Quizás quizás
Besarse se había convertido en algo tan natural para Ace y Luffy que lo hacían frecuentemente, no había sido hasta que el más joven le plantase un beso en plena calle que Ace había caído en cuenta, de nuevo, en lo peligroso de la situación, En aquel momento no había estado nadie alrededor pero ¿Y si la próxima vez se le ocurría besarlo frente a Crocodile? Definitivamente necesitaba ponerle un alto a la situación.
Esperaba que aquel trabajo de medio tiempo que había conseguido y las clases extracurriculares del chiquillo los mantuvieran alejados lo suficiente como para poder poner más en orden sus pensamientos eh ideas, su cabeza había estado tan llena de dudas respecto a su hermano últimamente que ni siquiera se había puesto a pensar en el problema de la confesión que había recibido por parte de su amigo Marco más que para darse cuenta de que no tenía con quien hablar del asunto.
Tenía más amigos pero con ninguno existía la confianza suficiente como para hablar de un tema tan delicado como aquel, y su familia quedaba completamente fuera de la discusión. Eran momentos como esos los que le hacían añorar por aquella otra persona que había sido importante en su vida, pero no valía la pena pensar demasiado en eso, él no regresaría como las familias a donde había ido antes nunca regresaban a querer hacerse cargo de él, todas excepto el hombretón amargado y fumador compulsivo de su guardián en turno.
Aunque apenas cumpliera la mayoría de edad seguro que Crocodile tampoco le querría ya en su casa, lo cual ciertamente no le afectaba en lo absoluto, ya estaba plenamente seguro de que no quería que Luffy viviera en esa casa más de lo necesario.
Había muchas cosas que no le gustaban de su tío, normalmente solo las hubiera ignorado pero de alguna manera malsana no lograba hacer eso cuando se trataba del señor abogado tratando a su adorable hermanito, no le gustaban muchas cosas con respecto a su trato con Luffy, como el que lo pusiera sobre sus piernas cuando miraban T.V. o el que nunca le dijera que no a la hora de las compras; Incluso el ocasional pastel en el cumpleaños del menor le molestaba y no por que tuviera celos del pequeño o por que no pensara que se mereciera los mimos, simplemente no le agradaban esas clase de atenciones con SU Luffy, quizá estuviera exagerando pero simplemente no iban, el pequeño monito era suyo y no tenía por qué depender de la caridad de nadie más. En cuanto tuviera edad suficiente para cuidar de él ya se los haría ver que Luffy solo lo necesitaba a él.
Que ahora el menor estuviera pasando un tanto más de tiempo con Cocrodile para que Ace pudiera trabajar definitivamente era una de esas cosas que no le agradaban pero suponía que Luffy aún era muy pequeño para pasar las tardes completamente solo así que después de sus clases ahora pasaba a dejarlo al despacho de su tío antes de ir a su empleo actual.
El trabajo de medio tiempo de Ace era en una empacadora de dulces cerca de la zona portuaria, la marca Gyojin que era una de las más cotizadas en el mercado también resultaba ser una de las favoritas de su hermano menor, los precios resultaban algo elevados pero valían la pena completamente. Su jefe inmediato Jimbei era lo suficientemente amable para los viernes dejarle llevar a casa algunos de aquellos dulces que no cumplían con el estricto control de calidad de la empresa, de manera que así como los besos también aquellas golosinas se habían vuelto costumbre al menos una vez por semana, más que el cheque de los viernes Ace esperaba con ansias la cara de alegría de Luffy cuando llegase a casa con un pequeño paquetito de dulces surtidos que le era dejado en la recepción junto con el sobre de pago.
