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Eternamente tuyo por Momoka Black

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Notas del fanfic:

Hola queridas y queridos fans.

Les saludo de manera atenta.

Este fic lo tenia almacenado desde hace un tiempo pequeño y lo he decidido publicar. 

Espero y sea de su agrado.

Los personajes de Marvel y demas no me pertenecen, unicamente la trama es mia.

 

Notas del capitulo:

Este es el capitulo inicial del fic, espero les guste!

Mil gracias en especial a Magdalena CS, Deni Misaki y a Sao-chan. 

Espero les guste, y de paso mejor les subo los dos primeros caps!

 

.

Una vez que Thor se marchó lejos de mi vista me levanté del trono y caminé de manera veloz hacia las puertas del salón. Los sirvientes al mirarme, bajo la forma de Odin todavía, me vieron extrañados y confusos. Llegué a las puertas con violencia sintiendo como los muros se estremecían por la fuerza que empleé y los vidrios de los vitrales se agrietaban bajo la misma consecuencia.

—¡Salgan todos del palacio! ¡Quiero que todo el mundo se vaya! ¡Guardias!

Grité lleno de rabia sintiendo como poco a poco mi dolor y mi agonía me inundaban lentamente, consumiendo mi ser, ahogándome sin consideración. Escuché pasos apresurados y pronto tuve en mi presencia a una docena de guardias los cuales se inclinaron ante mí.

—¿Sus órdenes, Padre de Todo?

Una nausea me subió al escuchar lo último haciéndome sentir asco. Apreté mis puños y vi como los sirvientes corrían presurosos fuera del salón tropezándose unos con otros.

—Quiero que salgan del palacio, quiero que desalojen el palacio inmediatamente. Necesito estar solo. Hasta el amanecer podrán regresar.

—Pero majestad, no podemos hacer eso.- replicó uno de ellos levantándose en el acto-La ciudad aún está reponiéndose del ataque y usted…

—¡¿Qué acaso no me entienden?! ¡¡Es una orden de su rey!! ¡¡DESALOJEN EL PALACIO DE INMEDIATO Y NO QUIERO QUE NINGÚN ASGARDIANO ESTÉ EN EL!! ¡¡¡FUERA DE AQUÍ!!! ¡¡¡¡MÁRCHENSE!!!!- dejé salir un poco de magia y estos obedecieron de inmediato.  Fui presuroso hacia los balcones del salón y vi como los sirvientes y guardias del palacio dejaban el recinto preguntándose los motivos que tenía su rey para tales motivos.

“Debe querer estar solo. Quiere guardar el debido luto por el dolor de la pérdida de la reina Frigga”

Una vez que me aseguré que no había ni una sola alma en el palacio, haciendo uso de mi magia, cerré las puertas de todos los sitios del palacio y me quedé encerrado en los salones dejando salir por fin aquellas lágrimas que estaba reprimiendo. Sin poderlo evitar más, deshice la forma de Odin y me quedé llorando de rodillas a los pies del trono. 

Dejé salir con cada lágrima todo el dolor que me estaba agobiando en esos momentos, tantas emociones y tantas penas me embargaban. Toda mi vida había sido una mentira, desde un inicio hasta ahora.  Nunca fui considerado una persona: siempre fui un maldito trofeo de guerra esperando a ser usado por aquellos quienes se decían los gobernantes de los nueve mundos. Fui el juguete de todos: nunca fui querido o apreciado por alguien. Por nadie excepto uno.

Soy un total y absoluto fracaso. No pude lograr ni uno solo de mis objetivos y en vez de conseguir gloria y victorias, únicamente conseguí vergüenza y derrotas. Fallé en mis objetivos, no pude lograr nada. Fallé en todo.

