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El Jardín de los Senderos que se Bifurcan por MirageUchiha

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Notas del fanfic:

Fairy Tail y Personajes no me pertenecen. Soy propiedad de H. Mashima.

Fanfic inspirado en la obra "El Jardín de los Senderos que se Bifurcan" de J. L. Borges. Aunque realmente no tengan mucho que ver con respecto a la trama (mi fanfic es de "romance", el cuento es policiaco).

Puse "tortura" en las advertencias debido a que habrá violencia verbal y física, quizá bastante extrema. Y "Muerte de personaje" porque varios van a morir, aunque sean secundarios y casi inexistentes en la trama. O quizá no...

El Jardín de los Senderos que se Bifurcan

 

Introducción

Erza cayó al suelo, pero de inmediato volvió a levantarse, haciendo danzar sus espadas. La misión se había complicado bastante cuando esa mujer de cabellos violetas había convocado todo un ejército de esqueletos. A sus espaldas, Gray y Lucy luchaban contra los tres miembros restantes de la organización, y Natsu intentaba derrotar al líder, mientras Happy observaba desde unos escombros, con una de sus alas rota.

¿Cómo hubieran imaginado que el casi desconocido gremio oscuro “FateGarden” iba a ser realmente tan poderoso?

-Puedo ver tu alma, hijo del dragón de fuego. Puedo ver lo que más amas en este mundo.-

Las cejas de Natsu se crisparon ante ese simple comentario, procediendo a atacar al hombre con renovadas fuerzas, mientras este reía sin parar. Su risa era la de alguien que ya tenía la victoria asegurada, y eso no le gustaba para nada al dragonslayer. No iban a perder. Eran Fairy Tail.

-No sabes nada-

-¿Tengo que repetirlo? Puedo ver tu alma, Natsu Dragneel. Puedo ver lo que ni tú mismo verías. ¿Quieres que te lo enseñe? ¿Quieres que te muestre mi verdadero poder?-

-¡Cállate!-

Un intento más. El fuego abrazó a la cúpula de cristal, rompiéndola en millones de trozos que, si no se habían derretido, caían sobre los combatientes como una suave lluvia.

-Parece que no vas a rendirte, ¿verdad?-

Más fuego. Más caídas. Más risas.

-Entonces tendré que demostrártelo-

-¿De qué…?-

Sin poder terminar la frase, Natsu salió disparado hacia atrás, volando unos cuantos metros y chocando contra una pared, al lado de Lucy y Gray. La interrupción sirvió para que de inmediato Gray pudiera congelar los tres enemigos con los que combatían, mientras Lucy convocaba a Sagitario para ayudar a Erza.

En menos de diez minutos, la batalla había terminado. Solo quedaba el líder de FateGarden, de pie en medio de los escombros y cristales, mirándolos con una sonrisa falsamente compasiva.

-Vaya, vaya. No me esperaba este resultado. O quizá sí. ¿Quién sabe? He visto tantas cosas a lo largo de mi vida… he visitado tantos lugares… he visto tantas almas… ¿aún no te rindes, Fairy Tail? ¿Aún seguirán tus combatientes de pie, luchando por una causa perdida? ¿Aún combatirás cuando todo este mundo se reducirá a cenizas, cuando el Rey del Muspelheim ponga sus pies en estas tierras condenadas? ¿O acabaran inclinándose ante su inminente destrucción? Ya no importa nada. Cuando el rey llegue a esta dimensión, el fuego de un millar de soles lo consumirá todo, y este será solamente otro mundo conquistado. Cien ya han caído, y otros cien seguirán. No hay esperanzas, Fairy Tail. Ríndanse mientras puedan, y acaben ustedes mismos con sus vidas. Porque el infierno no tardará en llegar.-

-¿Quién demonios eres tú? ¿De qué estás hablando?-

-Solo soy un humilde servidor de mi Rey. Me encontraba aquí, en esta dimensión, preparando la abertura que permitiría la llegada de mis colegas a este lugar para conquistarlo. La puerta ya casi está preparada. Claro que yo puedo moverme entre las dimensiones gracias a la nueva magia que adquirí en mis viajes de expedición, pero sería imposible traerlos a todos hasta aquí.-

-¡Deja de hablar tonterías! ¿Dimensiones? ¿Viajes? ¡Estás loco! ¡No tienes idea de nada!-

