Era una mañana fría en el desierto, todas las mañanas se comenzaba igual, siempre Iba una sirvienta a levantarle con suavidad cada una era elegida para un día diferente, ya que si era todos los días la misma no se despertaba y para cuando los intentos de la primera chica no funcionasen acudía a los aposentos del príncipe el viejo amigo de la infancia de este junto a su amabilidad a despertarlo, por eso es que varias de esas veces se despertaba con mala gana y un genio peor que los mil demonios, pero debía ahorrárselos ya que, era el único que podía asumir el cargo apenas llegase a su mayoría de edad, y debía irse preparando desde ya para ello, su padre, el actual sultán estaba muy viejo y necesitaba que su heredero esté lo suficientemente listo para cuando llegue el momento de su retiro.
Pero a pesar de todo el ajetreo de la semana que recién acababa de pasar, este día se sentía diferente, se despertó por su cuenta antes de que el sol si quiera desease aparecerse entre las finas arenas de las dunas, miro por su ventana al alba y aun no había rastros del sol, aun así decidió salir, hoy era su día libre el único día en que el como príncipe se daba el lujo de descansar realmente de todas las labores y papeleos que tanto detestaba, se apresuró a vestirse con sus túnicas blancas con bordados dorados su capa negra también con bordes dorados su sombrero y sus joyas reales hizo un paquete bien sencillo donde llevaba otras ropas blancas estas más livianas y casi transparentes.
Lo envolvió todo bien y salió en silencio de sus aposentos, y empezó a echar a correr, cualquiera que lo viera así pensaría que es un bandido o peor aun que esta huyendo del palacio, pero no era así la idea de salir a hurtadillas era no despertar a nadie para no llamar tanto la atención al salir del pueblo, tenía unas desesperantes ganas de ir a su punto especial, desde que era pequeño que le tomó cariño un cariño especial a aquel oasis nadie mas lo utilizaba, no es que siendo príncipe no tenga donde sumergirse, es solo que nadar en aguas salvajes, la naturaleza, el ambiente de libertad, todo era único, aquel oasis se grababa solo en su vista cada ves que iba y jamás lo olvidaría era la única sensación de libertad que conocía y no deseaba abandonarla por nada del mundo, una vez que logró salir en completo silencio y sin que nadie lo notara comenzó a cargar al camello con agua para el camino y sus paquetes, pero mientras cargaba el agua siente un pequeño escalofrío recorrerle el cuerpo desde los pies a la cabeza y escucho una voz que ya le era más que familiar dirigirse hacia él.
-...Rin!!, donde crees que vas así a escondidas cono un criminal??- dijo Sousuke cruzándose de brazos y frunciendo el ceño a la misma vez-
-Sousuke .!! me asustaste! pienso ir a mi lugar secreto - con una sonrisa de lado a lado, a la que cualquiera no podría decirle que no
- lugar secreto...? oh ..esta bien rin, pero no olvides que no puedes ir sin escolta, eres un príncipe maldición, ya no somos niños pequeños que podremos escapar libremente del palacio.- señalo Sousuke un tanto molesto
- ...rayos...precisamente por eso salí a escondidas, no quiero que nadie me escolte como una princesa, no me perderé, además si llamo mucho la atención podrían seguirnos, y no quiero que nadie conozca mi lugar especial-.
-en ese caso iré yo contigo- dijo un Sousuke bastante decidido.
