Habían intentado vener a varia. ¿he dicho habían? Están venciendo a Varia. Y lo estaban consiguiendo. A cada momento la situación se volvía peor y peor. Cada segundo que pasaba le enviaban treinta o cincuenta personas a Lussuria para que les curara con su flama. A cada segundo el ataque se hacía más y más fuerte. ¿quién sería el culpable de ello?¿por qué su ataque está surtiendo tanto efecto en ellos? ¿cómo puede ser que estén perdiendo? Y sobre todo…. ¿dónde están Fran y Bel?
Muy lejos del ya casi derruido castillo, entre unas tiendas de campaña enemigas, se situaban escondidos Belphegor, seguido de Fran.
-shishishishishi… así que aquí está el escondrijo de los valientes que nos han retado…
De un momento a otro, Belphegor se preparó para dar un salto afuera de los matojos y atacar a diestro y siniestro, pero una fina mano lo detuvo, habiendo que cayera de boca al suelo.
-bel-sempai, no debería saltar así por las buenas.¿y-
- estúpida rana…. ¿desde cuando te preocupas del enemigo?
- príncipe falso, no me estoy preocupando de ese par de imbéciles, me preocupo de… de t-tí…
A pesar de que desde hace seis meses son pareja oficial, ya que tardaron cerca de ocho meses darse cuenta de sus sentimientos, demostrarlos y darse cuenta de que son pareja, entre otras cosas, total, que son unos imbéciles que ni siquiera se dan cuenta de sus propios sentimientos. Volviendo al tema, aunque sean pareja oficial desde hace tiempo, Fran todavía no se había acostumbrado a decir cosas que no hieran el orgullo de su pareja y demostrar sentimientos de interés sobre el, como preocupación.
- para eso están tus ilusiones, rana tonta.
- podrías ser un poco más amable, yo por lo menos lo intento - eso último lo dijo muy bajo, pero lo suficiente para que el rubio lo escuchara. Entonces, se acercó lentamente al oído del peliverde y le susurró unas palabras mientras le lamía y mordía la oreja en el proceso.
- estúpida rana… me cuidarás la espalda mientras yo hago un festín de sangre y muerte, ¿cierto? No debes desobedecer a un príncipe…- se alejó y miró con una de esas sonrisas desagradables para quien sea su enemigo.- ¿mejor?
- Estúpido sempai…- maldecía por lo bajo, notoriamente sonrojado mientras restregaba su manga por la oreja en la que fue dicha esas palabras.
- te prometo que cuando vuelva de la matanza te daré algo. ¡siéntete agradecido que alguien de la realeza como yo te dé algo!
- si, sí, pero ya márchate.
Pov Fran.......
Sangre que se salpicaba por todos los lados. Risa estérica del psicópata asesino. Un ilusionista por su amante. Ilusiones falsas. Todo se empieza a tornar borroso. Ya no se puede distinguir de quién es la sangre. ¿qué está sucediendo en la batalla? ¿dónde está Belphegor? ¿eh? ¿por qué…. El cuerpo de Belphegor…. está manchado de sangre suya? ¿eh? Todo está oscuro… no puedo ver el cuerpo de Bel… ¿Bel? ¿eh?... ¿dónde estoy? Bel-sempai me necesita… ¿dónde estás? ¿bel? ¿bel? ¿BEL? ¡¿¿¡BELPHEGOR?!!? ¿¡¿D”NDE ESTÁS!?!?
Me levanto de un momento de una poco mullida camilla. Me dolía horrores el cuerpo ¿eh? ¿dónde estás Bel? ¿Bel?
De mis ojos brotan unas aguadas lágrimas. De la nada, entra Mukuro.
-shi-shishou…
-¡Fran! ¿te encuentras mejor?- el rostro del peli azul era completo de preocupación. La misma cara que me hubiera gustado que mostrara cuando me vendió a Varia. Pero no la hizo.
Ahhh… ya recuerdo…. Me habían dado con un palo en la espalda, dejándome inconsciente… luego todo se tornó oscuro… pero antes pude ver cómo bel-sempai se giraba para mirarme y recibía un ataque que lo dejó en el suelo, sangrando… luego me capturaron y me amarraron a una de las tiendas de campañas. Cuando recuperé la consciencia, Rasiel, la estúpida copia barata de mi estúpido príncipe, se encontraba manoseándome enfrente suyo. Qué asco sentía. Tanto dentro como por fuera. Cuando terminó por fin esa tortura, volví a caer inconsciente y de allí me encuentro aquí...