Creí tenerlo todo pero no tuve nada. Solo fui un reemplazo. Thor jamás me amó. Únicamente solo fui para él un estúpido reemplazo de esa inútil midgardiana. Toda una vida amándolo en secreto, no sirvió para nada.  Mi amor no significó nada para él, eso me lo dejó muy en claro la noche en que me entregué a él cuando acepté a ayudarlo para derrotar a Malekith en venganza por la muerte de mi madre. Y más quedó recalcado cuando lo dijo creyendo que yo era Odin: llegó al punto de renunciar al trono de Asgard solo por ella.  Que forma más cruda y cruel de comprender la verdad, pude sentir como mí corazón se fue rompiendo en pedazos de manera lenta y dolorosa. La vida nunca me había golpeado tanto, y más con esto me hizo darme cuenta de que yo no nací para amar ni para ser amado.

Levanté mi vista y comencé a caminar con rumbo a las habitaciones de mi madre. El salón me abrumaba, me hacía recordar cosas que prefiero olvidar, que quiero enterrar en lo más profundo de mi mente: momentos dulces, momentos amargos, momentos que quiero dejar en el olvido. Caminé por esos pasillos con recuerdos y voces acudiendo a mí, haciéndome vivir de nueva cuenta aquellos momentos felices que pude tener alguna vez hace muchos años, momentos que ya no volverán y que me rememorarán a mi triste y fantasma ser.  

Al abrir las puertas de la habitación de mi madre nuevamente rompí en llanto echándome ante los pies de un retrato suyo en vitral en aquella pared. Ella, la única persona que de verdad me amó, que me fue incondicional y quien me supo apreciar, fue asesinada. Nunca me había sentido tan impotente y tan inútil: no pude salvar a mi madre, no pude hacer nada por ella, no pude despedirme de ella. Fui tan cruel y tan mezquino al negarla: ¡¿Cómo pude ser tan ruin?! ¡Jamás olvidaré el dolor en sus ojos cuando le dije que no la consideraba mi madre! ¡Todo lo que quería decirle era que la amaba más que a nadie! ¡Pero mi maldito orgullo herido y mi propio dolor fueron más fuertes que yo y ahogaron mis palabras!

—M-Madre, m-madre perdóname-e…-sollocé arrastrándome hasta donde estaba una velo suyo, el cual tomé y abracé sintiendo todavía su dulce y cálido aroma-Perdóname por no poderte defender, perdóname por no salvarte-e…¡Perdóname por ser un fracaso! ¡No pude salvarte! ¡Por haberte mentido, por haberte negado! ¡Por ser tan cruel contigo!

Solo esas paredes de ese cuarto fueron testigos de mi dolor y mi pesar. Mis gritos ni mis lágrimas me la devolverían, nada de lo que hiciera me la iba a devolver. Ella se había ido para siempre. Mí amada madre, mi amada y dulce madre.  La única persona que era como un bálsamo para sanar todo el dolor que aquejaba mi corazón.

Un leve destello de magia dentro de mí me hizo secar las lágrimas que derramaba en esos instantes. Con una sonrisa triste dirigí una de mis manos hasta mi vientre, donde ese pequeñito ser trataba de consolarme al sentir tanta tristeza emanar de mí. Algo bueno del amor que le tuve a Thor vive dentro de mí a raíz de nuestro primer y último encuentro pasional. Ese pequeñito que me iba a acompañar siempre y que sería un recuerdo del amor que sentí por él.

—Ella era la única persona que me amó, hijo, la única persona que vió algo bueno en mí y que de verdad fue una madre para mí.-me recargué en una pared cercana relatándole a ese pequeño ser dentro de mí-Fui un tonto por no poder hacer algo por ella. Por no ser capaz de defenderla cuando ella lo hizo tantas veces conmigo…

Sentí pronto una fuente de magia provenir de la habitación, cosa que me hizo ponerme alerta. Giré hacia todos lados buscando a la mencionada magia y no podía verla. Pronto una luz comenzó a materializarse en la habitación y con una adquirió la silueta de una mujer. El aire se me fue de los pulmones y el color abandonó mi rostro al ver a la mujer frente a mi, sonriéndome de manera cálida y mirándome amorosamente.

