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¿Quién tiene más garras? por Hikari Namikase

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Notas del capitulo:

Hola n.n'

lo seeeee me merezco el infierno y muchas cosas malas :c pero soy una mujer ocupada ewe perdón por tardar tanto. 

 

Espefo jo que les guste, si alguien sigue leyendo jajaa

 

-¡¡Kagamicchi!!-Un muy agitado Kise llego corriendo al oscuro y maloliente callejón en el que el tigre se encontraba.-¡¿Pero qué rayos te sucedió en el rostro?!

Kagami levantó completamente el rostro y una mueca entre risa nerviosa y pánico se apoderó de sus labios. Nada peor que provocar a "mamá Kise".

-Estoy bien... Lo que pasó...

-¡PERO CLARO QUE NO ESTÁS BIEN!-Un pequeño sollozo se dejó escuchar y el griterío y movimiento histerico de Kise se detuvo al instante.-¿Qué fue eso?

-Yo... ¿Dónde está Kuroko?

El rubio abrió despacio su chaqueta y saco con cuidado al peli celeste de ella. El pequeño vio a los ojos a Kagami y se tallo uno de ellos como tratando de estar seguro de que el gigantesco hombre frente a él era el chico que había conocido horas antes.

Cuando lo reconoció sus labios se curvearon levemente en una tierna sonrisa y estiro sus pequeños brazos hacia él. 

-Hola pequeño...-Una gigante sonrisa se apoderó de sus labios y sin dudarlo estiro sus brazos con cuidado para tomar al menor, poniéndolo en una de sus piernas, ya que se encontraba sentado en el suelo.-¿Podrías ayudarme con algo?

-¿Qué sucede Kagamicchi?-Se agachó a la altura de su amigo y frunció el ceño.

-Se lo decía a Kuroko.-El pelirrojo río con ganas al ver el típico puchero en el rostro de su amigo. Siempre era lo mismo, "Kagamicchi solo debe necesitarme a mi", y un enorme puchero.

-Moo~~-Se cruzó de brazos y volteo el rostro indignado.

-Tu también puedes ayudar, no seas ridículo. Celoso.-Lo último lo dijo con toda la intención de joderlo. Sabía que Kise siempre se ponía nervioso ante aquella palabra.

-¡Y-yo no estoy c-celoso!-Se levanto de un brinco y apretó los puños, mientras un adorable sonrojo adornaba sus mejillas. Kagami río levemente al verlo. El jamás iba a cambiar.

-Si, si... Como sea. A lo importante.-La voz y la mirada en el pelirrojo cambiaron radicalmente. Nada de burla o diversión quedaba en el.-Kise, ayúdame con él...

El rubio volteo a verlo con una ceja alzada "¿con él?". Grande fue su sorpresa al ver como Kagami abría su chaqueta y un pequeño híbrido de piel canela se encontraba temblando como una hoja apoyado en su pecho.

-Kagamicchi... ¿De dónde diablos sacaste a ese niño?-Se agachó con cuidado y sonrío con ternura al menor que lo miraba con los ojos abiertos debido al pánico y se aferraba cada vez más a la camisa del pelirrojo.-Tranquilo pequeño, no te vamos a hacer daño. ¿Verdad Kurokocchi?

El peli celeste se movió en su lugar y volteo la cabeza en dirección al pecho del tigre, abriendo levemente los ojos al ver al pequeño moreno que se encontraba ahí.

Sus orejas inmediatamente se pararon al igual que su cola, para después moverla lentamente de un lado a otro.

Un leve maullido salió de los labios del peli celeste haciendo que el pequeño moreno se relajara un poco y se acercara con cuidado a él. Levanto con cuidado su mano y tomó la del otro, haciendo que todos sonrieran ante la ternura y la leve confianza.

-Todo va a estar bien ahora pequeño. Nosotros cuidaremos de ti...-Kagami tocó con cuidado la cabeza del moreno haciendo que este volteara inmediatamente a verlo. Su corazón se oprimió con dolor al ver esos ojos llenos de lágrimas y sentir que temblaba levemente ante su toque.

