Gray Fullbuster POV
Era un día normal en el gremio, bueno…normal para todos menos para mí. Hacía un calor infernal!! Juraría que no tardaría mucho para que me derritiera. Hace unos días acabamos de entrar en el verano y este, se vino con todo. La mayoría aguantaba muy bien el calor y había alguien que lo disfrutaba como nunca. Era Natsu, naturalmente. Parecía un niño pequeño disfrutando del clima que a mí me agobiaba completamente. Corría por el gremio retando a todo aquel que se encontrara la frente.
Yo me encontraba desparramado sobre una de las mesas, increíblemente, aun con la ropa puesta. Bueno, solo con unos bóxers, pero ya era algo. Intentaba enfriarme utilizando mi magia, pero no hacía mucha diferencia, solo me resigne a sufrir el calor y a que el aire de mi casa no funcionara. Ahora me arrepiento de mi tacañería al no haberlo mandado a repararlo antes.
Perdido en mis pensamientos y sufrimiento no estaba muy al tanto de lo que ocurría en mi entorno. Por lo que un peso extra en mi espalda me hizo volver a la realidad. En un descuido mío Natsu se acercó a mí y se me colgó del cuello. El normalmente desprendía calor, pero era aguantable y placentero al choque de nuestras temperaturas. Hoy, eso mezclado con el clima, ya era demasiado. No dude mucho y lo empuje causando que cayera de mi espalda, dándose un golpe contra el suelo.
–Gray, maldito! Porque hiciste eso?- Me pregunto graciosamente, sobándose el trasero por la caída.
–Tú te lo buscaste idiota, no vayas por ahí colgándote de otros.- Respondí cansino, pero con un poco de burla en mi voz.- Aléjate de mi.- Concluí volviendo a tumbarme en la mesa. Sin hacerme caso, volvió a tirarse sobre mí, ganándose un empujón y un golpe de mi parte. Sabía que no se rendiría tan fácil
–Ya, Natsu! Déjame, tengo calor y tu solo lo empeoras. – Termine por estallar, se aparto con la mirada un poco dolida, había sido un poco rudo y lo sabía. – Ya…lo siento Natsu, pero el clima me está hartando.-Me disculpe torpemente.
Al parecer eso lo animo un poco y volvió a intentar provocarme unas cuantas veces más y déjenme decir que estaba surgiendo efecto. Ya cansado y con mucho calor, simplemente me arroje sobre él. Comenzamos a rodar por el suelo del gremio, siendo rodeados por las miradas de los otros.
A causa del calor yo me estaba cansando muy rápido en el forcejeo y Natsu estaba tomando ventaja de eso. Cuando decidí ceder al cansancio Natsu se coloco rápidamente sobre mí, dejándome boca abajo y con amas manos sujetas a mi espalda.
-Ja!.- Grito con júbilo. Al ver su alegría no pude evitar que una sonrisa aflorara en mi rostro, puede que sea un idiota, pero es mi idiota. Es cierto…hace unas semanas comenzamos a salir oficialmente. Lo que había sido una misión un tanto extraña… se convirtió en algo más.
Natsu seguía jactándose de su triunfo y no se movía de donde estaba. De repente no pude esconder mi sorpresa y acallar un gemido al sentir algo rozando mi trasero, que no debería estar en estos momentos allí. Al parecer a alguien si le afectaba la temperatura después de todo.
Natsu solo se quedo callado, mirándome en un intento de disculpa y con un sonrojo, volviendo a rozar su entrepierna con mi trasero. Mi cara ha de ser un poema, una mezcla entre la vergüenza que sentía y el sonrojo que traía. Natsu, dejando salir su instinto, se agacho aumentando el rose, acercando su cara a mi cuello.
–Na-Natsuuu!!...- No pude evitar gemir en un susurro cuando sentí su lengua pasearse por mi cuello. Estábamos montando un espectáculo, y lo sabíamos, pero no nos importaba mucho. Natsu paro y usando su autocontrol, el cual era muy poco, se levanto y me ayudo a levantarme. Y sin dar mayores explicaciones salimos del gremio dejando atrás miradas atónitas y picaras por igual.
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No…No sé como llegamos a mi casa tan rápido. Al parecer alguien estaba más caliente de lo que salía a relucir. La primera opción era la casa de Natsu pero estaba hecha un desastre, así que la mía seria el testigo de nuestros actos.
Rápido y sin vacilación Natsu me cogió de las caderas y unió nuestros besos en un demandante beso. Mi temperatura subió rápidamente al sentir la lengua colarse entre mis dientes y juguetear dentro de mi boca. Sus manos se paseaban libremente por mi espalda bajando cada vez más.
