CAPITULO II
-¡Dijiste que no se acercaría demasiado!
-Lo sé y esto ha sido una situación aislada, no…
-Me preguntaste si deberías ponerlo en el campo, te dije que no. Dijiste que igual lo harías, que era seguro, que no se acercaría demasiado. Déjame decirte algo Jack esto ¡es demasiado para Will!
-Por eso necesito tu ayuda Alan, quiero que seas el psiquiatra de Will.
-¡Que te dije que no! Will es mi amigo, no quiero tener que analizarlo no quiero meterme en su cabeza más que lo haría con cualquier amigo… -estaba realmente enojado, Will no era lo que podria decirse una persona estable, pero era sumamente especial era dulce y muy protector, pero sobre todo era vulnerable, no dejaría que le hicieran daño- ¿Que ha pasado con el Dr. Lecter?
-Ya se conocieron, no fue bien. Will se niega a ir a su consulta dice no querer ser analizado.
-Necesita hablar con alguien Jack no podemos dejarlo solo.
-Lo sé, por eso necesito tu ayuda, acompáñame a convencerlo.
-Lo haré, no por ti dejame aclararlo. Lo hago por él.
***
Estaba agotado, había tenía que meterse en la casa antes de que llegara el resto del cuerpo policial de Quantico, tuve que ofrecerle ciertos favores al policia inutil que cuidaba la escena pero eran gajes del oficio. Dos muertes: el asesino y su esposa, una sobreviviente la hija del asesino y siete jóvenes desaparecidas de las cuales no se habia encontrado pero ni un cabello. La casa era tétrica, pero dentro de los parámetros normales, la cabaña de caza era otra historia con el cuerpo disecado de un alce sobre una mesa, decenas de cornamentas decorando las paredes y pieles de animales muertos cualquier podria visualizarlo como el lugar de los asesinatos.
Había tomado suficientes fotos de cuchillos ensangrentados, envases con sangre diluida en agua pero terminó escogiendo una donde se veía la cornamenta manchada de sangre donde encajaban a las víctimas para destriparlas. Hizo los últimos arreglos y subió el artículo a su blog con el título Dentro del nido del Alcaudón de Minnesota: fotos exclusivas, sin olvidar la característica firma Freddie Lounds.
***
Era repulsiva la conducta humana, fue recibido en su clase con aplausos por el asesinato de Jacobs Hobbs lo cual lo molestó lo suficiente como para enviarlos a callar, apagar las luces y comenzar la presentación de fotografías. Mientras pasaba las fotografías volvía a estar en la escena con la sangre de Abigail, ahora sabía el nombre de la chica, escurriéndose entre los dedos, tibia y un tanto pegajosa. -Garret Jacobs Hobbs está muerto, ahora se trata de evitar que otros se inspiren con su historia. Ya tiene un admirador. Un imitador.- podía ver en la imagen la fotografía de la mujer sobre la cornamenta expuesta en la pradera, le resultaba chocante y tan obvia su falta de conexión con los demás asesinatos que era ridículo, el antiguo asesino no habia dejado ni un solo cuerpo que investigar en cambio este dejó el cuerpo desnudo de la mujer, exponiendola a una última humillación, toda la caja torácica perforada por los cuernos mientras la sangre caía hacia la pradera, la posicion relajada y casi alegre en la descansaba el cuerpo como si disfrutara de un día soleado era en sí otra burla más para la víctima.
La clase terminó, mientras guardaba las cosas en su maletín varios agentes se acercaron buscando iniciar una conversación tal vez algún debate u otra morbosa felicitacion, ni se molestó en mirarlos y al rato se fueron.
-Hola Will ¿Cómo estas?
Reconoció la voz, el Dr. Alan Bloom psiquiatra, consejero de FBI además de alguien que consideraba un buen amigo, con él podía ser sincero. -No tengo idea.
-No quería que fueras emboscado.
-¿Esto es una emboscada?
-Será luego… casi inmediatamente. Considérate emboscado cuando llegue Jack.
-Llegó Jack.
-¿Cómo estuvo la clase?- preguntó Jack.
-Aplaudieron fue inapropiado.
-La comisión evaluadora disentería. Eres candidato para un mención. Y aprobaron tu regreso al campo activo.
-La pregunta es ¿quieres regresar al campo?
-Quiero que regrese al campo.
Alan se movió incómodo, tratando de no exponer su molestia al respecto con ganas de golpear a Jack.
