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Desde siempre por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

amor para el gato y por favor disfruten <3

Olvidarse de las cosas es algo que Luffy había prometido no hacer pero que cada día parecía querer contradecirlo en su convicción, no más besos, no más roces, no más dormir juntos o bañarse juntos o nada de eso, Luffy ya era un niño grande y no necesitaba más de él, eso había dicho Ace antes de comunicarle que en lugar de besarse más con él ahora estaría haciéndolo con su amigo Marco.

Como había odiado a Ace en ese momento, una cosa que nunca pensó poder sentir hace su hermano, pero es que no entendía por que tenían que comportarse tan distantes o buscar a nadie más, se tenían el uno al otro ¿Por qué eso no era suficiente para Ace? De verdad que le había detestado por un buen tiempo, un par de semanas quizá, un tiempo eterno en el que cada vez Ace le hablaba menos y se acercaba más a la odiosa piña seguramente, solo pensarlo se le retorcía el corazón y hacia más difícil su convicción de no hablarle a Ace hasta que este se retractara ¿Y si nunca se retractaba? Moriría de soledad… al final había sido Lu quien, recelosamente, diera el brazo a torcer al menos de cierta forma.

Seguia sin aprobar que Marco quisiera robarle a Ace y se lo hacía saber en cada ocasión que podía, Ace seguía siendo suyo a pesar de ese pequeño bache, solo necesitaba la oportunidad para hacérselo saber y demostrarle que la piña malvada mutante del espacio quería comerle la cara y raptarlo a su planeta de comida mutante, no iba a permitir que se casaran.

Y bueno, quizá Luffy estuviera yendo demasiado lejos y exagerando un poco las cosas puede que Ace no lo hubiera dicho de esa manera pero era prácticamente lo que se sobreentendía cuando le dijo que le daría una oportunidad a la maldita piña… Luffy jamás había estado más molesto en su corta vida y no solo con Ace, si ya antes odiaba a Marco un poco ahora le detestaba ¿Cómo se había atrevido a pretender a su hermano? Ya sabía que las intenciones del pollo eran malas y que se acabaría aprovechando de su pobre Ace, que todo eso de su amistad era solo un engaño para llevarlo lejos seguramente y aunque Ace le jurara y prometiera que nada entre ellos cambiaria la realidad era que todo había cambiado, eran hermanos aun pero Ace cada día le alejaba más de ser posible.

Después del que se calmará su enojo Luffy se dio cuenta del grave error que había sido el alejarse de Ace cuando debió haber estado haciendo lo contrario, habían caído en una rutina mucho más común y que al pequeño monito nada feliz tenia, habían retrocedido cuatrocientos pasos al menos de todo lo que Luffy había conseguido avanzar en esos años con su hermano.

Sorprendentemente tras unos meses en los que Luffy creyó que no podría sobrevivir y que había jurado a Ace se moriría de tristeza las cosas habían comenzado a tomar un paso más normal y los recuerdos de los cariños íntimos que había llegado a compartir con su hermano cada vez se sentían más irreales en la mente del monito, como si hubieran sido parte de un agradable sueño.

Entre sus amigos no se tocaba el tema y con Ace era imposible hablarlo, el pecoso simplemente acababa huyendo a la primera mención o intento de alguna muestra afectiva más allá de la fraternal, Luffy extrañaba demasiado los besos de Ace pero extrañaba aún más a su hermano ahí con él como antes, por ello únicamente había cedido un poco, para recuperar su cercanía de antes con Ace, esa donde podían quedarse dormidos juntos en el sofá viendo una maratón de películas de terror y aventuras.

El cumpleaños número 13 de Luffy había pasado sin besos y sin regalos además de los que el dinero pudiera comprar, una bicicleta nueva por parte de su tío Croco, unos patines que le envió su padrino Shanks desde la florida, un montón de ropa que no le gustaba demasiado pero que realmente no le importaba usar tampoco y, el regalo que más le había gustado aunque su hermano dijera que no era realmente nada: un par de brazaletes tejidos con sus nombres que el pecoso había conseguido en un mercado local.

 El suyo era rojo con cuentas azules y el de Ace con cuentas rojas eh hilo naranja.

Aunque Ace había dicho que no eran nada ambos les usaban todo el tiempo de manera que ese simple regalo se había convertido en un pequeño tesoro para Luffy, todo el pastel, todos los dulces y toda la carne que habían comido ese día no podían haber sido mejores que aquel regalo, si tan solo Ace también le hubiera regalado el dejar de verse con Marco para su cumpleaños el “oficialmente” adolecente de 13 años hubiera sido el chico más feliz del mundo.

