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Secret Garden por Walker_chan

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Notas del fanfic:

Este fanfic lo escribi para un pasado concurso del cual resulte ganadora~ y ahora lo comparto al mundo para aquellos que deseen algo cursi y tragico para leer. 

En fin, espero que lo disfruten :3 

El viento resoplaba meciendo las flores de colores, el alto pasto y las ramas de los arboles en el lugar donde ninguna persona hombre o mujer podía entrar, era un espacio único y especial, que solamente un chico tenía acceso a dichoso sitio. Se le podría considerar como el lugar de Dios donde la belleza y la pureza reinaban en tan hermoso jardín. Pero para este chico era más que eso, era su jardín secreto.


En aquel lugar tenia los mejores recuerdos de su infancia junto a su primo mayor Lavi, y una amiga que vivía cerca de ahí llamada Lenalee. Que después ambos partieron dejándolo solo, solo aquellas tres personas sabían de la existencia de ese oasis.


 En la tranquilidad de la soledad se sumergía y nadaba entre las flores, recorriendo cada olor, cada color y cada textura de aquel jardín... El jardín lo cercaba una muralla cubierta por enredadera verde y con flores en colores rosados y violetas, y una puerta de vieja madera que daba acceso. Fuera de dicho lugar más árboles y plantas cubrían y ocultaban la entrada.


Pasaron los años y el jardín escasamente marchitaba, estaba en las mismas condiciones como cuando era niño pues siempre se dedicaba a regar a la vida verde con una bomba de agua en ese mismo sitio. Con el pasar de los años sentía aquel campo mas como su propio hogar que su casa que se encontraba a varios metros de ahí.


Descansando sobre el columpio de soga y madera de un roble, disfrutaba de la vista, flores de tulipán en todos los colores alrededor, amarillos narcisos creciendo al lado. Pasionarias y dientes de león, margaritas, alcatraces y flores de navidad. Todas las plantas y flores de ahí eran sus favoritas, pero sentía mayor pareció al enorme rosal que justamente se ubicaba en el centro del jardín. Rosas en tonos amarillos, rosados, blancos y las más bonitas, las de color rojo.


A sus ya dieciocho años el chico de ojos plateados y cabello albino seguía visitando el jardín como su hogar; llego a la puerta escondida y con su llave guardada en un cordel a su cuello se disponía a abrirlo hasta que la descubrió  abierta, un poco sorprendido entro como de costumbre pasando por aquel arco de ramas blancas.


Siguiendo su recorrido llego hasta el roble a sentarse bajo su copa, encontrándose una sorpresa. Un joven de poco más de veinte años, pelirrojo estaba ahí balanceándose suavemente sobre el columpio. No tanto se explicaba él quien era sino el que hacia ahí.


Era su primo quien creció a su lado por tantos años y que lo consideraba como un hermano; Lavi Bookman de espaldas al peliblanco observaba a las flores mecerse con la suave brisa. El joven siguió andando creyendo estar viviendo un sueño hasta que el joven de cabello rojizo descubrió su presencia.


-¿Allen? –dijo el mayor al verlo. Una sonrisa se dibujo en su rostro al ver su pequeño primo después de algunos años. El menor aun sorprendido lo miro acercarse hasta recibir un abrazo por parte del otro.


-Lavi…. –lo abrazo al instante de sentirlo tan cerca.


-El mismo de siempre –dijo este separándose un poco –me da gusto verte de nuevo.


-¿Qué haces aquí? –pregunto con emoción.


-Es lo mismo que yo me pregunto…no pensé que siguieras frecuentando este sitio.


-Oh…pues, así fue después de que te fuiste –dijo esto con un poco de nostalgia en su voz.


-Parece que alguien me extraño –respondió Lavi despeinando un poco su cabello, provocando un leve sonrojo en las mejillas del menor.


El pelirrojo soltó un leve suspiro mirando alrededor terminando su mirada esmeralda en los ojos curiosos del más joven.


-Sabes yo también te extrañe –dijo después de un breve silencio, una extraña sensación de si mismo lo albergaba.


Una ligera sonrisa se dibujo en el rostro de ambos chicos quienes tomaron lugar bajo el árbol y estuvieron conversando de lo que había hecho el otro durante el tiempo que no se vieron. Entre su amena charla no notaron que la noche ya iba cayendo sobre ellos, oscureciendo aquel lugar. Ambos regresaron por la puerta y Allen con su llave la cerro siendo aun un secreto.


