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Tsuki no tenshi: Ladrón de media noche por Eiri_Shuichi

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Notas del capitulo:

Un pequeño capítulo para no sentir que tardo tanto... si me tardo, pero un poco menos

Eiri nunca escuchaba música a menos de que estuviera solo y la mayor parte del tiempo prefería el silencio pues a menudo las melodías lo hacían pensar cosas que no soportaba, le alimentaba pensamientos y recuerdos que prefería ignorar. Esa ocasión ni fue diferente.

Sin embargo tenía educación musical, uno de las poquísimas cosas que habían permanecido tras la muerte de Sachi, aunque fuera solo en su mente, y sabía suficiente para saber que ese pequeño trío tenía un largo camino que recorrer antes de llegar a ninguna parte y lo cierto era que la mayoría de los artistas, principalmente los músicos, quedaban en una simple popularidad local y muchos más, la mayoría, terminaban en un completo anonimato, por lo que nada aseguraba que realmente algún día pudiesen trascender. Pero deseaba que lo hicieran.

Había muchos errores en la melodía que además no encajaba del todo con el ambiente del lugar, pero le resultaba demasiado agradable y la voz de aquel joven cantante era extraordinariamente enérgica, llena de sentimiento que superaba sus limitaciones. Sospechaba que ese tema en particular no era para alguien de sus cualidades vocales y que la adaptación, pese a ser buena, carecía de un "algo"; y esa idea no era una cuestión académica, ni siquiera intuitiva, sino familiar, extraña e inexplicablemente familiar.

Transcurrieron aproximadamente dos horas en las que un relativo silencio reinó la mesa que el rubio compartía con su hermano y aquellos otros dos individuos, que hablaban bastante en silencio aunque a un nivel demasiado bajo para que pudiera entender nada y en cuanto Tatsuha, estaba tan absorto en la contemplación del castaño que se había desconectado del resto del mundo. Las cervezas llegaban en tarros grandes de pesado cristal desbordando de espuma y resultaba impresionante que la bajita mesera consiguiera sostenerlo todo en la charola con una sola mano y sin embargo, a él le resultaba difícil terminar su primer trago, porque toda su atención iba dirigida al escenario, específicamente al cantante cuyos ojos resplandecían como su fuesen púrpuras, con la sensación de que bajo aquel antifaz blanco yacía un rostro conocido.

No era propio de él ni le agradaba todo aquello que quería atribuir al ambiente hasta que se forzó a girar el rostro y descubrió, para su sorpresa, que los ojos celestes de Sakuma lo observaban sutilmente, pero con una carga invisible que bien podía comparar con el plomo.

—¿Y por qué decidiste transferirte? — cuestionó el americano a su amigo que en ningún momento dejaba de sonreír encantadoramente

—Bueno, creí que era tiempo de volver; además de que aquí está mi familia

—¿También tu padre se traslado desde Kioto?

—Es una larga historia Claude, la verdad es que el puesto que tenía allá era temporal y siempre lo supimos, pero duró suficiente para que yo pudiera terminar mis estudios, la ida a Estados Unidos e incluso ejercer un par de años

—Debe ser difícil adaptarte

—En absoluto, conozco esta ciudad como la palma de mi mano y la gente del departamento de secuestros es en realidad muy agradable

—Debe ser muy excitante trabajar en esa área— la voz del pelinegro denotaba un entusiasmo auténtico que irritaba a su hermano mayor pero debía reconocer que había algo en aquel individuo

—No, no es excitante en absoluto; la mayor parte del tiempo estoy temiendo no poder ayudar a las personas... no poder salvarlas

El semblante del castaño se ensombreció develando un dolor que Eiri pudo comprender; había quienes trabajaban tratando de rescatar a las víctimas desesperadamente como Sakuma y otros que, al igual que él, vivían buscando incansablemente a los victimarios para someterlos a la justicia. Eran las dos caras de una misma moneda, o esa impresión estaba grabada en su mente desde hacía mucho tiempo, porque si bien había crecido rodeado de policías, también sabía encontrar eso que caracterizaba a cada grupo.

—Creo que Tohma no vendrá; es una lástima, esperaba verle después de todos estos años

—Lo siento mucho Sakuma, Seguchi me aseguró que vendría; supongo que al final el trabajo se lo impidió— el extranjero se mostraba casi tan afligido como el castaño que no dejaba de ver la hora en su reloj de muñeca

—Está bien, ahora es un hombre muy ocupado y no puede escapar a sus obligaciones tan fácilmente— justificó amablemente sonriendo nuevamente —será en otra oportunidad, además de que pude conocer a sus dos cuñados

—¿Dónde conoció a Tohma? — preguntó de pronto sin estar seguro de si había explicado o no aquel detalle

—¿No se lo comentó Claude?; fue hace algunos años cuando yo aún estaba en la academia y Tohma hizo un viaje a Kioto. Después de terminar mis estudios estuve un tiempo en Nueva York especializándome en secuestros, ahí conocí a Claude aunque él siempre ha trabajado en lo referente a las drogas y tenía entendido que usted mismo estuvo allá un tiempo

