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Sin caballero, sin armadura. por ChocoPyo

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Notas del capitulo:

Perdón, perdón, perdón. De veras, es sólo que la prepa me consume, lo siento. Sin excusas. TTnTT

Intenté actualizar el viernes, pero como la vida me odia, no estuve todo el día en casa T-T

No sé cuando vuelva a actualizar. Lo siento nuevamente.

 

 

Las manos de HoSeok temblaban ligeramente debido al nerviosismo; con sólo pensar sobre lo que le diría a TaeHyung lo hacían parecer gelatina, y eso no le agradaba. Había pasado una semana desde que había decidido cómo le diría al pequeño novio de su hermano que tenían que terminar la charla que dejaron a medias, pues, a su parecer, no era justo que fuese el mayor, y no supiese nada acerca de que estaba ahí. Se sentía frustrado y engañado en cierto modo. No culpaba a JungKook porque no quisiera que él se enterara pero, por Dios, ¡era sólo un niño!, no iba a permitir que callera en las garras de algún tipo loco como JiMin.

Frotó sus manos sobre la franela, hastiado de no poder pensar en otras cosas que no fuera ese enano insolente, como le había llamado su pelirrojo novio. Suspiró y, con la misma franela, se limpió el poco sudor con el que su frente contaba. Desde esa semana había puesto a trabajar su mente para que ideara un plan para poder hablar con el pelinegro, consiguiendo así que no encontrara otra solución más que pedirle a TaeTae que le dijese a Kook que quería hablar con él. Bufó por enésima vez  en la tarde, revisando el abandonado local ya cerrado. Parecía un milagro que terminaran pronto y el que hubiesen tenido poca clientela, pero así era. Murmuró algo que sólo él entendió para después empezar a caminar con rumbo a donde los empleados se arreglaban. Tensó la mandíbula y rogó porque ya no hubiese nadie más que Tae y él, así sería más fácil hablar. Desgraciadamente, al traspasar la puerta, se topó con que ya no había absolutamente nadie allí. Destensó los hombros y soltó un suspiro, cansado y caminó de nuevo hacia afuera; de pronto pensó en que quizás estaba tirando la basura, y tal vez tenía razón.

Los pasos sonoros del mesero pelinegro resonaron por todo el lugar, provocando que el único presente se girara, tembloroso hasta donde se escuchaban los pasos. Soltó un suspiro de alivio al ver que era HoSeok y continuó vaciando las bolsas de basura en el gran contenedor. Para despejar un poco su mente eh ignorar al recién llegado, empezó a tararear una canción pegajosa que acababa de salir y se reproducía constantemente por la radio y los canales de música. El moreno más alto se detuvo justo detrás del otro, sobresaltándolo cundo había sentido su presencia; TaeHyung tragó saliva y agachó la cabeza en forma de saludo, luego, intentó pasar a su lado, mas el pelinegro no lo dejó y comenzó a hablar.

— TaeHyung, escúchame, por favor —el nombrado lo vio y algo dentro de él le dijo que n lo hiciera, pero no podía; no cuando lo tenía a él en frente, casi suplicándole. Hizo un ademan para que continuara, y este así lo hizo—. Es… sobre Kookie

La piel del menor se erizó con el apelativo cariñoso que su compañero había usado.

— Lo sé, sólo dime qué quieres y ya —desvió la mirada hacia el contenedor y sintió algo cerca de su pecho comprimirse, pero no entendía por qué. HoSeok lo  miró con cara de preocupación y se relamió los labios asintiendo, pero antes de haber pronunciado siquiera una palabra, fue interrumpido por Tae—: JungKookie me está esperando.

El moreno más alto pasó saliva nervioso y asintió.

— Yo… necesito hablar con JungKook sobre… —talló su nuca nervioso— ya sabes —intentó obviar; el castaño rodó los ojos—. Necesito terminar la conversación.

El menor asintió desganado.

— Mañana por la noche —no se lo pensó ni un segundo para responder, pues él también quería que se arreglaran las cosas entre el par de hermanos. Sentía que era necesario—. En la parte de atrás del bar de mi papá; le dio trabajo —contestó la pregunta sin formular del mayor—. Decía que quería trabajar porque no se sentía a gusto estando en el depa sin hacer nada.