-Lavi… ¿Cómo entraste si yo tengo la llave?


-Tengo otra –respondió mostrándole su copia de la misma –espero que no te moleste si vengo aquí de vez en cuando.


-No, está bien –sonrió tímidamente y un suave color rosa cubría sus mejillas, el extraño corazón del mayor comenzó a palpitar con fuerza. Pensó que solamente era la exaltación de haberse reencontrado.


Lavi se dirigió a su antigua casa antes de que él y su familia se mudaran, había visto partir a su familiar más preciado a otro lado porque habían sido como amigos, como hermanos, jugando y compartiendo sus cosas desde que tenía memoria. Al verlo de nuevo algo dentro de sí comenzó a surgir, era una sensación cálida y que lo hacía sentir en paz. Una pizca de felicidad comenzaba a crecer de nuevo en el.


 


 


-Lavi…. ¿a dónde vas con ese libro? –una voz femenina hacia cuestión.


-Oh, Lena…me encontré a Allen el día anterior hoy quiero visitarlo de nuevo.


-Qué maravilla, espero que después pueda verlo en la reunión familiar.


-Aún es pronto para anunciar nuestra boda, pero descuida. Lo veras muy pronto –se despidió de la chica con un beso y partió de vuelta a aquel jardín.


 


 


Allen acariciando la suavidad de los tulipanes vio entrar a su primo con un libro en mano.


-Pensé que te gustaría recordar viejos tiempos –dijo mostrándole aquel libro. El peliblanco recordó que su mayor solía contarle cuentos cuando ambos no tenían ánimos de salir por ahí corriendo. El chico asintió con una sonrisa y sentados espalda con espalda escuchaba aquel relato.


Las cosas parecían ser como antes de separarse excepto por una cosa. La familia completa ya se había reunido celebrando su regreso pero el pelirrojo ocultaba cierta verdad con su primo; aunque el anuncio de esa noticia estaba aun postergada.


Con el pasar de las semanas, el albino noto que no todos los días llegaba su primo con él a aquel jardín, al principio se sentía triste pero pensó que el mayor tenia asuntos más importantes que atender así que entendía el porqué se ausentaba. Cuando tenía oportunidad de ir, entre los dos hacían breves paseos recorriendo el campo mostrándole cada flor y planta y como debía ser cuidada. Lavi observaba con asombro y cariño como su menor se había esmerado en conservar aquel edén.


 


El pelirrojo sentía una emoción diferente al estar con Allen, un sentimiento extraño, cálido y a la vez de temor. No explicaba bien como se sentía aunque disfrutaba de estar a su lado como cuando niños. Aquella noche antes de dormir a su mente invadían imágenes de su primo, de infantes y ahora ya casi adultos. Jamás había sentido que tan importante era para él hasta que cerró sus ojos y una imagen se proyectaba ante él.


Se iba acercando cada vez más a aquel antiguo roble donde una persona le esperaba, el viento mecía su cabello. La luz le cegaba sin poder ver bien de quien se trataba. Al estar tan cerca lo abrazo por la cintura quedando frente a frente. Unió sus labios en un suave y cálido beso para separarse después y encontrarse con los brillantes ojos plateados de Allen.


Su conciencia le recriminaba a sí mismo el siquiera pensar en el chico como una potencial pareja, había factores que lo impedían. Sin embargo ese sueño se repetía incesante cada noche.


El mirar a su primo, convivir con él en aquel paraíso y el recuerdo de su sueño no hacía más que incrementar ese sentimiento de amor hacia el menor. No entendía porque había comenzado a sentirse así. Y lo hacía más confuso su compromiso con la chica.


A decir verdad las familias de ambos, habían arreglado desde mucho antes la boda entre ambos para cuando fuesen mayores. Lenalee se sentía atraída por Lavi y el a ella también, sin embargo no creía que algún día pudiese amarla en verdad. Sentía algún obstáculo desconocido que le impedía sentir verdadero amor por la joven. El chico albino era la clave.


 


Sentados ambos recargados en el tronco del árbol, escuchaban el cuento que salía de los labios del pelirrojo. Terminado el relato cerró el libro y un breve silencio los envolvió. Si el palpitar de ambos chicos fuese más alto ambos notarían la velocidad a la que latía sus corazones por el hecho de sentirse al lado del otro. Los dos voltearon cruzando sus miradas un instante y casi por un impulso estuvieron cerca de unir sus labios en un beso.


