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“Erinnere mich für immer” por Alonshine07

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Notas del fanfic:

Me costó mucho sacarlo en 3000 palabras, pero espero que les guste, si les gusta lo haré más largo (?) no mentira, lo haré más largo aúnque no les guste, así que no importa. (??)

Nah mentira, las amo (?) 

#Concurso

Cancion: Remember me - ScreW

 

 

Notas del capitulo:

Único capitulo, espero que les guste y por favor NO ME MATEN es lo mejor que pude sacar (?) me gustaría haberlo detallado más pero... me ha costado mucho que quedase en las 3000 palabras que requería las bases del concurso.

Esper que les guste.

“Erinnere mich für immer”

 

…En palabras simples… “Recuérdame por siempre”…

…En tu idioma “Remember me for ever”…

…y en el mío…

…sólo esta simple historia…

 

Nadie pensó nunca que enamorarse de alguien fuera algo que pudiese evitarse, nadie pensó que encontrar el amor era tan fácil como ir a una fiesta, de estas alocadas en las que el alcohol era la parte más importante de todo y el completo encargado de la diversión y todas las cosas que pasaran esa noche.

Se conocieron por casualidad semanas antes en la calle, porque iban con las personas correctas en el momento correcto, ambos se miraron de forma acusadora, como si trataran de examinar al otro con la mirada, una que reflejaba el claro desagrado que con solo verse  se habían provocado

—    ¡Shoya, Yo-ka! Qué bueno encontrarlos, estoy de cumpleaños el próximo fin de semana e iba a tu casa a invitarte, pero ya que están juntos, me ahorré un viaje. –sonrió el joven que respondía al nombre de Tatsuya.- Él es Kei, Kei… ellos son Shoya y Yo-ka unos amigos que suelen venir de fiesta conmigo. –les presentó y entre los tres se saludaron, Yo-ka y Kei meramente por cortesía que por agrado mutuo.

—    Tatsuya, ahí estaremos, cómo si nos fuésemos a perder tu fiesta de cumpleaños.

Y así fue como pasó esa noche la música resonaba fuerte en el vecindario y con mayor razón dentro de la casa de Tatsuya, el mejor amigo de Kei, por lo demás no compartieron mucho esa noche, debido a la aglomeración de gente y porque Tatsuya anda de un lado a otro con las chicas y resolviendo pequeños problemas domésticos que iban surgiendo; asteado se sentó en el sofá de dos personas, con una vaso de cerveza en las manos sin notar que había alguien sentado ahí.

—    ¿Podrías fijarte, bruto? ¡Casi me derramas la bebida encima! –espetó exaltado el muchacho de cabellos rojizos que estaba ahí sentado.

—    ¿No deberías usar sólo espacio que te corresponde en vez de usar tres cuartos del sofá? –respondió el otro con la compostura que le caracterizaba y esa seriedad tajante en su timbre de voz

Esa noche terminó normal, bueno en lo queramos normal para ellos, porque para uno era normal ser el chofer de todos, puesto que no bebía más de uno o dos vasos; y para el otro, lo normal era ser el más ebrio de toda la fiesta.

Tiempo después se volvieron a encontrar, nuevamente en un ambiente de música, alcohol, menos personas que la vez anterior, y aun así el ambiente era muy similar. Había mucho alcohol, tanto como para qué ninguno recordara lo que había pasado entre ellos esa noche, porque al despertar en la misma cama, desnudos, con el cuerpo lleno de chupetones y un dolor de cabeza tan intenso qué en sus tímpanos resonaban con fatidio incluso los tenues piares de los pájaros.

—    Creí qué dormirías hasta mañana. -comentó con autosuficiencia el rubio de los ojos grandes.- Fue una noche excelente.

Kei recién despertaba por lo que un bostezo fue lo que le dedicó a Yo-ka luego de una sonrisa altanera.

—    Te portaste bien. –levantó la mano derecha y se apoyó con la izquierda en la cama, para quedar frente al mayor y palmearle la mejilla un par de veces.- Me gusta.

