Jongup seguía de pie contemplando a su líder. Era bueno manteniendo su rostro neutro, se caracterizaba por ser el ángel del grupo, y eso incluía no hablar demasiado… pero no crear mentiras en cuestión de segundos.
– ¿Qué hacías? –Lo interrogó Yongguk inclinando ligeramente su cabeza hacia un lado.
– Estaba… sólo escuché ruidos en la habitación de los hyungs y creí que necesitaban algo. –En parte tenía razón, los ruidos eran ciertos y acercarse a escuchar era la verdad, pero no lo hizo para ayudarlos a ellos, sino a sí mismo.
– Estabas… –el líder señaló a Jongup y luego las puertas de los demás miembros mientras sonreía pícaro– ¿Los estabas espiando?
– ¡No! –Negó rotundo el menor.
– Sólo te exaltas cuando mientes. Entonces, ¿espiabas a los demás? –Yongguk sonrió para su compañero y salió por completo de su habitación. Ante sus ojos el segundo maknae era demasiado inocente, pero el hecho de encontrarlo espiando a los demás le daba otra imagen completamente opuesta. Quizá, Jongup no era tan inocente como todos creían.
– No, no, no hyung. –Siguió negando esta vez con las manos en alto.
– Sabes que eso no se hace, Uppie.
Jongup quedó inmóvil en su sitio. Mientras que su líder se acercaba a él a paso lento pero seguro, su mente siguió trabajando y creando situaciones que encajasen con los sonidos que había escuchado detrás de las puertas, y no eran precisamente las más inocentes. Porque no, Jongup no lo era, ser uno de los menores no lo hacía ingenuo por siempre, él era bastante ávido en lo que el tema refería, y más si por quien su cuerpo pedía era el mismo que se acercaba a él hasta quedar a un paso de distancia.
Yongguk se inclinó hacia un lado dirección a la puerta más cercana sin desviar la mirada del rostro de Jongup, quería ver cuál sería su expresión cuando fuese él mismo quien comprobara lo que había oído con anterioridad.
Susurros…
Voces apenas audibles…
Más susurros…
Y el inconfundible sonido de los besos.
El menor trató de controlar sus facciones, aliviando la tensión en un lento suspiro y apaciguando su respiración. Pero al ver la sonrisa de Yongguk acompañada por un eleve de cejas, no pudo evitar relamerse los labios ante tal expresión.
– ¿Así que te gusta espiar a los demás?
– … –No hubo respuesta.
– ¿Qué tanto has escuchado?
– … –Nuevamente Jongup guardó silencio.
A esa altura no podía desperdiciar la situación. El líder creía que era él quien estaba llevando el ritmo, sin embargo, el menor era quien lo estaba atrayendo a ese punto. Quería tenerlo cerca, lo más cerca posible antes de nublar por completo sus ideas y retirar todas sus inhibiciones. Deseaba tanto poder tocar, sentir, palpar, saborear los labios de Yongguk, por el tiempo que quisiese.
– Ya tengo pensado mi deseo. –Ponderó Yongguk cambiando de tema. Broma o no, quería decírselo.
– Y… ¿qué es? –Preguntó intrigado Jongup.
– Tú.
Tras la respuesta del líder, éste se echó a reír como si de un chiste se tratase. No vio la expresión del menor ante su palabra, más bien no quería verlo. Tal vez Jongup se mostrase molesto o ni siquiera formase una expresión agradable, por lo que prefirió tomárselo con gracia. Pegó media vuelta con deseos de regresar a la habitación.
– Vayamos a dormir, es tarde. –Dijo Yongguk llamando a su compañero. No obstante no recibió respuesta, lo cual hizo que frenara en pleno pasillo quedano de espaldas a su menor.
– Si yo soy el deseo, entonces tómame. –Jongup rompió el silencioso ambiente– Si realmente ese es tu deseo, hazlo.
– ¿De qué hablas?
– Ya no soy un niño, hyung. Ya no quiero que me vean como un niño inocente. ¿Y sabes por qué? Porque ya no lo soy.
– …
– Hyung…esto que siento por ti no es para nada inocente.
Allí iba su confesión. Era a todo o nada. Como bien lo dijo, estaba cansado de que el grupo -a excepción de Zelo- lo viesen como el pequeño chico puro, junto a JunHong, tiernos y inocentes. ¿Hasta cuándo? Si no lo decía ahora, arrastrarían esa imagen de él por muchos más años. Era cierto que no tenía experiencia en ciertas áreas, pero eso no significaba que fuese un inútil o que no fuese capaz de sentir.
Yongguk lo escuchó y formó una sonrisa singular en su rostro. Sintió una mezcla de orgullo y tentación. ¿Por quién? Por Jongup. Era la primera vez que lo escuchaba hablarle así, y también era la primera vez que le estaba dando una orden. Y no cualquier orden.