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Las vueltas del amor por kaira chan

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Notas del capitulo: Siguen las actuas hasta...
o.O Capítulo 9: En las peores manos O.o
 
Algo le molestaba en los ojos, era un brillo muy fuerte que no lo dejaba dormir...
 
“-¿Dormir?, ¡Ho no, me volví a dormir!,”.
 
-¡Harry!, ¿qué haces ahí?, no me digas que dormiste toda la noche en el sillón. –dijo el pelirrojo mientras terminaba de arreglarse el uniforme.-
 
-Parece que si, Ron. Hoy estaré mas despierto que un búho.
 
-Pues apurate porque llegas tarde a desayunar.
 
-Si, en un minuto me cambio. –y rápidamente subió las escaleras.-
 
Pocos tiempo después bajó. Saludó a su amiga y fueron directamente al gran comedor. Allí todo el alumnado estaba en pleno desayuno. Al entrar, Harry no quería ni mirar a la mesa de Slytherin, lo que menos deseaba era cruzar una mirada con el rubio.
Se dirigieron directamente a sus asientos y comenzaron a comer.
 
-Saben, creo que tengo un serio problema.
 
-¿Cual?.
 
-Anoche, no podía dormir, salí de la habitación y me encontró Snape en el jardín, me meterá un castigo ahora. –dijo mientras se agarraba la cabeza con las manos.-
 
-Estas perdido amigo.
 
-¡Ron!, que ánimos que le das vos también. –dijo irritada. Al rato retomo a Harry.- Tranquilizate, de última te dará un trabajo para que hagas, te ayudaremos.
 
-Gracias.
 
Luego de eso, continuaron charlando mientras terminaban su desayuno. Al acabar, volvieron a sus dormitorios a buscar sus cosas para las clases y se dirigieron directamente a las mazmorras.
 
“-¿Porqué ya lo tengo que ver?, espero tener un castigo leve.-“
 
Se encontraba completamente ido de la clase de pociones, ¡era lo peor que podía hacer!, pero sus problemas no dejaban de atormentarlo. Por suerte su profesor no notó tanto su distracción. Al concluir la clase, Harry estaba a punto de cruzar la puerta cuando oyó:
 
-¿Dónde cree que va, Potter?, tenemos que hablar. Cierre la puerta por favor.
 
-Si.... después los busco chicos. –dijo susurrándoles hasta cerrar por completo la puerta.-
 
-Muy bien. Estuve pensando muy lentamente su situación, y no seré tan estricto. No necesito mas trabajitos absurdos, lo que necesito es un “ayudante”. –dijo muy seriamente.-
 
“-¡¡Bien!!, safé del trabajo”.
Se ve que no escucho la parte mas importante: “AYUDANTE”.
 
-En vez del trabajo, vendrá todas las noches a ayudarme con la limpieza de los materiales usados a diario. Al terminar se irá.
 
“-¡¡Como!!, devuélvame el trabajo.... ¡¡Prefiero el trabajoo!!”.
 
-¡¿Todas las noches?!. –dijo con los ojos como dos platos.-
 
-Exactamente, a menos que quiera que su director sepa lo sucedido.
 
No le quedaba otra, era eso o nada. Pero... era horrible la idea de tener que estar con Sanpe todas las noches.
Al rato se oyó tocar la puerta.
 
-Adelante.
 
-Permiso, ¿quería verme?. –una voz muy conocida para Harry se hizo presente.-
 
-Si, por favor pase señor Malfoy.
 
 “-¡Que buen día!, lleno de sorpresas.-“
 
-Emm... señor, creo que me voy a ir, tiene que arreglar algo por lo visto.
 
Draco lo miró extrañado, la cara de Harry cambiaba de color constantemente, tal vez se sentiría enojado por lo que le había hecho la noche anterior.
 
“-De acuerdo, cuando salgamos de acá, hablare con él. No importa si opone resistencia. Tal vez hasta le dé un regalito. Jaja”. Su cara mostraba una impactante sonrisa irónica.-
 
-Potter, ¿Dónde cree que va?. Por mas de que nuestra charla terminó, se sentará ahí y esperara a que termine con su compañero, después podrá irse.
 
Lo miró fijamente al profesor, todo parecía un complot. ¿Porqué tenía que quedarse a escuchar las estupideces de esos dos?, no le interesaba nada de eso, solamente quería irse a su habitación a charlar un rato con sus amigos. Y lo peor de todo era que luego tendría que volver con... ni siquiera podía pronunciar su nombre.
 
-De acuerdo profesor, para mañana veré que ese tema se solucione. –concluyó Mafoy.-
 
-Eso espero.
Muy bien, pueden retirarse ambos. Ha y... mañana lo quiero a las 11:00 en punto aquí, sino será peor su castigo.
 