—M-Madre…

Ella asintió y sin pensarlo dos veces corrí hasta ella y la estreché en mis brazos sintiendo su calidez. Mis lágrimas aparecieron de nueva cuenta y mis sollozos también, pronto sentí su mano acariciar mi cabello y su otra mano deslizarse por mi espalda. Gesto que hacía para calmarme cuando estaba tan angustiado.

—M-madre, estás aquí-aun no podía creer que ella estuviera frente a mí, en mis brazos- ¿Cómo es que…? Oh madre…

—Utilicé mi magia para sellar una parte de mi alma con el único propósito de verte una vez más.- su voz fue un relajante para mi torturado y destrozado ser- Shhh, todo está bien. Todo está bien, Loki, tranquilo.  No llores más, mi niño, no me gusta verte llorar.

—Madre, perdóname por no haberte podido salvar. Perdóname por haberte dicho todas esas cosas.-mis rodillas cedieron hasta que quedé en el piso abrazándome a ella-Lo siento tanto madre, lo siento tanto…

—No, Loki, no te eches la culpa.- ella sujetó mi rostro entre sus manos secando mis lágrimas-Tú no tienes la culpa de mi muerte. No eres el culpable de ese suceso. Es algo que preferiría pasar una y mil veces con tal de que estuvieses a salvo.

—¿A qué te refieres, madre? ¿Qué es lo que quieres decir?

Ella suavizó su semblante y me ayudó a pararme para después abrir un pequeño pasadizo el cual conducía hacia sus jardines personales: el lugar más hermoso de todo Asgard y únicamente teníamos acceso la familia real. El lugar, después de su muerte, quedó sin luz y fue muriendo lentamente quedando un lugar marchito y tétrico. Observé con nostalgia a los jardines, recordando los momentos que pasaba aquí con mi madre donde ambos nos divertíamos practicando magia y leyendo libros.

—¿Qué está pasando, madre? ¿Qué es lo que me ocultas?

—Nunca pude decirte toda la verdad, hijo mío, era algo que planeábamos decirte hasta que tuvieras la madurez completa. Loki, esto tiene que ver con tu nacimiento.

¿De qué verdad estará hablando? ¿Qué querrá decir mi madre? Ambos nos dirigimos a su cúpula flotante y después ella se detuvo frente a un pequeño altar circular en medio del recinto. Me dirigió una mirada compasiva y algo me decía que esto iba a cambiar mi vida para siempre.

—Loki, ¿Recuerdas cuando te conté la historia de las Gemas del infinito?

—Solías contarme mucho esa historia, madre, ¿Qué tiene que ver conmigo?

—Hace miles de años, en los nueve mundos surgió una profecía por parte de Las Nornas. Esta profecía anunciaba que las Gemas del infinito, para resguardar su inmenso poder, no podrían estar activas sino era con la intervención de un portador.  Por lo que Las Nornas presagiaron que el portador y guardián de las Gemas del infinito nacería en uno de los nueve mundos cuando los mismos se alinearan a la perfección. Los gobernantes de los nueve consultaron a sus mejores hechiceros buscando la fecha exacta del nacimiento del portador pero no supieron la respuesta.-ella dio un suspiro-Cité a Las Nornas para implorarles que me dijeran el lugar y el momento en el cual nacería el portador; esto con el propósito de protegerlo puesto que muchos querían saberlo para poder tener acceso a las Gemas del infinito. Como diosa del hogar y del amor, me prometí a mí misma proteger y cuidar a ese pequeño, para que nadie pudiese hacerle daño.

“Ellas me dijeron, al ver mis intenciones sin mancha, un acertijo: el portador sería como el nacer de una pequeña flor en una tierra de hielo después de la devastación. No lo comprendí, no supe que querían decirme. Después de milenios lo comprendí cuando se desató la guerra entre Asgard y Jotunheim: los planetas se habían alineado a la perfección  y todo sucedía tal y como lo predijeron Las Nornas. Usé gran parte de mi magia para encontrar al niño y así lo hice: el portador resultó ser el hijo más pequeño del gobernante de Jotunheim…ese bebé eres tú, Loki.

