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Shinjuku Host Club por Jupiterisinlove

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Notas del fanfic:

Hola, me dicen Michi y este es el primer fanfic que publico. Quise hacer una historia "original", divergente, loca y muy divertida, espero que la disfruten~

Notas del capitulo:

Capítulo number one~ iré aclarando muchas cosas en los siguientes capítulos c:

 

8:00 p.m.


Hace cuatro horas las aulas se vaciaron, las clases acabaron y hace unos pocos minutos terminaron las actividades de los clubes. Un estúpido de la clase me sugirió entrar a un club (donde el participaba) y la maestra a cargo de la clase hizo lo mismo. Imbéciles. No saben nada de mí.

 

Crucé la calle con la mirada perdida, sólo seguí a la gente, ni siquiera miré si los autos se habían detenido. Me dirigía a mi lugar habitual de trabajo. Llevé a clases una muda, sería extraño ir a trabajar con el uniforme de la escuela puesto, por no decir que me delataría. El uniforme quedó perfectamente doblado y escondido en mi bolso. Ahora llevaba un suéter negro, unos jeans azul oscuro y las mismas zapatillas que usaba para ir a clases, pasaban desapercibidas como zapatos comunes.

 

La maestra insistió por varios meses en que ingresara a un club debido a que es obligatorio, o al menos, así era en la escuela a la que asistía.  Llamó a mi padres, pero ninguno contestó las llamadas ni tampoco asistió a reuniones con ella. Esa zorra tenía todas las de perder, mis padres son muy afortunados de saber que aún existo. Como no consiguió respuestas por ese lado, me insistía cada vez que salía de clases. A pesar de que tenía casi tres horas libres para hacer lo que se me diera la gana, no me gustaba perder tiempo en su oficina, por lo que siempre me iba sin decir una palabra. A estas alturas ya se debe haber aburrido.

Esa es la razón por la que salgo más temprano que todos, sólo por capricho. Durante el tiempo libre que me queda entre las clases y el trabajo me quedo vagando por las calles, a veces aprovecho de comprar y gastar el dinero que gano día a día. Intento pasar el menor tiempo en casa.

 

- ¿Takanori?

 

Sentí escalofríos, se supone que nadie sabe de mi trabajo y ya estaba muy próximo a éste. Las luces de neón que tanto caracterizan a ésta ciudad le daban vida a los locales ubicados estrechamente a mi alrededor. Me giré para ver quien me llamaba, al principio sólo vi muchas caras borrosas pero luego pude reconocer, era...

 

- Yuu - Dije, con un tono más relajado.

 

- Es la primera vez que nos topamos camino al trabajo, muy loco ¿no crees? siempre pareciera que vienes de otro mundo o algo así - Yuu era uno de mis tantos compañeros de trabajo, podría decir que desde el poco tiempo que llevo trabajando allí es el que más me habla y a quien más cercano soy. Es más alto que yo, tiene el cabello negro, un poco largo, pasado los hombros y algo desordenado. Siempre vestía con ropa muy holgada y hablaba mucho. Aún no entendía porque insistía tanto en hablarme siendo que he sido muy callado desde que llegué a ese lugar, tanto con mis compañeros como con los clientes, pero terminé deduciendo que su forma de ser era así.

 

-¿Por qué dices eso? - Me digné a responder después de un momento de silencio, dirigí mi mirada al piso, mientras caminábamos.

 

- No lo sé, quizás porque no sé nada de tu vida aún, vamos, tienes que contarme algo, qué haces... ¡ni siquiera sé tu edad! Te conozco hace dos semanas y no sé tu maldita edad - Ésto último lo dijo alzando sus manos hacia arriba y mirando al cielo. Su forma de hablar siempre era así de exagerada, no me molestaba, incluso me entretenía. Su cabello ondulado brillaba de lo limpio que estaba, incluso ahora que está oscuro.

