Son las 3:00 am y de nuevo no puedo dormir, el lado derecho de la cama permanece vacio, de nuevo, es asi desde hace dos meses desde ese fatídico dia.
Aun recuerdo como nos conocimos, como este amor prohibido por la sociedad y las reglas de nuestro entorno, yo tu profesor de historia y tu un alumno sobresaliente y aplicado, de pésimo carácter pero jamas te negabas ayudar a un compañero cuando tenias dudas, detrás de esa mascara fría y había un chico tan dulce el cual yo deseaba conocer.
Una tarde de invierno te encontré la excusa perfecta, necesitaba ayuda con los exámenes y que mejor ayuda que el estudiante con mejores notas? Recuerdo que no te quejaste y creo que por un instante sonreíste ante la idea, pero no me deje llevar por mis locas ideas, suelo ser entusiasta, no podía enamorarme de un estudiante pero, me fue imposible hacer aun lado estos sentimientos que crecían sin permiso, derrumbando cualquier índice de cordura que gritaba que debía mantenerme lejos de ti, un hermoso angel de la noche con ojos que dejaban en ridículo la belleza de la misma luna, cabello tan negro como la noche de luna nueva, y piel tan blanca como la nieve que caia esa misma tarde-noche de invierno en que me atrevi a mirarte con otros ojos.
Mi pequeño angel y demonio, desde entonces cada tarde te quedabas ayudándome con lo que fuese que se nos ocurriera, ambos buscábamos ese pretexto para estar juntos. Me repeti tantas veces que con tenerte cerca y verte sobre salir en clase me bastaba, admirar tu entusiasmo y ese corazón puro que te empeñabas en esconder, pero solo me estaba engañando, yo quería mas de ti, lo quería todo y fue un grave error.
Una tarde mientras terminábamos de acomodar el papeleo tome tu mano y por un momento te sobresaltaste pero te aferraste a mi mano que acomparacion de la tuya era enorme, todo de ti era delicado y pequeño a comparación de mi, tan diferentes, mi cabello rubio y ojos azules, mi piel tostada, todo contrastaba tan bien con tu persona, esa noche fue la primera vez que probe tus labios y supe que era adicto a ellos.
No tomo mucho tiempo antes de que nuestra relación llegara a ese punto culminate donde nuestros cuerpos se volvían uno en un acto puro de amor, Era tan feliz, ambos contábamos los días para que la graduación llegara, asi dejaríamos de ser profesor y alumno teniendo un poco mas de libertad en cuanto a nuestra relación, pero, no contábamos con esto…
Siempre eras tu l que venia a i apartamento, entendia el porque no debía ir a tu casa, esto debía ser secreto, pero tampoco nunca me hablaste de tu familia, tu padre alcohólico, tu madre victima de su estipida ira, ni de como tu por defenderla terminabas siendo golpeado, siempre decias que era por “deportes” y estúpidamente te crei, ahora entiendo porque eras tan callado, esos largos minutos donde tu mirada se perdia en la nada, ese corazón bondadoso que se escondia detrás de una mascara para no mostrar su sufrimiento.
No entendí nada de esto hasta que me informaton de la muerte de un estudiante, una bala en el pecho directo al corazón, ese mismo dia habias faltado, mi corazón se encogio y corri en tu búsqueda pero mis temores se hicieron realidad, tu padre, tu maldito padre apunto a tu madre con un arma y tu decidiste salvarla dando tu vida por ella, ahí acabaron todos nuestros sueños, levi, por que jamas me pediste ayuda? jamas me dejaste ayudarte.. ahora tenfo que vivir una vida sin ti y no se si pueda hacerlo, por favor espera mi llegada levi.
Erwin…
LEVIpov´s
Toda mi vida ha sido siempre igual, día tras día tratando de sobre llevar el asqueroso ambiente en casa, solo sigo aquí por mi madre, una hermosa y dulce mujer que estúpidamente ama a su familia por sobre todas las cosas, siempre aparentando felicidad cuando la realidad es otra. Asisto al colegio a diario y a pesar de todo mantengo un record perfecto, no puedo dejar que nadie sepa que por dentro me estoy muriendo, odio la lastima con la que las personas te miran cuando te ven caer, no yo no puedo permitirme eso.
