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She por Itachi Uchiha Girl

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Notas del capitulo:

Bien, perdonen la demora, pero aquí les dejo la conti nwn

Sentí el corazón latiendo fuertemente en mi pecho. Había cometido la estupidez más grande al no haberlo elegido desde el principio. Había notado la tristeza en sus ojos azules, cuando aquella mañana de octubre se marchó de mi lado, habiéndolo podido detener, habiendo podido evitar esto, le había dejado ir, le había hecho daño. Y ahora, él estaba con alguien más, intentando rehacer su vida, lejos de mí, y dolía, dolía como los mil demonios que luchaban por liberarse en las lágrimas que me negaba a dejar caer de mis ojos. Fui un tonto, jugué a la familia feliz con Elsa, hice mi elección y tarde me arrepiento de mis actos. Thomas, por favor, perdóname, permíteme verte una vez más antes de que mi vida se apagué, sigues siendo la luz de mi camino. Sigo recordando el suave tacto de tu piel contra la mía, tu bello acento ingles, tu voz susurrando que me amabas, tus labios siendo devorados por los míos.

Salí de mis pensamientos tan solo para observar la majestuosa y hermosa ciudad londinense, había tenido algunas oportunidades de visitarla, pero recientemente la había evitado, pues temía encontrarme contigo. Llevaba unas cuantas horas en el lugar. Había alquilado una habitación en un hotel cercano al Puente de esta famosa ciudad. Caminaba sin rumbo alguno, no sabía dónde empezar. Temía que si te buscaba muy bien, te encontraría a su lado y aquello terminaría por destruir mi voluntad y alma. Al final, soy un ser humano, uno muy tonto. Siento, me duele, ser famoso y ser quien soy, no me exime de las penas que uno puede sentir al enamorarse.

Saqué el celular de mi bolsillo, apenas deslice mi dedo por la pantalla del aparato, pude notar las cientos de llamadas que tenía perdidas. Elsa… Esposa mía, no mereces esto, y en cuanto acabe con mi tarea, sin importar el resultado, prometo decirte la verdad y hacerte libre, porque mereces ser feliz con alguien que realmente te ame, no conmigo, no querida mía, mi corazón ya tiene dueño, y lamentablemente, lo seguirá teniendo sin importar como acabe esta aventura.

Marqué unos cuantos números, hablé con unas cuentas personas. Ser yo, tendría sus ventajas. Trás unas cuantas horas, eternas para mí, pude averiguar dónde estaría Thomas aquella noche.

Me apresuré entonces hasta el Royal Opera House. Mi hermoso ingles, siempre había degustado aquellas diversiones, cosa que algunas veces yo había disfrutado también, sin embargo, mis gustos diferían bastante de aquellos.

Bien. Me preparé para aquella noche.  Compré un hermoso smoking en alguna tienda Dior cerca de Mayfair, y sin más demora, me dirigí al Royal Opera House. Saqué el celular de mi bolsillo para percatarme que eran casi las ocho de la noche. Solté un suspiro poco antes de bajar del taxi. El conductor me observó un tanto anonadado, por lo que solo le sonreí comentándole que guardara el secreto. El rubio asintió mientras contaba con premura el fajo de billetes que le había otorgado.

Caminé observando atentamente a los invitados que acudían aquella noche. Pero sus hermosos zafiros parecían estar ausentes para mí aquella noche.

Entré al teatro principal, admirando de inmediato la inmensidad el lugar. Conseguir boletos de último minuto para aquella obra, había significado un despilfarro de dinero. Estaba a punto de rendirme y admitir que había tirado billetes a lo tonto, cuando finalmente, pude divisar su delgada figura en uno de los palcos cercanos al escenario. Pero no estaba solo, aquella mujer lo acompañaba. Enfundada un hermoso vestido chanel negro, deslumbraba con su belleza. Debía admitirlo. Esa bruja escarlata era hermosa. Solté un suspiro mientras me acercaba a uno de los acomodadores el lugar. El joven de hermosa tez blanca y rubios cabellos cortos, me sonrío mientras me seguía sin voluntad propia. ¿Tanto impacto tenemos en las personas? … Solo somos seres humanos, como todos los demás…