¿Cuánto daño abría pasado ese pequeño para estar de esa manera?

-Kagamicchi, deberíamos llamar a Midorimacchi.-El rubio se había agachado de nuevo frente a él y ahora tocaba con cuidado la cabeza del peli celeste haciéndole entender al pequeño peli azul que ellos no le harían daño. Había sido una excelente idea de Kagami haberle pedido que llevará a su adorable híbrido.

-Tienes razón... Tienen que checarlo. A saber cómo este de verdad.-Bajo su mano con delicadeza hasta la espalda del menor y lo vio con una pequeña sonrisa.-Oye pequeño... Vamos a a ir a un lugar mejor, ¿quieres? Aquí hace frío...

El pequeño estaba a punto de salir corriendo, esas palabras. Ese toque... Esa sonrisa que siempre empezaba amable. Tantos recuerdos desagradables en un instante.

Pero, una diminuta mano, blanca y bastante cálida apretó la suya haciéndolo detener cualquier movimiento.

Al borde del llanto giró su rostro, encontrándose de nuevo con esos pacíficos ojos celestes que por alguna razón le daban mucha confianza.

Una diminuta sonrisa y un leve apretón hicieron que el menor se relajara y volviera a respirar con normalidad. Aceptando sin palabras ir con esas personas.

Si alguien de su "especie" le daba señales de que todo estaría bien, con una sonrisa tan tranquila y hermosa como esa, debía de ser verdad.

Ambos muchachos sonrieron con ternura ante la "comunicación" de los pequeños y sin decir ni una sola palabra ni hacer movimientos bruscos, cada uno tomo a uno de ellos entre sus brazos, abrigándolos del intenso frío que había comenzado.

-¿En tu casa o en la mía?-Preguntó inocente el rubio. Obteniendo una ceja alzada y una sonrisa coqueta de Kagami. Haciendo explotar su rostro en un rojo intenso como su cabello.-¡Kagamicchi!

La risa ronca y alegre del tigre hizo sonreír levemente al moreno entre sus brazos, las vibraciones de su pecho lo relajaban de una manera que le daba miedo. Y ni hablar del calor que le transmitía a su muy débil cuerpo. Se aferró con más ganas a su ropa y hundió el rostro en su pecho. Ya no quería dolor, no quería frío. Ya no podía aguantar más todos esos gritos y hombres enfermos. El no era un idiota. Entendía todo lo que le decían. Era un niño si, pero podía comprender perfectamente todo.

Su muy dura vida lo había hecho aprender a la mala.

-Todo va a estar bien Aomine...-La voz ronca del pelirrojo que lo sostenía llego despacio y suave a sus oídos. Esa calidez que le transmitía hasta con palabras le llenaba el alma de una paz muy hermosa. Sus ojos se aguaron ante tal sensación tan reconfortante y se aferró con más ganas a él. Además, le dio un nombre y le gustaba.

Ya no podía seguir fingiendo. Necesitaba amor... Y con mucha urgencia.

-Él estará bien Kagamicchi, solo necesita tiempo.-La mano de su rubio amigo se posó en su hombro dándole apoyo.

-Lo sé... Pero es que me da tanta rabia. Es solo un niño.-Apretó con cuidado el pequeño cuerpo entre sus brazos, escuchando un leve ronroneo de aceptación que lo hizo sonreír. Al menos ya no lo aruño. Río ante el recuerdo.

-¿Qué es tan divertido?-El pelirrojo solo señaló su rostro y enseñó su misma mano, para que viera ahora si gracias a la luz de las calles los arañones que tenía. Ese pequeño era toda una fierecilla.

-¿Podrías llamar a Midorima?-Kise solo asintió y saco su teléfono marcando el número que se sabía ya de memoria. Como le gustaba molestar a ese peli verde.

-Espero que me conteste... Ya sabes que él es muy... ¡MIDORIMACCHI~~!-Kagami río ante el cambio. Le había contestado eso era una buena señal. 

-¿Que quieres ahora Kise? ¿Si sabes la hora que es?-La voz ronca y adormilada del peli verde se dejó escuchar a través de la bocina.