El aire se me fue del pecho como si fuese golpeado por Mjolnir. Esto no me lo esperaba, nunca me imaginé que una realidad de este tipo me fuese revelada y que mi origen tuviese más secretos. No solo resulté ser el hijo de la tierra odiada por los nueve mundos, sino también resulté el maldito trofeo de guerra que tanto pensé.

—Hijo mío, no llores.- pronto ella estuvo frente a mí secándome las lágrimas y sonriéndome con dulzura-Lamento todo el dolor que esto te está causando, lamento que esta verdad te lastime tanto.

—¿Por qué no me lo dijeron, madre? ¿Por qué me ocultaron la verdad?

—Queríamos protegerte, Loki, queríamos protegerte del peso que conllevaba todo este asunto. Por esta razón no le permití a Odin que fueses entrenado al mismo nivel que a Thor, debido a que como portador de las gemas tu magia debía perfeccionarse para que pudieses controlarlas, además estabas demostrando habilidades superiores a las de cualquier hechicero y debíamos ser cautelosos para protegerte . Después pasó lo del exilio de Thor y te enteraste que no eras hijo de Odín; sobrevino tú caída del bifrost y que llegaras a manos de Thanos.-su sollozo me dolió en lo más profundo del ser-Tantas cosas ocurrieron, Loki, tantas cosas. Fuiste manipulado por él, todo para que él tuviese acceso a las demás gemas.

—¿Qué estás diciendo?

—Una de las habilidades del portador es sentir a las gemas, rastrearlas no importa en donde estas se encuentren. Por eso Thanos te usó: te utilizó para encontrar el Tesseracto y Scepter, las gemas del espacio y la mente, con el propósito de invadir Midgard y encontrar a las demás. Pero Thor y los vengadores frustraron sus planes…por poco tiempo. Ahora fue el turno de Malekith el cual buscaba poseer a Aether, la gema de la realidad. Fue por eso que atacó Asgard, él buscaba la gema.

—Él no solo buscaba la gema, ¿Verdad?-musité con la voz entrecortada-Él buscaba algo más…

—Él quería llegar a ti, Loki, él quería usarte como lo hizo Thanos para conseguir a las demás gemas.-sus ojos se llenaron de lágrimas mientras acunaba mi rostro-Por eso usé mi magia para ocultarte, para que él no te encontrara.

—¡Falleciste por mi culpa! ¡Por mi culpa estás muerta! ¡Si no hubieras usado tu magia  para ocultarme aún estarías viva!

—No me arrepiento de mi decisión, hijo, mi amor por ti es tan grande que lo volvería a hacer con tal de protegerte de quien sea. No iba a permitir que nadie más te usara para sus oscuros propósitos, ni ahora ni nunca.- mi madre se paró y caminó de nueva cuenta hasta el altar circular y fue conjurando magia. Las runas del recinto comenzaron a brillar fuertemente y el piso se sacudió levemente; me sostuve de una pared por el repentino movimiento y vi atónito como mi madre con su magia hacía surgir del altar seis objetos brillantes haciéndolos levitar en el aire: las seis gemas del infinito.

—Madre…

—Durante tu exilio, me di a la tarea de buscar las gemas restantes. Solo faltaban tres pero ahora están completas. Tienes una importante misión, Loki: debes custodiar las Gemas del infinito y protegerlas, eres el único quien puede usarlas y debes evitar que caigan en las manos equivocadas.-me acerqué al momento en que me lo pidió-Debo terminar mi deber, tengo que completar mi misión. Usaré lo que me queda de magia para sellar las gemas en ti.

