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El conde Bakura por Hachimitsu No Miko

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Notas del capitulo:

Hola! Vuelvo con otro capítulo

¡Por favor lean y espero les guste!

Ah! Y si quieren dejar reviews se los agradecería mucho

Unas horas después, entró el conde en mi habitación; yo desperté, pues me había quedado dormido en el sofá. Se presentó muy animado, y me dijo:
-¿De modo que está cansado, amigo mío? Váyase a la cama. Es donde se descansa mejor. Hoy no puedo tener el placer de platicar con usted, porque tengo demasiado trabajo-
Desperté antes del amanecer y noté que el conde no estaba, debió haberse ido mientras dormía. Me armé de valor, subí la escalera de caracol y me asomé a la ventana orientada al sur.
Esperé su regreso, sentado junto a la ventana. Al poco rato observé unas extrañas partículas que flotaban en los rayos de la luna; parecían motas de polvo, que se arremolinaban y se agrupaban formando una nube. Al contemplarla, una sensación de alivio y quietud se apoderó de mí. Me recliné en el alféizar.
Algo me inquietó; un aullido de perros en el fondo del valle. El rumor sonaba cada vez más fuerte en mis oídos, al tiempo que las motas de polvo adoptaban nuevas formas en consonancia con él. Sentí que en lo más profundo de mi ser pugnaban por despertar mis adormecidos instintos. ¡Me estaban hipnotizando! Las motas de polvo siguieron agrupándose hasta adoptar unas formas fantasmales.
Me incorporé de un salto y escapé; las formas correspondían a las tres espectrales mujeres. Huí, y al llegar a mi habitación me sentí más seguro, pues allí la lámpara brillaba.
Después oí en la habitación del conde un gemido agudo rápidamente sofocado, y a continuación un atroz silencio. Traté de abrir la puerta, pero estaba encerrado. Me senté, preocupado. ¿Qué haré ahora? ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo escapar de esta espantosa noche de sumisión, abatimiento y temor?
Al día siguiente. ¡Que agradable puede ser la mañana para la vista y el corazón, tras haber vivido una noche de terror!
Cuando esta mañana el sol estuvo alto mis temores se disiparon. Debo tomar medidas mientras la luz del día me infunda valor. Ha sido por la noche cuando me he sentido en peligro y todavía no he visto al conde a la luz del día.
El conde ha abandonado el castillo, pero esta vez no me atreví a esperar su regreso, porque temía encontrarme con las horripilantes hermanas. Volví a la biblioteca y estuve leyendo hasta quedarme dormido. Me despertó el conde para decirme, mientras me miraba con la expresión más sombría que se puede imaginar:
-Amigo mío, mañana nos separaremos. Usted volverá a Inglaterra y yo continuaré con cierto trabajo, y quizá no volvamos a vernos. La carta a su casa ha sido expedida. Por la mañana mi coche volverá para recogerlo y lo llevará al Paso de Borgo, donde tomará la diligencia a Bistrita. De todos modos, espero volverlo a ver-
Era extrañamente nostálgico, pero si hablaba en serio yo sabía que debía irme cuanto antes.
-¿Por qué no puedo irme está misma noche?-
-Porque, querido Marik, mi cochero y mis caballos salieron a cumplir una misión-
-No me importaría irme caminando. Quisiera marcharme inmediatamente-
…l suspiró pesadamente
-Ven conmigo entonces. No debes permanecer ni una hora más en mi casa en contra de tu voluntad ¡Vamos!-
Tomó una lámpara y me precedió escaleras abajo. Enseguida se detuvo: "¡Escucha!"
Una manada de lobos aullaba muy cerca. Los aullidos aumentaban, al levantar él la mano. Tras una pausa, el conde siguió hasta la puerta, descorrió los cerrojos y tiró para abrirla. Mientras se abría la puerta, los aullidos se hicieron más furiosos.
Dando saltos, los lobos trataban de introducir por la puerta sus rojas quijadas y sus garras. Comprendí que era inútil luchar contra el conde. La puerta siguió abriéndose y sólo su cuerpo cubría la abertura. Pensé que había llegado mi hora: iba a ser entregado a los lobos. Por fin, como última posibilidad, exclamé:
-¡Esperaré hasta mañana! Cierre la puerta-
Me llevé las manos al rostro para ocultar mi decepción. El conde cerró la puerta de un empujón y yo me tiré al piso aterrado. Miré al conde esperando ver una sonrisa triunfal, pero no fue lo que yo esperaba.
Tenía una mirada tan torva que me hizo estremecer. Se acercó a mí:
-Infeliz... ¿Cómo es posible que un simple humano pueda provocarme esto?-
Me dijo, arrodillándose frente a mí
-¿Q-qué?-
-¡Cállate! Te detesto, por eso te mataré, ¡mañana vas a morirte!... Pero por ahora...-
Y con esa aterradora amenaza y esa sugerente pausa... me llevó a mi habitación.
Cárgandome en sus brazos, me depositó en la cama y se acostó sobre mí. Me despojó de mi ropa y descubrió su propio cuerpo. Fue tan hábil para ello que me dio la impresión de que no era la primera vez que lo hacía, sólo de pensarlo me causaba escalofríos.
Y como ocurrió anteriormente, nuestros labios se encontraron en un beso tan febril que apenas y podía creer que hace unos segundos estuviera a punto de matarme.
Llevó su boca hasta mi cuello, mi respiración se volvía pesada mientras todo mi cuerpo vibraba, él lo notó y me habló en un tenue susurro:
-Tranquilo... No es la primera, ni la segunda vez que tus venas han aplacado mi sed-
Aquellas palabras, más que asustarme, me produjeron una sensación de sosiego que me hizo sonreírle y permitírselo. No tenía ni la más mínima intención de negarme. Supongo que eso forma parte de la maldición que pesa sobre sus víctimas, una vez que las ha tocado.
Entonces puso sus labios sobre mi garganta. Sentí que las fuerzas me dejaban, y estaba a punto de desmayarme, no obstante, como aconteció la otra noche, el dolor se fue, dando paso al efecto placentero que provocaban sus mordidas.
Cuando se apartó vi que le goteaba sangre fresca de la boca, la limpió con su lengua y mirándome fijamente, me dijo en un tono burlón:
-Que expresión tan fascinante. Si sigues con esa excitante y sumisa actitud podría perdonarte la vida, sabes?-
No sabía que decir, aún estaba aturdido, pero en ese momento no había nada que quisiera más que quedarme a su lado
-Ahora que he vuelto a probar tu sangre me siento más calmado. Me alegra que hayas decidido no salir esta noche, no me hubiera gustado verte destrozado por los lobos-
Iba a volver a besarme, pero entonces recordé algo:
-¿A que t-te referías cuando dijiste "provocarme esto"? ¿Quisiste decir que sientes algo... por mí?-
…l pareció sorprendido por un momento, pero luego volvió a sonreír
-No quieres saberlo-
-¿Por qué no?-
-Porque si te lo digo tendré que matarte-
Con esa respuesta no quise decir más, Bakura entendió que ya no habría más preguntas y prosiguió.
Notas finales:

Gracias por leer!!

Pensaba hacer este capítulo lemon, pero no me atreví... tal vez después


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