Jack hizo caso omiso de la mirada de Alan y continúo. -Y recomendé un evaluación psicológica.
Will se sentía claramente incómodo, pero con Alan podria hacerlo-¿Empezaremos ahora?
-La sesión no sería conmigo.
-Hannibal Lecter es mas apropiado. Su relación no es personal. Pero si estás más cómodo con el Dr. Bloom…
-No me sentiré cómodo, con nadie metiéndose en mi cabeza.
-Nunca habías matado a nadie Will. Fue un encuentro con fuerza mortal, es mucho por asimilar.
Ahora si estaba enojado, odiaba la forma en que Alan lo miraba como si hubiese que tenerle lastima, como si tuviese con tratarlo con cuidado. -Trabajaba con homicidios.
-Y ya no lo haces, porque no podías dispararle a nadie. Acabas de dispararle a alguien diez veces.
-Ya va la evaluación ¿no es una formalidad?
-¡No es para que yo pueda dormir de noche! Te pedí que te acercaras a Jacobs Hobbs necesito saber que no te acercaste demasiado.- Jack podía ver el rasgo confundido de Will- ¿Cuantas noches has pasado en la habitación de hospital de Abigail Hobbs?
-La terapia no funciona conmigo.
-No funciona contigo porque no la dejas.
-Y porque me sé todos los trucos.- no sabía lo que más le molestaba el hecho de Jack lo había arrastrado a todo esto, que ahora quisiera además obligarlo a una terapia que no serviría o que Alan se quedara en silencio apoyando toda la situación.
-¿Porque no tienes una conversación con Hannibal? Él estaba presente. Sabe lo que pasaste.
<¿Lo sabe?> Will apenas había reparado en la presencia del Dr. cuando este apareció para salvarle la vida a Abigail, estaba seguro que si el Dr. Lecter no hubiese estado la chica habría muerto, por su culpa. Tenía un gran remordimiento y necesidad de protegerla, ella era inocente en todo esto. Así que iría.
***
LA PRIMERA SESIÓN
El consultorio del Dr. Hannibal Lecter, si es que era correcto llamarlo así parecía más bien el estudio de algún erudito de clase alta y buen gusto. Con una doble altura y bibliotecas que rodeaban toda el área, la habitación de luz tenue y colores cálidos resultaba extremadamente reconfortante, el Dr. Lecter se encontraba parado en el área inferior extendiendo a Will el documento que lo autorizaba y lo consideraba apto para el trabajo, aunque no había hecho ninguna evaluación. Le proponía librarse de papeleos y tener una conversación libre.
-Jack piensa que necesito terapia.
-Lo que necesitas es un lugar donde escapar de los lugares oscuros a los que te envía.
-Cada vez que me envía traigo algo de vuelta.
-¿Una hija adoptiva?- Hannibal vio la impresión en los ojos de Will y prosiguió.-Salvaste la vida de la chica, además de dejarla huérfana eso viene con ciertas obligaciones emocionales.
-Usted estaba ahí. También le salvó la vida ¿se siente obligado?
En el momento en el que Hannibal entró a la cocina con la intención de controlar el sangrado del cuello de Abigail se dio cuenta de que era la excusa perfecta para mantener a William cerca de él y poder construir un vínculo. -Sí. Siento obligación. Siento responsabilidad.- sabía exactamente que decir, sabía exactamente lo que Will quería escuchar, lo que estaba sintiendo y diría todo lo necesario para acercarse a él.
***
LA SEGUNDA SESIÓN
Hannibal tuvo un día aburrido, los pacientes que trataba en este momento eran poco interesantes no podía evitar distraerse y la fuente de distracción siempre era el mismo hombre, Will Graham. Agradecía las sesiones a las siete puntuales y casi diarias. Este día en particular llegó un poco antes visiblemente alterado y con la mirada perdida, entró al consultorio con rapidez y cuando Hannibal le siguió los pasos dejó sobre el escritorio el documento que le había entregado la sesión anterior.
-Creo que esto ha sido precipitado.
-¿Que viste en el campo?
-A Hobbs… una alucinación lo vi yaciendo en la tumba de otra persona.
-¿Le dijiste a Jack lo que viste?
-No.
-Estás cambiando la víctima de un asesinato con la tuya propia.
-No es mi víctima. Es solo un muerto.
-¿Es más difícil imaginar la emoción que siente alguien al matar, ahora que tú lo has hecho?
William asintió en silencio, temiendo escucharse reconociendolo.