-Espera… ¿Qué estás haciendo...? –el menor retrocedió nervioso ante lo que estaba a punto de hacer.


-Esto –sin frenar su deseo el pelirrojo acaricio la mejilla ajena acercando su rostro, el peliblanco abrió un poco mas sus ojos por la sorpresa, de igual forma su rostro tomo un color mas rojizo, cerrando lentamente sus orbes.


Una vez separados el albino empujo al mayor, en una mezcla de sentimientos de alegría, miedo y frustración.


-¿Por qué…? Esto está mal…. –solo atino a decir aquellas palabras antes de salir corriendo de ahí. Lavi grito su nombre sin embargo el chico se había ido. Era consciente del error que había cometido, pero una parte de él estaba feliz por haber hecho lo que su corazón le mandaba.


 


 


 


-No puedo sentirme así, no puedo…esto está mal, es aberrante… –los pensamientos del oji-plata no le dejaban en paz al punto de empezar a ausentarse al jardín oculto. Lavi comprendió al no ver a Allen ahí, le estaba evitando después de aquel beso. Un amor prohibido y pecaminoso había envuelto sus corazones en un sentimiento de impotencia al saber que no podrían estar juntos.


 


 


-Allen, ven a la sala –una voz femenina provino llamando al chico.


-Madre ¿Qué pasa? –se acerco el chico para saber que ocurría.


-Es una invitación de los Bookman, hay una reunión importante y debemos asistir todos.


-¿Reunión importante?


-Si, dicen que hay una noticia que quieren que sepamos, es pasado mañana.


-Oh –el joven no expreso gran emoción al oír eso, al contrario se sentiría incomodo de tener que estar cerca de Lavi. Tendría que disimular el hecho de que lo pusiera nervioso, aun más de enterarse de sus propios sentimientos hacia él.


-¿Hoy no vas a salir? Siempre lo haces.


-Ah, no, hoy no –prefirió quedarse en casa y evitar encontrarse con Lavi a solas hasta el día de la reunión. No sabía de lo que sería capaz si se encontraba de nuevo tan cerca de su tentación.


 


 


-Te he visto un poco desanimado Lavi ¿ocurre algo? –pregunto su prometida preocupada por él.


-No es nada, estoy bien –sonrió de forma convincente –ya es hora de la reunión, vamos a bajar –le extendió el brazo para que pudieran bajar juntos hasta el salón donde los demás invitados estaban ya esperando.


En el primer piso, todos voltearon a las escaleras mirando a la pareja bajar. En cuanto Allen los miro, una sensación de ira y tristeza se combino haciéndolo sentir mal, en especial por ver de qué chica se trataba, ellos dos y el habían compartido divertidos momentos en el jardín secreto.


-Agradecemos su presencia el día de hoy –comenzó a hablar el padre del pelirrojo –nos complace el poder anunciaros el compromiso de mi hijo con la de esta bella señorita –hasta ahí algo en el interior se quebró. Aparento felicidad por su primo y por su vieja amiga, sin embargo por dentro su corazón estaba dolido y su conciencia culpable de sentirse celoso.


Dejo al resto de la familia que los felicitaran y él se quedo rezagado ocultando su tristeza. Lavi noto que Allen no estaba dentro del ambiente familiar.


-Allen –la joven mujer se acerco a él ya que deseaba verlo desde hacia tiempo –que gusto me da verte ¿te acuerdas de mí?


-Claro que si, Lenalee, felicidades a…ambos –los felicito a los dos, no quería decirlo pero teniendo a la pareja enfrente suyo no tuvo alternativa. El pelirrojo quería mirarlo a los ojos pero además de estarlo evitando los días pasados, sabía que la noticia de la boda no le iba a caer bien. No logro hacer contacto visual con el menor.


 


Cuando nadie estaba mirando a la salida, Allen aprovecho para salir de ahí, no soportaba ver a la chica feliz cuando él estaba destrozado por dentro. Se fue hasta el jardín, corriendo lo más que pudo para poder llorar. Él lo sabía bien, era un sentimiento que esta por más que prohibido, por la Iglesia, por la sociedad por su propia conciencia. Si lloraba, sería más fácil olvidarse de esos sentimientos inútiles.


Una vez solo se derrumbo dentro del cuadro de claveles, no lo resistía mas, las gotas saladas salían de sus ojos incesantemente sin poderlo controlar. Esos celos no hacían más que incrementar el deseo de poder estar junto a su primo, pero debía callar, nadie debía de enterarse del amor que sentía por él, mucho menos Lavi.