—    Tú también te has portado bien precioso. -le había tomado por la barbilla luego de sentir las palmadas en su rostro, sintiéndose un poco intimado, acercándose al alto agresivamente, con ganas de besarle.

—    Debo irme. –sentenció antes de apartarse bruscamente, levantarse de la cama y comenzar a vestirse rápidamente. Una vez acabado se apartó del lugar cerrando todo a su paso.

Como odiaba que le trataran así, como si fuera de cristal o algo, le ponía los pelos de punta ese muchacho, que por un demonio, era tan lindo. ¿Qué estás pensando, Kei? Se repetía una y otra vez, intentando negarse a aquellos pensamientos. ¡Es horrible! Mírate, no es normal que tú, siendo tú, te estés portando así. ¡Es sólo un acostón más! Sólo eso. Y volvía a repetírselo día tras día, incluso se prometió no volver a hablarle, pero lo que pasa una vez, puede pasar dos ¿no?

Pues así fue, ocurrió una, dos, tres veces, incluso más, puesto que en cada fiesta que se topaban terminaban en lo mismo, besos caricias, sexo, incluso sin alcohol terminaba en sexo. Y… ¿Acaso eso era normal? No, no lo era. Y eso ambos lo tenían muy claro.

—    Te gusta.

—    Claro que no. Es sólo una calentura.

—    Kei, si no te gustara te lo hubieses cogido una, a lo sumo dos veces, no… ¿Cuántas van ya? ¿Cinco? –era lo que le replicaba Tatsuya a Kei mientras platicaban aquella tarde.

Kei, suspiró muy en el fondo, sabía que su amigo tenía razón, pues se había sorprendido muchas a si mismo pensando en el de los cabellos rojizos, y en lo que le estaba pasando con él; o más bien, pensando en lo que estaba sintiendo con él.

—    Me gusta alguien. –fue lo comentó en la mesa Yo-ka, frente a sus padres, recién llegaban de un viaje de negocios en Corea, lugar donde Yo-ka había iniciado sus estudios universitarios antes de decidir transferirse a Tokio por asuntos de trabajo de su padre, además de que la gran parte de sus familiares estaban en Japón y estaría más acompañado si es que algo llegase a pasar.

—    ¿Ah, sí? ¿Y quién sería la persona afortunada? –preguntó su madre.

—    Un chico. –sentenció tan si fuera lo más normal del mundo, cosa que hizo a sus padres mirarse una y otra vez, sin saber cómo reaccionar.

Si bien los padres de Yo-ka no eran homofóbicos, les era un poco difícil asumir que a su único hijo le gustase un hombre, por lo que, aun sin saber cómo reaccionar, sólo sonrieron y le miraron como si estuviesen de acuerdo con las decisiones de su hijo, más que mal, es lo que habían criado y confiaban en él.

—    Mientras estés feliz a su lado. Por nosotros no hay problema. ¿Ne, tesoro?- habló el padre de

Yo-ka dirigiéndose a su esposa con una sonrisa.

—    Mamá ¿si…en el supuesto caso que me gustara un chico, tu…? –y eso fue todo, hasta ahí llegaron sus palabras, porque su madre le interrumpió con gritos.

—    ¡Kei! ¿Qué cosas estás diciendo? Somos una familia cristiana, tú deberías estar consciente de que el amor pasional no puede existir entre dos hombres, es antinatural. –le espetó en gritos y cuando ya se hubo calmado añadió.- Si te llegase a gustar un chico no serías digno de ser mi hijo y por tanto, no serías digno de vivir en esta casa.

—    ¿Tendría que quedarme y abandonar lo que estoy sintiendo? –preguntó con la cabeza agachada, en su timbre de voz claramente calmado, pero a la vez, completamente destrozado.