—Entonces ¿Cuándo vas a dejar de salir con la piña mutante Ace? — era una pregunta bastante común y que Luffy no se media en hacer incluso frente al ahora novio de su hermano, después de todo no había nada que ocultar respecto a que no le agradaba nadie que pudiera pretender al pecoso, no era nada nuevo ni nada personal realmente, Marco le hubiera parecido más agradable si nunca hubiera mostrado interés en su Ace.

—¡Luffy! — Le reprendió el pecoso como habitualmente hacia antes de disculparse con los demas. — Lo siento Marco, ya sabes como es. —

—Oh, esta bien. — Como una especie de venganza el rubio había puesto su brazo alrededor de la cintura de Ace. —Los NIÑOS suelen ser así. —dijo Marco poniendo especial énfasis en la palabra “niños” solo para fastidiar un poco al menor de los tres, iban a salir aquella tarde y el humor del joven Phoenix no podía haber estado mejor desde que hacia un poco más de 3 meses su antes amigo Ace hubiera aceptado su confesión, claro que al principio no habían tenido nada serio pero poco a poco se aseguraba de ganar un poco más de terreno, hasta tal punto que el atezado comenzaba a aceptar su relación como una de noviazgo aunque a bastantes regañadientes.

Poco le importaba realmente el saber que Ace mayormente lo hacía para alejarse de su hermano menor, en realidad ese conocimiento probablemente le ponía mucho más contento, siempre había sabido que Luffy era un aprovechado que tomaba cualquier oportunidad para hacer sufrir al pecoso con esos sentimientos que no estaban bien y por los que Ace solo acababa sintiéndose más culpable y ahora que tenía la oportunidad de ayudar a Ace olvidarse de ellos aprovecharía también para sacar algo de ganancia y asegurarse de que su amigo acabase tan enamorado de él que se olvidara por completo de su hermano pequeño.

No era que odiara al pequeño monito entrometido pero Luffy seguro podía conseguirse a alguien más en cuanto se le pasara el capricho, la manera como el monito le sacaba la lengua y hacia carotadas mientras Marco simplemente lo observaba con una sonrisa de superioridad no hacían nada por mejorar el capricho de Luffy u los nervios de Ace, de verdad que se ponía algo tenso cuando estaban los tres en la habitación pero lo prefería por encima de la situación anterior, al menos los corajes de Luffy se desvanecían en cuanto Marco se marchaba.

Porque aun con todo y todo Luffy consideraba al rubio como una amenaza pasajera, aun confiaba en que su hermano regresara a sus cabales y se olvidara de aquel tipo, un día cuando vivieran ellos solos lo convencería, a últimas fechas pasaban poco tiempo a solas y casi siempre había alguien que interrumpiera cuando quería hablar a solas con Ace o este inventaba alguna excusa para llamar a uno de sus amigos y salir con Luffy o a solas, pero cuando vivieran solo ellos dos no podría poner tantas excusas.

Hacia un par de meses, cuando Ace cumpliera los 18 este le había prometido que cuando se marchara de aquella casa lo harían juntos, no con Marco o con cualquier otra persona, él y Luffy solamente, vivirían juntos como hermanos hasta que Lu fuera mayor de edad eh incluso después de eso hasta que fuera capaz de valerse por sí mismo, de alguna manera Luffy albergaba la esperanza de que cuando fueran a vivir por su cuenta las cosas mejorarían entre ellos, como si aquel fuera un remedio mágico.

Claro que a diferencia de lo que Ace hubiera pensado el independizarse aun parecía estar un poco más lejos de lo que le gustaría.

Dieciocho era la mayoría de edad oficial, la edad en la que sus parientes ya no tenían compromiso alguno con Ace y este lo notaba en más de un comentario por parte de su tío, sabía que si no se le había echado del lugar era por consideración al pequeño Luffy que aún era demasiado joven para estarse solo en casa por demasiado tiempo sin hacer alguna locura, misma razón por la que el pecoso aún no se hacía de un lugar propio, aunque poco a poco había comenzado a dejarle un poco más de independencia a su hermano menor en preparativo para ello, cuanod vivieran solos no habría tanta gente que les apoyara aunque pareciera un poco egoísta la verdad era que no le agradaba demasiado la idea de que Luffy siguiera en contacto con esas personas que se hacían llamar su familia, quizá Luffy lo viera como excusas para alejarse de él y en parte puede que tuviera razón pero la verdad era que también se preocupaba por que las cosas funcionaran entre ellos de la manera que tenían que ser, dormía mucho más tranquilo desde que los besos con el menor se detuvieran y comenzara a salir con Marco.

