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Tsuki no tenshi: Ladrón de media noche por Eiri_Shuichi

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(V)

 

—Anciano, si crees que tu gran explicación va a hacerme cambiar de opinión, te equivocas

—Entiende de una maldita vez; Tsuki no es solo un ladrón, es un homicida

—Nunca se han levantado cargos de asesinato en su contra

—Pues ya los hay

—Estás llevando esto demasiado lejos

—Voy a hacer lo que haga falta para atrapar al asesino de Sachi, y tú deberías hacer lo mismo

Había muchos argumentos a favor del mayor, demasiadas sospechas sobre aquella persona real o ficticia y, sobre todo, cientos de posibilidades de que, tras todos aquellos robos, hubiera algo mucho más terrible; no quería ahondar en esa idea.

Se fue sin despedirse, mordiéndose el labio para frenar sus ansias de seguir instigando a su padre hasta hacerlo perder la cabeza, considerando, solo por un instante, hasta que se topó de frente con una figura que le superaba en talla y estatura que, aparentemente, se proponía frenarlo.

—Buenas tardes, usted debe ser el detective Uesugi Eiri— una voz desconocida con claro acento estadounidense se dirigió a él, mientras tenía que levantar ligeramente la cara para distinguir al desconocido; un hombre rubio, caucásico y de fisionomía atlética que usaba unas grandes gafas de sol —es un honor conocer a alguien con tan buena reputación

—Quisiera decir lo mismo, pero no tengo idea quien carajos es usted— le respondió con desprecio

—Detective Claude K. Winchester; pedí mi traslado a Japón, estoy interesado en la historia de Tsuki

—¿Acaso esa estupidez ha llegado hasta América?

—Las leyendas japonesas son más populares de lo que imagina, pero no estoy aquí por eso. La vasija que fue robada perteneció durante años a una familia norte americana que al final decidió venderla a una casa de subasta, entre las dos empresas se hizo un intercambio y fue así que el objeto llegó a Japón

—Estando aquí se convierte en nuestro problema

—Tememos que sea una red de narcotráfico que se financia a partir de la venta de obras de arte y es muy probable que traten de llevarla una vez más a América para comercializarla

—Y mandaron a uno de sus especialistas en delincuencia organizada

—Es usted bastante perspicaz cuando se lo propone

—Creo que va a decepcionarse cuando descubra que este caso no tiene nada que valga la pena

—El señor Seguchi dijo que usted fue el último en ver al ladrón, así que muero por hablar con usted

—Siéntase con libertad de leer los informes, yo me largo

—Creo que no ha entendido detective; no le estoy pidiendo permiso

El americano sonrió de manera amenazante, llevando la mano derecha al revolver que tenía en el pecho colgando del cinto especial, dándole a entender perfectamente que esa entrevista no era opcional.

—Maldita sea, ¿acaso los americanos no saben hacer las cosas sin recurrir a la violencia?

—No tengo idea de lo que habla detective, si mi intención es simplemente que colaboremos

Lo que más impresionó a Eiri fue la facilidad con que el alto rubio parecía dejar de lado su amenaza para hablarle de la manera más cordial y amable, como si realmente tuviera la intención de establecer una relación laboral amistosa. Sintió un escalofrío, pues la única persona que conocía con tal capacidad era Tohma y sabía que no debía confiar en alguien que se pareciera a su cuñado.

—Bien, ya que tiene tanto interés en hablar, vayamos a un sitio que sea útil

Guió al extranjero lentamente hacia la amplia bodega donde los expedientes relacionados al caso de Tsuki yacían almacenados, con todos los sentidos alerta, analizando qué debía hacer respecto a aquel individuo.

—Aquí están los archivos

—Francamente esperaba algo más... extenso

—Supongo que no lee japonés

—No, mi lectura nunca ha sido mi fuerte, aunque entiendo bastante el idioma, además debe haber muchos tecnicismos

—No tenemos versión en inglés

—¿Sería tan amable de darme una introducción?

—La primera denuncia fue hecha hace más de ochenta años y hasta ahora no hay pistas ni descripciones congruentes; realmente no aportan nada

—¿Y por qué decidió traerme hasta aquí?

—Voy a ser muy directo señor Winchester, no voy a permitir que intente amedentrarme, no me interesa si vino aquí voluntariamente o si todo un país al otro lado del Pacífico decide que quiere intervenir en nuestros asuntos, ni usted ni nadie va a amenazarme

—Me agrada que pongamos las cartas sobre la mesa desde el principio y en vista de su decisión déjeme explicarle dos detalles importantes; el primero es que nunca he fallado en resolver un caso, mucho menos desistiría de uno solo porque a un agente nippon le preocupa que yo intente intimidarlo, y más importante, ese objeto en particular fue propiedad de alguien cercano y si existe la menor posibilidad de que este delito involucre a esa persona no voy a dejarlo pasar

—No tengo idea a qué estupideces te refieras, pero excusa barata no va a servir conmigo

—Véalo de esta forma; cuanto antes resolvamos esto, antes podrá deshacerse de mí y yo en su lugar, lo primero que haría sería buscar alguien que traduzca todo este papeleo

Eiri observó los documentos con desidia, maquinando un idea que le permitiera dejar las cosas en terreno neutral sin el tedio de trascribir el mismo la información y tenía en mente a la víctima perfecta.