—    Pues claro, no voy a tolerar que ningún hijo mío se enferme con eso de la Homosexualidad. Deberías ir a rezar un rosario, Kei. Por tener esos pensamientos tan…-fue entonces cuando luego de tanto sermón Kei, la interrumpió. Era un muchacho tranquilo, y jamás hubiese reaccionado así, pero… se metieron con algo que ni el mismo Kei era capaz de explicar. Ni él mismo podía decir con certeza el porqué de su actuar tan exasperado en ese momento, pero todo se podía derivar a que ya estaba harto.

—    Prefiero…dejar de ser “digno de ser hijo tuyo” antes que dejar de lado lo que estoy sintiendo por él.

—    ¿Cómo te atreves…?

Una cachetada fue lo menos que recibió Kei esa tarde, porque cuando Tatsuya lo vio llegar a su departamento puso una cara de espanto, que seguramente el aspecto de Kei era de que hubiese enfrentado más a un grupo de matones que a su propia madre.

—    ¿Puedo quedarme aquí?

No hubo más preguntas, más respuestas, sólo un amigo acogedor que le dejó quedarse en su casa sin reclamos, ni explicaciones, un incondicional que le pasó hielo y limpió las heridas que hubo que limpiar.

¿Cómo era posible que su propia madre le haya corrido de la casa? ¿No era caso que la “Familia” es la primera en acogerte? ¿La primera en apoyarte? Entonces… ¿Por qué su madre había reaccionado así? Sabía de frentón que era en extremo religiosa, pero… ¿Echarlo así de la casa era necesario realmente? No es tampoco que por gustarle un hombre vaya a ser el fin del mundo ¿O sí? ¿O tal vez…?

“…No me quiere…”

Esa frase que Kei se implantó en su mente le llevó a lo que tal vez fue la peor etapa de su vida, a pesar de no sobrepasar los 20 terminó envuelto en la bebida y el alcohol, tanto que ni Tatsuya, que era su mejor amigo, podía sacarlo de ahí; tanto que ni el mismísimo Yo-ka podía ayudarle, porque para Kei su madre era básicamente su todo, y que frases como “Tu ya no eres mi hijo”, “Eres el niño del demonio” le sumieron en esa depresión alcohólica, una endógena depresión en la que se encerraba en el cuarto con litros y litros de cerveza (y otros licores) para no pensar, no detenerse a pensar en lo que pudo ser.

—    Me tienes harto. ¡Abre la maldita puerta! ¡O juro por dios, es la última vez que vayas a oír! –ese era Yo-ka, Kei conocía de memoria esa voz que a pesar de todo venía a hacerle compañía, aun tras a puerta del cuarto, aun cuando en primera instancia lo sacaba a gritos.

Como adoraba la voz de Yo-ka que aun exaltada sonaba hermosa, no quería dejar de oírlo, por lo que aun en su estado y sin ganas se levantó y quitó el seguro. 

“…No me volverás a oír…”

—    No quiero eso…-comentó para sí, sin dejar que se escuchara más allá de sus labios.- no quiero perderte… no a ti que eres lo único que tengo.

—    ¡Te vienes conmigo! –ordenó una vez dentro.- Shit. Este lugar apesta. –abrió las ventanas, sin si quiera mirar al contrario y empezó como pudo a meter las cosas de Kei en un bolso que escontró en el mueble.

—    No quiero irme de aquí. Estoy…bien aquí.

—    Lo que menos estás, es bien. Y no estás en posición de pedir nada. Te vienes conmigo y ya… No quiero tener que ver…a lo único que tengo aquí, sumido en el alcohol…-sus voz estaba casi quebrada, como si fuese a romper en llanto en cualquier momento.- ¿Qué no entiendes, Kei? ¡Te amo! Verte así…escucharte así… es lo peor que puede haberme pasado… ¡No te he visto en meses, joder! –le gritó, enfurecido, dolido, triste, con una mezcla de sensaciones a flor de piel, con los ojos empapados en lágrimas que durante meses estuvieron presas en el interior del menor. – Te vienes conmigo, aunque deba sacarte de aquí a la fuerza. –Kei iba a replicar algo, pero Yo-ka terminó por interrumpirle.- ¡Y vas a tratarte! Así tenga que llevar a los médicos al departamento.

