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En medio de mi tempestad por Izumi Min

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Notas del fanfic:

Esta historia tiene fragmentos de una real , que tal vez han vivido o tal vez no XD

 

Notas del capitulo:

Pasen a leer por favor n.n

-Eres Hiro , no es así? – Escucho el chico un susurro cerca de su oído derecho, sintiendo ese cálido aliento encontrarse con su mejilla tras cada palabra.

Sus ojos seguían clavados en la espalda de quien fuera la dueña de sus sentidos, aun ahora que se alejaba indiferente a la suplicante mirada del joven, el no podía quitar su atención de ella , ahogando aquel grito desesperado que luchaba por salir de sus entrañas, aquel simple “regresa” que ahora parecía la palabra mas dolorosa y difícil de pronunciar.

-Lo eres verdad?- Insistió aquella voz, sin embargo para Hiro aquellas palabras no significaban nada ese extraño se encontraba a pocos centímetro de él y a pesar de ello, esa voz le parecía muy lejana, casi inaudible.

-Si- respondió por simple inercia, su voz entrecortada hería su garganta, desgarrando sus paredes; sin saber del todo a que respondía.

-Olvidaste tus cosas en la biblioteca, Carol me pido que te alcanzara – Dijo el extraño, viendo aquel delicado perfil, tratando de descifrar la situación, era obvio que algo anda mal , sintiendo su corazón retorcerse al ver esas cristalinas lagrimas cruzar aquel angelical rostro que siquiera había volteado a verlo; volteo a donde Hiro veía y distinguió fácilmente a una chica rubia de vestido azul, tan ligero que el viento se divertía moviéndolo a su gusto, abriéndose paso entre la gente alejándose lentamente , mientras pasaba sus delgadas manos entre sus rizos dorados, tenia que ser ella, la culpable del estado de Hiro, era ella la única que marcaba alguna diferencia en el paisaje urbano de esa tarde común y corriente. El nudo en la garganta no tardo en aparecer, el rostro de Hiro demostraba su tristeza, su dolor.

Volteo una y otra vez a ver a ambos, supo que su presencia era incorrecta ahí, era un intruso en ese momento pero por alguna razón no quería dejar al pequeño solo, no ahora, no.

Mientras tanto Hiro permanecía inmóvil, viéndola alejarse quería correr abrazarla, rogarle de rodillas que no se fuera, gritar, llorar, arrastrarse si fuera necesario, repetirle una y otra vez que la amaba que no se fuera, que no lo dejara solo.

La chica cruzaba la avenida al final de la amplia explanada frente a la biblioteca, se metió en una calle y desapareció como un suspiro que tarda unos segundos en aparecer y disiparse, sin mirar atrás, in detenerse ni un momento, como una extraña se fue sin más. Hiro seguía petrificado en su lugar; de pronto una oleada de recuerdos lo ataco por sorpresa en medio de su conmoción, recordó esos últimos años de agonía esperando porque sus sentimientos fueran correspondidos , esperando por escucharla decir un sincero “ te amo” , ese era su mas grande deseo, y ella , Luci, su Luci  la única razón de su existencia, el motor que a su corazón diera vida y fuerza a su cuerpo, aunque para ella el no significara nada.

Recordó aquellas tibias mañanas de verano , pasando horas eligiendo las mas hermosas flores para ponerlas en sus manos y recibir ese “gracias “ que le alegraba resto del día aun mientras recibía el regaño de su tía por destrozar su jardín , y aun si mas tarde las veía marchitarse olvidadas o maltratadas.

Pasaron ante sus ojos aquellas imágenes, aquellas tardes de verano esperando afuera de esas fiestas descontroladas en las que Lucí se divertía con muchos, menos con él, solo para llevarla a salvo a casa.

Esas noches en vela resolviendo problemas y escribiendo ensayos que ella no podía o no quería escribir.

Recibió varias confesiones de amor, muchas manos amigas y miles de consejos, sin mencionar regaños e insultos, tratando de abrirle los ojos, de hacerle entender que para ella eras un simple objeto, algo que podía usarse y luego tirarse pero sus necios ojos solo podían verla a ella, su rubia cabellera lo segaba, sus claros ojos azules lo aprisionaban y su maravillosa sonrisa era suficiente para ensordecer sus oídos.