-Allen… -una voz se escucho a sus espaldas, la había reconocido al instante. El chico volteo asustado mirando a través de su borrosa vista a su primo.


-L…Lavi…yo, yo no –intentaba controlarse y dejar de llorar en un intento fallido.


-Allen…. ¿estás bien? –el mayor se agacho a la altura de este para estar más cerca.


-¿Por qué debería estarlo? –Respondio en un tono molesto –primero me besas y ahora resulta que vas a casarte… -la conmoción del momento lo habían hecho revelar de manera indirecta sus sentimientos por el otro.


El pelirrojo acaricio la mejilla del albino, siendo rechazado. –Allen…perdóname…no es lo que tú crees –antes de poder dar sus razones el menor se había levantado para volver a salir huyendo.


-No vas a irte –el oji-esmeralda atrapo al chico abrazándolo por la espalda.


-S… ¡Suéltame! –comenzó a forcejear pero el mayor era más fuerte.


-No hasta que me escuches…Allen, yo te amo, la boda es solo un pretexto para unir los nombres de la familia, yo no siento nada por ella.


Al escuchar eso, el peli-blanco dejo de forzar para que lo soltara, incrédulo de había oído. El mayor lo soltó, esperando con ello una respuesta y no un intento más de huida.


-¿Lo dices en serio?


-Nunca había estado más seguro de lo digo en mi vida –el rostro del menor giro cruzando su mirada plata con la esmeralda, la decisión en su mirada le indicaba que no estaba mintiendo.


-Lavi…


-Allen –abrazado nuevamente por la cintura, sintió los labios ajenos posarse sobre los suyos, de forma tímida fue correspondiendo aquel gesto de amor. De a poco iban profundizando aquel beso, volviéndose más pasional, recorriendo con su lengua la boca ajena. Una vez separados por falta de aire se miraron de nuevo a los ojos sintiendo un impulso de volver a besarse. Sus corazones latían con fuerza, al sentirse amado por el contrario.


De forma suave el pelirrojo recostó al menor sobre la cama de pasto y flores, recorriendo su  cuerpo con las manos.


-¡Lavi! –el rostro del albino destacaba por el rosado intenso de sus mejillas.


-No tengas miedo –beso de nuevo esos suaves y rojizos labios. Desde hacía mucho que deseaba poder estar así con su primo, aún si fueran prohibidos sus sentimientos. Esa misma tarde ambos chicos, se habían entregado por completo al amor que ardía en sus pechos.


 


 


Mientras tanto la reunión había finalizado cuando descubrieron que Lavi y Allen habían desaparecido, la chica estaba frustrada y a la vez preocupada, no tenía idea de donde pudiesen estar y mucho menos que los hizo salir de ahí.


Lenalee le preguntaba a Lavi el porqué estaba tan feliz después de aquel día poniendo de pretexto que era por su boda lo cual a la chica le hacía feliz, sin saber realmente que era porque él y su viejo amigo habían iniciado una relación vedada. Aun así, creía que algo pasaba por la mente del pelirrojo ya que en cierta forma evitaba su cariño y sus besos, así como las salidas cada vez más frecuentes de su prometido por las tardes, regresando mucho rato después.


Cansada ya de sus sospechas prefirió averiguar por su cuenta que era lo que ocurría, siguiendo a hurtadillas al joven sin que notara la presencia de la chica. Una vez que llego a la puerta del edén intento abrir la puerta la cual Lavi había dejado sin llave.


Una vez dentro recuerdos de su pasado recorrieron su mente, aquellos eran buenos tiempos. Había olvidado por completo la existencia de ese lugar; siguió en su búsqueda del pelirrojo acercándose lo más que pudo sin ser observada. Quedando oculta tras un árbol miro ambos chicos acercarse sin embargo para su asombro no se saludaron como dos amigos si no que se recibieron con un beso en la boca. Mirando solo un poco mas fue suficiente para ella saliera corriendo, envuelta en un sentimiento de ira. Había sido engañada y viviendo bajo la mentira de su futuro esposo. Cobraría demasiado caro ese engaño y quien iba a serlo sería el albino.


-Lavi, no te he preguntado por respetar tu privacidad pero, ¿A dónde sales por las tardes? –pregunto de forma inocente la chica.


-No te lo había mencionado, voy a ver a Allen.


-¿Tan seguido?