-No lo estoy. En absoluto. Me dan tanta lástima… Pequeños pobres pajarillos, que ven su pequeño mundo como algo enorme cuando no saben que hay muchísimo más a su alrededor. ¡Son ustedes quienes no tienen idea de nada! ¿Édolas ya los había sacudido? ¡No es nada comparado con lo que hay en el universo! ¿Tengo que demostrártelo, Natsu Dragneel? ¿Tengo que mostrarte lo que esconde tu alma para que veas la verdadera desesperación?-

El silencio era tenso, casi mortal. Ni siquiera las respiraciones eran escuchadas. Los cuatro miembros de Fairy Tail tenían fijas sus miradas en aquel hombre de cabellos azul oscuro y ojos negros, que se les hacía ligeramente familiar. Su sonrisa…

-Bixlow…- el susurro de Gray retumbó en el destrozado salón, escuchándose tan fuerte como un grito.

-¿Me has reconocido, Gray-kun? No me lo esperaba… ¿A quién engaño? Siempre has sido extrañamente observador cuando la situación lo amerita. Es algo que encontré en común con tus otras versiones en cada dimensión que visité.-

-No eres Bixlow. Es imposible. Él…-

-No soy el Bixlow de esta dimensión. Yo pertenezco a otra, pequeñines. Así que dejen de luchar, entreguen al maestro Makarov, y quítense la vida. Porque este mundo ya está tomado.-

-¡Basta! ¡Deja de hablar de esas tonterías! ¿¡Vienes de Édolas a molestar!?-

-Has agotado mi paciencia, Natsu Dragneel. Te lo enseñaré. Luego tendré el placer de verte en lágrimas, agonizante, mientras gritas el nombre de los que ya no estarán contigo. Serás el último en caer.-

Alzando una mano, aquel extraño Bixlow tocó su muñeca, mostrando unos símbolos grabados a fuego en su piel.

Cuando estos empezaron a brillar, en un dorado cegador, las únicas paredes que quedaban de pie se derrumbaron.

Y todo se volvió oscuridad.

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La enfermería olía a óxido y sal, reconoció Natsu al tomar un hondo respiro y abrir los ojos. Seguramente, se debía a toda la sangre se filtraba lentamente por sus vendajes. ¿Acaso Wendy no le había curado? Estaba en Fairy Tail, reconocería el lugar donde fuera. Pero con sus sentidos embotados, no podía pensar con claridad. ¿Qué había pasado? Los recuerdos desfilaron frente a sus ojos, contestando la muda pregunta. Ese hombre que decía ser Bixlow y que hablaba sobre dimensiones había causado que la estructura del edificio se derrumbara sobre ellos.

Ese imbécil… ¿Happy estaría bien? ¿Erza? ¿Lucy? ¿Y Gray?

El silencio lo desesperaba. Odiaba tanto esa calma, tan funesta… sin fijarse los daños de su cuerpo, se arrastró fuera de la camilla de sábanas claras y se puso de pie, sujetándose de la pared para caminar y salir de la habitación tan desesperantemente blanca.

No esperaba encontrarse con el maestro Makarov en el pasillo.

-¡Natsu! ¡Qué haces de pie! ¡Tus heridas aún no han sanado!-

-¿Están todos bien, abuelo? ¿Qué pasó?-

El anciano apretó los labios, mientras su mirada se tornaba brumosa.

-Ve a la cama, y te contaré todo lo que sabemos.-

A regañadientes, tuvo que obedecer, volviendo a recorrer el mismo camino, para arrojarse sobre la camilla y bufar, molesto.´

-Ya habíamos mandado a un equipo de ayuda para ustedes, tras recibir el comunicado de que el gremio FateGarden era más peligroso de lo que el informe decía. Cuando Mirajane, Gajeel, Juvia y Elfman llegaron, los encontraron inconscientes, entre los escombros del viejo edificio. Incluso al enemigo. Le trajeron, y lo encerramos en una de las mazmorras, para interrogarlo antes de ponerlo en manos del Consejo. Al despertar, solo pidió papel y lápiz, para escribir una carta. Le fue otorgado, y tras dos horas fuimos a verle, y descubrimos que se había suicidado.-

Natsu gruñó. ¡Qué cobarde!