 

- Ya te lo dije, tengo veinte años, igual que tú - Mentí, aún asisto a la escuela teniendo solo diecisiete años, soy menor de edad, lo que hace que trabajar de host* sea ilegal, pero claro, claro, no dejaré que nadie sepa esto, ni siquiera Yuu que es el único que se digna a escuchar mis cortantes diálogos.

 

- No me lo habías dicho Matsumoto, eres un mentiroso. Hablas tan poco que puedo recordar todo lo que dices - Me apuntaba con el dedo mientras canturreaba aquellas palabras. No lo había mirado a los ojos ni siquiera por un instante, hoy no tenía muchas ganas de trabajar, ya está dejando de ser divertido, si es que en algún momento lo fue...

 

Llegamos al local, el gran cartel virtual informaba "¿quieres pasar la noche con un lindo chico? éste es el lugar indicado" mientras aparecían fotos de algunos de los host que trabajan aquí, los más populares tenían el honor de aparecer. Ni Yuu ni yo aparecíamos. Tengo entendido que los más populares también son los que más tiempo llevan aquí. Por mi parte yo soy prácticamente nuevo y Yuu lleva casi cuatro meses. El cartel mostró a continuación, muchos corazones que se coloreaban de rosa claro y encima de éstos aparecieron las letras que daban a conocer el nombre del lugar... shinjuku host club.

 

Al entrar no había muchos clientes, aún era temprano. Rápidamente nos fuimos por un costado entrando a una pequeña habitación que se escondía tras unas cortinas intensamente rojas. Básicamente, eramos chicos de compañía. Nuestra meta es complacer al cliente que nos escoja según sus gustos, sirviendoles tragos y comidas que él mismo solicite, fumando y bebiendo con ellos, platicar, escuchar sus problemas, incluso ser un hombro para llorar, pero nada más. Si el cliente quiere pasar una noche contigo y eres ambicioso, puedes hacerlo, pero por las tuyas, es decir, fuera del local. Eso está mal visto puesto que estás haciendo que tu cliente no vaya al host club a buscarte, por lo tanto no está generando ganancias para el local -en entrada, comida, alcohol,etc.-. Lo bueno es que esa regla se respeta mucho aquí.Se gana bien en una noche por lo que no hay "necesidad" de acostarte con un extraño por más dinero, o eso me parece a mí. La cuenta de todos los pedidos que hace el cliente van directamente al host que lo atendió, eso mencionando que hasta el vaso de agua sale algo caro.

Aunque claro, cierto porcentaje va al dueño de todo esto.

  

Me senté en un banquito negro y saqué de mi bolso un estuche que contenía todo mi maquillaje. Frente a mi se hallaba un gran espejo que compartía con Yuu, quien estaba a unos tres metros de mí, sentado en su banquito. No es un host club cualquiera. Al principio estaba destinado para hombres y mujeres -a pesar de que sólo trabajamos hombres- pero extrañamente se empezó a volver popular entre hombres -obviamente gays- quienes comenzaron a venir cada vez más seguido por nuestros servicios, por lo que popularmente el local se conoce para público masculino. Es muy vergonzoso cuando viene una mujer, ya que la mayoría sabe que es casi hasta exclusivo para hombres.

 

Como la mayoría de los que trabajamos aquí somos muy jóvenes, ocultamos nuestra "identidad" tras un montón de maquillaje, dándonos un toque original y reconocible. Yuu por ejemplo, siempre dibuja una hermosa mariposa azul que se extiende desde su ojo derecho hasta la sien y con sus clientes se hace llamar Aoi -que significa azul, entre tantas cosas-. Por mi parte, oscurezco mis labios con negro o morado muy oscuro y aplico diferentes colores a mis ojos, resaltándolos exageradamente pese a que son pequeños. Hoy puse sombra roja desde donde terminan las pestañas hasta las cejas y difuminé con rosa en dirección hacia mis orejas. Por último, los delineé con negro haciendo una línea no muy gruesa que termina en forma de espiral, ya fuera del ojo. Era, sin dudarlo, un maquillaje que llamaba la atención, aunque mi personalidad no lo hiciera. Me levanté del banquito, y entré a otra habitación donde se encontraba mi ropa. Cada día ocupaba ropa diferente, casi siempre dependía de como me sintiera. Agarré una especie de kimono azul con blanco y lo arrojé a la silla que estaba al lado mío, comencé a desvertirme.