-¿Hay algo malo en ello? –interrogo un poco nervioso, temía porque alguien se enterase de su relación prohibida.


-No, no, es que tenia curiosidad tu sabes jajá –la chica sonrió de forma amable, sonriendo maliciosamente por dentro. Dejo a su prometido marcharse así ella tendría más tiempo de poder preparar algo que los separase por completo a los dos.


 


 


Una tranquila tarde Allen se mecía con suavidad sobre el columpio del roble, sonriendo a las flores que crecían libres a su alrededor. Nunca antes se había sentido más feliz en su vida, aunque de vez en vez la sensación de culpa albergara su corazón. Esperaba con paciencia a que su amante apareciera como cada tarde lo hacía, ese lugar era aun más especial para los dos ahora que sabían cuanto se amaban.


Escucho unos pasos llegar hasta él, bajo emocionado para poder encontrarse con Lavi para abrazarlo y expresarle cuanto lo quería. Sin embargo no era Lavi quien estaba ahí, sino Lenalee, con una mirada inexpresiva pero con una gran sonrisa en su rostro.


-Allen ¿Por qué pones esa cara? ¿No te da gusto verme aquí? O es que…esperabas a alguien más –dijo lo ultimo quitando todo rastro de alegría de su cara.


-L…Lenalee, yo, yo estaba a Lavi, tu sabes, el viene cada tarde para… -no termino de articular su oración cuando sintió la mano de la chica golpear su rostro. Con una bofetada y expresión de ira de la joven se dio cuenta de lo que ocurría, estaba más que seguro que la fémina sabia de su pecaminoso secreto.


-¡Me das asco! –Le grito –ojala te vayas al infierno por quitarme a mi prometido, ¡eres una aberración! Pensaba que éramos amigos… -la intensidad de su enojo iba disminuyendo.


El chico no podía responder, ella tenía razón, lo que había hecho estaba mal y no podía remediarlo, Lavi ya le había jurado amor eterno a Allen unos días atrás. Todos sus planes de esconder su relación se desmoronaron, en especial por la chica que se entero. No había forma de regresar el tiempo y poder evitar todo aquello. Ni siquiera estaba en su derecho de reclamar o llorar.


La joven se fue dejándolo ahí, escapando del inminente desastre que se aproximaba. Antes de salir de casa, había dejado al pelirrojo encerrado en una habitación llevándose consigo la llave para que no pudiera salir pronto ni los demás lo ayudaran. Trajo consigo velas arrojándolas alrededor del muro de plantas comenzando a incendiar el jardín.


Allen no se movió de su sitio, viendo a la chica irse, cayó de rodillas llorando en silencio. Aun no se percataba de que los primeros arboles en la entrada comenzaron a arder en llamas.


La joven satisfecha ya con lo que hizo salió para no ser parte del espectáculo encontrándose a Lavi a mitad del camino.


-Lavi, ¿pero qué haces aquí? –cuestiono de la forma más inocente y libre de culpa posible.


-Más bien tu qué haces ¿A dónde demonios fuiste?


-Solo fui a ver a Allen en tu lugar –su sonrisa no expresaba nada, después de acabar con Allen ya no tenía interés en Lavi, pensaba en romper el compromiso pues no quería estar cerca de un enfermo incestuoso como él.


-Tu… -más adelante comenzó a ver el humo provenir del jardín, sabía que algo no estaba bien, la miro con desprecio antes de ir corriendo para asegurarse de que su amado no estuviera en peligro.


En la entrada se veía como el fuego arrasaba con toda la vida verde que alcanzaba, grito el nombre del albino sin respuesta. En un intento arriesgado entro, causando quemaduras en su ropa. Cerca del centro estaba Allen, inmóvil, no es que no se diese cuenta del incendio, se había quedado ahí a propósito, pensó que ese el castigo por haber hecho un acto de incesto con Lavi.


-¡Allen! –El pelirrojo corrió hasta donde estaba este –Allen,  ¿Qué haces aquí? Debemos salir rápido –lo tomo de los hombros agitando su cuerpo para que reaccionara.


-Lavi –sus ojos tristes y con lágrimas miraron al mayor –déjame aquí…


-¡No pienso hacerlo, vas a venir conmigo!


-Pero…Lenalee lo sabe, le dirá a todo el mundo, prefiero morir aquí, antes de que los demás lo hagan…


-No seas idiota, eso no va a pasar –hacia lo posible por convencerlo de que todo estaría bien y que pudieran salir cuanto antes. Mientras más perdieran el tiempo más rápido se consumaría aquel jardín en llamas y sería imposible escapar.