No me dio oportunidad de decir algo más cuando ella volvió a conjurar su magia para sellar las gemas en mí. Murmuró palabras en una lengua inentendible para los humanos pero entendibles para todo aquel que sepa de magia. Las gemas se vieron luminosas y una a una fueron levitando hasta mi para introducirse en mi cuerpo. Todo mi ser resintió el poder gigantesco de las gemas y duré minutos en trance hasta que se adaptó. Miré a mi madre y noté que comenzó a desvanecerse lentamente.

—No, madre, no, no te vayas. No me dejes, por favor.- intenté tocarla pero al hacerlo mi tacto la traspasaba. Como la última vez que la vi-No quiero estar solo de nuevo, no quiero perderte otra vez.

—Reservé mi último hechizo para este momento, Loki, no podré volver a verte hasta que nos reunamos en el Valhalla. Pero recuerda que siempre, siempre estaré contigo aquí, en tu corazón.-puso una mano sobre mi pecho y luego puso la otra sobre mi vientre: de nueva cuenta su rostro se llenó de lágrimas-Además de que no estarás solo: mi nieto estará contigo…aunque no estaré aquí para verlo nacer y crecer. Me duele tanto no poder estar más contigo, me duele tanto dejarte.

—Me vas a hacer muchísima falta, madre.- su imagen comenzó a hacerse cada vez más difusa-Te voy a echar mucho de menos…te amo, madre.

—Y yo a ti, mi pequeño Loki.

Su imagen se hizo una estela de luces las cuales se desvanecieron lentamente hasta ascender a los cielos. No volvería a verla, no hasta después de mucho tiempo.

Sequé mis lágrimas y salí de la cúpula con una firme decisión: la voluntad de mi madre no quedaría ahí y haría que su sacrificio no fuese en vano.  Debía guardar y proteger bien esas gemas…aunque eso significase que tuviera que esconderme para siempre. Debía abandonar todo, dejar lo que fue una vida atrás para comenzar desde cero. Debía enterrarme de manera literal.

Eché un último vistazo a los jardines de mi madre, y conjurando un hechizo para que mantuvieran su belleza eterna, abandoné el recinto para ir a mis antiguos aposentos. Volví a hacer uso de mi magia para guardar todas mis cosas en un pequeño cofre y encogerlo para guardarlo en un bolsillo de mi atuendo. Como hice con los jardines de mi madre, murmuré un hechizo para sellar las entradas a mi habitación para que nunca nadie pudiese ingresar a ella. No tenía nada más que hacer en el palacio, y en un suspiro estaba en el puente bifrost. Miré con algo de melancolía a la bella Asgard y añorando poder olvidar todo lo bueno y lo malo que viví entre sus muros.

No tardé mucho en llegar al límite del puente y de inmediato ante mí apareció Heimdall, luciendo su cara sin emociones y evitando que avanzara más.

—Vaya, no pensé que me descubrirías tan pronto. Nada se escapa a tus ojos, Heimdall.

—Supiste esconder muy bien tu magia, príncipe Loki-me escaneó de pies a cabeza con su dorada mirada- ¿Por qué? ¿Qué es lo que pretendes hacer ahora?

—No te responderé la razón del porque lo hice, Heimdall, únicamente deseo la paz.- endurecí mi mirada haciendo ademán de avanzar-Ahora hazte a un lado y déjame usar el bifrost.

—No vas a burlarte de mí una vez más, príncipe del engaño, ya lo hiciste dos veces y no habrá una tercera vez.-detuvo mi brazo cuando vio que pensaba usar algo de magia para realizar un conjuro-No dejaré que uses el puente del bifrost para hacer más daño del que ya has hecho.

—Vives todavía en el pasado, guardian, ya que no habrá una tercera vez para engañarte.- siseé molesto deshaciéndome de su agarre-Debo pedir tu ayuda para que me facilites la salida de Asgard.

—¿Por qué debería ayudarte, príncipe? Eres un prófugo de la justicia y aun debes terminar de pagar tu condena en Asgard.