-está bien -
Dicho esto se dispusieron a terminar los preparativos y partir camino al oasis. En el camino vieron en su inmensidad el pueblo, pudieron ver el mercado, lleno de colores, los niños jugando con alegría, hasta que llegaron sin problemas a la puerta oficial de salida del pueblo, ya era de mañana, el sol cada vez iba subiendo más, el oasis quedaba a la salida de una pequeña jungla lo suficiente alejado del pueblo, nadie iba allí, ya que la gente tenia miedo de perderse, o de ser devorados por los animales salvajes, pero él, él era un príncipe, entrenado para las batallas y sobrevivir desde muy pequeño, nunca le gustó estar rodeado de tanto guardia, normalmente huía de todos ellos, y el único que siempre era su fiel compañero de juegos y hoy en día su guardia era Sousuke
- oi.. Rin.. no recordaba que fuera tan alejado del pueblo - dice esto con un poco de miedo de perderse el ojiceleste
-tranquilo Sousuke - pone sus brazos a la altura cintura, en seña de algo sin importancia, levantando sus hombros y soltando un suspiro- incluso si te llegas a perder aquí, recuerda que nuestros camellos están entrenados para volver de manera ciega a nuestro palacio, y si llegasen a quedar sedientos, de igual manera llegarán al pueblo, en donde sabrán que se trata de algún súbdito del palacio, no tienes de que preocuparte, además a mi me gusta este camino lleno de vegetación, pero estos animales, conocen otro camino más seguro por el cual volver.
-hmm.... -lo miro con una mirada intensa sin sentirse del todo convencido.
-ohh! mira ya estamos por llegar - Señala rin con bastante entusiasmo esbozando una sonrisa enorme y sus ojos llegan a brillar, es como si todo su cuerpo cobrara una vida que pocas veces se ve
Se observa a lo lejos de la jungla arenas, el aire se esta volviendo a tornar seco y a la salida de ésta, había un arbusto que caía suavemente desde arboles lleno de flores color jade*, un color como el de los ojos de Sousuke, que con el sol parecía más potente aún era una verdadera cascada cayendo desde el cielo, desde arriba era turquesa y abajo comenzaba a volverse celeste oscuro, azul hasta llegar al morado que parecía ser ese era el color de su marchitación, un color único.
-oh Sousuke, no es hermoso?-
-oh.. claro que lo es - ambos miraban de una manera embobada los pétalos de tan maravillosa flor
-ne.. Sousuke... antes de irnos, podríamos llevar unas cuantas de estas flores al palacio, me gustaría tenerlas en el cuarto del estanque...-
- claro...como ordene su majestad -.
Continuaron con su camino y a menos de unos cuantos kilómetro de la jungla, se encontraba aquel oasis. Justo cuando iba quedando menos de un kilómetro...
- oi Sousuke, por qué mejor no vas por aquella flor mientras yo me cambio y me acomodo para nadar? no es muy lejos después de todo es un camino recto desde aquí, hasta la entrada de la jungla-
-....tsk.. - chasqueo un poco su lengua el peli castaño y solo mira un poco cabreado a rin, hacía poco que habían estado ahí y ya tenia que volver, nuevamente y probablemente con su nulo sentido de la orientación se perdería, y ya le había dicho que no quería separarse, o aunque no lo haya dicho... al menos lo insinuó, eso pensó Sousuke, quien no se limitó a nada más que acatar una orden -... como tu quieras - tomó las riendas del camello y lo desvió hacia atrás.
-no te pierdas! procura siempre ir derecho!! nos vemos aquí mismo!! - dijo esto haciendo un gesto con la mano en forma de despedida.
Ya era medio día cuando llegó hasta aquel oasis con sus aguas tan azules, que parecía el cielo por las noches en ausencia de la luna, aquel color le hacia olvidar el calor de las arenas y la sed de su pueblo, el pueblo bajo que para ellos el agua era lo mas preciado ya que podían beber de ella 2 vez por día con temperaturas que matarían a cualquier ser humano normal a la ciudad, mientras se perdía en el azul oscuro de aquellas cristalinas aguas se dio cuenta que una ráfaga enorme de viento y arena se elevo haciendo perder su turbante solo con aquella intensidad y al caer este sobre las arenas miro sus pies y a sus pies vio un joven muchacho que parecía inconsciente o muerto dentro de aquellas aguas con la cara profundamente sumergida en posición hacia el cielo pero con sus ojos completamente cerrados y en una calma que no hacia emitir ninguna onda a aquel agua, ni siquiera un poco el príncipe se espanto de tal situación y se exaltó acercándose casi completamente al agua de la orilla hasta que la persona abrió súbitamente los ojos haciendo que rin casi perdiera el equilibrio hacia atrás de la impresión.