—    ¿Departamento?

—    Ya te lo dije. Te vienes conmigo. Vivirás conmigo y ya. ¡Saz, se acabó! –tomó las cosas del contrario, luego vendría por lo que faltaba, si es que algo quedaba; tomó la mano de Kei, se despidió de Tatsuya como pudo y haló al mayor hasta su auto metiéndole dentro sin importarle nada más.

Fueron alrededor de 6 meses, incluso más en lo que Yo-ka no dejó que Kei saliera solo a menos que saliera con él. No quería ningún tipo de recaída o algo parecido, sin embargo, siempre mantenía un par de cervezas en su departamento por si sus padres llegan a venir a verlo, o llegaban visitas y esas cosas, y esa era siempre la prueba que le tenía al mayor, si no estaban cuando llegaban era que Kei se las había tomado cuando cocinaba o algo, pero con el tiempo las cervezas se fueron acumulando en la despensa, cosa que hacía que Yo-ka se sintiera más tranquilo de dejar a Kei sólo o dejarle salir con sus amigos como lo hacía antes de dejar de vivir con su madre.

“…Gracias por rearmar mi mundo cuando todo era sombras y estaba destruido…

…Gracias por quererme aun cuando Yo no era digno de ti...”

 

Cabe decir que la diferencia de mundos entre ambos era abismal antes de conocerse, uno era hijo único, prácticamente vivía sólo con la Nana desde que cumplió los 18, sin embargo, sus padres venían periódicamente a verle como estaba y para saber de él y la universidad, que había empezado en Corea  una vez que salió del instituto, pero una vez que su padre se trasladó por trabajo decidió pedir un traslado a Japón para venirse con ellos, pero, aun así su padre y madre debían andar por el mundo haciendo viajes de negocios y él debía terminar sus estudios, era más fácil en Japón ya que tenía más familiares en este lugar y si alguna cosa llegase a pasar ellos estarían ahí.

Por otro lado, Kei era una persona solitaria, a pesar de vivir con su madre y hermanos, nunca fue muy apegado a ellos y para qué decirlo si no era de una familia tan bien acomodada como la de Yo-ka, Kei con suerte podía decir que había salido de Tokio un par de veces en su infancia, venía de una familia en la que, si bien, nada faltaba, nada sobraba tampoco y Yo-ka… Yo-ka era para él un ángel caído del cielo y su todo en todo momento.

—    Yo-ka… quiero ir contigo.

—    Kei… tienes cosas que hacer mañana temprano no podemos ir los dos.

—    Pero… va estar…

—    ¿Va a estar quién? –preguntó Yo-ka sin entender mucho la situación, pronto recordó algo, él se había besado con esa persona y Kei estaba completamente celoso desde entonces.- Cálmate, Kei. No te seré infiel.

—    No estoy hablando eso. No quiero que vayas solo, es todo. – ahí estaba otra vez ese lado posesivo que pocas veces salía a relucir, pues era más bien de lo que se dejaba llevar por el contrario.

—    Kei… amor…Será sólo un rato.

—    ¡Yo-ka, no quiero que vayas solo!

—    ¡Pues no quiero ir contigo! –le gritó, no era precisamente lo que quería decir, pero…detestaba cuando Kei, además de estar celoso, no le dejaba hacer las cosas que debía hacer.

Se ganó una mirada de asombro por parte de Kei, que le miró con un gesto ¿Dolido? ¿Enojado? Realmente era indescriptible la expresión que tenía el mayor en el rostro. Yo-ka salió del departamento y cerró la puerta rumbo al lugar al que debía ir. Kei, por su parte, decidió quedarse un par de horas más en el departamento para, luego irse a estudiar, en el fondo no tenía que haberse puesto así, pero Yo-ka tampoco debió haberle dicho eso o será que…

“…Ya no me quiere…”

Fue entonces cuando su teléfono comenzó a sonar insistentemente, era Yo-ka, él no quería hablar con él, no ahora, no ahora que desconfiaba de todo lo que estaba pasando. “…no quiero ir contigo…” eso resonaba en su mente una y otra vez, igual que cuando se fue de la casa de su madre.