—Era un prófugo, Heimdall, recuerda que estoy muerto.-añadí de manera irónica haciendo una leve mueca-Y no puedo permanecer en Asgard a menos que quieras que sea destruida.  Tú, que todo lo ves y nada escapa de tus ojos, sabes muy bien a qué me refiero: soy el portador y guardián de las gemas del infinito.

—Su majestad, la reina Frigga, me lo confesó desde que le fue revelada la profecía por parte de Las Nornas: a raíz de ello, me pidió que siempre tuviese un ojo en ti, y después de los posteriores hechos ayudé en la búsqueda y recolección de las gemas.- No quité mi máscara de dureza, aunque por dentro la mención de mi madre me hizo sentir melancolía.

—Por ella hago esto: debo honrar el sacrificio que hizo mi madre. Sé lo que conlleva ser el portador de las gemas y también sé que si permanezco en Asgard pronto será invadida.-le miré de frente y sin amedrentarme por la fijeza de su mirada-Por eso debes ocultar que me has visto, Heimdall, no debes decirle a nadie para mantener los nueve mundos en paz.

—Thor debe saberlo. Él ahora es el nuevo soberano de Asgard ahora que Padre de Todo está en su sueño…

—No, él no debe saberlo.- le interrumpí de manera tajante-Thor no sabrá que sigo vivo: es demasiado voluble, soberbio, inmaduro, estúpido…

—¿Ni porque lleves en tus entrañas a su heredero? Te he visto amarlo en secreto desde que eras un niño, príncipe Loki, y he sido testigo de las dos veces en que ambos se entregaron al deseo y al amor. -demonios. Maldito Heimdall que nada se te escapa- Sé que en tu interior crece un hijo: el heredero de la casa de Padre de Todo. Debo decirle a Thor sobre esto…

—Tú no vas a decirle nada a nadie, Heimdall, te lo prohíbo.-lo fulminé con la mirada mientras hacía uso de mi magia. En un momento lo agarré con la guardia baja tomándolo de la mano dibujando unas runas en ella-Harás un juramento de magia, y con esto cerraré tu boca: no dirás ni una sola palabra a nadie de todo lo que sabes. A ningún ser  le dirás que sigo vivo, que soy el portador de las gemas y que voy a tener un hijo de Thor.

—A menos que sea absolutamente necesario-maldije en voz baja cuando Heimdall abrió la boca reajustando el juramento-a menos que mis palabras sean de ayuda en un futuro. Lo juro.

El juramento quedó hecho y ya no pude hacer nada más.  Ambos rompimos el contacto y le miré de manera burlona.

—Vaya, Heimdall, resultaste ser más astuto de lo que yo creí.

—Te conozco desde que eras un bebé, príncipe, y después de las dos veces que me has burlado aprendí a como no caer de nuevo en tus trucos.-con su mano me indicó el camino-Vamos, te ayudaré a salir de Asgard.

Ambos caminamos y lentamente el sacó la espada para activar el bifrost. Di una rápida mirada por el lugar y supe que ya no habría vuelta atrás. Adiós a mi vida, adiós a Asgard para siempre…adiós Thor…

—Cuida de las gemas y del heredero, príncipe Loki, el destino del universo yace en ti.-insertó la espada en su sitio y pronto el bifrost fue activado-Y cuídate, Loki, recuerda que siempre tengo un ojo sobre ti.

—Adiós para siempre Heimdall…y gracias…

Sentí un tirón y pronto comenzó mi viaje. Sentí un fuerte mareo mientras caía y si mis cálculos no fallaban, podría estrellarme en cualquier punto de los nueve mundos. Sin pensarlo, conjuré un escudo para que ni mi hijo ni yo resultáramos heridos al momento de caer.

Para mi mala suerte, aterricé en una superficie dura y de espaldas. Agradecí de manera interna haber hecho el conjuro y al asegurarme que mi hijo estaba a salvo. Bueno, yo no podía decir más: un dolor molesto comenzó en mi hombro a raíz de la caída.