-Si señor. –respondió mientras tomaba sus libros y salía de la habitación.-
 
Intentó caminar lo más rápido que pudo, no quería transitar los pasillos junto a él.
De pronto sintió que algo se acercaba.
Lo tomó por el brazo y lo giró.
 
-Que es lo que sucede, Potter, tan rápido te olvidas de las cosas.
 
-Suéltame Malfoy, no quiero volver a ver tu horrenda cara a mi alrededor, porque sino sabrás a que puedo llegar.
 
-¡Ho!, de acuerdo. –se tiró para atrás, agitando las manos para burlarse de él.-
 
Su mirada era verdaderamente desafiante, nunca cambiaría su forma de ser.
Se rindió, no tenía sentido permanecer allí sin hacer nada. Dio media vuelta y se fue.

  
-¡Maldita seas, Potter!, maldita seas.
 
Tardó un rato en recomponer su respiración, es que lo hacia enfadar el ser rechazado, pero... ¿porqué?, si al principio respondió bien a sus jueguitos... pero... después de aquella escena, nada volvió a ser como antes.
Se acomodó su capa suavemente, y caminó directamente hacia su casa. Cuando llegó a la esquina donde había girado antes Harry, vio algo en el piso, era un papel.
 
-Descuidado. –y terminando de decir eso, abrió la carta.-
 
Sus ojos comenzaron a cambiar de forma hasta quedar como dos huevos enormes.
 
-¡¿Una... una carta de .... de .... de amor?!, como puede ser esto.
 
No entendía nada, era tan cursi ese poema. Le repugnaba saber que alguien amaba, el amor para el era un sentimiento horrible, inservible en su futuro, el cual estaría lleno de odio, de oscuridad, de pura maldad.
Por otro lado, no entendía... ¿Porqué a él?.
Sin embargo no se precipitó. Dobló la carta  por la mitad, la guardo en uno de sus bolsillos y se fue por fin a su habitación.

  
Harry estaba exhausto, no aguantaba mas. Ahora tenía otro problema más. No solo hacer el trabajo de DCAO con Malfoy, sino que además a la noche tenía que ayudar a Snape.
Su cabeza le estallaba, no quería saber mas nada, solamente dormir. Se recostó en la cama, cuando recordó.
 
-¡El trabajo!, ¿lo habrá entregado ya?. Hay no, el plazo de entrega se cumplió ayer.
“-va a ser mejor ir a ver al profesor Mintch.-“
 
Se volvió a levantar, y fue directo allí. Por suerte todavía no era tarde –dentro de todo- seguramente estaría leyendo algún trabajo.
Tocó a la puerta.
 
-¿Si, quien es?.
 
-Harry Potter, señor. Tengo que hablar con usted un minuto, ¿Podría ser?.
 
-Ha, si. Pasa, pasa.
 
-Permiso. –dijo mientras abría la puerta. Y como el había pensado, se encontraba sentado en su escritorio corrigiendo.-
 
-Si, dime Harry.
 
-Em.. señor, tengo una duda. –Mintch lo miraba extrañado.- . Bueno, verá, ayer fue el ultimo día para entregar el trabajo que nos dio. Y yo quería saber si....
-no pudo terminar la frase, ya que el profesor comenzó a hablar.-
 
-Si, Harry. El trabajo que tenía que presentar junto con ... Malfoy, creo, lo tengo. Me pareció muy interesante, se ve que se esforzaron mucho, ya que fue el primero que recibí. Obviamente, como vino el solo, me sorprendí, como dices es un trabajo grupal. Pero el me contó que no te encontrabas bien ese día.
 
-¡Ha, si, ya recuerdo!. Pero, ¿seguro le dijo eso?. -No podía creer que no lo haya mandado al frente, diciendo cualquier mentira. Realmente estaba sorprendido.-
 
-Si, muy seguro. Así que ahora puedes ir a descansar, creo que dentro de dos días podremos comenzar con el segundo reto.
 
-Gracias. Hasta luego.
 
Cuando salió por fin del despacho de Mintch, seguía perplejo.
Bueno, por suerte había entregado el trabajo, y ahora solamente quedaban dos retos mas y por fin se libraría de el. Aunque parecía poco, era todo el año por delante, y pasaría mucho tiempo.

  
Se encontraba tendido en su cama, pensativo, no podía dormir tras leer ese poema estúpido pero realmente impactante que había recibido el moreno.
Cuando se diera cuenta de que le faltaba, se volvería loco. La buscaría por todos lados, jamás se daría cuenta de que la tenia el.
Por otro lado quería desenmascarar al poeta enamorado. Tendría que estar muy atento. Cada minuto, todo el tiempo. Gozaría de una nueva distracción, y cuando encontrara dicha persona, le haría sufrir tal vergüenza, hasta hacerle desear no haberse enamorado de Harry.
Mañana sería un día agitado, así que dobló la carta con sumo cuidado, la guardo en el cajón y se durmió.