-Lamento interrumpir tu sueño reparador, pero... Necesitamos tu ayuda ahora mismo.

-¿Necesitamos? ¿Qué hicieron ahora tú y Bakagami? No voy a ir a sacarlos de la carcel.

-¡Midorimacchi que cruel eres~!-Lloriqueo falsamente el rubio, haciendo reír al pelirrojo.

-Ponlo en altavoz Kise.-El otro obedeció y la voz cansada del peli verde se escucho en toda la calle.-Oi Midorima, soy Kagami. Necesito tu ayuda con un pequeño.

-¿Pequeño? No me digas que acabas de hacerte el héroe de nuevo...

-Mm... Algo así...-Las mejillas del tigre se tiñeron levemente de rojo.

-Ah~ ¿estás bien tu? Aclaró, no es que me importe. Solo necesito saber que tengo que llevar esta vez.-Ambos chicos rieron ante el "tsunderismo" de su amigo.

-Todo bien conmigo, pero... En realidad quería saber si tu padre podría ayudarnos esta vez.

-¿Tan mal está el pequeño?

-No lo sabemos... Pero se ve bastante mal. ¿Él está en casa? ¿Crees que pueda venir?-Ambos chicos iban llegando a su destino.

-Esta en el hospital, pidan un taxi. Los veo haya en 15 minutos.-Y sin más corto la llamada.

-Bueno, al menos esta vez nos dijo que hacer y no corto.-Rieron y regresaron en sus pasos para pedir un taxi y salir lo más rápido hacia el hospital.

Tras unos minutos de espera y otros de viaje llegaron a su destino. Para su buena suerte los dos infantes se habían dormido. Por qué de no haber sido así, seguramente los dos estarían algo histéricos al ser llevados a un hospital.

-¿A eso le llamas bien?-La voz del peli verde se escucho a su costado haciéndolo voltear. Una sonrisa se dibujó en el rostro del tigre.

Ahí están su amigo, siempre tan formal, elegante y... Guapo. Un pequeño sonrojo se apoderó de sus mejillas y desvío la mirada con el ceño fruncido.

-E-estoy perfecto... N-no molestes.-Kise sonrió ante la escena. Ellos siempre iban a ser así. Eran como una pareja, muy extraña.

Midorima vivía preocupado por Kagami y viceversa. Se cuidaban y celaban como nadie. Pero jamás había sucedió algo entre ellos.

Aunque ahora que lo pensaba detenidamente Kagami era igual con todos sus amigos... Y todos, lo sobre protegían. Eran como una familia de hermanos celosos.

Pero... Con Midorima siempre fue diferente. Él era el maduro, el responsable, el loco de los ítems obsesivo de Oha Asa. Y por alguna extraña razón eso a Kagami le gustaba.

Con él siempre había sido diferente. Siempre había algo más que se sentía distinto y lo confundía. Pero nunca había pasado de eso, solo pensamientos.

-¡Kagami!-El pelirrojo volteo el rostro y abrió los ojos sorprendido al ver tan cerca al peliverde.-¡Te estoy hablando idiota!

-...-El no dijo nada, como siempre se quedo idiotizado viendo las pestañas increíblemente largas del peliverde, esos ojos del mismo color de su cabello y simplemente todo su bello rostro.

Los dos se miraron y se alejaron sin decir nada, comenzaron a caminar tras el típico suspiro cansino de Kise. Esos dos jamás iban a cambiar.

-¿T-tu papá dijo que si podía atendernos?

-Claro, ya sabes que siempre tiene tiempo para ti.-El más alto abrió lentamente la puerta después de haber tocado.-Buenas noches padre.

-Shintaro, ¿cuantas veces te e dicho que sólo me digas papá?-Un señor casi igual al guapo peliverde se levantó de su silla y se encaminó hacia la puerta para recibir a sus inesperados invitados.-¡Hola Kagami, Kise! ¿Qué hicieron esta vez?

Ambos chicos rieron ante la pregunta. Ya se había hecho costumbre que ellos llegaran en medio de la noche con algún pequeño híbrido o algún herido que auxiliaron en la calle.