- shishou.... ¿D”NDE ESTÁ BELPHEGOR? ¿ESTÁ BIEN? ¡RESPONDE, SHISHOU!
La vista de Mukuro se giró, evitando hacer contacto visual conmigo. Se mantuvo ahí quieto, callado. Comencé a llorar desconsoladamente, a lo que shishou reaccionó abrazándome.
Fin pov Fran
Cuando peliverde por fin se calmó y se durmió, el cabeza piña salió de la habitación, topándose de frente con Byankuran. Apenas duró unos segundos parecer tranquilo y serio, ya que cuando terminó ese corto periodo, se abrazó fuertemente a la espalda del peliplata, dejando caer las lágrimas de ver a su alumno, casi hijo, sufrir así. Byankuran sólo pudo mantenerse en silencio. Como estaba en ese momento todo lo que quedaba en la mansión Varia. Irónicamente, sólo quedó intacta la habitación de Belphegor, donde ahora se encontraba Fran.
Pasaba el tiempo. Muy lentamente y de una manera dolorosa. Muy dolorosa. Fran se pasaba la mayoría del tiempo mirando desde la ventana de la habitación del mayor, de la que a duras penas salía. Aún no había recuperado de su pérdida, por lo que constantemente decía que Belphegor se estaba retrasando en alguna misión. Todos, sobretodo Mukuro, Byankuran y Lussuria, estaban muy preocupados, pero lo único que podían hacer era afirmar su frase. Si rompían esa “burbuja" no querían saber cómo de mal se sentiría ni las consecuencias.
Pero no todo dura para siempre.
Una mañana, que parecía como las de siempre, se levantó de la cama de Belphegor y recordó una vez más todo, dándose cuenta del grave error. «Belphegor no está vivo» «si él no está vivo, no vale la pena que yo siga con vida...» «exacto, si muero, volveré a reunirme con él...» «pero no puedo dejar que los demás lo sepan, me alejarían de mi amado... Por lo que iré al bosque.»
A un paso normal, se vistió y cogió una cuerda trenzada. Sigilosamente, pasó por la puerta de la mansión y se decidió a recorrer un tramo para realizar su cometido.
Cuando llegó a un claro del verdoso bosque, donde en el centro se encontraba un gran y enorme sauce llorón. Optó por agarrar la soga en una de las ramas fuertes y se enganchó la cuerda al cuello con un nudo muy fuerte. Se sentó encima de la rama. Unas finas lágrimas recorrieron su rostro. Su monótona máscara había desaparecido por completo. Respiró hondo y se tiró. Parecía que iba a cámara lenta. Pero cuando aún se encontraba en el aire, un singular cuchillo cortó la cuerda, haciendo que el peliverde cayera de culo al suelo.
-shishishishishi... Me voy unos meses y ya piensas en suicidarte.... Tan estúpida como siempre, ranucha.
Esa voz...esa risa...esa manera de insultar...no podía ser nada más que él, pero la rana aún lo negaba en su cabeza.
El príncipe, al ver que estaba siendo ignorado, se puso de cuclillas delante del chico y lo besó de una manera feroz y fogosa, demostrándole que era real.
- te prometí que te daría algo cuando termináramos esa misión ¿cierto?- de su bolsillo sacó una diminuta cajita azul marino. Despacio, la abrió, dejándole ver al perplejo gran su interior.
- n-no puede ser...
- ¿vas a aceptar si o sí?
- obviamente, príncipe falso.
El rubio le puso el fino anillo de oro blanco en su anular, le quitó lo que quedaba de soga en su blanquecino cuello y se levantaron, cogiéndose de la mano. Fran posó su mano libre en su cabello, rozándolo apenas con las yemas de los dedos, en ese verdoso pelo que tantas veces había sido tocado por su ahora marido. Unas traicioneras lágrimas se escaparon mientras sonreía. A Belphegor le pareció tan lindo que no tuvo más opción que violárselo en medio del bosque.
Por fin había acabado el sufrimiento de ambos. Si Bel lo mató una vez, ésta no sería la excepción. Todo concluye con un Rasiel vencido, una pareja unida para la eternidad y un shishou que anuncia su pareja oficial.
- Belphegor
-¿hm?
- Odio amarte.
- shishishishishi... Yo también.
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