Luffy no parecía interesado por nadie más, claro que eso era completamente normal a su edad, Ace ni siquiera se imaginaba la clase de cariño que desarrollaría por Luffy a la edad que este tenía actualmente.

Lo que le preocupaba en aquel momento era donde vivirían, tenía algo de dinero guardado pero no el suficiente para comprar una casa como aquella en la que vivían o siquiera algo decente.

Las rentas no eran baratas y Ace habría deseado terminar su escuela antes de mudarse ellos solos pero mientras menos tiempo pasaba con Luffy el pequeño más tiempo pasaba con esas asquerosas bestias que su tío al final si había adoptado, no importaba lo que nadie le dijera a Ace o lo bien educadas que dijeran ser, él no confiaba en que esos animalejo no le fueran a comer una mano a su adorado Luffy un día de esos, solamente alguien tan irresponsable como Crocodile podía ocurrirse de tener cocodrilos de mascota y peor aún dejar que Luffy jugase con ellos sin supervisión.

Cada vez era más común que Ace llegase a casa para encontrase con el monito jugando con esos monstruos en el sótano sin supervisión alguna, al encarar al vejete este solo le había recordado que bajo su techo eran sus reglas y Ace había tenido que morderse la lengua y apretar los puños para no acabar metiéndose en un embrollo horrido y sin esperanzas de mejorar nada.

Marco había ofrecido que se fueran a vivir con él, bueno, en realidad había ofrecido que Ace se fuera a vivir con él pero para esas alturas debía conocerle lo suficientemente bien como para saber que en cualquier invitación que se le extendiera al pecoso su hermano menor iba incluido, hablar acerca de la custodia de Luffy era otro asunto… tendría que convertirse en su tutor legal y no estaba tan seguro si su tío le daría la custodia de Luffy por las buenas o tendría que entrar en alguna especie de pleito legal, su tío era abogado ¿Qué tantas oportunidades tenía un adolecente pobretón?

No quería espera hasta que Luffy fuera mayor de edad… No quería esperar hasta que Luffy fuera mayor de edad.

Los buenos departamentos normalmente no eran baratos, las buenas casas menos, pero quizá con un par de favores pudiera conseguir algo decente, no le gustaba demasiado pedir ayuda pero en aquella ocasión tal vez fuera necesario, no planeaba dejar a Luffy en un lugar como aquel a solas pero el huir a las calles o la casa de algún amigo tampoco era una opción viable.

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Aquel apartamento en la zona este de la ciudad no era exactamente lujoso pero tampoco estaba mal, con dos habitaciones, una cocina amplia con desayunador además de sala de estar y cuarto de lavado, dos baños completos, uno de ellos con bañera y cerca de su trabajo en el puerto, era un buen lugar por el precio, claro que estaba en el sexto piso de un edificio sin elevador y no contaba con aire acondicionado pero esos detalles se podían ignorar, pertenecía a la madre de la chica que se encargaba de la cafetería en la empacadora de dulces, la señora había fallecido el año pasado y Moda no había sabido que hacer con el lugar, no deseaba venderlo pero tampoco podía vivir ahí, su pequeña casa en los suburbios le parecía mucho más cómoda, jamás podría meter a las vacan en el departamento después de todo, le había comentado riéndose un poco, y es que la leche y el queso fresco que se servían en la cafetería del lugar los hacia aquella chica, en alguna ocasión esta incluso le había ofrecido un empleo de verano ayudándola, había sido divertido.

Para el final de aquel verano firmarían los papeles del préstamo y el traspaso, Ace realmente no podía esperar a decir la noticia aunque demasiadas cosas iban a desatarse a raíz de ella, solo esperaba que ninguna de ellas demasiado mala.

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Continuara.

Notas finales:

Un capitulo que considero algo tranquilo a pesar de todo lo que sucede en él, es posible que después de esto haga un salto temporal, gracias por seguir aquí a las personitas que me han tenido paciencia con esta historia <3

Con amor para el gato esponjoso <3 mucho amor esponjoso <3


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