Empezaron hablar sobre el nuevo asesino, Hannibal sabía que se estaba ganando su confianza, no solo porque acudió a él en primer momento sino porque ahora podía notar como se sentía menos incómodo con su cercanía. William se sentó apoyado en el escritorio mientras Hannibal descansaba los brazos sobre una silla que estaba al frente del mismo, estaban realmente cerca, Hannibal relajo su postura descendiendo quedando a la misma altura de William podía ver sus ojos azules claramente ya que el día de hoy no llevaba anteojos se preguntó que problema tendría que le permitía estar sin ellos en ciertas ocasiones. Le hacía preguntas solo para ver sus reacciones una de ellas lo hizo sonreír tan naturalmente que Hannibal se encontró sonriéndole como respuesta, inmediatamente se dio cuenta de la extraña sensación que lo embriagaba y se irguió evitando mirarlo… no sonreía normalmente, o al menos no lo hacía como respuesta a otra persona generalmente lo hacía al recordar alguna de sus víctimas o mientras estaba con ellas. Se sintió, confundido.
La sesión terminó sin muchos incidentes y quedaron verse en la siguiente cita, ya William se había ido cuando Hannibal se acercó a la puerta para recibir al último paciente del día.
-¿Sr. Kimball?
-Sí.
El hombre pelirrojo de estatura similar a la de Hannibal entró al consultorio, inmediatamente su fragancia fuerte y dulzona le molestó. Lo vio entrar y observar toda la habitación, empezó hablar sin mucho sentido elogiandolo y hablándole de otros dos doctores a los que estaba viendo, su postura era relajada casi estrafalaria. Había algo en él que le parecía familiar a Hannibal pero no estaba seguro del que.
-Puedo verlo como mi psiquiatra. No me sería fácil abrirme emocionalmente con alguien sino lo visualizo antes.
-¿Puedo preguntarle porque ahora?
-¿No le importa si le hago unas preguntas primero?
-Por supuesto que no.
-Me encanta que haya escrito tanto sobre exclusión social…
Y lo recordó, era el mismo periodista de la página de artículos molestos que le habían hablado William y Jack -¿Es usted Freddie Lounds? - vió la expresión de sorpresa, seguida de decepción en la cara del hombre. -Esto es poco ético, hasta para un periodista de tabloides.
-Estoy tan apenado. Nunca quise...
-Necesitaré revisar sus bolsillos.
-¿Qué?
-Sus bolsillos. Preferiría no tener que usar la fuerza.- Hannibal se acercó al hombre palpo a la altura de los bolsillos de la chaqueta sin poder encontrar nada, descendió las manos a lo largo del torso delgado pero fibroso, hasta los bolsillos de los pantalones donde encontró un pequeño dispositivo, miro con superioridad al hombre directamente a los ojos, apenas lo superaba unos centímetros pero era suficiente para lograr intimidarlo.
-Grababa nuestra conversación.
-¿Nuestra conversación? ¿Suya y mía?- Hannibal se negó apartarse podía ver como el nerviosismo hacían que las pupilas del periodista se dilataran y su respiración comenzaba acelerarse.
-Sí.
-¿No otras? Fue muy persistente a la hora de nuestra cita. ¿Cómo sabía que Will Graham estaría acá?
-Tal vez grabe la sesión del Sr. Graham.
-No ha respondido mi pregunta.
-No puedo hacerlo.
Hannibal se acercó aún más haciéndolo retroceder. Le sonrió al ver que casi caía al piso por el miedo. -Ha sido muy grosero señor Lounds ¿Que haremos con usted?
***
BALTIMORE, MARYLAND
Habían sido unos días muy largos, Will sentía en este momento todo el peso del estrés y el miedo en su cuerpo, el cuello lo estaba matando y apenas podía mantenerse despierto. El sofá de la habitación de hospital era sumamente incómodo casi tanto como las butacas del avión de clase turista donde había viajado para regresar, aún así solo le tomó unos minutos caer en un profundo y perturbador sueño.