Cada día luchaba por ser “digno de ella” , estudiaba siempre para ser el mejor, , trabajaba ahorrando cada centavo para darle cuanto pidiera, complaciéndole cada capricho por ridículo e inútil que fuera, solo para poder satisfacerla para Hiro era imposible negarle algo.

Lucí sabía todo, sabía que el corazón del delicado y frágil Hiro era suyo, conocía muy bien su poder sobre él, un simple abrazo le daba acceso total a su obediencia y con algo mucho menor que una caricia, podía pedirle lo que fuera. Nunca renunciaría a un esclavo fiel siempre a sus pies, lo alimentaria con falsas promesas de amor y nublaría su vista con ese rayo de esperanza disfrazado por un “Hiro te quiero”.

Fue una tarde de invierno en la que al fin lo acepto, en medio del helado viento y bajo los tenues últimos rayos de sol, acercando sus delicados labios a los de el hechizándolo por completo, acepto sus sentimientos; Hiro no podía creer lo que pasaba no comprendía lo que estaba ocurriendo, había enloquecido después de todo?; su mente le repetía una y otra vez que era una trampa, que saldría lastimado como siempre pero su corazón la opacaba con sus fuertes latidos de emoción ; un par de lagrimas rodaron por sus mejillas evidenciando su emoción y por ese momento y los próximos seis meses fue feliz.

Ahora ella se iba a los brazos cubiertos de seda de un chico rico que la usaría como su pase de acceso a la fortuna familiar, pero eso no le importaba, la codicia de Luci era más grande que su belleza, mas grande que el amor del desdichado Hiro y aun mas que el ser la muñeca rubia de un rico sin sentimientos.

No paso mucho mientras estos recuerdos aparecían en su cabeza aunque para Hiro fue una eternidad.

De pronto un dolor indescriptible ataco su pecho, sintió una fuerte y profunda puñalada abrirse paso en su corazón rompiendo el tejido poco a poco, sintiendo su alma romperse al mismo tiempo, llevo su mano derecha a su pecho aferrándose a su ropa, quería gritar pero su voz no salía sus labios solo temblaban incapaces de abrirse, sus ojos se nublaron acosados por el torrente de lagrimas que poco a poco  surcaron sus mejillas, Lucí…, Lucí…, se repetía una y otra vez sin lograr usar su voz; sus piernas vencidas por la falta de energía dejaron caer su delgado y débil cuerpo sin piedad , sus manos encontraron el suelo aferrándose a el , empapándolos con sus lagrimas y gimiendo desconsoladamente, se sentía en un abismo, un abismo cruel que lo que lo arrastraba lejos de su Lucí , comenzó a odiarse, detestarse , deseo desaparecer, destruirse a si mismo por no haberla detenido y en un arranque de furia  golpeo el piso con su pequeño puño , abriendo su delicada piel manchando la acera con su sangre sin sentir nada. De la nada algo interrumpió su arranque, una sensación cálida en su hombro, un ligero peso sobre él era la mano de aquel extraño del que ya se había olvidado.

-Yo…lamento…que…que…hayas visto ….e..eso..- No pudo continuar interrumpido por sus lágrimas que no paraban de salir.

-No, yo llegue en mal momento, soy yo quien lo lamenta-

-¿Quién…eres?- Dijo mientras se limpiaba con sus mangas.

-Luka, pero eso no importa ahora, ven- Respondió el extraño levantando a Hiro del suelo ignorando las miles de miradas que los veían extrañadas.

-Soy Hiro-

-Lo se olvidaste…-

-Mis cosas- interrumpió Hiro- dijiste algo así-

-Asi que fue por…ella...Que saliste corriendo, dejando todo no?-Hablo Luka temeroso de herir aun mas a Hiro agachando la mirada.

-Ella… termino conmigo y se fue, decirme nada mas, sin explicarme que hice mal…Salí detrás de ella sin pensar…-Se esforzó cuanto pudo para retener sus lagrimas.

