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Sin caballero, sin armadura. por ChocoPyo

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Notas del capitulo:

Hi *la apedrean e intentan lincharla* *sube a su cama*

Lo siento tanto *se arrodilla*, no planeba tardar tanto TT-TT Puto newton 7n79
Lo que sucede es que eh tenido unos cuantos problemitas. Pero les juro que la espera vale la pena(?) Ok tal vez no lo haga T-T, pero en este capi sale una personita a la que van a empezar a odiar aún más :D *Spoiler detected*

No, no les diré, lo que sí les diré es que no se enamoren TT-TT duele como la puta madre :c
Y si tenían duda, sí, su estúpida autora se enamoró de alguien a quien creía le importaba, pero al final resultó ser la segunda parte para "olvidar" a su ex. :c me siento mal, pues realmente sí me gustaba mucho y creí que yo también le gustaba, pero resultó ser que no (aún no sé si es verdad, pero quién en su sano juicio, al intentar olvidar a su ex, le da like a sus publicaciones en face? Yo no lo haría, de hecho hasta la ignoraría por perra :v [le rompió el cocoro la zorra a él] so, eso).

Bueno, me alargué, lo siento de veras, pero el trabajo me consumió T-T al igual que ser una idiota. (Oh yeah vevés, ChocoPyo trabajó en una tienda de ropa y gastó su dinero en un  imbécil :D)

 

ESTE CAI SE LO DEDICO A: las chicas que me comentan y a mi ella esposita ( :v ) Jazz, que me ha apoyado en todo, incluso me aguantó cuando le hablé de el idiota :D 

 

Sin más, LEAN VEVÉS BESHAS!

Ese día, todo parecía ir tranquilo en Seúl para las personas, pues no había nube alguna en aquel casi por completo cielo azul que amenazaran a estos con los chubascos de siempre, por lo que parecía ser un gran día. A todos les iba bien, a excepción de un joven pelicastaño que caminaba por las calles casi atestadas de personas preparándose para la primavera. Parecía como si sólo existiese felicidad, aunque no era del todo así. Tenía el cabello teñido de nuevo a su color natural debido a que el rojo le recordaba demasiado a HoSeok, que no era malo, pero le era mucho mejor estar sin ese color chillón que le traía recuerdos.

Jimin se sentía un asco más en esos días que en cualquier otro después del accidente. ¿Por qué?, bueno, todos nos pondríamos depresivos y aislados de la sociedad si nos comunicaran sin tacto alguno que la persona a la que amamos y la primera que nos amó está empeorando con el paso del tiempo; que no mejora en ningún aspecto más que en el de empeorar. El doctor ya le había mencionado eso desde un principio, pero aun así él quiso intentarlo y ver si funcionaba o no, pero al paso de las semanas, incluso los conserjes del hospital sabían de la deplorable situación que ese par vivía.
No entendía por qué sufría tanto cada que se encontraba a una persona buena y que lo amase y cuidase como si fuese a morir en poco tiempo. No entendía por qué el destino era tan cruel con él.

Apretó los ojos al ver las anchas puertas del centro médico; desde afuera se podía apreciar el olor hediondo que desprendía ese lugar. Agitó su cabeza para esparcir lo fríos pensamientos que lo agobiaban sobre la tristeza, y pasó, no sin antes saldar al tipo de seguridad y a las pocas enfermeras con las que se cruzó fingiendo sonreír, pero sin poder ocultar su amargura. Cruzó varias puertas de madera pintada y enlacada antes de toparse con el elevador que lo llevaba al tercer piso. Al entrar suspiró y cerró los ojos apagando la sonrisa con la que había pasado medio edificio, sintiendo cómo su interior se moría lentamente. Llevó sus manos hasta los botones y apretó el 3 que estaba en la segunda columna a la izquierda, luego arrastró sin ganas sus dedos hasta sus mejillas, limpiando con delicadeza las lágrimas que escurrían débilmente por ahí. Ahogó un sollozó y pasó saliva notando que el elevador se detenía. Miró su reflejo en la puerta de acero inoxidable antes de que se abriera y sonrió de nuevo, pero esta vez sí era felicidad la que se reflejaba en su rostro. Una extraña felicidad que incluso lo asombró a él. No sabía la razón del por qué lo había hecho, pero no le importó y salió de allí, caminando decidido al cuarto con la inscripción terminales, haciendo referencia a los pacientes.