— Oh… —murmuró HoSeok— Eso es bueno.

— Sí. Te estará esperando a las diez treinta en la parte de atrás —le recordó a secas—; me voy a asegurar de que esté ahí —pasó a un lado del pelinegro con una mueca de hastío, aunque por dentro esperaba que este le hablara con amor, como antes de que el estúpido enano apareciera en la vida de su HoSeok—. Así que asegúrate tú de estar ahí… Hyung.

Y sin más se fue, dejando a un pasmado moreno, feliz porque podría hablar con su pequeño hermanito.

Rogaba a los Dioses, si era que existían, que todo saliera bien.

Pero no todo siempre sale como uno quiere, ni tampoco se resuelve cuando se desea.

 

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Entre ambiente lleno de humo del tabaco y tapizado en olor a alcohol se encontraban un par de chicos que se hacían notar entre los demás, puesto que uno con un color de cabello rosa chicle y el otro con la piel tan blanca que casi brillaba junto con las luces centellantes del lugar, opacaban a la mayoría a su alrededor; aunque tampoco se niega que existían varias miradas cargadas de envidia y una que otra bastantes indecentes.
Platicaban tan amenamente, que casi se podría decir que eran pareja, mas para ellos era claro que no. Tan sólo iban como amigos a un bar para hablar de trabajo y conocerse mucho mejor, además de que no podían desaprovechar la oportunidad para darse una escapadita de sus estudios y deberes. El ambiente caluroso los había obligado a ir al baño varias veces para enjuagarse la cara y refrescarse.

No pasaba nada anormal entre ellos o a su alrededor, o eso creía NamJoon, hasta que, en una de las muchas veces que el calor lo hacía sudar y su vejiga se llenaba, pidiendo a gritos que la vaciaran, pidió a YoonGi que cuidara un rato su bebida —obviamente a esa hora ya estaba con un nivel de alcoholización bastante envidiable que lo hacía ver medio borroso y tambalearse que daba gracia—, mientras él iba a mear. El pelirrubio no se quejó, al contrario, sonrió de oreja a oreja pensando en que no había sido tan difícil emborrachar a la pareja de su amigo.
Sin borrar su sonrisa, vio por el pasillo por el que el pelirosado se había marchado al servicio, y pensó en sorprenderlo dentro del cubículo; no era tan mala idea si le quitaba que era sólo para excitarlo, pues no pensaba tener sexo en un baño andrajoso y sucio de un bar. Se levantó de su asiento y, dejando un par de billetes en el mostrador ante la mirada del barman, fue directo a donde momentos atrás el más alto se había metido.

Tal vez era muy pronto para decirlo o siquiera pensarlo pero… era un punto más para Min YoonGi.

Una vez frente al servicio, empujó suavemente la puerta, con miedo a que el borracho-Joon se asustara y terminara botándole todo encima, y, al igual que como la abrió, la cerró, sonriendo mucho más si era que podía, al ver al más alto recargado en el lavamanos con la cara entre las manos, enjuagándosela. Se fue acercando tan lento, que parecía que nunca quería llegar hasta donde estaba el moreno. Se relamió los labios y, luego de que se posicionara tras el alto, apretó sus caderas, recibiendo un gemido y un temblor de… ¿placer, quizá? No lo sabía, pero le encantó.

— Ah… Hyu… hyung… Creí… creí que est-… estarías cui-… cuidando mi… —hizo unas señas extrañas con las manos viendo mediante el espejo a su hyung, quien sólo reía y se frotaba con él— Eso… Tú entiendes, ¿no, hyung?

Se rió.

Las palabras de NamJoon nunca habían sido tan atropelladas como lo eran en esos momentos, y eso le daba ternura al rubio. Aunque más que ternura se podría decir que era deseo.

— Bueno… —comenzó a hablar YoonGi dejando escapar un suspiro— Se puede decir que lo hacía —murmuró contra su oído, embistiendo suavemente, logrando escuchar un gemidito ahogado y notando que el más alto cerraba los ojos y se mordía el labio inferior—, pero me cansé, NamJoonie —continuó, metiendo una mano en el interior de su camisa, tocando el vientre plano y duro, escuchando suspiros de este.

