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One Dream. por ChocoPyo

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Notas del fanfic:

Bueno, este One-Shot se lo prometí a Karitutu, y aquí está chica. Tu lemon del JinKook.
Pooor cierto, espero que les guste a todas ^-^

Notas del capitulo:

Las amo~~

 

 

Las tibias manos de SeokJin se paseaban deliberadamente por los costados del menor, sacándole suspiros y jadeos de placer y excitación. En algún punto de sus caricias y besos, la ropa de ambos había desaparecido esparcida por el suelo de la habitación que JungKook compartía con el líder. No les preocupaba que los encontrasen allí en pleno acto sexual, puesto que el único que estaba en casa era YoonGi —que prácticamente hibernaba en lugar de dormir—; los demás habían salido a comer o a visitar a sus familiares. Sabían que no iban a tardar en llegar ya que ellos también habían salido en una cita, pero aun así no les importaba.

Llegaron a tientas a la cama del más chico sin separarse ni un solo centímetro durante el trayecto, dispuestos a devorarse el uno al otro no sólo con sus bocas, sino con todo su cuerpo. Querían hacer el amor, además de que creían que ya era tiempo suficiente el que habían estado esperando a que eso pasara, muy a pesar de que ya lo habían hecho antes, querían hacerlo simpre como si fuese la primera vez; era por eso que no concideraban las muchas otras veces que ya se habían complacido. Era una decisión unánime; un acuerdo entre la pareja para entregarse por completo y no sólo con palabras. Pensaban en demostrárselo con hechos, y eso era lo que hacían.

Las manos de JungKook comenzaron recorrer el cuerpo ajeno sin pena o pudor el cuerpo firme pero sin marcar de su hyung mientras que este acariciaba todo su torso y parte de su cuello. Estaban excitados al punto de no ver con claridad hacia su alrededor o escuchar otro ruido que no fuesen sus respiraciones agitadas y sus gemidos ahogados por sus propias bocas. Segundos más tarde, una mano caliente se aventuró hacia la entrepierna del más bajo de una manera tan brusca que le provocó que destruyera el beso por un jadeo combinado con un gemido agudo. Jin se rio bajito y continuo masturbándolo a una velocidad tortuosamente lenta, tanto, que JungKook se había empezado a retorcer de placer. La mano restante del castaño se deslizó a través de su desnudo pecho con punto de destino al cabello negro un tanto desteñido mientras rehacía el beso aún más apasionado que el anterior, colando su lengua en la cavidad del niño que estaba bajo él.

— Mhm… Hyung… Má-más rápido… no seas… ah… cruel —dijo entre el beso. A SeokJin se le apareció una sonrisa algo burlona en la cara ante la desesperación de su pequeño.

— Desesperado… —murmuró con cierta diversión.

Había dicho eso, o urgido, de todas maneras ni le prestó la demasiada atención a su novio por la excitación y porque esa maldita mano en su pene no lo dejaba pensar con claridad. De nuevo, sus labios se separaron con brusquedad por falta de oxígeno, y con eso, los del castaño más alto desaparecieron en el cuello de un sonrojado maknae, quien, cansado del ritmo lento, puso su mano encima de la del mayor, apretándola y empujándola de arriba abajo lo más rápido que pudo, pues la presión en su pene por la gran y delgada mano de su hyung no le permitía que lo hiciese con mucha facilidad. Kook gimió ronco al sentir la traviesa lengua que segundos antes saboreaba a la suya en su pezón derecho; se revolvió ansioso cuando el más alto lo mordió, haciéndole que su sensación de dolor y placer creciera.

Estaban desnudos, y aun así el miembro de SeokJin dolía como si trajese los jeans puestos. Mierda, pensó al sentir los continuos espasmos del pelinegro debajo de su cuerpo, anunciando inconscientemente que se correría pronto; no lo detendría, pues si estaba relajado cuando quisiera penetrarlo, sería más fácil, así que sólo continuó repartiendo besos húmedos en su torso y cuello junto con mordidas de vez en cuando. Sintió la mano del menor aflojarse y caer al lado de ellos, luego, notó que su cabello era tomado con fuerza por la misma mano que segundos antes se había separado de la suya, y sonrió. Amaba la forma en que su pequeño rogaba en silencio porque lo hiciera terminar cada vez que hacían el amor. Amaba simplemente cuando se hacían uno.
Con una mordida en el cuello del castaño —que más tarde se convertiría en una marca bastante roja— junto a un gemido ahogado, terminó en la descarada mano de este. Amaba esa sensación de cansancio que lo embargaba cada que terminaba. Libó sus labios y reguló su respiración mientras apartaba lentamente sus dedos del firme agarre que tenía en el cabello de Jin. Pasó saliva y, abriendo los ojos (sin saber exactamente en qué momento los había cerrado), buscó los del otro, encontrándolos viéndolo fijamente con una sonrisa ladina. De pronto se sintió desnudo —cosa irónica pues en realidad lo estaba— y cohibido, mas a pesar de eso, juntó valor y llevó su mano hasta la erección bastante dura del mayor; este suspiró y soltó un leve quejido.