  
 
Cuando por fin llegó a la sala común, se dio cuenta de lo exhausto que estaba, ir y venir, ir y venir, no paraba un minuto.
Subió las escaleras a duras penas. Cuando entró a la habitación, se sacó su uniforme, lo tendió en la silla y se puso el pijama. Se acostó, y se tapó.
Estaba boca abajo con la cabeza mirando hacia la ventana. El cielo completamente estrellado, daba la bienvenida a otra noche de desvelo, pero esta vez se aguantaría, si lo volvían encontrar, tendría que pasar el resto del año limpiando calderos día y noche, sin parar. Así que giró su cabeza, y cerró los ojos.
 
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A la mañana siguiente parecía un muerto viviente. Sus ojeras eran visibles a gran distancia. La verdad que no había podido dormir en toda la noche, su cabeza era un lío, estaba llenos de problemas. Por un lado, tenía a Draco que no se lo podía sacar de la cabeza y lo seguía amando desde el fondo de su corazón; por otro tenía a Snape con el que compartiría gran parte de las noches limpiando calderos; también estaba el próximo reto de Mintch, el cual no podía descuidar sino reprobaría la materia; tenía su enamorado/a, y por último estaba su relación con Ron y Hermione, los había descuidado mucho, no hablaban hace rato. Su cabeza era un verdadero desorden.
 
Se levantó de la cama y se metió en el baño. Su cara era un desastre, no podía salir en esas condiciones. Se lavó la cara y los dientes, al salir se cambió y bajó a la sala común.
Allí se encontraban sus amigos esperándolo como todas las mañanas.
 
-¿Listo?, vamos a desayunar.
 
-Gracias por esperarme.
 
Al llegar al gran comedor, parte de los alumnos se habían ido, otra estaba por los pasillos hablando antes de entrar a clase. Se dirigieron directamente a la mesa de su casa, y se sentaron. Harry notó que Draco no estaba allí, ¿qué le habría pasado?, el era uno de los últimos en irse. Sin embargo intentó ignorar esa situación y prestó atención a la charla de sus amigos.
 
-Me parece que Parkinson esta rara últimamente. –contaba el pelirrojo.-
 
-¿A que te refieres Ron?.
 
-Mira atrás Harry, nos está mirando fijamente desde que entramos, me parece sospechoso.
 
-Jaja, me parece que estas muy perseguido el día de hoy. –añadió Hermione.-
 
-Tal vez. –dijo mientras se encogía de hombros.-
 
Y así continuaron hablando de tareas, nuevos chismes y de todos los problemas y alegrías que tuvieron en ese mes.
 
-Vamos a clase. Creo que estamos llegando tarde. –dijo Harry mientras miraba el reloj.-
 
-Vamos.
 
Antes de irse, se pararon para hablar con algunos compañeros. Al llegar a la salida, Harry se topó con alguien a quien no quería ver.
Sus ojos plateados brillaban intensamente. Se encontraba perdido en aquel mar grisáceo. Hasta que el rubio añadió:
 
-Te vas a quedar ahí todo el día, Potter. –cuando terminó, lo esquivó y al pasar junto a el lo empujó. Harry cayó al piso, no estaba en perfecto equilibrio en ese momento.- ¡¡Hoo, lo siento Potter!!, ¡Fíjate por donde caminas!. –verdaderamente estaba enojado con el muchacho de ojos verdes, le molestaba la idea de que haya recibido un poema, el único que podía jugar con sus sentimientos era él. Nadie podía interponerse en su camino, y cuando descubriera quien era, lo mataría.-
 
Harry quedó inmóvil. ¿porqué hacía esas cosas?. ¿Tanto le había afectado lo que le dijo esa noche?. O había algún motivo mas, y el lo desconocía.
 
-¡¡¿¿Qué crees que estas haciendo, Malfoy??!! .-dijo Ron enfurecido.-
 
-Lárgate Weasley, no tenes derecho a hablarme.
 
-Maldito Malfoy. –decía mientras contenía sus ganas de pegarle, hasta que no aguantó mas y se le lanzó encima. Desafortunadamente fue detenido por Hermione.-
 
-Cálmate Ron, no vez que no tiene sentido hablarle.
 
-¡Ho, gracias por defenderme!. –y mientras seguía burlándose, dio media vuelta y desapareció.-
 
-¿Estás bien, Harry?. –sus dos amigos se veían preocupados, había caído de espaldas al piso tan bruscamente que de seguro el impacto le produjo algún malestar.-
 
-Estoy bien, vamos a clase.
 
Y así se levantó del piso, y fueron a clase de Mintch.
 

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