Él también se mordió el labio y se pegó más al cuerpo ajeno, comenzando a sentir que el calor bajaba directo a su miembro.

Excitante.

Sin previo aviso, metió ambas manos y apretujó el vientre del menor, notando luego cómo este se retorcía, probablemente de placer o de dolor, le daba igual, pero le parecía bastante erótica su expresión, así que, sin aguantar más, lamió el lóbulo de la morena oreja, después la mordió, tirando un poco, escuchando un jadeo. Ya estaba más que seguro de que lo estaba poniendo caliente. Sonrió ladino y acarició el vientre bajo de su dongsaeng, sintiendo como las respiraciones de ambos se aceleraban y cómo sus cuerpos habían comenzado a reaccionar ante la ficción entre sus cuerpos. Suspiró lamiendo a su gusto el cuerpo tembloroso de NamJoon, después bajó una mano hasta la delicada y notablemente despierta de este, escuchando más suspiros; su otra mano, traviesa y sensual, viajó hasta el pezón tibio y duro del pectoral izquierdo, apretándolo y masajeándolo al ritmo en el que su otra mano se movía sobre la tela del pantalón. Presionó con más fuerza en el miembro del más chico, quien gimió en respuesta.

“Joder… este mocoso es tan… Ah~…”

— Hyung… Ah, hyung. Más…. Mmh… —sí, eso era lo que buscaba YoonGi; quería que él solo le rogara porque lo hicieran. Ese era su plan.

— Tranquilo, NamJoonie —susurró contra su espalda, empujando más fuerte con sus caderas, haciendo que esa vez chocaran contra el lavamanos—. Primero debemos ir a un hotel…

— SeokJin hyung, no… —“Espera, ¿qué?... ¿SeokJin hyung? ¿Qué mierda?”, ciertamente le molestó que lo confundiera con su amigo, pero si le veía el lado amable, así iba ser aún más fácil que tuviesen sexo, por lo que simplemente le siguió el juego— Vamos a casa… Mmh… Ahí va a… va a ser… mucho… mejor…

Sin decir nada, arrastró al cuerpo débil y pesado del pelirosa fuera del bar. No pensaba arruinar la sorpresa,  no al menos hasta que despertaran desnudos por la mañana.

Sonrió ladino al tener ese pensamiento en mente, y más aún, cuando divisó un motel a unas cuantas cuadras.

Ese, sin duda alguna, era uno de sus records.

Entró al colorido lugar y rentó un cuarto por una noche, después de todo no iban a necesitarlo más que eso. Le sonrió coqueto a la chica del mostrador, pero esta sólo lo ignoró poniendo una mueca de asco y confusión. Al darle la espalda, juró haber escuchado un marica de mierda proveniente de la tipa, aunque sinceramente hizo lo mismo que ella, puesto que no pensaba arruinar su noche.
Subieron por las escaleras hasta el tercer piso —que a decir verdad había sido difícil ya que el borracho NamJoon no quería avanzar y se le colgaba a cada rato para intentar besarlo o meterle mano—, y entraron a la habitación cerrando la puerta tras de ellos; llegaron a la cama y, sin cuidado, se arrojaron a la cama, besándose y tocándose más de lo debido.

Esa noche hubo bastante acción entre los dos, ignorando que cada uno pensaba en personas distintas. NamJoon pensaba que le hacía el amor a su novio, mientras que Suga gritaba con euforia el nombre del moreno. Ambos se sentían en la gloria misma; estaban tocando el cielo, lo sabían y lo sentían. Fueron más de tres veces las que se acostaron, teniendo sexo. Ninguno quería que esa noche terminara, pero la noche acabó y el día trajo consigo una de las peores resacas de su vida, además de una gran confusión por no saber dónde estaban y porqué estaban con alguien más en su cama.

O por lo menos así fue para el pelirosa, quien sabía a la perfección que había engañado a su pareja. Si no era así, entonces ¿cómo explicaba el haber amanecido en la cama de un hotel, al lado del mejor amigo de SeokJin?

Mierda. Mierda. Mierda.

Notas finales:

No me maten TT-TT que desde el capi 5 la cosa se pone buena TTuTT


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