 

- Taka ¿que usarás hoy? ¿puedo decirte Taka cierto?

 

- Si Yuu... usaré el kimono azul ¿por qué?

 

- ¿Te gusta mucho ese, eh? lo has usado toda la semana - La voz de Yuu se iba desvaneciendo, se alejaba de la puerta, ni siquiera había considerado el "¿por qué?" que le acababa de decir.

 

Salí de la habitación, descalzo, me senté en el banquito otra vez y peiné mi cabello, el cual pinté de un color castaño cobrizo hace no mucho. Cuando recién llegué a trabajar al club, lo llevaba rubio, lo cual llamó la atención del jefe. Supongo que eso influyó mucho en el permiso de dejarme trabajar aquí. Finalmente dejé la habitación. Cuando iba atravesando las cortinas rojas choqué con un cuerpo, era Yuu quien miraba fijamente todas las mesas y sillones vacíos. Él usaba una camisa negra de satín espaciosa y unos pantalones azules muy ajustados.

 

 -¿Llegará a venir el viejo ese al que enganchaste? - Dijo Yuu.

 

- ¿Hotaka? Lo más probable es que sí, dijo que había pagado por adelantado toda la semana para estar conmigo.

 

- Ya te estás haciendo muy popular ¿eh? - Me dio una mirada y volvió a voltear su cabeza. Siempre me miraba hacia abajo pues, le llegaba más o menos al hombro - Aunque no entiendo porqué un viejo como ese vendría a este lugar... ¿será reprimido?

 

- No lo sé, solo me importa que me de el dinero y ya - Después de decir esto con el tono monótono que yo siempre usaba, Yuu me miró algo asustado, yo lo miré también, fijamente - Ya te estás imaginando otras cosas.

 

Isao Hotaka era su nombre completo. Viejo, cuarentón. No tenía más información de él. Me conoció el primer sábado que trabajé aquí y desde entonces ha venido todos los días que trabajo, de martes a sábado, sólo a buscarme a mí, no escogía a nadie más como compañia. Llegó al local a eso de las 11:00 como siempre.

 

- El mismo chico de siempre - Expresó en la entrada, con un tono casi autoritario.

 

- Si señor - Respondieron los demás host con una reverencia, había que ser de lo más cordial y amable con los clientes. Entraron rápidamente al local a avisarme, yo me encontraba platicando con Yuu en un sillón. Ningún cliente lo había escogido esa noche tampoco. A mi sólo me buscaba Hotaka.

 

- Ruki, llegó el señor Hotaka, haz tu trabajo como siempre por favor - Exclamó uno de los host, me dio una mirada desconfiada.

 

- Claro - Respondí y me levanté del sillón con pereza. Ruki es el nombre que usaba para mis clientes.

 

- Ten cuidado, eh, suerte - Dijo Yuu guiñando un ojo. Isao se encontraba ya en un sillón, éste tenía una mesa en frente, la mesa más grande que teníamos en el club. Siempre pedía esa mesa y como se la iban a negar si ya había pagado una semana completa. No teníamos más opción que complacer al viejo en cuestión. Es calvo y su mirada intimida un poco, da la impresión de que fuera parte de la mafia a simple vista. Siempre vestía elegantemente.

 

- Buenas noches, señor - Saludé y dí una reverencia frente a él, estuve unos cinco segundos manteniéndo la postura.

 

- Hola Ruki, hey, ya puedes levantarte - Me levanté en cuanto dio la orden el viejo - Puedes decirme Hotaka, no hay problema, ven, sientate - Hizo un espacio aún más grande en el sillón.