—    Kei… contesta…Es importante. –Yo-ka seguía insistiendo pero nada, tenía que tomar el avión rumbo a Corea en 2 horas y Kei no le contestaba el teléfono y tampoco estaba en el departamento.- Kei… por favor…

“… Tuve que irme, lo siento. Te llamé por horas, pero nunca contestaste y… en un par de horas debo tomar un avión, lamento lo que te dije, pero… tengo que irme, luego te explico razones, cuando estés más calmado, porque sé que estás cabreado. Lamento lo que dije. Te amo y todo lo quiero hacer contigo, pero… tanto tú como yo necesitamos espacio. Te pido por favor que… por el tiempo que esté fuera no me olvides, necesito que no te olvides de mí para poder explicarte con calma. Puedes quedarte en el departamento, más que mal es…nuestro lugar especial y no quiero que te vayas con Tatsuya, estarás mejor sólo que bajo su cuidado… Siento irme así.

Te amo, Kei.

Atte. Yo-ka”


Y estaba Kei, sentado, sin saber qué hacer, sentado en la cama, tenía que defender su tesis en un par de días no podía ir tras Yo-ka y tampoco sabía dónde estaba, se sentía impotente y llamar al menor era un pérdida de tiempo, pues fuera del país era imposible que tuviese cobertura, estaba desesperado y no entendía ¿Tiempo? ¿Cuánto tiempo estaría Yo-ka fuera? ¿Pretendía olvidarse de él y por eso se iba? Entonces… ¿Por qué le pedía que no le olvidara? No entendía nada, quería darse contra la muralla y ver si de esa forma podía entender de alguna manera la forma de actuar de un novio, que linda sonaba esa palabra y nunca se la había dicho…

—    Te amo… Yo-ka…-habló entre sueños abrazándose a la almohada, con la carta pegada al cuerpo, tal quinceañera enamorada y es que jamás se sintió así de desesperanzado.

…No es que quisiera poner mi futuro antes que tú…

…No es que no te amara…

…Te amo…

…Es por eso que te lo pido…

…Recuérdame, Kei…

…Recuérdame…

—    Yo-ka, cariño son tus estudios… -trataba de explicarle su madre.

—    Dijeron que ese ramo no tenía que tomarlo.  ¿Por qué debo rendirlo acá? ¡Mamá, es medio año más! ¡Medio año acá!

—    Kei entenderá…

—    Estaba enojado cuando tomé el avión, no le pude explicar bien las cosas. Le dejé una carta horrible. Estaba enojado, no le… -intentó explicar, pero ya estaba llorando y las palabras simplemente no salían de sus labios.

||SMS to: Yo-ka ||

… Te esperaré, aunque tenga que esperar mil años…

… Y…

…Te recordaré por siempre…

…Cada día que pase, pensaré en ti…

…Espero hagas lo mismo…

…No te olvidaré…

|| SMS from: Kei ||

El vibrar del teléfono le sacó de su llanto y en su mente solo resonó el “Te recordaré por siempre” que su mente automáticamente leyó con la voz del mayor.

“…No te olvidaré…”

—    Yo tampoco, porque yo te amo y volveré por ti.

Notas finales:

Em... ¿Les gustó? Espero que si, ¿Correcciones? ¿Guías? ¿Sugerencias? ¿Comentarios? ¿Rw? 

Lo que sea es bienvenido (?) 

Les dejo el link de la canción del fic por si la quieren escuchar:

Remember me - ScreW
https://www.youtube.com/watch?v=tQptsCNihtw

Domoo~!


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