Escribí una nota, la doblé con cuidado y le dí unos cuantos billetes al hombre. Le día las cuidadosas instrucciones que necesitaba y lo observé marcharse apresurado. Entonces esperé. Minutos, eternos minutos, poco antes de observar como finalmente el joven llegaba hasta la pareja en el palco y entregaba mi mensaje al hermoso inglés que estaba enfundado en su bello smoking de moño. Tom le sonrío al joven, quizá pensando que se trataba de un autógrafo, pero su rostro cambió por completo cuando el joven se dio la media vuelta y le dejó el papelito en las manos. Lo observé abrirlo mientras Elizabeth desviaba la mirada en otra dirección.

Se puso de pie de inmediato mientras comenzó a buscar con desesperación entre la multitud del lugar.

 

POV Tom

 

“Perdóname por lo que estoy haciendo. Necesito verte. Estoy aquí, Thomas, concédeme unos minutos de tu tiempo, después me marcharé con la brisa del otoño que hoy nos acompaña. C. H.”

Mi corazón se detuvo en aquel instante. Observé de reojo a Elizabeth que estaba demasiado ocupada observando el escenario que pronto nos daría a conocer la nueva ópera de Hamlet. Me puse de pie y observé con atención a todos los ahí presentes. No demoré demasiado en divisar su fornida figura, en el pasillo central del piso inferior. Sus orbes azuladas se clavaron en las mías mientras me sonreía por lo bajo. Me hizo una señal con la cabeza poco antes de darse la media vuelta y salir del lugar.

— Elizabeth, querida, yo … — La rubia me observó curiosa. — Debo ir al tocador. Serán solo unos minutos — Agregué mientras ella asentía levemente con la cabeza y regresaba su mirar hacia el escenario.

Caminé lentamente, pensando con detenimiento lo que estaba a punto de suceder. Me detuve cerca de las escaleras principales mientras lo buscaba con la mirada. Debía admitirlo, mi ser entero ansiaba verlo, pero él no debía enterarse de aquello. Esta sería la última vez, la definitiva. Lo abofetearía y lo mandaría a jugar a las barbies con Elsa y sus hijos. Debía terminar con esta historia, mi vida comenzaba de nuevo y la felicidad ya estaba a la vuelta de la esquina.

—Por fin nos encontramos de nuevo… — El susurro de su voz en mi hombro izquierdo hizo que un escalofrío recorriese mi piel por completo. Le observé de reojo, tratando de mantener la calma, robando la esencia de mi Loki, actuando como un dios del engaño una vez más en mi vida.

— Elizabeth espera por mí. Tienes cinco minutos. — Musité mientras me sujetaba complicemente de la muñeca derecha y halaba con suavidad de mi cuerpo, llevándome a un salón un tanto menos concurrido.

— Tom… Yo…. — Las palabras parecían atorarse en sus labios mientras me observaba una tanto mortificado. —¿Eres feliz? — Cuestionó como un tonto.

— Probablemente — Respondí a secas sin mirarlo. No Chris, no soy feliz. —¿Todo esto es por Elizabeth? — Cuestioné mirándole finalmente y yendo al grano. Te conozco Chris.

—Probablemente — Respondió con aquella cautivante sonrisa.

— Te mudaste a Australia, y tus mellizos… — Me estaba desnudando ante él. Mis sentimientos a flote sin siquiera ser cuestionados. — Y llegó ella a mi vida, junto con “I saw the ligth”… No tienes derecho de hacer esto, Chris —

— Tienes razón, no tengo derecho. Soy un idiota Thomas, un total idiota. Cuando te marchaste de aquella habitación, mi mundo se derrumbó. Estaba dispuesto a darlo todo por ti. Pero te marchaste —

— ¿Y por qué no me seguiste? — El escenario se puso acuoso. Las lágrimas luchaban por brotar de mis ojos, pero no, no le iba a dar ese privilegio.