 

- Está bien - Me senté a su lado y rodeó mis hombros con su brazo. No me atraía para nada el viejo, que puedo decir, pero ya estaba metido en esto.

 

- ¿Cómo has estado? te ves cansado... ¿qué haces durante el día? - Empezó a acariciar mi cara con su mano suavemente - ¿Necesitas algo? ¿dinero?

 

- No señor - Respondí de inmediato la última pregunta - He estado bien... no se preocupe.

 

- ¿Trabajas, hermoso?

 

- Sí - Lo miré fijamente a los ojos después de que me llamó "hermoso".

 

- ¿En qué trabajas?

 

- En un combini** - Mentí.

 

- Pobre... eso explica que estés decaído, vaya trabajo de mierda  - Acarició mis labios y mentón, me estaba empezando a molestar tanto toqueteo - Ruki, ya sabes los cigarros que me gustan.

 

- Sí señor - Me levanté rápidamente, por fin tenía algo de espacio, habían sido los dos minutos más sofocantes de mi puta vida. Casi corriendo fui al mostrador a sacar una cajetilla de cigarros, los cuales también tenían un costo.

 

 A Hotaka le encantaban los mentolados y siempre me pedía fumar con él. Regresé a la mesa y volví a sentarme. A esta hora el club ya estaba más que lleno y comenzaba a hacer calor. Las pantallas mostraban videos musicales que sonaban a todo dar y las luces rojas inundaban el lugar. Había una pequeña pista de baile y a su lado un bar. Y hacia atrás se ubicaban las mesas y los sillones. En el segundo piso, estaba la cocina y algunos sillones más. Últimamente se ha vuelto muy popular el club y tuvieron que incluir más sillones y mesas para los clientes. Me pregunto donde estará Yuu.

 

- Gracias - Tomó el cigarro y sacó de sus bolsillos un encendedor. Usaba un traje negro, como de bodas. O funeral. Acercó el cigarro a sus labios y lo encendió. Sorpresivamente, lo separó de su boca y lo intentó poner en la mía. Me acerqué un poco más para poder agarrarlo bien, aspiré el humo y saqué el cigarro de mi boca con mis propias manos. Procedió a encender otro para él - Ruki, ¿sabes por qué te escogí a ti?

 

- No - Respondí serio. El viejo me miró  a los ojos y yo también hice lo mismo. Ambos nos miramos así por unos segundos.

 

- Por eso - Dijo.

 

- ¿Eh?

 

- Tu mirada... puedes mirarme fijamente sin ningún nerviosismo, ni duda... es casi como si no tuvieras sentimientos

 

Me sentí un poco ofendido, pero era verdad, con todo el mundo podía hacer eso.

 

- Eso te hace atractivo e interesante - Continuó - Te da un aura misteriosa - Volvió a calar el cigarro entre sus labios, hice lo mismo - Además eres muy lindo y delicado - Botó poco a poco el humo levantando un poco su cabeza. Al parecer el viejo creía que yo tenía esa mirada "egocéntrica" para hacerme el interesante.

 

- Ya veo - Respondí. En realidad me salía natural hacer eso y no lo hacía con intención - Ese día usted llegó y miró a todos, analizando uno por uno. Realmente me sorprendió que me escogiera.

 

- Pero dijiste que tuviste cinco clientes antes de mí y era tu primera semana - Ambos nos miramos - Ya eras popular cuando llegué - Río un poco.

 

- No creo que eso sea verdad, soy muy callado.

 

- No creo que sea por tímido... con esa mirada, no - Hotaka le había dado en el blanco. No hablaba simplemente porque no se me daba la puta gana. Ésta actitud de mierda la adopté hace varios años atrás. En la escuela siempre soy así, no tengo amigos y odio participar, de hecho me sorprende que tenga cojones para seguir yendo a clases.

