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Sin caballero, sin armadura. por ChocoPyo

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Notas del capitulo:

TODAS USTEDES SON UNAS MALDETAS tTT-TTt

¿Por qué no me dejaron ningún rvw? Yo me maté esta vez por traerles este capi, casi no terminaba un trabajo para tecnologías y ustedes de malagradecidas que no me dejaron ni un puto rvw :c
Me rompieron el cocoro :c

Bueno, ahora les traje un capi especial del NamJin largo, y, les juro que si no me dejan review, la puta madre que les subo capi la semana que viene ^-^/

JAJAJAJA sufran perras T-T sientan lo que yo sentí :c

 

(es bromi, las amo, pero sí me hacen decir todo eso... Lo del capi, no es broma, lo demás sí .-.)

 

*se altera fácil* *casi casi reprueba y no la valoran* Al fin y al cabo ni me importa recibir sus comentarios cochinos u.u *se siente ofendida* *se da vuelta* *no quiere verlas*

Las frías manos de SeokJin viajaron por lo ancho de la espalda del pelirosado, apegándolo aún más, si eso era posible, a su cuerpo sudoroso igual que el de su pareja. Gimió escondiendo su rostro entre el cuello ajeno para  luego morderlo, logrando sacar un jadeo del moreno más alto; suspiró y enroscó las piernas contra la cadera de su menor, causando un choque más profundo que las antiguas estocadas. Ambos gimieron.

NamJoon siguió con el ritmo mucho más marcado mientras su diestra viajaba hasta el pene del mayor, apretando y jalando fuerte según lo penetraba. Minutos más tarde, Jin jadeó sintiendo cómo el moreno tocaba ese punto dulce que lo hacía enloquecer corriéndose entre los dos vientres sudorosos y casi pegados, dejándolos así pegajosos y viscosos. Segundos después, su dongsaeng también llegó al orgasmo, dando repetidas penetraciones hasta que se vació por completo y se tumbó al lado de su novio, sonriendo feliz y cansado. El castaño se giró hacia donde su pareja estaba y se apegó a él como si ya nunca lo fuese a ver, y en cierto modo quizás así sería. Tal vez nunca más se volverían a ver, pero de todas maneras no quería ponerse a pensar en eso, no ese día tan perfecto y maravilloso en que cumplía años NamJoon.

Hyung murmuró suavemente el cumpleañero a la vez que acariciaba la espalda baja del nombrado y parte de su cabello, quiero que te cases conmigo, ¿lo harías?

Los ojos de Jin se abrieron enormemente ante la pregunta, sin embargo no se negó y meneó la cabeza tan rápido como sus ligamentos se lo permitieron de forma afirmativa.

Los hoyuelos en las mejillas del más chico se profundizaron dando a conocer que estaba bastante satisfecho con la respuesta de su hyung. Los dedos del más grande se dirigieron directo y sin escalas a estos, presionándolos con dulzura y derramando unas cuantas lágrimas.

Todo era tan perfecto.

Era.

Pero con el tiempo las cosas se marchitan y tienden a distorsionarse, tal vez por eso la feliz pareja ya no era feliz. No al menos luego de tan engaño. Cada uno por un camino diferente, era cansado y doloroso, pero ¿qué hacían? SeokJin no podría perdonar de un rato a otra al menor porque sabía que si lo hacía este sabría o se haría a la idea de que cada que lo hiciese él le perdonaría, y claro que lo iba a perdonar, pero no era tan fácil. Menos cuando NamJoon no había insistido en que le perdonara, eso, para él, significaba que no lo amaba como decía. Por supuesto que eso ya lo había pensado cuando se enteró de todo, pero no existía algún momento cualquiera en su día que no lo recordara. Ya iban más de dos meses y no sabía el por qué NamJoon no le insistía, aunque en cierta forma todo estaba mejor así, ¿cierto?