— Por qué soy un idiota. No tengo palabras para expresarte lo que siento en estos momentos. Te amo, Thomas, te amo demasiado, tanto que duele… — Se detuvo por unos minutos mientras observaba a los lados para asegurarse de nuestra privacidad. —No voy a pedirte que abandones a Elizabeth, aunque es lo que más desearía, pero tú la has escogido y yo… —

No lo dejé terminar, rocé sus labios con los míos en un mero impulso de mis emociones. Aquello definitivamente lo sorprendió. Haló de nuevo de mi cuerpo sin voluntad, llevándome debajo de las escaleras menos iluminadas del lugar y devorando mis labios en un beso tan salvaje y cargado de emociones, que sentí como mi sexo despertó prácticamente al instante. Mi razón se nublaba de nuevo. Thor, el dios dorado y descerebrado, Loki, el dios del engaño que acabó por enamorarse de su propio hermano.

— Lo siento tanto, Tom… Te hice tanto daño con Elsa… — Murmuró mientras terminaba el beso y lloraba con suavidad en mi hombro derecho. Ladeé el rostro, observando como el lugar prácticamente se quedaba vacío en pocos minutos. La función estaba por comenzar.

Perdóname Elizabeth. Tu mano sostuvo la mía en medio de la angustia y la desesperación. Siento cariño hacía ti, tus pequeñas manos y tus carnosos labios. Tu cabello que emana un aroma delicioso, tus pequeños pechos suaves al tacto, tu cuerpo que le brindó calor al mío…

No supe cómo llegamos, pero en pocos minutos estábamos en el Corinthia, en una lujosa habitación que en nada se comparaba a la habitación de aquel hotel en Rusia donde nos habíamos entregado previamente.

— Tom… — Mi nombre brotando de sus labios me hizo regresar a la realidad.

Me tenía contra la pared de la habitación mientras me observaba en medio de la oscuridad de esta. Me había dejado llevar por Chris una vez más. Era un ser débil clamando el amor de la persona que mas amaba. Mi anhelo más profundo se veía cumplido, ¿Estaba soñando a caso?

— No puedo… — Susurré mientras desviaba la mirada.

 

POV Chris

 

Sus palabras me hicieron detenerme al instante mientras analizaba sus zafiros con los míos. Las lágrimas brotaron sin previo aviso de sus gemas mientras ladeaba el rostro, evitando que lo viese en aquella faceta. Solté un suspiro mientras le tomaba del mentón y le obligaba a verme. El dolor en sus ojos era tan notorio que me caló hasta el alma.

— Elsa… — Susurró por lo bajo mientras me observaba fingiendo ser fuerte.

— La amé en su momento, Tom, pero jamás como te amo a ti, y ninguna otra persona podrá ser digna de los sentimientos que ahora y siempre profesaré por ti —Susurré mientras besaba con suavidad su frente. — Pero no puedo obligarte a nada… — Agregué mientras me alejaba y le miraba fijamente.

—El puente de Londres está cayendo… — Susurró con su bello acento mientras me sonreía y me observaba.

No hubo una palabra más después de aquello. Con suavidad le quité el bello moño negro de su cuello, seguidamente de su saco, abandonando las prendas en el alfombrado del lugar. Le tomé suavemente de los muslos, alzándolos a la altura de mi cintura, pude sentir como se enredó rápidamente en esta y se aferró a mi nuca con ambos brazos. Un nuevo beso se apoderó de nuestros labios mientras mis manos se encajaban con suavidad en sus deliciosos glúteos. Escuché un suave gemido brotar de sus labios mientras enredaba sus delgados dedos en mi cabello.

Sentí el calor emanando de su cuerpo mientras se alejaba unos cuantos centímetros de mi rostro para recobrar el aliento.

Sus hebras rubias despeinadas y su cuello perlado en sudor me hacían enloquecer. Sin deshacer aquel perfecto amarre, lo llevé lentamente hasta la enorme cama de la habitación, dejándole caer suavemente en el colchón, sin apartar mi mirada de sus bellos zafiros comencé a quitar el exceso de ropa en el cuerpo de ambos. Él me observó en silencio, mordiendo con suavidad su labio inferior, incitándome a poseerlo una vez más.

