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Era en verdad extraño que después de solo unos días se hubiera acostumbrado tan bien a los cambios en su vida, asumía que seguía aún en una especie de shock, no era tan raro considerando que su vida como la conocía había temrinado y sería dependiente de esos medicamentos frente a él por el resto de su vida.
Aún no quería regresar a trabajar, pero tenía que hacerlo, se estaba obligando a sí mismo a hacerlo porque si no regresaba ahora, le costaría más y más con el paso del tiempo, no quería encima de todo ser un cobarde...pero aún le quedaba el hecho pequeño e insignificante de que tenía que contar a la banda su nueva condición, eso era algo para lo que no estaba preparado y casi podría jurar que nunca lo estaría, no quería volver a ver la lástima y pena con que le miraban los que le conocían y sabían de su estado, su vida había cambiado más de lo que pudiera pensar en solo unos días, pero seguía siendo el mismo en esencia y esas miradas le lastimaban más sabiendo que no podía cambiar la opinión de la gente al respecto.
De alguna manera logró convencer a su primo y jefe de solo contarle a K-san sobre su condición, quería esperar a hacerse la idea él primero antes de tener que decir a alguien más, la suerte parecía estar de su lado puesto que ya habían pasado dos meses y nadie había notado muchos cambios en él.
Había comenzado a llevar un brazalete más pero se perdía prácticamente en los usuales que ya usaba y las palabras que indicaban la enfermedad que tenía estaban hacia el interior por lo que los otros si lo notaron simplemente tienen que haber asumido que era un brazalete que le gustaba y ya; también llevaba un bolso con él a todas partes, un pequeño canguro colgado con estilo en la cadera derecha donde llevaba un par de dulces variados en textura y consistencia, dos inyecciones listas para llegar y usar en caso de necesidad o emergencia, y su ahora inseparable hemoglucotest, por suerte alguien había pensado la buena idea de incluirlo en un télefono móvil*, ciertamente no le gustaba que lo vieran tan seguido con su móvil en las manos pero al menos tenía una forma de evitar que sus compañeros de banda supieran de su enfermedad, tenía que admitir que aún le asustaba cual sería su reacción al enterarse, le aterraba la idea de que lo comenzaran a ver como alguien enfermo y el trato hacia el cambiara.
- ten, debes comer algo no solo beber agua - le doy una mirada a Hiro que me ofrece unas galletas, me he dado cuenta que Hiro se preocupa por mi de alguna manera siempre cuidando que coma algo a pesar de que en serio como bastante pero siempre he sido delgado y la enfermedad no ayuda a cambiar eso.
- gracias - le recibo un par de galletas y las como en silencio mientras él me observa como si esperara que hiciera o dijera algo más pero la verdad no sé que puede esperar por lo que guardo silencio y sigo comiendo.
Shuichi llega poco después y le saca unas galletas a Hiro, mientras el otros solo sacude su cabeza en negación, no le molesta la verdad, son buenos amigos después de todo y Shuichi le sonríe; yo he acabado mis galletas y mi botella de agua. Me pongo de pie para ir al baño y salgo de la sala dejando a los otros peleandose infantilmente por la última galleta.
Me miró en el espejo del baño después de acabar mis necesidades y lavarme las manos, no veo muy diferente de quien era hace dos meses, suspiro casi en silencio y me echo agua fría en la cara, no es momento para pensar en esas cosas, quedaba aún toda la tarde de trabajo duro y tenía que estar concentrado en lo que haría.
Al regresar a la sala veo que están los chicos recogiendo las carpetas con las letras ilegibles de las canciones del pelirosa cantante y las notas musicales y arreglos que Hiro y yo hemos podido hacer con lo que hemos logrado descifrar de los garabatos del otro chico.
En pocos minutos la mesa esta limpia y los tres nos sentamos conversando sobre cosas sin sentido solo para llenar el tiempo mientras regresan Sakano-san y K-san para decir que podemos ir a almorzar.
K y Sakano se tardan en llegar y cuando lo hacen los tres adolescentes les reciben con reclamos de estar hambrientos, a lo que Sakano solo les sonrié y les dice que ya ha pedido la comida y que llegará en solo unos minutos lo que logra apaciguar los ánimos de todos.
Pronto llega la comida, resulta ser pizza, Hiro y Shuichi saltaron casi de inmediato sobre las cajas para ver de que son y saciar su hambre, yo solo le doy una mirada a K y me dirijo a la puerta para ir a conseguir algo mejor para comer, hay una cafetería en la esquina que vende una buena ensalada surtida con una carne a la plancha deliciosa después de todo.
- ¡ey, ven a comer Fujisaki! - Shuichi esta con un trozo de pizza en mano y la mitad de otro en la boca, Hiro me observa pero le tiende una servilleta a Shuichi.
- lo siento, pero esa comida es demasiado rica en colesterol, grasas saturadas y sal - Suguru siguió su camino a la salida.
- pareces una chica como te preocupas por esas cosas y ya estás lo suficientemente flaco, comer un trozo de pizza no te matará - el pelirosa lo había jalado de un brazo para sentarlo junto a él.
- Shu tiene razón, estás muy delgado, eres casi piel y huesos sin que te preocupes por lo que comes
- la mirada del pelirojo lo tomo con la guardia baja, le daba una sensación algo incómoda por la preocupación y sospecha en los ojos del chico.
- pero yo... - K lo salvo de tener que decir algo más.
- yo tampoco tengo ganas de comer pizza hoy, encargaré unas ensaladas para nosotros, al menos que quieras algo más - el rubio el miraba esperando una respuesta en el silencio sorprendido que cayó en la sala ante la propuesta considerada y tranquila para acabar con el problema en cirnes.
- una ensalada esta bien, gracias K-san - sin saber porque se había sonrojado, al menos ya no tendría que comer lo que los demás y no lo estarían molestando por un tiempo, sabía que estaba levantando sospechas, pero había aprendido a cuidar mejor de su salud, todo por no tener una crisis en frente de sus compañeros para tener que decirles la verdad, sin saber estaban bien de momento.
Otro mes pasó sin más problemas o sospechas aparentes acerca de la dieta y vida del tecladista, pero toda paz tiene que acabar...