A veces deseaba que las cosas fueran tan sencillas como dar un par de dulces y besos, ahora que habia conseguido empleo y podía ponerse a pensar en lo que quería hacer en el futuro con su hermanito comenzaba a darse cuenta que tan complicado era convertirse en un adulto responsable, entre los precios de la renta, la comida, los transportes y las cuotas escolares no estaba exactamente seguro como harían las cosas, no quería tener a Luffy viviendo en una pocilga y mucho menos que al más joven pudiera faltarle nada, con su pequeño sueldo de medio tiempo sin embargo no podía ofrecerle mucho de lo que el pequeño merecía… aun con su beca en la escuela estaba seguro que las cosas no serían exactamente sencillas, quizá y solo quizá debía dejar de soñar con realmente poder darle un buen futuro a su hermano y apegarse a lo que podía hacer.
¿Pero que era eso que podía hacer?
De verdad necesitaba hablar con Marco… era la única persona en la que confiaba como para pedirle consejo, pero antes de hablar con él probablemente debía tener una pequeña conversación con otra personita.
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– Luffy– Sentados en el porche con el pequeño empaque de papel estraza que contenia aquellos dulces que eran como un tesoro entre ellos dos el mayorveia a su pequeño hermanito comer uno tras otro de manera feliz, sin desperdiciar ni una migaja. – ¿Que dirías si te digo que me agrada alguien? –
–¿Agradarte? ¿Cómo Marco y tus amigos? – Pregunto el menor tras tragar con algo de dificultad, y si, Marco estaba en una categoría aparte porque no le agradaba, no le gustaba la manera como veía a su hermano mayor.
– Si, como Marco... bueno, no como Marco pero si como Marco... – aquello estaba resultando más complicado de lo que el pecoso esperaba, ¿Luffy entendía a lo que se refería? Probablemente no estaba siendo lo suficientemente claro, quizá debería intentar otra clase de enfoque.- si me gustaran... -
– ¿Gustaran? – Limpiando su boca con el dorso de la mano el menor habia dejado de comer para poder absolutamente toda su atención en el mayor, no le gustaba mucho el rumbo de aquella conversación, por otro lado su hermano parecía estar tomando un aire un tanto esperanzado, era un poco extraño.
– Si, como... si alguien me gustara tanto como el flan por ejemplo–
– Ace... – aquel tono serio en Luffy nunca le había gustado pero por un segundo el aludido pensó que se había hecho entender.– dice tío Croco que el canibalismo no es legal... – la triste desilusión le había hecho soltar un suspiro, obviamente no había sido entendido, a veces se preguntaba que tenía en la cabeza su hermanito. – Pero si es por Ace seguro que lo podemos ocultar de alguna forma... –
–¿¡Que!? – Definitivamente a veces no sabía que pasaba por la cabeza del menor, tenía que poner más atención a esa clase de pensamiento peligroso del menor. –¡No Lu!¡No como comida! No me gustan para comerlos, me gusta como... gustar gustar... como... o-olvídalo... – no, lo mejor sería buscar otro enfoque, o quizá olvidarse del asunto por completo, cada vez estaba más convencido de su error al haber querido hablar con Luffy antes que con Marco. –¿Qué harías si alguien llega a gustarte más que yo? –
El pequeño puso una cara como si realmente lo estuviera pensando, después pudo ver como se llevaba un dedo a la nariz rascando esta y se quedaba viendo aquel moco que había sacado de dentro por unos segundos. – Nadie nunca va a gustarme más que tu Ace. – comentó antes de con un movimiento de la mano lanzar lo que había en sus dedos a la calle, en algún lugar del patio. – Tengo hambre, ¿Vamos a cenar? –
Ace suspiró suavemente, no estaba seguro como continuar con esa conversación, poniéndose en pie se sacudió un poco el pantalón. – Si ¿Te gustaría ir donde Makino? Pediremos lo que tú quieras. –
–¡O-ko-no-mi-ya-ki! – Feliz se había levantado el menor con ambos brazos señalando al cielo, la camiseta del monito levantándose para mostrar un poco de su redonda barriga, haría falta comprarle ropa nueva al menor pronto, una cosa más por la cual preocuparse.
Definitivamente habría sido mejor idea hablar con Marco primero.
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Continuara.