De nuevo estaba sucediendo. Pero está vez sería distinta, sin importar qué, no lo dejaría irse con el amanecer.

Cuando la ultima prenda de mi cuerpo cayó al piso y le hizo compañía al precioso smoking de Tom, qué vamos, ahora estaba arruinado por nuestro torbellino de pasión; fue él quien se lanzó hacía mí. Yo aún permanecía de pie, como buen caballero, me despojé de mis ropas al final. Pronto sentí sus finos labios alrededor de mi sexo, lamiéndolo con salvajía mientras sus manos frotaban el tronco de mi ardiente deseo. Eché la cabeza hacia atrás mientras sujetaba su cabellera entre mi derecha, incitándolo a engullirme por completo. Él por su parte, obedecía complacientemente, comiéndome al instante, pronto me sentí dentro de su cavidad bucal, mientras succionaba con fuerza de mi virilidad, volviéndome loco con aquel movimiento de vaivén. Comencé a mover mis caderas casi por inercia, penetrando su bella boquita con suaves estocadas, alcanzado su garganta y causándole un poco de dificultad al respirar. Si no me detenía, acabaría por venirme en su boca, y no, eso no era lo que quería aquella noche.

Con un suave movimiento, saqué mi miembro de su boca, haciendo que Thomas me observará al instante un tanto sorprendido. Sonreí por lo bajo poco antes de besar sus labios, saboreando mi propia esencia manando de su boca.

Lo cogí de las muñecas y le recosté con suavidad en la cama. Era mi princesa aquella noche, y seguramente de habérselo dicho, me hubiese dado una bofetada y se hubiese marchado de ahí, pero él no iba a saberlo jamás. Besé con suavidad su cuello, saboreado su esencia con mi lengua, deslizándome lentamente hasta su clavícula, volviendo a besar su suave piel una y otra vez mientras mis manos se dirigían hasta su sexo erguido, acariciando con suavidad la cabeza de este, usando el liquido pre seminal como lubricante para no lastimarle.

Le escuché gemir suavemente, conteniéndose con todas sus fuerzas mientras cerraba los ojos y me despeinaba con lujuria. Mi bello Thomas. Mi ángel. He anhelado esto noche a noche, día a día, hora tras hora. Sentir tu piel palpitante sucumbir ante el roce de mis dedos…

—Te amo… — Susurré poco antes de bajar hasta su centro de placer, lamiendo con suavidad su glande en círculos, mientras mis manos se encargaban de acariciar su escroto con suavidad.

— Uhm... Chris… — Susurró en medio de un gemido, mientras sus caderas se movían ansiosas, buscando más contacto. Mi tímido inglés, que se negaba a admitir sus verdaderos deseos aquella noche. Detuve mi labor por unos momentos para humedecer mi índice y mi anular con la boca, llevándolos al poco tiempo hacia su sonrosada entrada.

La sentí contraerse apenas la rocé por fuera. Era mía, Tom jamás había sido tomado de esa manera por alguna otra persona que no fuese yo, y aquello en definitiva aumentaba mi ego hasta las nubes. Introduje tan solo el índice, con suavidad, sintiendo como su interior me quemaba al instante, mientras sus paredes se contraían con delicia.

Tomé aire de nuevo, estaba a punto de penetrarlo sin más, pero no iba a lastimarlo. Le estaba haciendo el amor. Aquello representaría placer para ambos. Dirigí de nuevo mi boca hasta su virilidad, engullendola sin más, al mismo tiempo que mi anular entraba en él.  Un nuevo gemido brotó de sus labios mientras sus piernas de contraían y sus manos presionaban más en mi cabellera.

No pude contenerme más. Me detuve por completo mientras me sentaba a horcajadas en la cama, haciéndome un espacio entre sus piernas y acomodándome para lo siguiente. Él me observó en silencio, mientras luchaba por controlar su respiración y sus mejillas pintaban con un suave color carmín.

¡Dios! Te amo Thomas William Hiddleston. Te amo, te amo demasiado.