Abrió los ojos pesadamente reincorporándose en la cama del cuarto de huéspedes de la casa de HoSeok. Tenía unos minutos despierto, recordando esa bella y triste última vez que él y el moreno habían hecho el amor. A esas alturas ya no le parecía un cuento de hadas, y sabía que nada en su camino sería color de rosa. Pateó sin fuerza la colcha para bajar y tocar el suelo frío. El invierno estaba a la mitad y hacía mucho más de lo normal. Pasó saliva y suspiró dirigiéndose a la puerta de la habitación, la abrió y fue directo al baño, no sin antes pasar y tocar varias veces la perta del cuarto de Jimin para ver si seguía dormido o ya se había ido; murmuró suaves Jiminie, ¿estás despierto?, pero no obtuvo respuesta, por lo que su dongsaeng ya se había marchado.
Una vez dentro del baño, se deshizo de su ropa y se sentó en el retrete. Intentó ahogar un bostezo sin conseguirlo, luego, tras haber descansado un poco sobre el baño, se levantó y se dispuso a ducharse. Cinco minutos más tarde ya estaba saliendo envuelto en una salida de baño* de rosita fresita. Bastante infantil para su edad, lo sabía, y por eso soltó una risilla al verse en el espejo antes de salir. Le encantaba el rosa y nadie vería cuál era su bata, ¿o sí?

Murmurando cosas por lo bajo sobre el orden en la casa y varias sobre la comida, viajó hasta la sala buscando su camisa roja con líneas blancas que pretendían ser un Mario Bross montado sobre Yoshi verde. Buscó bajo los sillones (aún con la bata puesta y sin nada debajo) mas no la vio; después de cansarse por estar hincado y casi recostado sobre la frialdad del suelo, se movió hacia un lado y se sentó sobre sus rodillas tratando de estar más cómodo. Se recogió unos mechones húmedos que picaban por sobre sus ojos  y, justo cuando lanzó un suspiro, alguien llamó a su puerta. Le pareció extraño  ya que nadie nunca había ido de visita; ningún amigo de Jimin podía ser, ya que, según él, ellos eran los únicos. Tampoco creyó que alguien fuese a visitarlo a él, pues técnicamente nadie sabía que se estaba quedando en casa del moreno simpático, según una ancianita de la primer planta. Frunció levemente el ceño murmurando cosas inteligibles mientras se levantaba y caminaba directo a la puerta. Cerró los ojos, parpadeando perplejo, al ver quién tocaba.

Mierda… No él…

— Hola SeokJin Hyung… —murmuró con su voz gruesa, atravesando los tímpanos del susodicho— Eh… ¿Cómo has estado? —preguntó rascándose la nuca con nerviosismo rehuyendo la mirada. El mayor quedó parado sin hacer ni decir nada. No podía creer que NamJoon estuviese ahí; era casi imposible, luego de lo que le había gritado esa tarde.

No sabía cómo reaccionar. Si le decía largo, se vería como un ex neurótico, pero si lo dejaba pasar sería un imbécil por “perdonarlo” tan fácil. No quería ser ni una cosa, ni la otra. Podía ser inmaduro por sus cosas rosas y su habitación llena de Mario, pero no se dejaría vencer por un murmullo de esa perfecta y sexy voz.
Carraspeó un poco recomponiéndose para después cruzar sus brazos y pasar saliva fingiendo enojo, porque obviamente no lo estaba. El menor levantó la cara y libó sus labios para luego acercarse sólo un poco hacia delante de manera imperceptible; en ningún momento apartó la mirada de los labios tan esponjosos y rosados de su hyung. No podía hacerlo, era algo simplemente tan llamativo que sería un pecado si dejaba de observarlos, por lo que se meció suavemente a los lados viendo directo allí.

Los anchos hombros de SeokJin estaban tensos, como cuando tienes frío y te encojes en ti mismo para disminuirlo. Esperó a que su menor hablara de nuevo, pero nada, así, notando un tanto su tontees, dijo:

— Creo que es algo temprano para venir a visitar a Jiminie —el más alto se descolocó unos segundos en los que abrió leve la boca, mas enseguida se recompuso y dirigió su mirada a los ojos del castaño.

— Yo… No sé de qué estás hablando —balbuceó débilmente desviando su vista hacia el fondo del pasillo, pudiendo ver la cocina en el proceso—. No lo eh venido a ver a él… hyung —murmuró, redirigiendo su vista al cuerpo del más grande, topándose con la bochornosa (aunque provocativa y sexy) imagen de este en bata de Rosita Fresita.

El pelinegro ahogó una risita matando el momento incómodo y notando cómo el moreno claro fruncía el ceño pronunciadamente y ladeaba su cabeza un poco al costado izquierdo, enojado.

— ¿Se puede saber el porqué de tu risa, NamJoon? —soltó algo venenoso sin darse cuenta de su penosa situación.

— Nada, nada, hyung… es sólo que tú… estás en… ¿una… bata de Rosita Fresita? —se medio burló con cariño para después ver cómo sus ojos se ensanchaban con sorpresa.