Alan sabía donde se encontraba William ni siquiera se molestó en ir a buscarlo en su casa, eran cerca de las once de la noche y agradecía su posición como psiquiatra para poder estar en la habitacion de la joven Abigail a estas horas a pesar de no tener ningún parentesco. Entró y no pudo suspirar al ver a William durmiendo, había colocado su chaqueta como almohada y apenas entraba en el sofá de dos puestos, estaba todo acurrucado. Vio a la joven era una lastima lo que habia tenido que pasar, aún no mostraba indicios de conciencia aunque sus heridas eran lo suficientemente graves como para necesitar más reposo, ni hablar de los estragos psicológicos que generaría los últimos acontecimientos en su vida. Tomó una de las sillas y la llevó al aldo de la cama, no sabía bien que hacía en ese lugar, pero imaginó que sería la misma necesidad que lo hacía visitar a William en su casa inmersa en el bosque para marcharse sin siquiera bajarse, podría engañarse lo que quisiera pero sabía que su preocupación por William estaba más allá de sentimientos de amistad.
-¿Que lees?
Alaan se sobresaltó al escuchar la voz ronca de Will. -Flannery O’Connor. A su edad estaba obsesionado con este libro.
-Podrías estar leyéndole a una asesina.
-Inocente hasta que se demuestre lo contrario.
-¿Jack te envió?
-Yo me envíe.
William se acomodo en el mueble, arropandose con la cobija que supuso Alan le había colocado. -Nunca habíamos estado solos en una habitación.
<Porque no sé cómo comportarme contigo, tonto> -No lo había notado ¿En serio? Bueno no es que estemos solos.- dijo mirando a Abigail.
-Volviendo sobre los asesinatos que le importa a Jack Crawford.
-No necesitamos hablar de eso.
-Si quieres podemos hablar, sino no lo haremos. Realmente disfrutaba escuchandote leer.
Alaan dejo el libro sobre la cama, y trataba de evitar la mirada de Will. Estaba consciente de una cosa muy particular sobre él, odiaba el contacto visual pero cuando se trataba de él lo miraba fijamente a los ojos como queriendose fundir en ellos y eso lo incomodaba o le gustaba, no podria definirlo. -Abigail es una Victoria, Will. No tienes que sentir remordimientos.
-No se ve como una victoria- dijo Will observando los hematomas y vendajes en su cuello- no tengo ningún remordimiento... me siento bien.- el reconocimiento de estas palabras hizo que Will se percatara de lo que sentía en estos momentos, hace mucho que no se sentía tan estable.
***
La entrevista con el Dr. Lecter había sido un desastre, terminó sin ninguna grabación y salió casi aterrado del consultorio, había algo en ese hombre que no le gustaba… su cuerpo era otra historia, el temor que había sentido lo había dejado con un molesta erección de la que tuvo que hacerse cargo al llegar a la habitación del hotel donde se estaba quedando, luego del baño aun podía sentir la fragancia del temible hombre a pesar que solo lo toco por un momento. Actualizó su página de internet estaba seguro de que molestaría a más de uno y su predicción fue cierta cuando la policía entró derrumbando la puerta y haciéndole amenazas sobre escribir otro artículo sobre el Sr. Will Graham. No le importaba, sus seguidores necesitaban saber la verdad, o su verdad no importaba cual fuese.
Ya era de día salió en busca de información sobre el asesino que estaba suelto, su cabello rojo intenso hacia un contraste con su piel pálida y ojos azules, se consideraba atractivo y siempre usó su apariencia para conseguir lo que queria no habia mujer o hombre que se le negara hasta ahora, bajaba las escaleras cuando encontró al policía que le había informado el día anterior.
-Me usaste.
-Te vieron hablando conmigo.
-Creen que por mi culpa el asesino escapó.
-Perdón por eso amigo, mira conozco a alguien que tiene una empresa de seguridad pagan mejor menos horas puedo recomendarte.
-No soy el primer policía que despiden por ti.
-Te aseguro que me agradecerás en un futur…
La explosión vino desde su derecha y el policía se desplomó, la sangre le salpicó la cara y la impresión hizo que derramara el café.
-Leí tu artículo. Hablame sobre Will Graham.
Lounds apenas podía articular palabras, el hombre frente a él era mayor, rubio cenizo bastante canoso, usaba anteojos que enmarcaban las arrugas de sus ojos y ni siquiera se detuvo a mirar el cuerpo del policía que acababa de matar. Le dijo todo lo que sabía sobre Will. El hombre se marchó, se dejó caer sobre los escalones de la escalera mientras llamaba a emergencias, cayó en cuenta de que al derramar el café se habia manchado y suspiró, al menos tendría una excelente experiencia de la cual escribir.