Cada clase es lo mismo, los mismos maestros aburridos y calvos, viejos que nos ven sin esperanza “la juventud de ahora está perdida” escuche decir tantas veces, estúpidos…
Aun lo recuerdo a la perfección, aun a pesar en este momento, mientras siento como la vida fluye fuera de mí, recuerdo a la perfección cuando lo vi por primera vez. Mi sol. Sus ojos azules como el cielo, esa sonrisa molesta y permanente, como alguien podían ser tan dulces y felices dando clases de historia, que aburrido. Fue un lunes después de un pésimo fin de semana en casa con mi “adorable” familia, entraba a mi clase de historia cuando se presentó ante nosotros como el nuevo profesor, algo en el me parecía tan familiar, pero a la vez su sonrisa tan sincera me causo escalofríos, la alegría siempre fue algo desconocido para mí.
Observarlo desde lo lejos se volvió mi pasatiempo, siempre lo veía después de clase, e incluso buscaba pretextos para saltarme alguna clase y así poder verlo trabajar con algún otro grupo, su sonrisa se volvió mi adicción, disfrutaba de dar clase a sus alumnos siempre entusiasta hasta la historia parecía entretenida. Mis notas bajaron pero en su clase siempre fueron las mejores, quería que él me notara, que me viera y supiera de mi existencia, se había vuelto una necesidad.
Una fría tarde de invierno, aun mas helada para mí, siempre he sido más sensible a este clima, me tome mi tiempo para salir de la clase, esperando que todos se fueran, pensaba en que podría decirle al profesor para quedarme a charlar con él, no quería volver a casa y entrar a esa oscuridad que siempre me consume, quería estar a su lado, empaparme de su luz. Para mi sorpresa el hablo primero, cuando alce la mirada estábamos solos, me pidió que lo ayudara con los exámenes, halagándome por ser el mejor por la clase, mi corazón dio un vuelco por la emoción pero mi rostro se mantuvo como siempre, sereno, solo puse asentir y fingir molestia, pero al parecer tu no notaste nada porque solo sonreíste cual niño emocionado, me senté frente a él en su escritorio, en silencio revisamos examen por examen, no era un silencio incomodo, si no, Agradable, conciliador.
Después de ese día los pretextos se hacían cada vez más estúpidos, siempre lograba quedarme a tu lado después de clases, yo tan solo escuchaba pues el que siempre hablaba eras tú. Aun que un pequeño defecto, siempre desordenado. Mientras terminabas de revisar unos reportes yo acomode tu papeleo, me estaba esforzando por llegar a un anaquel cuando tu tomaste los papeles y los acomodaste, no me percate en que momento habías llegado a mí, me tomaste suavemente la mano y la acariciaste hasta tomarla con decisión, tu mirada titubeo por un momento, rogué por que no te arrepintieras, deseaba más que a nada lo que iba a suceder, era prohibido pero, no me importaba, por primera vez probé tus labios, en ese pequeño salón de clases vacío.
Amarte fue lo más atrevido y hermoso que experimente, siempre me hacías sentir feliz y protegido, sin miedos, era como un pequeño a tu lado, cuando fuimos a tu apartamento y me entregue por primera vez a ti, en cuerpo y supe que sin ti no podría vivir. Toda la miseria que podría vivir a tu lado se esfumo, jamás me sentí más pleno, por primera vez soñé, soñé con tener un futuro, una vida a tu lado contento los días que faltaban para ser libre del rol profesor- alumno, pero no contaba con este día.
Después de clase llegue a casa, como odiaba llegar a ella, siempre mi padre estaba tomando y terminaba por haber peleas, esa tarde no fue diferente, pero esta vez este estaba fuera de sí, apuntaba a mi madre con un arma, no pude pensarlo demasiado cuando reaccione estaba frente al arma y la bala atravesó mi pecho, como me hubiera gustado verte una vez más antes de que la oscuridad me consumiera, sentir tu caricia y ver tus ojos azules que siempre reconfortan mi alma, la luz se va, tengo miedo y solo puedo pedir por mi sol, te necesito Erwin, pero tampoco quisiera que me vieras en este estado, los gritos de mi madre son lo último que escucho pero mi mente solo puede pensar en ti.
Toda se volvió paz, desde aquí puedo verte en tu cama, al parecer tiene un mal sueño pues te sacudes, poco después despiertas y sollozas ahí solo sentado sobre esa inmensa cama…como me gustaría estar ahí contigo, poder abrazarte y reconfortarte, te preguntas porque jamás te conté sobre mi miserable familia, tantos problemas pero no quería llenar nuestra felicidad con tal amargura, no esperaba nada de esto, espero así lo comprendas. Lo último que escucho es una petición, me pides que espere por ti pero eso lo haría de todas formas, en esta, en la que sigue, por la eternidad, porque solo te pertenezco a ti, mi sol.