— ¡Joder! —gritó cubriéndose el pecho con ambas manos, intentando esconder el gran dibujo de la niña fresa— ¡No me mires, carajo! —e importándole un pepino si entraba o no a la casa, se fue corriendo directo a su cuarto sin dejar de “cubrirse”.

Maldición… ¿Desde cuándo SeokJin hyung se ve tan sexy diciendo groserías?...”, pensó caminando hacia donde el mayor había salido corriendo, no sin antes cerrar la puerta tras de él. Joder, si no se contenía al ver a su hyung cambiándose, quizás se le echaría encima cual animal, y con eso, quizás ya no lo perdonarían tan fácilmente, y, mierda que en realidad quería hacerlo. Pero vaya que el autocontrol debe ser necesario en todo caso. Se acercó con lentitud a la puerta entre abierta, viendo así el cuerpo bronceado que tanto conocía y con el que todas las noches pasadas soñaba, y pasó saliva, ansioso y hambriento.

— Ni se te ocurra volver a agacharte, hyung… —murmuró tras de él, haciendo que este se levantara bruscamente con los ojos bien abiertos, temblando. “Placer… Dios, que sexy se ve así… ¿Hace cuánto tiempo que lo extraño tanto? Me siento como un idiota por no saber que él era mi todo… Mierda…”— Porque no quiero que me odies más de lo que ya lo haces… SeokJin Hyung

El castaño pasó saliva y se relamió los labios, nervioso. Como pudo se terminó de subir los pantalones cortos negros, intentando hacerlo con el menor movimiento de caderas posible. Respiró por la boca ignorando que tenía una nariz muy hermosa, según siempre decía en sus momentos de presunción y dives. Agitó sus manos tras su espalda, como si se las sacudiera luego de lavárselas, y las arrastró hasta el bordo del elástico de su short y acarició los vellitos castaños que ahí nacían. Antes eso, NamJoon volvió a remojar sus labios y se apegó a él, paseando sus manos por los costados de su mayor, atrayéndolo hacia él. SeokJin gimió sintiendo cómo su pene se endurecía entre la tela de su pantalón corto. El menor sonrió con sorna y volvió a hablar:

— Creo que tú estás igual que yo, ¿eh, hyung?

SeokJin bufó y se apartó para quedar frente a él. Ya era momento de enfrentarlo.

— No, NamJoon. Te extraño, lo admito —soltó con el ceño tan fruncido como le fue posible, atemorizando un poco a su dongsaeng, quien se tambaleó un poco hacia atrás—, pero no te equivoques que no voy a tener sexo contigo sólo porque mi cuerpo quiere hacerlo —exclamó caminando adelante, amenazando con su dedo índice al moreno—. Los sentimientos no tienen nada que ver con las necesidades físicas, ¿entiendes? —murmuró con el rostro desfigura de rabia.

El más alto se descolocó. Sabía que no debía decir eso, pero su maldita boca nunca se mantenía callada, y, joder, que enserio no aguantaba esos días en los que se atendía él solo dentro del baño o frente al computador, matándose internamente por ser tan imbécil, reganándose de manera constante por la estupidez tan grande que podía albergar dentro, aún a pesar de ser un chico excepcional en su generación. Maldijo su ímpetu tan honorable y digno de un caballo o un camarón por haber intentado propasarse con su ex.

Mierda, si la sola pronunciación mental le quemaba la boca, no se imaginaba qué haría al decirlo en voz alta.

— Escucha hyung… yo, realmente no quise decir eso. Yo… —comenzó a balbucear, mucho más nervioso ya que con ganas de tener sexo. Agachó la mirada unos segundos y, al volverla a subir, se encontró a un Jin con los ojos llorosos y con los labios maltratados de tanto apretarlos. Intentó acercarse, pero este se corrió de su lado y fue a parar cerca de la cama, sollozando débilmente.

NamJoon se acercó con cautela, tanteando terreno, como si de un cazador se tratase.

Jin no hizo nada, sólo se quedó quieto, sollozando y cubriendo su cara en un intento desesperado por detenerse, sin embargo sus ojos lo traicionaban. Gimoteó cuando sintió las bruscas pero tibias manos de su menor acariciarle la espalda con ternura y ansiando no espantarlo; sonrió con tristeza, y es que, joder, estaba a punto de perdonar al idiota que le había roto el corazón. Estaba seguro de que con un par de insistidas, aceptaría que volvieran, pero no podía permitirse eso.