***
LA TERCERA SESIÓN
Hannibal esperaba que se acercara la hora de la sesión del día, por Crawford se enteró de que en un altercado llevado a cabo en el hospital William terminó disparando al sospechoso, los arranques violentos tenían preocupado a Jack que siempre había considerado a Graham como un hombre de poca reacción en el campo. En menos de una semana había matado a un sospechoso y herido a otro, a pesar de sus avances Hannibal aún no había podido adentrar en las fantasías de Will, en lo que veía y sentía mientras veía las escena, en cómo entendía los asesinos ¿lo entendería a él? estaba pensando en actuar de nuevo solo para ver que tanto cambiaba la imagén que Will tenía de él.
William llegó puntual a la cita, la habitación a media luz y el olor a libros le hacía sentirse realmente cómodo además de la voz de su psiquiatra que era tan calmada y estable que le brindaban un refugio que sin darse cuenta estaba anhelando un poco más.
Hannibal estaba empezando a acostumbrarse, a la tensión que invadía su cuerpo cada vez que se encontraba frente a William, tal vez más que tensión era una vibración. Veía como poco a poco él iba entendiendo, iba aceptando esas nuevas sensaciones que Hannibal conocía tan bien, quería que llegara a su mismo nivel que porfin pudiese entenderlo y compartir todas esas sensaciones con él. No fue hasta que conoció a William que se dio cuenta de lo solo que había estado todos estos años.-Cuando le disparaste a Eldon Stammets ¿A quien viste?
-No vi a Hobbs.
-Entonces no es el fantasma de Hobbs el que te está acechando, es la certeza de que era un hombre tan malo que matarlo se sintió bien.- <Matar se siente fantástico, Sr. Graham ¿cuando lo aceptara?>
Will respondió un poco ofendido. -Matar a Hobbs se sintió justo.
-Es para lo que estás aquí, para probar que el placer que sentiste es por salvar a Abigail no por matar a su padre.
-No sentí esa pizca de placer cuando mate a Stammets.
-No lo mataste.
Sin poder evitarlo regresó al momento luego del primer disparo sentía tanta ira, tanta necesidad de matarlo que no se dio cuenta que no lo habia hecho hasta que el hombre habló de nuevo y se percató que los demás disparos los dio en su mente-Lo pensé. Todavía no estoy convencido de que esa no era mi intención al apretar el gatillo.
-Si tú intención era matarlo era porque entendías porqué él lo hacía. Es hermoso, darle voz a lo innombrable.
¿Hermoso? no lo llamaría así, peligroso era más acorde tenía miedo de los pensamientos que tenía -Debí quedarme arreglando motores en Louisanna.
-Los motores son maquinas, mecanismo faciles de reparar. Si se daña tiene un remo. ¿Dónde está tu remo con Hobbs?
William caminó hasta sentarse en una de las sillas que estaban en el consultorio.-Se supone que tú eras mi remo.
Hannibal se sentó frente a él, a diferencia con sus demás pacientes al sentarse apoyaba su espalda en la silla, con William se sentaba al borde con sus brazos apoyados en las piernas buscando proximidad, inconscientemente buscaba su cercanía el conocimiento de esto no terminaba de agradarle. -Lo soy. No fue matar a Hobbs lo que te deprimió ¿no? ¿Realmente te sentiste tan mal porque matarlo se sintió tan bien?
Los labios de Will temblaban, como si se negaran a aceptar las palabras que iba a decir. Miraba a Hannibal directamente a los ojos buscando alguna reacción, reproche. Y sus palabras salieron apenas como un susurro -Me gustó matar a Hobbs.
Hannibal sintió por un segundo que su corazón dio un salto en su pecho, esas palabras era casi como si le dijera que él mismo le gustaba, por lo menos así lo sintió y la erección que se estaba formando delataba su emoción, necesito acercarse más al borde de la silla para disimularla. -El matar debe hacer sentir bien a Dios también, él lo hace todo el tiempo. ¿Acaso no nos hizo a su imagen?
-Eso depende a quien le preguntes.
-Dios es terrible. Derribó el techo en un iglesia arriba de 34 devotos.
-¿Se sintió bien con eso?
-Se sintió poderoso.- El sentimiento de afirmación leve pero presente en los ojos de William fue suficiente, Hannibal se habia planteado convertirse en un amigo, en un confidente y sobre todo en una figura de adoración, quería elevar a William a su nivel, quería volverlo su igual era la primera vez que conocía a alguien con el cual sentía que podria tener una conexión. Y se encargaría de que la única conexión que tuviera William fuer él.