 

- No soy tímido - Confirmé. En ese momento me di cuenta que no había fumado casi nada. Aspiré varias veces el humo y me apoyé en la mesa con ambos codos y alejando la mano con la que sostenía el cigarrillo de mi cara, para no quemarme.

 

- Entonces tu punto encantador es esa mirada atrevida, cada quien tiene lo suyo - Apagó el cigarro en el cenicero rojo de la mesa y volvió a rodearme y acercarme más a él.

 

Pasó una hora desde que había llegado Hotaka. Me habló de su horrible trabajo entre otras cosas a las que no presté demasiada atención, ya me estaba aburriendo verlo tan seguido. Sin embargo, prácticamente él me estaba alimentando con todo el dinero que gastaba en este maldito lugar. Ya era media noche y esa es la hora de nuestro descanso. Teníamos apenas quince minutos para descansar, claro que sólo podíamos tomarnos ese "break" si no estábamos con algún cliente en ese momento.

 

- Hermoso, ya me debo ir - Casi exclamé un "yeeey" cuando el viejo dijo esto - Mañana volveré, no quiero que nadie te gane antes - Exclamó con un tono posesivo. Creo que  esbocé una sonrisa pero se borró con lo último que dijo. Se levantó y se guardó la cajetilla de cigarros, ya sólo quedaban a penas dos. Nos habíamos consumido casi todo en una hora.

 

- Está bien señor - Me levanté y lo acompañé hasta la salida, enganchandome de su brazo - Que tenga un buen día mañana, señor.

 

- Gracias chiquillo, cuídate - Me mostró esa sonrisa de mafioso y se fue lentamente, perdiéndose entre la gente tokiota nocturna. A pesar de la hora, muchas personas vagaban aún por estas calles especialmente, debido a lo ofrecido en los locales vecinos. A nadie le importaba que fuera martes.Hay muchos host para chicos, pero estos eran atendidos por mujeres, los comunes. Hay maid-café, centros de prostitución encubiertos, y quizás que más. Entré nuevamente y busqué la puerta trasera, por donde se sacaba la basura, para ir a mi descanso. Yuu se encontraba allí, arriba de un contenedor.

 

- Ya te desocupaste Taka, ¿qué tal estuvo? ¿muy odioso? cuéntame detalles 

 

Me senté a su lado, subiéndome al contenedor que me quedaba un poco grande, Yuu me ayudó a subir, Odiaba eso. Odiaba ser una especie de "víctima". Odiaba tener una imagen tan penosa. Frágil.

 

- Lo de siempre, cáncer al pulmón y conversaciones que no escuché.

 

- Ya te está aburriendo ¿no?. Escuché unos rumores en la cocina, dicen que Hotaka es casado y tiene hijos.

 

- No me sorprendería, está viejo - Saqué un cigarro que tenía escondido en uno de los dobleces del kimono.

 

- ¿Qué acaso no te das cuenta? Eso sí que sería un problema, meterte con un hombre casado... - Hizo un puchero y me miró con una cara de "mamá preocupada". Lo miré ignorando su preocupación, haciendo un gesto con la mano para que me pasara algún encendedor.

 

- Él es el que decidió venir a meterse a estos lugares, no me jodas - Yuu también sacó un cigarrillo y lo encendió. Era quizás, la parte que más me gustaba de este trabajo. Fumar y no hacer nada.

 

- Taka ¿qué haces durante el día?

 

- Trabajo en un combini... ¿por qué?

 

- ¿Y tus padres que creen que haces de noche?

 

- Creen que tengo un turno nocturno "especial". Mi prima es la jefa del combini.

 

- ¿Y se creen esa mierda? - Dijo esto mientras el humo salía.

 

- Sí, no se preocupan mucho de mí.