— Hyung… lo lamento, no quise decir eso… —murmuró contra su cabello, luego besó donde tenía la boca con amor, saboreando la esencia que el mayor desprendía a vainilla. Jin cerró los ojos y abrió la boca sólo para lanzar un sollozo mucho más fuerte que los otros, sorprendiéndose a él mismo. Los brazos del más alto rodearon su pecho para luego entrelazarse una vez juntos al frente de este, apretando el agarre o suficiente como para demostrar lo arrepentido que estaba con ese simple acto— Sabes que te amo… Por favor perdóname… Por favor, no me dejes solo más tiempo… Por favor, no nos hagas esto… Por favor… —soltó, resistiendo las ganas de llorar como la primera noche en que estuvo solo en su cama. Ya su corazón no soportaba estar entre tanta soledad, al igual que el del más grande.

El pecho del castaño dolió como si alguien le estuviese oprimiendo la garganta impidiéndole respirar, pero no era eso, pues sus pulmones seguían llenos de aire. Sus ojos se aguaron y sus labios modularon las palabras más deseadas que el moreno quería escuchar, pero ningún sonido salió de esta, teniendo la necesidad de volver a repetirlo, pero tan fuerte como pudo, dejando atónito al que lo abrazaba.

— Te amo… Quédate conmigo y no te vayas, nunca lo hagas, NamJoon… —sus labios temblaron y se giró, dándole un sorpresivo beso a su pareja, quien, sin poder aguantar más las lágrimas, las dejó fluir y correr con libertad a lo largo de sus mejillas sonrojadas igual que las de su hyung.

Era un beso casto a pesar de que sus labios se movían lento, pero en ningún momento lo intensificaron. Segundos después se separaron y se vieron a los ojos, el pelinegro soltó una carcajada al mismo tiempo que el castaño y volvieron a besarse, durando un poco más, tomándose su tiempo para degustar la boca la que tanto tiempo tenían sin tocar. Cuando se separaron otra vez, se unieron en un abrazo que perduró unos minutos.

Al separarse definitivamente, NamJoon dijo:

— Entonces, hyung… ¿Te casarías conmigo? —sonrió, enseñando los hoyuelos tan perfectos y que tanto volvían loco a su novio.

Dios… aún lo recuerda…

— Claro que sí NamJoonie… —casi gritó a la vez que se abalanzaba para apretar a su pareja besando repetidas veces su oído, que era lo que le quedaba más cerca— Claro que sí lo haré…

— Te amo… Por favor, perdóname por mi estupidez tan grande… Pero te juro que no lo quise así… —murmuró con cuidado, esperando que el mayor no se alterara y le gritara que ya dejara el tema en paz, sin embargo fue todo lo contrario— Te juro por todo lo que quieras, que Yoo-… Él —ni siquiera podía nombrarlo luego de todo lo que había pasado; no podía permitirse que su hyung sufriera y dejara a su amigo por un acostón, así que prefirió callar— me engañó. Créeme… —murmuró manteniendo el abrazo.

SeokJin asintió y murmuró:

— Sé que fue YoonGi, NamJoon, no tienes que ocultarlo —dijo separándose un poco, lo suficiente para verse a los ojos—. Me lo dijo el bar-man del bar de tu tío. Dijo que los había visto muy raros, y que tú murmurabas constantes te amos a YoonGi, lo que se le hacía raro, porque él no era yo —sonrió comprensivo, y el moreno lo besó—. Te amo, confío en ti, y sé que no fue sólo culpa tuya, sino también del alcohol…

— Gracias, hyung —soltó sonriendo, completamente feliz—. Prometo que ya no volveré a tomar. Lo prometo con mi palabra…

SeokJin sonrió, consciente de que su novio no tenía la culpa del todo, y de que si él quería, lo volvería a engañar, por lo que se arriesgaba demasiado con perdonarlo, pero ignoró su conciencia sólo esa vez para hacerle caso a su dañado corazón que pedía a gritos volver a unirse con su alma gemela por una última vez, al igual que la del más alto.

Ese día salieron juntos de la casa, olvidando que su amigo HoSeok estaba en el hospital y gozando de su cita espontanea.
Podrían parecer unos malos amigos, pero sólo querían ser felices aunque fuese un día antes de regresar a la preocupación de a diario por el moreno. Querían ser uno otra vez y pasársela como la primera vez en que estuvieron en una cita.

Querían perderse del mundo una sola vez más.

Notas finales:

Espero que este capi si les gustara, no como el otro T-Tt

 

PD. ¿Quieren un especial de alguna pareja sola como en este cap? Si no me dicen, daré por hecho de que no y se joderán por maladetas u.u


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