-Natsu… leímos la carta que dejó. Es para ti.-

-Dámela entonces, abuelo.-

-Si prometes mantener la calma, lo haré.-

-¿Qué hay de malo? Aparte, no me contestaste como se encuentran…-

-Happy está con Wendy y Charle, recuperándose. Se repondrá dentro de muy poco. Lucy está a salvo, gracias a Horologium, y se encuentra en su casa. Erza aún se encuentra inconsciente, pero despertará dentro de poco. Están bien.-

-¿Qué hay de Gray?-

Cuando Makarov cerró los ojos, Natsu sintió un atroz escalofrío recorrer su espalda. Imposible, no…-

-Lee la carta, Natsu. Es difícil de explicar. Por eso quiero que conserves la calma, y actúes como alguien racional. Vamos a solucionarlo, sin permitir que ese Rey del Muspelheim cause ningún daño. Ni siquiera le dejaremos poner un pie en este lugar. Así que lee tranquilo.-

Temblando, Natsu tomó el papel que el anciano le tendía, aún sin entender nada.

Lea esto atentamente, Natsu Dragneel. Existen millones de dimensiones en este universo, que podríamos representar como caminos en un jardín infinito. En los caminos que se “cruzan”, existen las “mismas” personas, aunque las personalidades e historias jamás son iguales – cada una es única en su línea dimensional – mientras que otros caminos nunca se tocan, haciendo que sus habitantes sean totalmente diferentes entre sí. Es un laberinto infinito, cintas de todos los colores enredadas y perdidas en el extenso mar. Sin un “mapa”, sin una coordenada, buscar a alguien allí es como buscar una aguja en un pajar.

Por eso, jamás volverá a ver al pequeño Gray-kun. Lo he enviado a mi dimensión, por más que sea a costa de mi vida.

Pero recuerde esto, y se lo digo para hacer de este juego algo más entretenido: el universo siempre está constantemente luchando para mantenerse en “equilibrio”. Si algo es quitado, algo es dado. Por eso, yo le he quitado a Gray, pero le he dado la manzana de la discordia, la clave para que encienda la ira del Rey o salve a su dimensión. He realizado un intercambio, para mantener el frágil equilibrio.

¿Ha entendido mis palabras, Natsu Dragneel? ¿Ha entendido lo que tiene que buscar? Él será su condena o su salvación.

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No podía abrir sus ojos, y eso lo estaba desesperando. El dolor en su muñeca era insoportable. Seguramente se trataba de una quemadura, por la forma en que punzaba.

-¡Bixlow, pero que demo…!-

-¡No es Bixlow! ¡Es Nastrand-sama!-

-¡No es Nastrand-sama! ¡Mira su rostro! No tiene la cicatriz. Y el resto de su cuerpo tiene otras marcas que Nastrand-sama no tiene.-

-¿Acaso le has visto desnudo para saber eso?-

-Si respondiera esa pregunta, sería como sentenciarme a muerte.-

-¿Entonces el idiota de Bixlow nos ha enviado al Nastrand-sama de otra dimensión?-

-Parece que así es. Mira la quemadura en su muñeca. Es el sello dimensional que usaba Bixlow para regresar a nuestro mundo. La cuestión es… ¿qué hacemos con él?-

-No creo que el Rey se enoje… total, no es Nastrand-sama. Podríamos…-

-No. Es el Nastrand-sama de otra dimensión. Encerrémosle en una de las celdas de la mazmorra, y que alguno vaya a hablar con el Rey. Seguramente se le ocurrirá algo interesante que hacer con nuestro inesperado visitante. Pero antes… quítenle el sello, para que no pueda escapar.-

-Sí, Lord Sicchiphus.-

Gray apenas pudo percibir como lo trasladaban, con una extraña delicadeza, hacia otro lugar. Su cabeza daba mil vueltas, y pronto volvió a caer en la oscuridad… sin antes evitar sentir que lo mejor sería no abrir los ojos. Nunca más.

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Con lentitud se puso de pie, temblando al no reconocer el paisaje que frente a sus ojos se expandía. ¿Dónde estaba? Eso no era Magna City. Eso no era el Castillo del Rey. Eso no era su pequeño santuario personal donde solía ir a descansar y llorar en soledad. Era un nuevo mundo que se abría inmensurable ante sus pupilas horrorizadas…

¿Por qué estaba allí? ¿Acaso era una orden del Rey? ¿Un secuestro? ¿Un accidente? Estaba en otra dimensión, al parecer. Con indiferencia pudo darle un vistazo a la ardiente marca en su muñeca izquierda. Por suerte, no dolía tanto como parecía.

