chaval. Un segundo, niño, que las cosas bien he-Me interrumpes con un gruñido frustrado.
-¡Parejita, vamos ya ¿o qué?!- Grita Fran y estoy seguro de que están a punto de salir porque su voz se escucha lejana. Omito el sobrenombre con el que se ha dirigido a nosotros y solo alcanzo a contestar un:
-Ya vamos- Grito desde la habitación.- Ve tú si quieres, ya voy yo, pero antes quiero colocar esto para mañana...- Niegas con la cabeza y me miras.
-Iros vosotros, ya vamos. Nos vemos en la puerta del casino.- Te miro extrañado. ¿A qué ha venido eso?.
-No hagáis nada raro- Es lo último que alcanzo a escuchar. Por un segundo recuerdo nuestro viaje a Atlanta y todo lo que ocurrió en este. Sonrió como tonto.
-¿Te querías quedar a solas conmigo, Willy?- Pregunto en un tono pícaro y cantarín.
-N-No...- Tartamudeas con un sutil sonrojo sobre tus mejillas. Suelo preguntarme si está permitido ser tan tierno como lo eres tú.- Bueno...u-un poco...-Mi sonrisa se acentúa.- Vale... Si...
Me acercó a ti despacio, con cariño y dulzura y paso mis brazos por tu delgada cintura. No conforme con solo un abrazo buscas besar mis labios, y yo no pongo resistencia.
“Es extraño hacer esto sin fingir haber bebido demasiado o poner una excusa"- Me digo, pero... Se siente bien. Lástima que solo seamos amigos con derechos.
-Quizá, esta noche... Puedas pasarte por aquí...- Susurro mordiéndote sensualmente el lóbulo de su oreja y tú jadeas ante el contacto.
-Quizá...- Me sigues el juego acariciando mis brazos.
Ignoro el nudo en mi pecho y la voz que en mi cabeza grita constantemente cuanto duele esto.
-¿Pero qué hacemos con Abel y Fran?- No sé como contestar a eso, así que solo muerdo tu cuello. Otro jadeso sale de tus labios.
“Y soy tan tonto que deseo decirte que te amo, que esto no es suficiente. Que yo no quiero tener solo tu cuerpo. Yo te quiero tener a ti, todo de ti. Desde tus defectos, hasta tus virtudes. Desde tus simplezas hasta tus rarezas... Te quiero a ti, solo a ti..."
Muerdo el interior de mi mejilla y sonrió.
-Vamos, anda- Sugiero, al notar que si seguimos así, acabaremos mal.- Que estos pringaos' nos están esperando.-Asientes con la cabeza y sonríes.
Mi corazón piden que te grite cuanto te amo. Suplica que deje de callarme esto que me mata por dentro. En un impulso, cojo tu brazo y hago que te gires.
-Yo...- ¿Y después de esto que pasará?. ¿Tú y yo empezaremos una relación?. ¿Cómo lo tomará nuestra familia, nuestros amigos o... los subscriptores?. ¿Y si no sale bien? ¿Y si pierdo tu amistad...? ¿Qué haré si te pierdo a ti, Guillermo?. No, definitivamente no puedo hacer esto, así que suspiro pesadamente y te miro a los ojos, intentando sustituir mi tristeza por una mirada provocativa.- Esta noche espero verte en mi habitación.- Beso tus labios pasando sensualmente mi lengua por estos y te miro atentamente.
Respondes a mi beso con pación y ferocidad y puede que eso haga esto mas duro porque no consigo ver si tan siquiera un poco de cariño en este...
“Y es que si, por mucho que nos besemos y me entreges tu cuerpo, algún conseguirá tu corazón. Yo puedo poseerte, pero, Guillermo, quien de verdad te tendrá será el poseedor de tu corazón. Así que... Esto me rompe más que si esta locura jamás hubiese acontecido, porque cada día sigo cayendi por ti, por este amor no correspondido. Pero, la tensión entre ambos estalló, haciendo que en Atlanta todo se descontrolara, y mientras mi corazón latía deseoso de tu cariño, tú solo estabas anhelando mi cuerpo. Nada mas."- Salimos de la habitación, yo perdido en mis pensamientos y tú corres hasta ellos. Y momentáneamente, mirándote desde la distancia, me pregunto qué hubiese pasado si realmente te hubiese dicho “Te amo tanto..".
-¿Estás bien?- Pregunta Fran, caminando a mi lado.
-Genial, ¿por?- Intento parecer sorprendido, pero... No puedo.
-¡¡Vamos, parguelitas, que quiero empezar a jugar!!- Gritas, llamando nuestra atención.
Y de nuevo, estoy mirándote atentamente. La forma en la que tus ojos se achinal al sonreír, ese mohín tan tierno que haces cuando la bola sale en el numero que no has apostado, la forma en la que tu nariz se arruga cuando la bebida quema por tu gargante...
“Y no sé cómo detenerlo, Guille, no lo sé. Cada dia te quiero más, y de una forma completamente distinta..."- Y sigues allí, riendo exageradamente, por las tonterías que estoy diciendo. “Si solo fuese algo menos cobarde... Si solo tú me amases de la misma forma en la que yo lo hago... Quizá este dolor no se sintiense tan desgarrador"- Vuelvo a bromear con algo demasiado tonto, porque a pesar de todo, yo haría cualquier cosa por mantener tu infantil y encantadora sonrisa en tu rostro.