-Vámonos ahora –lo jalo del brazo, corriendo hasta la salida, varias ramas de los arboles caían por la madera quemada obstruyendo su paso. Tapaban sus narices para no inhalar del humo pues ya el jardín se veía rojo y gris por las cenizas. A escasos metros de la salida, una rama cayó sobre el pelirrojo atrapándolo de una pierna, provocándole soltar un grito de dolor.


-Lavi! ¿Estás bien? –preocupado se quedo a su lado viendo su condición.


-C…Claro –respondió con un poco de esfuerzo –vete a la salida, yo te sigo.


-No pienso dejarte –le respondió conteniendo las lagrimas –vamos a salir los dos.


-¡Vete rápido! Yo te alcanzo, lo prometo, sabía que no podría salir, si Allen no escapaba en ese instante iba a ser imposible que ambos salieran con vida, el fuego ya había consumido la mayor parte del lugar y el humo empeoraba su visión.


-¿De verdad? –El pelirrojo asintió –d…de acuerdo, lo beso tiernamente, en una fusión de preocupación y amor, el mayor correspondió el gesto. Algo en el interior de ambos les decía que ese sería su último beso.


-Te amo Lavi… -dijo en un susurro, un par de lagrimas ya recorrían sus mejillas.


-Yo te amo mas, Allen –le sonrió a la par que limpiaba aquellas lágrimas. Se miraron unos instantes, ambos respiraban agitadamente por el aire contaminado- el albino salió como pudo por la puerta envolviéndose un poco entre el fuego. Una vez afuera corrió lo más lejos que pudo del lugar para recomponerse. Las llamaradas no parecían detenerse, abrasaban con todo reduciéndolo a cenizas.


El oji-esmeralda intento quitarse la rama de encima, ya no sentía su pierna, no sabía si por las quemaduras o porque se había fracturado, supo desde un principio que no podría escapar. Dentro de sí le dio gusto saber que Allen estaba a salvo, le importaba mas su vida que la suya misma, quería lo mejor para el así le costara la vida en ese momento.


Arrastrándose como pudo mas arboles caían por el lugar golpeando uno sobre su cabeza, haciéndole perder la conciencia de a poco. “Allen….vive”. Sus ojos se fueron cerrando, su vida se fue apagando al igual que el jardín. Allen lloraba, su primo jamás salió del jardín, eso lo sabía desde que se dieron ese beso de despedida. El incendio tardo dos días en apagarse por completo con ayuda de quienes fueron a socorrer. Allen escapo de casa para evitar ser interrogado sobre lo que ocurrió, no pensaba en decir nada sobre su relación con Lavi aun si la chica decía algo.


Poco después se supo que Lavi murió en el incendio, el albino no aparecía y la chica jamás dijo nada, su familia corto lazos con los de Bookman y jamás regresaron. Allen se refugió en un pueblo vecino ocultándose por años, viviendo con el dolor de lo que sus sentimientos prohibidos ocasionaron. No soporto vivir con esa culpa; romper las ilusiones de la chica y provocar la muerte de su amante.


Después de varios años volvió aparecerse en aquel jardín secreto, no quedaban más que cenizas y madera quemada, nada sobrevivió a aquel terrible incendio. Recorrió con lentitud el lugar recordando con dolor aquellos días donde por un instante en su vida fue feliz al lado de quien tanto amo.


 


Lavi estaba sentado en el columpio balanceándose mientras miraba a Allen acercarse, el no podía verlo, era solo un espíritu errando en aquel lugar. El menor saco una daga con la cual corto sin temor a la muerte su cuello, el pelirrojo no podía hacer nada, salvo observar, era la decisión que había tomado el peliblanco.


 


En aquel lugar pobre y abandonado, por dentro se veían árboles y plantas, pastos altos y flores de todo tipos y colores, era una belleza incomparable, todo era vida ahí dentro. Y en aquel columpio el alma de dos seres que se amaron de verdad con temor a ser descubiertos, se encontraban juntos, no podían entrar ni al cielo ni al infierno, aquel edén se convirtió en el limbo por el que estarían durante la eternidad. 

Notas finales:

Sin mas que agregar, espero nos leamos en la proxima~ 

 

Para las que siguen Hermos@ Portitut@: No hay capitulo nuevo todavia, sigo atascada por la Uni pero muy pronto me pondre a trabajar. 

 

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