Confesión
Las cosas no habían podido resultar más extrañas en su vida estos últimos días, creía que manteniendo un perfil bajo lograría pasar desapercibido pero ahí estaba. Ukai más eufórica que nunca con su nuevo "romance".
Aún le había costado ver a la cara a la chica después de haber soltado una declaración como que "ella le gustaba", ella no parecía afectada al respecto y en cambio de quien si lograba 0obtener atención era de los chicos.
Acaso había hecho algo mal en toda su vida, ninguna chica lograba mantenerse a su lado por alguna circunstancia que involucraba a sus padres, aunque no los culpaba a ellos, siempre pensó que ellas no podrían entender a su familia, personas como esa en parte no merecían su atención, quizás con Ukai las cosas podían ser diferente pensaba, ella no parecia tener problema con ese tipo de relaciones aunque... no sabía ¿que era mejor? ¿una chica prejuiciosa o una completa loca obsesiva?
Quizás debería rendirse, no tenía suerte para las cuestiones del amor y la única confesión que había recibido había sido de Aizawa quien de solo pensarlo le provocaba escalofríos.
Michael se sentó a su lado notandolo algo desanimado.
- ¿ Qué ocurre? ¿Aizawa esta molestándote de nuevo?
- N-no - desvió la mirada.
- ¿Entonces? - Michael había puesto una mirada seria dando a entender que ponía toda su atención sobre él.
- No lo sé... creo que soy un fracasado... ya sabes en esas cosas... - Riku escondió su rostro entre sus brazos.
- ¿Esas cosas? Oh - le tomó un poco de tiempo comprenderlo - No te deprimas, conseguirás alguna chica que logre comprenderte y acepte a tu familia - trataba de animarlo.
- No entiendo porque la gente nos ve como si fuéramos anormales, somos como cualquier otra familia...- murmuró. Michael sonrió y solo acarició los cabellos de Riku suavemente.
- Mira, ya llegó la profe Tanaka - le dijo esperando que se animara un poco.
El resto de la clase fue de lo más normal sin ninguna novedad, había visto a Aizawa a algunos puestos de distancia, de cierta manera aun lo ponía incomodo. Miró de reojo a Michael, aún tenía recordaba su tonta confesión, no entendía como Michael había llegado a ese punto.
El día terminó sin ninguna novedad, Riku esperó a Michael en los casilleros para volver a casa, mientras salían pudo ver como Aizawa se encontraba en la entrada de la preparatoria con "Segu-tan", un extraño escalofrío recorrió su cuerpo y entonces los vio tomarse de la mano y marcharse, por alguna razón sintió algo de envidia ¿Qué le pasaba?
Michael lo notó ausente, trataba de hacerle platica aunque sentía que era ignorado, las cosas se habían puesto extrañamente tensas entre ellos después de esa tonta declaración suya...
- ¡Riku Cuidado! - el chico no se había percatado de que habían llegado a un cruce, había seguido de largo aún con la luz del semáforo en rojo. Apenas pudo reaccionar al escuchar las llantas del automóvil frenando apresuradamente, se había quedado congelado en medio de la calle entonces sintió un par de brazos que lo sujetaban con fuerza y lo siguiente que supo era que estaba en el suelo.
Sentía que esta escena ya la había vivido ¿Cuándo había sido? sus recuerdos eran difusos al respecto, recordaba un auto, sangre y vidrios rotos en medio la calle.
- Riku, ¿estás bien? ¡respóndeme! - la voz desesperada de Michael le hizo reaccionar.
- M-Michael - lo primero que hizo fue ver a su alrededor un grupo de gente aglomerada, el auto se había desviado por poco, nadie parecía haber resultado herido, él estaba vivo, vio entonces detenidamente a Michael que tenía un hilito de sangre bajando por su sien y su brazo algo lastimado.
- No te preocupes, esto no es nada, ¿tu estas bien? - preguntó con una suave sonrisa y Riku no pudo evitar poner sus ojos llorosos, asintiendo con algo de culpa.
Luego de aquel incidente Michael se había negado ir a un hospital asegurando que estaba bien, solo era un rasguño. Tonto, pensó Riku.
- Entonces aquí nos separamos - dijo Michael viendo el edificio lujoso donde Riku vivia. Riku apretó sus labios con fuerza y tomo su brazo sano para tirar de él sin mediar palabra alguna y obligarlo entrar al edificio.
- Eres un tonto... ¿Por qué hiciste eso? pudiste... - sus ojos le picaban y Michael sabía que Riku estaba punto de quebrarse.
- Sí, soy algo tonto, pero prometí protegerte. No llores, es solo un rasguño, ya te lo dije.
Llegaron al piso y Riku lo hizo entrar. Shuichi los recibió algo sorprendido, mientras Yuki estaba en la cocina preparando la cena.
- ¡¿Pero qué ha pasado?!
- No ha pasado nada, solo es un rasguño, jajaja.
- Voy por el botiquín - dijo el menor yendo con prisa al baño. Si bien Michael era resistente, no le agradaba sentir como ardía el alcohol contra sus heridas - Aún no entiendo ¿por qué eres tan tonto y haces las cosas sin pensar?
- ya te lo dije, soy tu guardaespaldas.
- No tienes que hacer eso, se algo más responsable -le sermoneaba y Shuichi miró de reojo a Yuki.
- No podría soportar que te hicieran daño, ni Aizawa ni cualquier otro- dijo Michael con seriedad, Riku no pudo evitar sonrojarse - Lo he decidido.
- ¿Qu-qué?
- Desde que éramos niños - sonrió.
Shuichi dejó escapar una risita cómplice.
- Mike, ¿te quedas a cenar con nosotros?
- ¡M-mamá!
- ¿En serio puedo? - vio a Shuichi y a Yuki quien soltó solo dio un sorbo a su bebida.
- Hoy he hecho más comida de lo habitual.
- ¡Oh por dios! ¡muchas gracias suegro! - Michael brincaba de felicidad y Yuki se quedó frío al escuchar la palabra "suegro". Shuichi le dio un codazo mientras sonreía buscando los platos.
Rikuto Shindou quería que la Tierra se lo tragara en ese instante. Michael era un tonto.
Así que... desde que eran niños...