No pude pensar con mucha claridad, ante eso. De un momento a otro me deslicé dentro de él, arrancando un gemido de sus labios. Su interior me succionó al instante.

Me contuve por unos momentos mientras de nueva cuenta mis manos acariciaban su necesitado sexo. La estrechez de su cuerpo comenzó a ceder suavemente mientras gemía y liberaba finalmente a mi lujurioso amante.

Lo sujeté con firmeza de los muslos mientras comenzaba a penetrarlo con suavidad. Su interior me recibía gustoso mientras la habitación se inundaba de nuestras lascivas voces. Cerré los ojos con fuerza mientras me hundía una y otra vez en aquel manantial de placer puro. Me incliné apenas para besarle por breves segundos, pues mi respiración no me permitía más tiempo.

Sentí sus manos arañando mi espalda, mientras escuchaba su descontrolada voz, gimiendo y susurrando cosas que no eran entendibles.

—…. T..Te… Amo… — La única frase que logré descifrar en medio de la pasión del momento.

Mi corazón estuvo por saltar de mi pecho en aquel momento. Una sonrisa se dibujó en mis labios poco antes de sujetar su delgado cuerpo con fuerza, sentándolo sobre mí piernas y enterrando mi sexo entre sus glúteos una vez más.

Lo observé mientras comenzaba a darse placer, moviendo sus caderas se abajo hacia arriba. Su rostro perlado en sudor y sus ojos que me observaban fijamente, tan solo me incitaban a seguir pecando.

—Te amo… — Susurré respondiendo su afirmación anterior. Él me observó con una sonrisa en los labios poco antes de besarme.

Lo abracé. Aquel precioso instante lo atesoraría en mi mente para siempre. Apenas el beso se hubo terminado, lo sujeté con firmeza una vez más, penetrándolo con fuerza mientras él usaba el peso de su propio cuerpo para mejorar las estocadas.

Bastaron unos cuantos movimientos más en aquella posición, poco antes de ordeñar la blanquecina semilla del sexo de Tom, que acabó por esparcirse en el medio de nuestros vientres.

Su interior se contrajo con fuerza, haciendo que mi clímax finalmente llegara, haciendo que me corriera en su interior, en lo más profundo de su cuerpo, marcándolo como mío… Ese hombre era solo mío.

Caímos a la cama al instante, mientras nuestra respiración luchaba por regularizarse.

Salí con suavidad de su interior, observando su rostro de molestia ante el final de nuestra unión de cuerpos. Sonreí ante aquella expresión, poco antes de acomodarme a su lado y envolverlo entre mis brazos.

—¿Qué harás ahora? — Cuestionó por lo bajo mientras ocultaba sus zafiros de los míos.

Sabía a lo que se refería.

— Hacerme cargo de lo que pedí — Murmuré mientras acomodaba sus rizos rebeldes y estiraba la mano para alcanzar mi pantalón abandonado en el piso. Saqué el celular tan solo para observar más llamadas perdidas de Elsa.

Finalmente le devolví la llamada. No recuerdo a la perfección mis palabras, tan solo la escuché llorar mientras la verdad salía de mis labios. Tras unos minutos, ella colgó el teléfono.

Ladeé el rostro tan solo para encontrarme con la mirada de Tom. Lo observé seguir mis acciones, tomando su celular y llamando a Elizabeth. Unos minutos después colgó. Me miró inexpresivo por unos instantes poco antes se sonreírme.

Sabíamos lo que seguía. Pero no importaba, estábamos dispuestos a enfrentarlo juntos.

Notas finales:

Creo que no falta decir mas :3 .... No puse las conversaciones con las respectivas damas, porque... Digo, estarían de mas, aqui lo que importa aqui, es que están juntos, nada de Elsa ni Elizabeth... Pero bueno x3...

 

Me referí a la canción de London Bridge is Falling down, pues en ese momento, Tom cayó ante Chris

Aqui acaba, pues, bueno :3 .... Espero les haya gustado. Los y las amo... y.... Arriba el Hiddlesworth!!


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