Abrió con suavidad la puerta del cuarto encontrándose con un aroma bastante peculiar y al que te acostumbras con facilidad luego de tener un buen rato dentro; tosió un poco y se acercó con precaución hasta la silla que estaba al lado de HoSeok, en donde había estado sentado desde que pudo estar allí sin alterarse y gritarle a todos que eran unos imbéciles y desconsiderados con él; a pesar de que sabía que nadie tenía la culpa ahí, le encantaba desahogarse con los demás, lo hacía sentirse mejor, vivo, en pocas palabras. Intentó ver a su alrededor y distraerse un tanto, sin embargo no lo logró y volvió a fijar la vista en donde yacía su pareja. Apretó los párpados en un intento por mitigar el dolor que amenazaba con empezar en la parte lateral de su cabeza y se sentó con el ceño levemente fruncido. Cerró los puños unos segundos para luego relajarlos y ver directamente a las facciones cansadas de HoSeok.

Diablos, a pesar de estar recostado en una cama durante mucho tiempo, dormido literalmente, se veía ojeroso y como si estuviese deprimido o algo así, y Jimin no podía aguantar eso por mucho tiempo. Si es que la fecha de vencimiento se alargaba,claro está.
Se recostó un poco hacia adelante y estiró sus manos para poder alcanzar las contrarias. No podía acostumbrarse a ver a su novio tumbado en una colchoneta de mala calidad, inerte, pegado a tubos de plástico y aparatos para contar los latidos de su corazón. No quería acostumbrarse; le era difícil y creía que era demasiado cruel aceptarlo. Y, aunque a ese punto, los amigos del moreno se sentían con la suficiente confianza como para reconfortarlo y recordarle lo fuertes y luchadores que ambos eran, al final de cuentas, y lejos de todos y todo, lloraba. Y lo hacía porque en verdad extrañaba a HoSeok.

Y ese día no fue la excepción.

Tomó la mano del mayor, entrelazando sus dedos y sonriendo con lágrimas en los ojos, tan presentes como su deprimente aura; mordió y chupó sus labios repetidas veces conforme trataba de respirar con normalidad. Su corazón ardía y se desmoronaba lentamente con cada segundo que pasaba observando el rostro sereno y pálido de su novio. No podía creer que su fe en que mejoraría se estuviese acabando como la esperanza; amas en grandes cantidades y despacio, haciéndole sufrir aún más al saber y torturarse pensando que no volvería a verlo sonreír como a él le gustaba. Quería besarlo, pero no podía por las mangueras y tubos que estaban ayudándolo a respirar.
Sorbió los mocos y separó una mano para limpiar sus lágrimas; no tardó en volver a unirlas con la misma intensidad de antes. Su alma lloraba y gritaba aclamando desesperadamente el querer besar, abrazar y poder estar con él una sola vez más. No le importaba cuándo ni dónde, simplemente esperaba estar con su persona perfecta, y HoSeok era esa persona.

Tragó duro antes de hablar en tono lastimero y casi suplicante, pues le dolía el pecho por la opresión que sentía y por sus constantes jadeos.

— HoSeokie hyung… —sorbió sus mocos de nuevo y siguió— ¿Sabes…? —sonrió recordando lo que planeaba contarle a su pareja, pero de inmediato se borró a causa de que sus palabras serían tan falsas como que su cuñado tenía la culpa de todo, y agachó la cabeza un segundo para luego recomponerse y decir con voz gangosa y débil—: El doctor dijo que estabas… —se aclaró la garganta y retiró las lágrimas que empezaron a inundar sus ojos otra vez—mejorando. Además… —pasó saliva intentando no atragantarse con el nudo en su garganta que de pronto había aparecido— di-dijo que… que a pesar de todo podías escucharme…

Sonrió con tristeza sintiendo la tibieza de las manos del más grande calentar las suyas. Tembló ligeramente mientras escondía su rostro entre el pecho del otro y las cobijas. Mordió su labio inferior a la vez que sollozaba en silencio.

— Hyung, te amo —soltó con voz apagada y quebrada restregando la cara donde la tenía oculta. Conforme pasaban los días se desesperaba más al no ver ninguna mejora en HoSeok, pero era así, y el doctor se lo había advertido desde el principio, preparándolo para que si las cosas no salían bien, él estuviese preparado—. Por favor HoSeok hyung… despierta… por favor.