-¡Buenas noches Midorima-san! Lamentamos las molestias.-Ambos chicos le dieron un apretón de manos y entraron al consultorio.

-Y bien, ¿dónde está el pequeño?-El pelirrojo abrió con cuidado su chaqueta y acomodo con suma delicadeza al moreno en la camilla.

-Es él... Unos sujetos lo estaban intimidando en un callejón. Pero... Parece que siempre a sufrido este tipo de situaciones. Su estado... Es muy malo... Está casi en los huesos...

Los ojos de ambos peliverdes se abrieron con asombro. Era cierto, el cuerpo del niño se miraba sumamente frágil y delicado. Como si cualquier toque lo fuera a romper. Y si no fuera por qué su pecho subía y bajaba lentamente podrían decir que estaba muerto.
Era tan triste verlo de esa manera.

Midorima inmediatamente se acercó a Kagami y tomó su mano con cariño dándole apoyo. Sabía que aquello seguramente le estaba afectando más de lo que desearía.

El tigre se sonrojo un poco ante aquel inocente y hermoso contacto pero de igual manera apretó con fuerza la mano de su amigo que siempre le brindaba apoyo y seguridad.

-Lo revisaré, pueden salir y esperar una hora.-La seriedad en la voz del doctor no les dio mucha confianza. No es como si el niño se fuera a morir. Pero, seguramente algo andaba mal.-¿Tiene nombre?

Kagami se detuvo en la puerta y sonrío. Siempre hacia esa pregunta, por qué sabía que él se preocupaba hasta de darles un nombre.

-Si, Aomine Daiki.

-Lindo nombre.-Y sin más salieron a la sala de espera.

Se sentaron en un sillón de dos plazas, Kagami y Midorima. Y Kise frente a ellos en uno individual, viéndolos con ternura. Para cualquiera que pasara y los viera, dirían que eran una pareja.

¿Y es que como no decirlo? Si el pelirrojo tenía puesta su cabeza en el hombro del peliverde mientras esté acariciaba su mano con ternura y le decía algunas palabras bonitas que lo hicieran sentir mejor. Estaba a punto de sacar una fotografía, pero un leve movimiento en su pecho lo hizo detenerse.

-Oh Kurokocchi a despertado...-Abrió su chaqueta y dejo ver al pequeño entre sus ropas, el cual bostezo y movió su cola y orejas de lado a lado. Acostumbrándose al lugar.

-¿Y ese niño Kise?-Preguntó aferrando aún más su agarre al tigre.

-Solo una explicación puede haber. Mis hermanas... No diré nada más.-El ceño del más alto se frunció y asintió tragándose sus preguntas. No era el momento al parecer.

-Chicos, ya pueden pasar.-La voz del padre del peliverde los hizo voltear y pararse al instante.

Lo siguieron nuevamente al consultorio y observaron como el pequeño despertaba y sus ojos se llenaban de pánico y lagrimas al ver el lugar donde se encontraba.

-Ve con él Kurokocchi...-Le dio un pequeño empujón en la espalda para que fuera y le diera algo de tranquilidad.

Todos observaron con ternura y algo de tristeza a los menores. El moreno se refugió de inmediato en las piernas del peli celeste. Y este solo movió su mano para colocarla encima de su cabeza y tocarlo con cariño, mientras su cola y orejas caían con tristeza.

-¿Y bien? ¿Él se va a recuperar? ¿Tiene algo grave? ¿Qué salió?-Preguntó algo desesperado el tigre.

-Tranquilo chico... Él estará bien. Solo necesita una buena alimentación, cuidados y mucho amor.-Sonrío y vio como el pelirrojo suspiraba y se relajaba.-Pero... Hay algo extraño.

-¿Extraño?-Preguntaron todos.

-No tiene Útero.-Todos abrieron los ojos sorprendidos y voltearon en la dirección del pequeño moreno, el cual los miro con tristeza.-No es un doncel. Es un macho.

Notas finales:

En verdad quería dejar a aomine como uke. Pero nooooo>.< Kagami debe ser el pasivo*^* espero que les guste mucho. Gracias y de nuevo lamento la tardanza


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