Haru al sentir una presencia se limito a reincorporarse y alejarse completamente de la orilla hasta aguas mas profundas donde dejo totalmente su cuerpo seguido y le pregunto con una mirada seria y desafiante.
-quien eres?- dijo Haru con una cara totalmente indiferente ante la reacción del chico de cabellos rojizos
Rin aun permanecía en su estupor de el susto como era posible de que un ser humano estuviera todo el tiempo bajo el agua!? Acaso estaba de mente!? Planeaba suicidarse!? Que!?
-....tu nombre..?- pregunto, ya un poco interesado
Rin aun congelado en sus pensamientos
-Rin... Matsuoka. ..soy el príncipe..- hasta que salió de su ensimismamiento y reaccionó. - Soy el príncipe...., deberías referirte a mi como su majestad! y que haces tú aquí? Este oasis me pertenece.- - te pertenece?- pregunta un poco incrédulo un confundido Haru, sin cambiar su mirada hacia aquel desconocido que lo había estado observando hasta hace unos momentos.
- así es, me pertenece ...y deja de tratarme con tanta propiedad que soy de la realeza!- un ya molesto Rin.
-....hmp..el agua y el oasis no te pueden pertenecer...- dice Haru con su mirada totalmente fría pero segura ante lo que le decía el otro chico.
Abrió los ojos como platos, nunca nadie se había atrevido a contrariarlo- Quee!?? Dices que no me pertenece? Si todo lo que hay aquí me pertenece hasta las arenas de este desierto- al decir aquello Rin toma un puñado de arena entre sus manos y la deja caer en el agua lo cual molesto un poco a Haru - ...todo lo que hay en estas arenas me pertenece... - la sonrisa que estos momentos yacían en la cara de Rin era incluso maliciosa.
- el agua no te puede pertenecer... por que el agua es libre...- dijo un Haru totalmente desafiante mirando fijamente los ojos rubíes rojos de Rin.
-.... - se quedo en silencio un buen rato hasta que vio que Haru se limito a darse la vuelta y nadar libremente en el agua - ..hey no he terminado de hablar contigo!-
Pero Haru lo miro de reojo un momento y se limito a seguir nadando con una gracia que dejaba de verse humano y lo hacia volver a su incertidumbre de si es humano o no ya que como cuando lo vio, lo vio sumergido de pies a cabeza sin mover un musculo, parecía un cadáver y ahora estaba ahí nadando como un pez de los tantos que le traían los mercaderes de aguas profundas a lo que rin no aguanto mas se lanzo un chapuzón con plenas intenciones de atrapar a Haru y saber mas de aquel desconocido tan imprudente de responderle de aquella manera al príncipe y no solo eso si no que contrariarlo. Pero cada vez que estiraba sus brazos para atraparlo este tomaba otra velocidad aun mayor a la que tenia antes...tan relajado, incluso parecía que se burlaba de rin hasta que a rin se le acabo la resistencia y trato de subir pero no lo lograba, de repente su cuerpo dejó de responder sintió un entumecimiento en los pies(calambre en ambos) aquella corriente lo recorrió y del dolor no pudo moverse más, se desesperó y comenzó a patalear a pesar del dolor sentía que jamás llegaría a la superficie, y todo por seguir a un desconocido, que humillación que el único heredero y príncipe del sultanato fuera a morir de una manera tan absurda y humillante, cuando se sintió caer en las profundidades de aquel oasis sintió los parpados pesados y comenzó a cerrar sus ojos y hasta que sintió que tomaban su mano y lo jalaban hacia arriba y seguido de esto sintió en su cuerpo unos brazos que lo rodeaban y de ahí no reaccionó de vez en cuando en aquel profundo y confuso sueño podía observar el cielo.
-ah.... el ... cielo.. tan azul y claro -pensó y seguido de eso oyó una voz hablarle a lo lejos parecía ser lo suficientemente lejos por que la escuchaba débil.
-Rin!!....- aquella voz le sonaba familiar- .... oi Rin despierta!......-
Cerro nuevamente sus ojos y grabo aquel azul en su mirada en sus recuerdos, un azul especial.. sintió algo suave posarse en sus labios y de ahí no despertó más.
Continuará...........................