-Dame tu llave-

-¿Qué?-

-Dame tu llave, iré por tus cosas. No creo que quieras explicarle todo esto a Carol y enfrentar el interrogatorio de Mizu,no así,  descuida te las traeré y les diré que te sientes mal , si?- Dijo Luka estirando su mano.

El pequeño Hiro lo observo abriendo al máximo sus grandes ojos azules, uno de ellos cubierto por aquel mechón de cabello negro profundo que solía dejar crecer más rápido que el resto de su cabello,  lacio y despeinado, enmarcando aquel pálido rostro dándole ese aspecto de gato asustado en medio de la noche que lo hacía ver adorable a sus veintiún años de edad.

La imagen de aquel vulnerable muchacho inundo los claros ojos cafés de Luka impresionándolo por unos instantes y pintándole un ligero color rosa sobre sus mejillas.

-Descuida no tardare y no robare nada- Dijo de pronto, con tal de evitar ese deseo intenso de abrazarlo, antes de que sus impulsos lo obligaran a estrujar al pequeño.

-Sí, perdón, toma- Respondió saliendo de su sorpresa y entregándole al castaño Luka su llave y su identificación de empleado en la biblioteca.

-Bueno, ahora regreso- Dijo Luka alejándose lentamente del oji azul empezando a trotar suavemente hasta las puertas de cristal de la biblioteca “ Mozart” donde ambos trabajaban. Empujo lentamente la pesada puerta y entro casi de puntillas al enorme recinto rebosante de libros.

-Y Hiro?- escucho de la nada a su derecha, una alta mujer pelirroja y rizada cabellera que se le acercaba moviendo alegremente sus manos al ritmo del “Himno a la alegría” apenas audible en la biblioteca, su floreado y corto vestido se movía al mismo rito abrazando su regordeta figura.

-Esta afuera- Respondió el castaño frustrado por su intento fallido de pasar desapercibido.

 -Lo vi salir casi volando detrás de aquella “ Barbie” , vaya ese Hiro se veía inocente – Hablo una chica de apariencia asiática luciendo un elegante traje café que acentuaba su delgada figura apareciendo de pronto con una pequeña pila de libros en sus manos.

-Barbie?, cual? –Pregunto Luka tratando de restarle importancia al asunto – iré por las cosas de Hiro, Carol, el no se siente bien y su turno ya termino, como el mío también- Mientras decía esto a la chica pelirroja dirigiéndose a un pasillo que llegaba a una pequeña puerta con la leyenda “solo empleados” sobre ella.

-No les diré nada, lo acosaran todo el día, Carol y Mizu no saben respetar los sentimientos de los demás seres vivos- Pensaba mientras sacaba la pequeña mochila negra de Hiro . una vez que la saco salió a registrar ambas salidas y pasando deprisa frente a las dos mujeres, se despidió sin responder a ninguna pregunta.

Salió de la biblioteca buscando al pelinegro hasta que al fin lo localizo recostado sobre una banca  de piedra bajo un árbol. El pequeño Hiro tenía sus ojos cerrados y su mano derecha sobre su frente aun sangrante y roja.

Luka se acerco poco a poco tratando de no asustar al Hiro observando ese demacrado rostro que parecía fallecido.

-Hiro?- pregunto suavemente tocando apenas el estomago del chico.

-Si..- Respondió incorporándose, haciendo una mueca de dolor al rosar sus lastimados nudillos.

-Toma tu mochila, deberíamos ir a que te curen eso-

-No, estoy bien-

-Bueno…¿quieres..que te lleve a casa?-

-Estoy bien gracias, ya es una pena que hayas visto mi drama y luego me lleves a mi casa, además vivo cerca-

-donde?-

-En la calle Alvino alla-Dijo el pálido chico señalando una calle a lo lejos.

-Vaya…-

-yo vivo en esa calle también-

-oh!-

-Te llevo, ven- Dijo Luka tomando la muñeca de Hiro y arrastrándolo a su lado.

 

                                                                                                     

 

 

 

 

           

 

Notas finales:

fin del capitulo !! espero sus comentarios y gracias por leer :)

 


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