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Tarde juntos por TrafalgarAnn

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Notas del capitulo:

Perdon por la tardanza. bueno este fic participa en la convocatoria del mes Aokaga de la pagina de Facebook Aomine x Kagami [español] Dia: 8

dedicado a todas esas bellas chicas de la pagina. I Love You.

Espero lo Disfruten.

 

¿Cómo termino así? ni siquiera el mismo lo sabe. Lo único que podía recordar perfectamente era a novio mirarlo con un puchero en el rostro- de esos que hacían que pensara con la entrepierna y no con la cabeza- y decirle algo con mucha determinación. Y el –idiotizado por la expresión del pelirrojo y pensamientos nada puros- acepto lo que el de orbes rojos le propuso.

Al principio se había arrepentido totalmente. Dejar que Kagami le folle no era una muy buena idea, definitivamente no lo era. Pero por mucho que quiso hacerse negarse no pudo hacerlo al ver la mirada de su novio y recordar lo que dijo.

-No lo puedo creer, el Gran Aomine Daiki tiene miedo- el rostro de burla de Kagami fue suficiente para hacerlo perder la poca cordura que tenía.

- y un carajo, Bakagami, apuesto a que no podrias hacerme gritar como yo lo hago contigo- y le mostro una de sus sonrisas llena de arrogancia mientra su pecho se inflaba de satisfacción al ver al pelirrojo sonrojarse demasiado.

-es una apuesta Ahomine- y eso fue todo lo que platicaron antes de lanzarse al contrario para poder juntar sus bocas en un apasionado beso.

El beso fue rudo y apasionado desde el principio. Las bocas se movían al compas de la contraria como si de una pelea se tratara. La boca del peliazul era el refugio del par de lenguas que se movían inquietas buscando el mayor contacto con la contraria, arrinconándose la una a la otra, explorándose como si no quisieran olvidarse jamas. La falta de oxigeno fue lo único que causo su separación la cual, por cierto, no duro demasiado por que al poco de haberse separado volvieron a lanzarse a los labios del contrario.

El pelirrojo empezó a acariciar los costados de Aomine por sobre su ropa. Bajo lentamente hasta que llego al borde de la camisa del moreno solo para meter sus manos bajo la ropa y acariciar la piel. El moreno se estremecio levemente ante aquellas suaves caricias pero el no se iba a quedar sin hacer nada así que paso sus brazos por el cuello de Kagami y así poder acariciar la espalda.

Kagami decidio abandonar los labios de Aomine para bajar y empezar a mordisquear su cuello dejándole unas pequeñas marcas que pronto quedarían moradas. Que nadie dijera que Kagami Taiga no era celoso. El moreno en cambio decidio que si iba a ser el pasivo en aquella ocasión al menos seria el que llevara las riendas, “el orgullo ante todo” pensó. Y con eso en mente aplico fuerza para empujar a Kagami y asi quedar montado sobre él.

El peli azul empezó a mover sus caderas para frotar su trasero sobre la entrepierna de Taiga aun sobre sus ropas. El pelirrojo supo que no iba a poder controlarse mucho tiempo, lo único que pudo hacer en ese momento fue meter de nuevo las manos debajo de la playera de Daiki para poder sujetarla por los bordes y retirársela al moreno dejando su torso al descubierto. Daiki no se iba a quedar atrás así que acerco sus manos ansiosas a los pantalones del pelirrojo, específicamente, al cinturón para poder quitárselo y una vez estuvo hecho desabrocho los pantalones y metió la mano dentro de estos para acariciar la despierta hombría.

El pelirrojo había estado viendo las acciones del moreno embobado y en cuanto sintió los dedos expertos de Daiki alrededor de su hombría masturbándole soltó un gemido de satisfacción “eso no es suficiente…..necesito más”

-Dai..ki….chúpalo- el moreno sintió una ola de excitación recorrerle el cuerpo nada más escuchar al pelirrojo decir aquello. Sonrió y sus ojos miraron con lujuria a su novio. Bajo los pantalones de Taiga junto con su ropa interior y observo el falo que se alzaba con toda su gloria frente a el. Lo acerco a sus labios mientras su traviesa lengua salía para poder probar la punta. El pelirrojo sufrió un espasmo y su boca se abrió en busca de aire.

El moreno siguió con los movimientos de su lengua probando todo lo que podía. Lamiendo la punta, bajando hasta alcanzar la base y lamerla como si de un dulce se tratase…en definitiva lo estaba disfrutando. En cuanto sintió el primer tirón en su cabello supo que tenía que meterlo entero a su boca y no lo dudó ni un solo segundo y metió en su boca todo lo que pudo mientras empezaba a succionar.

-Daiki..ah..mm ngh ahh- era lo único que salía de la boca del pelirrojo quien gemía sin control alguno. Sus manos sujetaron con más fuerza los cabellos azules y movio su cadera para llegar al fondo de aquella boca que tan bien le hacía sentir. “ya no puedo más” –Me..me vengo- y el moreno ignoro la advertencia y succiono con aun más fuerza para poder recibir al pelirrojo en su boca. No tuvo que esperar mucho pues a los pocos segundos el de ojirrojo se vacío en la boca del moreno con un gran gemido acompañándolo.

Aomine se separó de Taiga y trago todo lo que este había soltado con una gran sonrisa en su rostro, una que mostraba deseo total. Se acercó para besar al pelirrojo y darle de probar de su propio sabor. El beso al principio era lento y suave pero poco a poco se hacía cada vez más apasionado cuando de repente……

-Taiga…mira lo que te compre- y mientras estas palabras eran dichas la puerta del cuarto era abierta y una rubia, alta y sonriente entraba de lo más feliz…..pero en cuanto vio la situación –Lo siento chicos, no era mi intención interrumpirlos jajajaja- y salía soltando una enorme carcajada.

Los dos chicos no habían podido reaccionar para nada debido al shock de que los encontraran así, medios desnudos y apunto de hacer cosas para más de dieciocho años. El rostro del pelirrojo quedo del mismo color de su cabello a tal punto que ya no se sabía en donde terminaba uno y donde comenzaba el otro. El moreno estaba sin palabras, conocía a la maestra de su novio y estaba consiente que esta era súper rara, en especial con la parte de besar a cualquiera, pero tampoco esperaba que esta la encontrara en tal situación.

Se miraron a los ojos y con este simple contacto supieron que ya no iba a poder continuar. La vergüenza no les dejaría, además, la excitación y euforia había desaparecido de sus cuerpos. Los dos pensaron lo mismo…

joder”

Y en la sala, comiendo unas papas, estaba Alex de lo más campante, mientras veía un documental por televisión.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer. Espero que les haya gustado.


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