Sin querer quedarme atrás comencé a mover mis manos, una aferrándose a su cabellera y la otra en su espalda. Cortamos el beso por la falta de aire, lamentando tener que hacerlo. Nuestros rostros quedaron a centímetros y nuestros alientos chocaban entre sí, el calor aumentaba más y más, al punto en que ya no podía soportarlo.
–Natsu…tengo calor. –Dije en un quejido, quejándome. –Haz algo…
–Descuida, pronto sentirás un mas. – Y dicho eso metió una de sus manos en mi pantalón (el cual no sé cuando me los volví a poner), haciendo contacto con mi miembro, con la otra dirigiendo mi cabeza para volver a unir nuestros labios.
Mis gemidos eran acallados por la boca de Natsu. Quien no dejaba de mover su mano, en un movimiento incesante por mi miembro, haciéndolo jodidamente placentero. En un momento, mis piernas amenazaban con fallar y dejarme caer al suelo, previendo eso, Natsu me sujeto de la cintura con su mano libre, siendo el mí apoyo evitando que me cayera. Mis gemidos ya no podían ser acallados y mi respiración se estaba haciendo más irregular.
–Na…Natsu! –Alcance a decir antes de venirme en su mano y abrazarme a él.
–Gray…es tu turno. – Me dijo guiándonos, hacia el sofá que estaba en la sala. Sentándose en el y abriendo las piernas, dejándome ver que tan ajustado estaba su pantalón. Sin mucha ceremonia me arrodille entre sus piernas y rápidamente lo despoje de sus prendas inferiores, dejándome en contacto con su miembro, muy digno de un Dragon Slayer, por cierto.
Lo agarre con ambas manos y lo masajee lentamente. Sin avisar, mi boca reemplazo a mis manos, causando un gemido de sorpresa en Natsu, pero no se quejo y simplemente se dedico a disfrutar. Los gemidos que intentaba acallar mordiendo sus labios eran música para mis oídos y con eso mi miembro volvió a estar despierto.
–Gray…voy a correrme. – Ajeno a sus palabras, aumente mis movimientos haciendo que se corriera en mi boca. Se corrió abundantemente dentro de mi boca, intente tragarlo todo, pero un poco se escurrió por una de las comisuras de mi boca. Recuperado, Natsu, levantándose de su posición se agacho a mi altura y tomo mis labios, compartiendo así su esencia.
En un abrir cerrar de ojos, ambos estábamos completamente desnudos, con las ropas esparcidas por toda la sala. Sin mucha contemplación Natsu comenzó a bajar por mi espalda hasta llegar a mi trasero, apretarlo un poco y dirigir uno de sus dedos a mi entrada. Entro fácilmente, ya que en mi estado la excitación era mucha.
–Un poco ansioso, no?. – Dijo burlonamente. Y antes de que pudiera responder otro dedo se había sumado al otro. Con ambos moviéndose en mi interior, mis gemidos volvieron a escucharse. No me dio mucho tiempo y ya me había metido un tercero.
Volvió a sentarse arrastrándome con él, subiéndome sobre su regazo, más específicamente sobre su miembro. Menos mal que el sillón era amplio o no cabríamos en esta posición. Sin querer esperar más y con el calor haciendo mella en mi cuerpo. Me senté bruscamente y de una sola embestida tuve el miembro de Natsu en mi interior.
Al principio fueron embestidas lentas, pero al poco tiempo aumentamos el ritmo. Yo cabalgando sobre él y Natsu ayudando con un movimiento de caderas, rápido y profundo. Con las manos de Natsu aferradas como garras a mi cintura en algún momento sentí que llegaba tan profundo y tocaba algo en mi interior que me hizo gritar de placer.
–NATSU!! Mas….mas fuerte!! –
–Como digas…– Al terminar la frase pude sentir como golpeaba de nuevo ese punto tan placentero. Estaba a punto de delirar, cuando sentí que ya no podía más, y por como sentí a Natsu, el tampoco iba a aguantar más. Con unas últimas embestidas ambos llegamos al clímax, Natsu en mi interior y yo sobre el estómago de ambos.
Me derrumbe sobre su pecho, acercando nuestros rostros y juntando nuestros labios en un beso lleno de cariño y satisfacción por lo que acabábamos de hacer.
–Sigues teniendo calor?. – Me pregunto al separarnos, mirándome a los ojos.
–Y… de ser así, que harías?. –No pude evitar provocarlo, acercándome a su oído y susurrándole– Mi Dragón de Fuego…
–Pues…vamos a averiguarlo. Mi Princesa de Hielo…
Eso pareció despertarlo nuevamente, y tomándome en sus brazos, nos dirigimos a mi habitación. Al parecer, el verano y el calor no son tan malos, siempre y cuando así sea la forma en la que lo sobrellevemos.