—Maldición, esto duele…

—Muy bien, cuernitos, ¿A qué debemos el “placer” de tu visita?

Oh no, esa maldita voz no podía ser. Abrí los ojos de golpe y el pánico me invadió de inmediato: estaba rodeado por el hombre de hojalata, el tipo del escudo, el idiota del arco, la pelirroja asesina y la forma humana de la maldita bestia verde. Los malditos Avengers. Todos ellos me apuntaban con sus respectivas armas con claras intenciones de atacarme.

Maldito Heimdall, de todos los lugares del universo ¡¿Por qué demonios me dejaste en Midgard?!

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En otro lugar

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El olor a muerte y devastación se sentía en el ambiente, el lugar se veía tétrico y destruido. Miles de cuerpos dispersados se visualizaban al igual que los suelos estaban manchados con la sangre de asgardianos y elfos. Thor caminaba en ese funesto ambiente, sus cuatro amigos le hacían compañía y lo resguardaban. Sabían que esto era muy duro para él, sabían que era lo más difícil que haría el dios rubio.

Por su parte, el dios del trueno caminaba con un nudo en la garganta y deseando con todas sus fuerzas que todo esto fuese una mentira. Que todo esto fuese una broma. Aunque una parte de él le decía que fuera fuerte, porque por más que lo deseara no cambiaría la realidad.

Al llegar al lugar que estaba buscando, el alma se le fue a los pies. A pesar de que quisiera negarlo la realidad era otra, no era posible cambiarla por más que lo deseara.  Ahí, frente a él, yacía el cuerpo de la persona con la cual había compartido batallas y momentos maravillosos. La persona que le había salvado la vida y a la cual no había podido decirle tantas cosas.

Lentamente se acercó e hincándose tomó el cuerpo frío de Loki en sus brazos; acarició el frío rostro del pelinegro sintiendo la piel aun suave y tersa bajo su tacto; deseó con todas sus fuerzas que el pelinegro abriera los ojos y le dijera “Sorpresa hermano” con aquella sonrisa tan blanca y hermosa…pero sabía que eso no podía ser posible.  Lleno de dolor, derramó lágrimas abrazando el cadáver de Loki dejando salir toda su tristeza.

—Loki, perdóname hermano…

Su hermano estaba muerto, murió tratando de salvarle la vida. Dio su vida a cambio de la suya. Loki se sacrificó, y él no pudo hacer nada por ayudarle. No pudo salvarlo, se arrepentía tanto de todas las cosas que le hizo a Loki en el pasado.  Se sintió culpable ya que de alguna manera orilló a Loki a hacer todo lo que hizo, y cuando tuvo la oportunidad de ayudarlo no lo hizo.   Lloró hasta que se sintió seco, hasta que sacó todo su dolor. Por más lágrimas que derramara,  eso no iba a traer a su hermano de vuelta.

Se levantó con el cuerpo de su hermano en brazos ante la mirada de sus amigos quienes veían la escena con emociones divididas. El único afligido, de manera mínima, fue el guerrero Fandral. Pronto Thor caminó lentamente aferrando el cadáver de Loki en sus brazos hasta quedar frente a sus amigos.

—Lo lamento Thor, lamento la muerte de tu hermano.

—Me he quedado solo, Fandral, primero muere mi madre, ahora Loki.- murmuró con la voz ahogada-Sé que mi hermano cometió muchos errores, pero en gran parte fue por mi culpa. Él dio su vida por salvarme. Murió como un héroe, y como un héroe merece un funeral digno.

Pronto el portal fue abierto y en menos de lo que imaginaron estaban camino a la ciudad de Asgard. Thor caminaba con el rostro impasible con el cuerpo de Loki en sus brazos y siendo resguardado por sus cuatro amigos. Heimdall observaba esto con una mirada seria y un leve astibo de dolor por no poder decir la verdad. El juramento lo impedía, la magia lo frenaba.

Que comience tu más grande obra, príncipe del engaño

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Nos leeremos en el cap 2


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