 

Lo de la mentira hacia mis padres era cierta. Creían que mi prima me había arreglado un horario especial sólo para mi, así podía ir a trabajar después de la escuela y regresar a tiempo a casa para dormir y poder levantarme temprano. No sé para que me dí el tiempo de inventar una mentira tan buena si ni siquiera me escuchaban.

 

- Vaya, yo trabajo en una tienda de zapatos - Botó las cenizas que sobraban en el papelillo - Suena muy aburrido pero la verdad es que la paso bien chismeando.

 

Reí, inusualmente.

 

- No me esperaba menos de ti, Yuu.

 

En ese momento, pasaron dos personas por el callejón donde nos encontrábamos. En esa parte ya no transitaba tanta gente como en la entrada principal. Era una calle oscura y "peligrosa".

 

- Hey, ustedes - Gritó animadamente uno de los tipos mientras corría hacia los contenedores donde nos ubicábamos. Traía una cámara colgando de su cuello - Me presento, soy el famoso fotógrafo Hatoyama, gusto en conocerlos.

 

- ¿Qué? ¿El gran Hatoyama? - Dijo Yuu con sus ojos llenos de emoción. Se bajó del contenedor y pisó el cigarrillo - Ta... Ruki, míralo, ¡es Hatoyama!

 

Yo sólo lo miraba seriamente, ¿el gran qué? ¿Hatoyama? nunca había escuchado de ese idiota. Permanecí sentado en el contenedor mientras terminaba el cigarrillo. El imbécil vestía con una camisa azul y traía una polera blanca debajo. Jeans comunes. Zapatos comunes. El otro tipo que venía con él se quedó mirándonos desde lejos. Creo que también traía una cámara. Esta vista ya no me permite distinguir una mierda.

 

- ¿No me conoces? he fotografiado a muchos famosos - Extendió su mano amablemente. Dudé un poco en tomársela pero finalmente lo hice.

 

- ¿Qué quieres? - Pregunté lo más frío que pude.

 

- Tengo entendido que éste es un host club especial, que ustedes ocupan maquillaje y vestimentas exóticas y a juzgar por sus looks creo que tengo razón - Al hablar nunca perdía la sonrisa, incluso si lo miraba "atrevidamente" como dijo el viejo hace un rato - Vine con mi asistente... él también sabe mucho, ven Kouyou, acércate.

 

El tipo se acercó y pude apreciarlo más de cerca. Era muy alto y delgado, parecía que se rompería. Tenía el cabello castaño claro y corto, le llegaba hasta la nuca nada más, como a mí. Vestía mejor que el imbécil de... ¿cómo era que se llamaba? ¿Hatoya?

 

- Hola, me llamo Takashima Kouyou, gusto en conocerlos - Hizo una reverencia. Cuando se levantó pude ver una tímida sonrisa en su rostro. Era atractivo. Intenté mirarlo fijamente pero sentí que la cara me ardía. Bajé la mirada. Arrojé el cigarro.

 

-¡Gusto en conocerte! - Exclamó feliz Yuu - ¿Nos quieren fotografiar? ¡sería grandioso! ¡deberían hablar con el jefe! yo puedo presentárselos y...

 

En ese momento no escuché nada de lo que dijo Yuu. Me quedé mirando a Kouyou... Takashima era su nombre. Qué lindo nombre. El también me miraba a mí. Me sentí un poco feliz, aunque luego recordé el montón de maquillaje que llevaba, debe llamarle la atención, pensé. Tal vez cree que soy un bicho raro, una especie de prostituta. Me sentí algo avergonzado y agaché la cabeza. 

 

Déjame conocerte.

Notas finales:

*host: Los host club son locales donde la gente paga para que le hagan compañía. Muy populares en Japón. Parecido a lo que se define en el capítulo.

**combini: Tienda japonesa, también se llama tienda de conveniencia, abren las veinticuatro horas al día.Venden prácticamente de todo lol.

Eh, bueno, si les gusto este primer capítulo haganlo saber ^^ con un review. Gracias por darte el tiempo de leer, continuaré prontito~


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