Conseguir las copias de los expedientes era siempre un proceso lento y muy frustrante; llenar hojas de permiso, compromiso, dar justificaciones y finalmente conseguir unas cuantas hojas medio borrosas que le hacían cuestionarse los alcances tecnológicos de su país. Por si fuera poco estaba atorado en el tráfico rumbo a la casa de su padre, una vez más, para matar dos pájaros de un tiro.

Al llegar descubrió que no había ningún auto en la entrada, por lo que dedujo que aquella noche su padre no iba a volver, lo cual le facilitaba las cosas, casi compensando el altercado con el rubio americano. Entró usando su vieja llave, ya más gastada por el desuso que por el tiempo, encontrando toda la casa a oscuras, salvo por una luz que provenía de la sala junto con un ruido que creyó reconocer, acercándose lentamente, distinguiendo vagamente una inconfundible silueta en el sofá que, tal como temía, no estaba haciendo nada que pudiera calificar de "sano".

—¿Se puede que haces maldito enfermo?

—¡Eiri, qué demonios haces aquí! — respondió Tatsuha dando un brinco en su lugar por la sorpresa y palideciendo al verse descubierto por su hermano mayor

—La pregunta es, ¿qué haces exactamente tú viendo esa clase de cosas?

—Hermano, si solo es una película...

—¿Con mujeres desnudas?

—Es europea...

—¿En posiciones sexuales, gimiendo y... que además parecen menores de edad?

—¡Te juro que no es lo que crees!

—Debería arrestarte justo ahora

—¡Pero no hice nada!

—¿Llamas nada a promover la prostitución infantil?

—Son mayores de edad, es lo que se llama "lolita" y no es un video porno... bueno sí pero no en el sentido estricto; ellas lo hicieron por diversión y me lo obsequiaron

—La gente normal no obsequia esas cosas

—Son buenas amigas

—Se nota, el asunto es, ¿por qué tienes esa clase de amigas?; tú en verdad no sirves para policía

—¿Vas a decirle a papá o a Maiko?

—No, siempre he sabido que eres un enfermo sexual y terminarás en prisión o en el manicomio sin que yo mueva un dedo

—Eres demasiado injusto, paso casi todos mis días preparándome para ser un oficial igual que ustedes, o con esa institutriz que consiguió Seguchi-san, podría ser el último tiranosaurio de la historia y tengo que aguantarla en vez de ir a una escuela normal con gente de mi edad

—Y mujeres...

—No soy tan exigente como imaginas

—Basta, me rehúso a saber los detalles de tu vida íntima...

—Entonces en vez de estarme juzgando dime a qué vienes

—Tengo un trabajo para ti— sonrió de medio lado mientras le arrojaba el folder con las copias de los expedientes —vas a traducir eso a inglés

—Tiene que ser una broma, sabes que no domino el inglés y además estos son archivos policiales— alegó ojeando las páginas —lo que me pides es casi imposible

—¿Prefieres que le diga a viejo lo que te vi haciendo mientras él está fuera de casa?

—Estás jugando sucio

—Aquí el único sucio eres tú y mi silencio tiene precio, tú decides si lo pagas o arriesgas tu cabeza

—Bien... lo haré pero tomará un par de días

—Envíalo a mi correo a más tardar mañana por la noche

—Quieres matarme, no hay forma de que lo consiga

—Querido hermano, ese es tu problema, no el mío

Se sentía satisfecho, no solo por haberse deshecho de ese trabajo desagradable, sino también por arruinarle la noche a su hermano a quien no en el fondo no juzgaba, al menos no severamente, pero el incordiarlo siempre era divertido.

Salió de la casa con pasos pausados encendiendo un cigarrillo mientras sentía la brisa fresca para abrir la puerta del auto, subir a este y dirigirse de vuelta a su departamento a una distancia considerable. Las calles, menos saturadas que antes, estaban iluminadas por las luces blancas y rodeadas por los edificios de la urbe; viró tomando el camino que atravesaba el parque viendo a las personas en grupos recordándole al joven castaño, menudo y uniformado, aunque no podía recordar su rostro correctamente a consecuencia del enfado que había sentido, principalmente al descubrir que su placa había quedado en el piso, pasando luego sus pensamientos a Tsuki, específicamente el individuo que le ayudara en la bodega.

Una figura desconocida apareció saliendo de entre los arbustos, demasiado similar a la del ladrón llamó su atención haciendo que apenas pudiera controlar el impulso de lanzarse hacia ella, limitándose a bajar la velocidad y cambiar hacia el carril de baja velocidad con la intensión de iluminar al individuo, distinguiendo entonces a un hombre joven, bajo de estatura, castaño, ojos azules y facciones finas.

Notas finales:

"Faster" - Within Temptation


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