Estaba tan duro que con un simple rose dolía.

Mierda.

— Su-suelta… —murmuró apretando las sabanas bajo él. El menor sonrió y se acomodó juntando sus caderas, alzándolas a la altura de la de SeokJin, provocando que chocaran sus penes, despertando así de nuevo al del más bajo. El castaño sólo gimió ronco contra su oído, haciendo que se estremeciese y, jalándolo consigo, se tumbara en el colchón— Mierda, Kookie… —se sintió torpe ante lo que había hecho su niño, pues había quedado, con trabajos, con sus antebrazos sosteniendo su peso y parte del menor, haciéndolo temblar— ¿Cuándo aprendiste a ser tan… excitante?

JungKook sonrió con maldad y frotó sus entrepiernas, sacándoles un gemido que más pareció jadeo. Subió la mano con la que había atrapado los cabellos del más alto con anterioridad, y la dirigió directo a los testículos de este, masajeándolos a su gusto, mientras meneaba de un lado a otro sus caderas. Sabía que eso volvía loco a Jin, y también sabía que si lo hacía, o se correría, o lo penetraría más rápido, así que, notando la molesta mirada sobre él, rio suavemente y continuó. Pocos segundos pasaron para que el castaño se separara de golpe, con el ceño fruncido, dejando al pelinegro recostado en el colchón. Odiaba que hiciera eso, pues ambos sabían que sacaban su lado agresivo, y ya habían comentado que no querían hacerle daño, por lo que NUNCA debía hacer eso, mas siempre lo ignoraba y lo hacía, sacando de quicio al más grande. No lo hacía por maldad, sólo porque amaba esa parte dominante y bestial que sacaba a flote su hyung cuando estaban solos y le hacía “cariñitos en la bolas”, como lo había llamado Jin una vez.

Ya no podía esperar. No podía ni quería.

Sin tiempo para prepararlo, metió de lleno su miembro en la rosada entrada de Kook, haciendo que este ahogara un gemido de puro placer, pues había dado en su próstata con tan sólo esa estocada. Sintió las pequeñas uñas de su novio enterrarse en su piel conforme comenzaba su vaivén cargado de lujuria y ansiedad. No esperó a que se acostumbrara; no hacía falta, porque estaba más que acostumbrado a que le entrara el pene de SeokJin por el culo, como dijo él luego de que habían tenido su quinta vez. Claro que dolía, pero era tan poco, que hasta podría considerarse placentero ese mínimo dolor.
Arqueó la espalda, cerró sus ojos y mandó sus manos a trabajar; una se enredó de nuevo en el cabello del castaño, mientras que la otra bajó hasta su propio miembro, masturbándose con ímpetu mientras gemía con descontrol. En un intento por aminorar sus gemidos, mordió sus labios y, después, cuando los sintió bastante lastimados, busco a ciegas la boca del mayor, encontrándola a centímetros de la suya.

Mierda. Estaba tan cerca otra vez, que, apretando más las caderas del castaño, se pegó como pudo, colgándose del cuello ajeno, soltando el suave y grueso cabello castaño que se impregnaba en la nuca y la frente de su dueño debido al sudor al igual que lo hacía el suyo. Coló su lengua en la boca del más grande, haciendo que sus gemidos se silenciaran mutuamente, ignorado deliberadamente la baba que caía desde la comisura de sus labios hasta su cuello. El cosquilleo en su vientre le aseguró lo que el ya presentía; desesperado y lleno de placer, mordió los rosados labios de su hyung, haciendo que sangrara, mas no le importó pues, sintiendo otra de las muchas embestidas dar en su próstata, provocando que se corriera y, con afán de que SeokJin también lo hiciera, contrajo más de lo normal su interior, y con eso, lo logró dejando por completo su esencia en el culo de Kook, y este en su propia mano.
Cansado, el más grande se dejó caer al lado del menor, no sin antes salir con cuidado de él. Una vez que estuvieron acostados, regularizando sus respiraciones agitadas, se abrazaron con ternura, sintiendo su calor corporal quemar levemente sus pieles ante el tacto. Cerraron los ojos e inhalaron profundamente el olor que desprendían. ¿Sexo? No. Por supuesto que no, ellos hacían el amor. Jin apretó al más bajo contra su pecho dispuesto a no soltarlo, acarició sus coloradas mejillas y planto un dulce beso en su nuca, probando el sabor salado del sudor, aunque no le molestó, todo lo contrario, lo creía sexy. JungKook se quejó por estar sudado y pegajoso como si fuese un niño pequeño, lo que hizo sonreír al castaño y pegarlo más contra su cuerpo. Ahogó un suspiro de cansancio en el cabello negro completamente revuelto del maknae, y murmuró con una calma envidiable sobre este:

Te amo, Jeon JungKook.

El mencionado sonrió y le regresó las mismas palabras, sólo que remplazando su nombre por el de su pareja.

Luego de eso, terminaron dormidos en la misma posición, completamente juntos, sin dejar un solo hueco entre ellos, como si tuviesen miedo de que, al despertar, fuese sólo un sueño. Un gran, gran sueño.


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