Caminó un poco, mientras se perdía en el cielo y en los árboles, repletos de hojas. ¡Cuánta diferencia con la ciudad imperial, donde todo era calor y cenizas! Solo encontraba paz en su pequeño santuario, que la gente solía llamar “Niflheim”, el reino de hielo… el lugar donde el frío era insoportable. Nadie se atrevía a entrar en su pequeño paraíso, a excepción de algunos temerarios que creían hallar en él un refugio para salvar sus vidas amenazadas por el Rey, solo para encontrarse con la inminente muerte.

Con un suspiro, se detuvo bajo un roble, sentándose a meditar. La pregunta seguía fresca en su cabeza. ¿Qué hacía allí?

Quizá todo se trataba de una estrategia del Rey para conquistar esa dimensión. Quizá Bixlow-san había sido capturado, o había muerto, y en un movimiento rápido le habían enviado a él para preparar el camino del Rey. Quizá se trataba de eso. Si, debía ser eso.

Pero no era propio del Rey hacer las cosas sin consultar o avisar. Ni siquiera era propio de él enviarlo a una “misión”. Jamás le había dejado salir de Magna City. ¿Por qué de la nada lo enviaba a abrir la puerta para que el Ejército Rojo entrara y conquistara?

No tenía sentido.

Entonces… solo podía tratarse de un accidente.

Si, había sido un accidente. Su único deber era regresar a casa. Por más que al regresar se estuviera condenando a la ira del Rey. Porque sabía que lo acusarían de escapar, de traicionar al Imperio.

Quizá… no, tenía que regresar.

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Un grito escapó de su garganta cuando el tembloroso guardia le comunico que su pequeña mascota había desaparecido.

¿Cómo se atrevía a escapar? ¿Cómo se atrevía a traicionarle, cuando él le había dado todo?

El guardia cayó al suelo, retorciéndose de dolor mientras era quemado vivo por un fuego oscuro como la noche. Y el Rey comenzó a pasear por todo su salón de mármol puro, temblando de rabia. Iba a encontrarle, e iba a enseñarle que nunca debía alejarse de su lado. Jamás. Era suyo, solamente suyo.

-Su Majestad…-

Aunque al principio no escuchó las palabras de Lord Sicchiphus, todo cambió cuando un nombre fue pronunciado.

Y una salvaje sonrisa se expandió en su rostro.

-Así que Bixlow les intercambió, ¿eh? ¿Acaso ese idiota buscaba incitar mi ira? Más le vale estar muerto, porque si regresa a este mundo, le daré la peor de las muertes. Pero… por otro lado… mi pequeña mascota sabrá construir y abrir la puerta dimensional. Y yo podré entretenerme con el prisionero, en ausencia de mí querido copo de nieve…-

Todo se había vuelto interesante. Muy interesante.

-No le interroguen. Arréglenlo, y déjenlo tres días en el Niflheim, para que descanse del calor y se prepare para ser mi desquite.-

Si, definitivamente todo se había vuelto bastante interesante.

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Fin de la Introducción

Notas finales:

Si leyeron hasta acá, muchas gracias.

Con respecto a los nombres raros que utilicé, los saqué de la Mitología Nórdica. El Niflheim es un reino de oscuridad, tinieblas y hielo, envuelto en niebla perpetua, donde habita un dragón que roe las raíces del gran fresno que sostiene a los dioses. En el mito de la creación nórdica, el Niflheim (materia fría, lugar frío) chocó contra el Muspelheim (materia caliente, lugar caliente), creando así el mundo en el espacio vacío que dejaron. Ambos “lugares” son considerados como infiernos: el Niflheim, como el infierno de hielo, y el Muspelheim, como el infierno de fuego. Con respecto al apellido “Nastrand”… es un lugar del reino de los muertos, el Helheim, que se encuentra en la parte más profunda del Niflheim, y en algunas versiones es una playa donde son enviadas las almas de las más viles personas para que sean castigados.

Y aunque lamento aburrir con la lección de historia, creo que con ella queda más que claro quiénes son los antagonistas de la historia.

Para crear este fanfic, me inspiré en el libro “El Jardín de los Senderos que se Bifurcan”, de Jorge Luis Borges. Y aunque parezca que la única similitud que tienen es el título, simplemente digo que… la inspiración siempre llega del lugar más imprevisto. Así que les dejo un fragmento significativo de la obra.

"El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts'ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas la posibilidades." (Jorge Luis Borges)


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