Rogar y rezar. Sólo eso podía hacer. Todos se lo decían. Él, sin embargo, no quería conformarse con eso solamente; no quería rendirse y dar sus brazos a torcer.

Toda la habitación se quedó en completo silencio por un largo rato. A lo lejos, justamente en la puerta, un muchacho de cabello negro que cargaba con flores, veía con asombro y enojo la escena. Apretó la mandíbula y, con la frustración por delante, salió casi corriendo de ahí, tirando con brusquedad el ramo amarillo de tulipanes en un cesto de basura. Su pecho ardía de coraje y sus pes picaban por la sensación de querer salir lo más rápido posible del hospital. No lo entendía; no sabía si su reacción había sido esa por contemplar tal cosa, o por celos de ver que el enano podía ser amoroso con su hermano incluso estando así, puesto que él ni siquiera lo veía cuando estaba bien.
Jadeó con frustración al traspasar la puerta de la institución. Frotó y despeinó su cabello recordando por qué estaba allí. Cerró los ojos y suspiró para después caminar en dirección a la calle para buscar un taxi que lo llevara a casa, donde podría tener a alguien que lo abrazara y le dijera miles de te amo tal como su cuñado lo hacía con él.

 

TaeHyung pasó saliva y luego se libó los labios —un claro ejemplo de que estaba nervioso—, cerró los ojos suspirando, para luego sentarse junto a Kook; puso su mano izquierda sobre el muslo derecho de este, después frotó suavemente para reconfortarlo. Sabía que el niño estaba sufriendo por lo de su hermano, y lo único que podía hacer era sentarse a su lado y abrazarlo mientras que le decía palabras de apoyo que ni él mismo sabía si servirían de algo. Estaba frustrado.

Kookie… —murmuró en tono apagado, llamando la atención de este— ¿Estás bien? “¡pero qué pregunta, imbécil!”, se gritó mentalmente al no saber de dónde había venido aquello que era una de las peores frases que había dicho en todo lo que tenía de existencia— Te… te veo más delgado y ojeroso…

JungKook puso una mueca extraña que se suponía era una sonrisa y asintió.

Tae suspiró, cansado.

— Lo lamento, cariño —volvió a murmurar el castaño, abrazando al moreno por los hombros.

—Fue mi culpa, Tae —gimió el pelinegro a la vez que un nudo en la garganta aparecía junto con las lágrimas—. ¡Yo casi mato a mi hermano! —gritó—.

— ¡Oh, no, Kookie! —se apresuró a hablar el moreno, apretando su brazo contra sí— ¡Nada fu culpa tuya! —se quejó— ¿Hasta cuándo lo vas a entender?

El más bajo sollozó a la vez que escondía la cara en el pecho ajeno, agobiado y con dolor de cabeza por tanto martirizarse pensando en que por su culpa, su hermano mayor ya no estaría con él.

— JungKookie, no… —alegó para luego besar su frente, despacio y con delicadeza— No fue tu culpa. Por favor entiéndelo amor… Por favor…

 

 

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Luego de alrededor de diez minutos de estar pegado al pecho de HoSeok, una enfermera entró con las instrucciones de cambiar el suero de este y de darle una mini ducha, por lo que le pidió amablemente a Jimin que saliera y esperara afuera, lo cual hizo con desgano y esperando a que la chica saliese para que lo dejara pasar a ver por última vez al pelinegro antes de irse a trabajar, pues no se iría hasta no darle el beso de despedida y el nos vemos luego, hyung. Te amo, de siempre.

Estaba sentado al lado de la puerta en una banquita para esperar, justo cuando se le acercó un chico no tan alto y de piel pálida, sonriendo débilmente hasta posicionarse a su lado. El moreno intentó no darle mucha importancia, mas luego de ver a la persona que estaba su lado, se asombró y se giró un poco brusco hacia su acompañante. No era mucho más alto que él, por lo que podía ver con facilidad su perfil y todos los rasgos que portaba.
Con la boca entreabierta meneó su mano hasta su boca, echándose aire levemente en un intento de ocultar el sonrojo que había hecho acto de presencia en sus mejillas y parte de su cuello; balbuceó unas cuantas palabras y, al no conseguir decir nada coherente, agachó la cabeza sin dejar de abanicarse despacio.