—Fue antes de ingresar a la academia

—Supongo que por eso no tuve el gusto de conocerlo entonces, aunque he sabido mucho de usted y su familia por mi amigo

—Él en cambio no lo ha mencionado ni una sola vez

—Eso debe ser porque no le resulto tan interesante como los Uesugi; un aspirante a policía hijo de un médico que conoció en Kioto no suena como una gran anécdota

Las palabras de Sakuma, de alguna forma, iban cargadas de entusiasmo que denotaba sus sinceras intenciones de entablar una relación amistosa con ellos, pero Eiri no estaba interesado, pues si alguien podía ser cercano de Tohma no quería tener nada que ver con esa persona.

—Es hora de irme, aún tengo mucho que desempacar; fue un placer conocerlos

La despedida fue bastante rápida, principalmente porque en cuanto Ryuichi se había puesto en pie el detective rubio se le unió ofreciéndole llevarlo a su casa, algo de lo más lógico considerando la relación que tenían y así, en cuestión de minutos, los dos Uesugi habían quedado solos con una cuenta cortésmente saldada por el castaño. El escenario había quedado vació sin que se diera cuenta y aunque era temprano, apenas las once pasadas, no tenía razón para quedarse y el saber que tendría que llevar a Tatsuha a su departamento le daba dolor de cabeza; no existía otra opción, estaban demasiado lejos de la gran casa familiar y quería descansar, así que lo arrastró hasta el estacionamiento sin mirar atrás

Por un instante algo le estremeció y en un paso abrupto avanzó con la fuerza suficiente para girarse ante la mirada atónita de su hermano que no comprendía aquel extraño movimiento, pero fue en vano, pues apenas divisó una silueta oscura antes de caer al piso percatándose de que aquel extraño impulso no era sino la reacción a la punzada en su pierna izquierda. Cayó al piso sintiendo el golpe ya adormecido y le pareció escuchar a Tatsuha, sin ser capaz de pensar con suficiente claridad, pero percatándose de que era arrastrado por el asfalto del estacionamiento hasta un auto, escuchó el sonido metálico de la puerta abriéndose y después sintió la textura del asiento, hasta que su mente colapsó.

Fue despertando muy lentamente por una tonada que se iba colando en su mente y que al estar suficientemente consciente supo que era una voz masculina que transmitía su tranquilidad mientras él trataba de poner orden a sus recuerdos.

—¿Has despertado?

No respondió, pensando a toda marcha para idear una forma de escapar, y sin embargo aún no tenía idea de donde podía estar su hermano e incluso si lo encontraba su vehículo había quedado en el bar.

—Por un momento temí que la dosis hubiera sido demasiado fuerte, pero ustedes dos son altos y no podía arriesgarme

—Como si eso te importara un comino— respondió ácidamente, molesto de saberse secuestrado cuando durante varios años se había regodeado de ser un excelente policía y evidentemente aquello lo dejaba en ridículo —¿qué pretendes?

—Solo quería hacerte unas preguntas, pero debe comprender detective que acercarme de la forma tradicional no era una opción— no podía ver el rostro de su aprehensor pero recordaba perfectamente la máscara de zorro que había visto antes, justo cuando estuvo a punto de caer en aquella bodega —no tengo intenciones de hacerles daño, por eso agradecería su cooperación

—¿Qué le hace suponer que soy detective?

—Su placa y el hecho de que ya nos hemos visto antes

—Entonces debe estar consciente de que no le diré nada

—Es de suponerse, pero tengo que intentarlo, necesito saber si es verdad que me acusan de homicidio

—Tú deberías saber eso— dijo tajante, decidido a no dejarse manipular y tenía suficiente experiencia para sacar ventaja de las situaciones críticas —¿por qué no me lo explicas?

—Porque no puedo creer esa mentira

—Entonces lo que yo diga carece de valor

—Detective, estoy siendo tan amable y franco con usted como me es posible y lo único que pido es saber exactamente los cargos que hay contra mí; ¿por qué no me cuenta usted de las supuestas hazañas de Tsuki?

—Eso es demasiado narcicista

—Responda, no estoy jugando

La voz del enmascarado denotaba repentinamente irritación y Eiri sentía que iba ganando ventaja, aunque estaba jugando con alguien cuyo temperamento desconocía y sabía bien que eso ponía en riesgo su vida.

—Se te acusa de varios robos desde hace años y ahora te preocupa un homicidio, no creí que fueras tan moralista

—Nunca he matado a nadie

—Eso no es lo que dice la evidencia

—¿Ya olvidaste a la mujer que asesinaste hace quince años?, o tal vez no eras tú...

—¡Eso es una mentira!

—Hay testigos que te vieron en la escena del crimen

—Pero no fui yo quien la mató... no habría podido

Notas finales:

Gracias por leer y hasta el siguiente capítulo.

La canción del día es "Angels" de Within Temptation y los personajes no son míos.


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