No podía creer lo que sus ojos veían, era casi imposible. No, mejor dicho era imposible estar viendo al mismísimo Min Yoon Gi de frente, sonriéndole mientras se le acercaba despacio… Un momento. ¿Mientras se le acercaba despacio?

¡Joder, que te quiere besar!

Sus ojos se extendieron un poco más y sus piernas temblaron en el mismo momento en el que los labios suaves y delgados del músico colisionaron con los de él. Mierda, besaba genial, pero eso era engañar a su novio.

¿A quién coño quieres engañar, Park? Sabes a la perfección que HoSeok nunca se recuperará. ¡Date una oportunidad con alguien más, carajo!”, le gritó su mente, pero él se negaba, por lo que, contra toda su fuerza de voluntad, se alejó del estático beso en el que había quedado atrapado durante unos eternos segundos. Su mente divagaba por lo que sus labios estaban ansiosos por volver a probar. Para él era un error, pero algo muy en el fondo le gritaba que estaba bien y que no se preocupara, al fin y al cabo nadie conocido los había visto.

Soltó un suspiro de alivio al comprobar que no había más que un par de enfermeras al fondo del pasillo que de seguro no los vieron, pero su mente seguía mandando mensajes de autodestrucción a todas sus terminaciones nerviosas al creer de otra manera. Se sintió un asco de persona por unos momentos hasta que las manos algo frías del peliteñido a su lado frotaron sus hombros. Se exaltó, pero no dijo nada, no quiso decir nada. YoonGi, por su parte, sabía que el chico era pariente o algo así del chico de la sonrisa de caballo que era mejor amigo de NamJoon, puesto que los había visto salir varias veces del mismo estudio, sonriéndose como sólo un par de idiotas sabía hacerlo. No culpaba al enano por no saber qué hacer ante él, después de todo era perfecto, aunque en verdad hubiese agradecido si el mocoso pelinegro le hubiera correspondido ante su beso.

El pelirrubio sonrió ladino y apretó un poco sus manos por donde tenía sujeto a Jimin, atrayéndolo a él levemente.

Jimin se sonrojó y tembló de nervios.

— Oye niño, ¿cuál es tu nombre? —escuchó decir al de piel pálida.

Joder, nunca lo había escuchado hablar en vivo y sin ningún tipo de base sobrepuesta en su voz, por lo que un escalofrío le recorrió la columna a la vez que se giraba cabizbajo y susurraba con voz queda:

— Park Jimin, Hyung-nim…

La sonora carcajada que largó YoonGi después palpitó durante varios segundos en su cabeza, anunciando que posiblemente tardaría en borrar el recuerdo de tan hermosa risa a la vez que se olvidaba de todo alrededor, aunque no el suficiente como para olvidar que HoSeok lo esperaba tras la puerta pintada de blanco. Rehuyó la mirada tras sentir cómo su cabeza era besada con dulzura y depositada en el poco firme pecho del mayor.

— Bueno, Park Jimin, te ves muy mal… —dijo con una sonrisilla en la cara— así que te invito a tomar un café, ¿quieres?

— Lo-lo siento… Yo… estoy esperando a que la enfermera salga para poder ver a mi novio… —murmuró con un deje de tristeza que rápidamente fue captado por el rubio, quien apretó sus labios para contenerse a decir alguna estupidez.

— Oh, lo siento —susurró con culpa—. No sabía que tenías pareja —mintió. Obviamente lo sabía; él no besaría a cualquier chico lindo sólo porque sí. Él investigaba a sus presas antes.

Jimin no dijo nada; tal vez la había cagado al besarse con Min Yoon Gi, pero no le importó, pues extrañaba tener la sensación de que era amado, de unos labios contra su boca, de un abrazo como el que aquel muchacho le ofrecía. Extrañaba el contacto de la piel ajena a sus amigos. Quería sentir de nuevo el inmenso placer de amanecer al lado de alguien, y tal vez se daría el lujo, pero no en esos momentos, pues él era una persona fiel y de sentimientos puros que debía respetarse al igual que respetar a su pareja.

El más bajo apretó los ojos y sollozó. YoonGi se exaltó al escucharlo, por lo que palmeó sin fuerza la cabeza del otro.

— No lo será por mucho… —gimió con angustia, y entonces el peliteñido entendió por qué estaba tan apagado.

Su novio moriría.

Notas finales:

¿Les gustó? ¿Valió la pena? u.u

Sino fue así, sorry. No tenía muchos ánimos de escribir por el problemita.


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