A Seokjin no le estaba gustado en lo absoluto, si, era cierto que se estaba divirtiendo, pero la sola idea de que en este momento Namjoon estaba en el otro extremo de la sala, hablando con sus amigos y ni siquiera darle una mirada a Seokjin hacia que el mayor frunciera el ceño. Sabía que venir con Namjoon al cumpleaños de su amigo iba a ser así, en primera porque Namjoon nunca tenía tiempo para reunirse con sus amigos y las únicas oportunidades eran en los cumpleaños o reuniones, en segunda porque Seokjin se aseguró de decirle a Namjoon “ve y diviértete, estaré bien”, pero la verdad es que no lo estaba. La sonrisa en el rostro de Namjoon le hacía imposible ir y decirle que fueran a casa para así tener la atención de Namjoon toda para él. Sólo cuando Hyosang le dio un codazo en las costillas fue que se dio cuenta que tenía que hablar con Hyosang, un amigo que no había visto desde hace mucho tiempo.
-Estas tan celoso que creo que voy a vomitar- la voz de Hyosang hizo que Seokjin arrugara su rostro, mirando al chico antes de suspirar- Deja que se divierta, no seas aguafiestas. Él está contigo todo el tiempo, deja que hablé con otras personas sino su cerebro podría secarse-
-Muy chistoso. ¿Pasaste toda la semana leyendo “bromas divertidas para contar a sus amigos”?- Seokjin le dio un sorbo a su bebida, obligando a sus ojos no mirar a Namjoon- Y eso ya lo sé, ¿pero qué puedo hacer?-
-¿Emborracharte?- Hyosang movió sus cejas y por lo que Seokjin recordaba, cada vez que el chico hacia eso, las cosas nunca terminaban bien.
Se emborrachó, su rostro tenía una permanente sonrisa porque encontraba divertida cada maldita cosa, como Hyosang vomitando sus entrañas en el baño más cercano, ¡que gracioso era eso! Después de ver a su amigo vaciar su estómago en el inodoro, Seokjin se tambaleó todo el camino hasta llegar con su novio, que se encontraba hablando sobre la última pista en la que estaba trabajando, bastante perdido en sus palabras, sus ojos brillando de la hermosa manera que hizo a Seokjin enamorarse de él. Dudó por un momento, aun con su mente nublada no podía ir y arruinarle la fiesta a Namjoon. Así que antes de que se estrellara en la espalda de Namjoon, Seokjin se giró hacia los sofás, dejándose caer en uno vacío, con los ojos cerrados y el mundo girando detrás de sus párpados. Se sentía como sólo segundos, pero probablemente ya había pasado una hora, cuando sintió un golpecito en el hombro, y la suave sonrisa de Namjoon brillaba frente a su borrosa visión.
-¿Quieres que nos vayamos?- Namjoon se deslizó en el sofá, colocando su mano rápidamente sobre la de Seokjin, su pulgar trazando círculos en la palma del muchacho.
-No quiero arruinar tu momento de diversión- era lo que Seokjin esperaba que saliera de su boca, sus labios muy secos al igual que su garganta y con mucho gusto aceptó el vaso de agua que su novio le ofreció, sin dejar de hacer esa hermosa y cálida sonrisa ni por un segundo, haciendo que Seokjin jadeara en busca de aire.
-Vamos- es todo lo que Namjoon dijo después de ver a Seokjin tomar el agua, limpiándose la boca con el dorso de la mano que no sostenía la de Namjoon. Salieron de la gran casa mientras Namjoon asentía una despedida hacia sus amigos, a los antiguo y los recién hechos, llevando a Seokjin hasta el carro, asegurándose de abrirle la puerta a su alcoholizado novio. De camino a casa se detuvo por un poco de comida, sabiendo lo hambriento que Seokjin se ponía después de beber, y sin estar bebido también, colocando los paquetes en el asiento de atrás antes de besar la mejilla del mayor y encender el motor de nuevo. La mano de Seokjin se colocó en el muslo de Namjoon, apretando el firme músculo mientras cerraba sus ojos de nuevo, la brisa fría que entraba por la ventana abierta aclarando su mente cada minuto. Para cuando estaban enfrente del edificio, la mente de Seokjin estaba clara, la única necesidad que tenía ahora era consumir la comida en el asiento de atrás de olor tan delicioso. Después de la breve subida al segundo piso, los dos chicos fueron recibidos por el interior de su apartamento, Seokjin respirando levemente, disfrutando de la sensación de estar en casa, disfrutando del silencio.
-¿Quieres una cerveza?- le ofreció mientras ponía las bolsas en la mesa del café, caminando hacia la cocina, sus pasos visiblemente más ligeros y fáciles ahora. Namjoon sonrió con cariño mientras murmuraba un “si”, moviéndose para sacar la comida de las bolsas de plástico, dejándola cuidadosamente sobre la mesa, asegurándose de no dejar caer nada, porque sabía de Seokjin y su regla de “no dejar caer la comida”. Cuando Seokjin regresó con dos cervezas y palillos, Namjoon simplemente no pudo contener la sonrisa en su rostro, sintiendo que su rostro podría partirse por sonreír demasiado.- ¿Por qué sonríes?- Seokjin preguntó, su propio rostro pintando una hermosa sonrisa haciendo que Namjoon mirara hacia su regazo, riendo levemente.
-Sólo pensaba en lo hermoso que eres- Namjoon removía las tapas de las cajas, dándole a Seokjin su comida favorita antes de continuar su oración.- Y en lo mucho que te amo- sus palabras hicieron un efectivo rubor que se formaba en las mejillas de Seokjin, pintándolas de ese hermoso tono rosado que hacía que Namjoon quisiera inclinarse y besar cada centímetro de su piel.
-¿Te divertiste esta noche?- Seokjin cambió de tema, Namjoon adoraba la forma en que el mayor se avergonzaba siempre que Namjoon soltaba sus sentimientos de esa manera.
-Sí, pero te extrañé- la comida de Namjoon estaba intacta sobre la mesa mientras se deslizaba más cerca de Seokjin en el sofá, su cálida respiración haciendo que Seokjin se estremeciera y bajara su comida también, limpiándose la boca rápidamente- A pesar de que sabía que estabas ahí, en la misma habitación, me sentí solo sin mi mano sobre la tuya, sin tu sonrisa frente a mí- la mano de Namjoon estaba descansando en el muslo de Seokjin, dibujando pequeños círculos mientras acercaba su cuerpo más y más- Tu risa estaba justo detrás de mí, pero no estaba lo cerca como yo quería que estuviera. Terminé impulsivamente resumiendo años de trabajo durante media hora para llevarte a casa más rápido-
Seokjin sintió sus mejillas calentarse aún más mientras Namjoon seguía hablando, solo queriendo que se callara y lo besara, lo que ocurrió sólo un segundo después de haberlo pensado. Los labios de Namjoon siempre eran demasiado buenos, ni demasiado suaves ni demasiado duros, simplemente perfectos contra los esponjosos labios de Seokjin. Se quedaron ahí con los labios apretados ligeramente y mutuamente antes de que Seokjin se alejara ligeramente, jadeando por aire porque Namjoon siempre se las arreglaba para noquear sus pulmones cada vez que estaban cerca de esta manera.
-¿Quieres ir a la habitación?- Namjoon preguntó, sus ojos lanzándose contra la comida por un segundo, como amenazándola de no alejarlo de su novio, lo cual hizo reír a Seokjin, una risa burbujeante y luminosa como siempre. Seokjin tomó la mano de Namjoon de su muslo, abriendo camino hacia el dormitorio que compartían, no sin antes cerrar la tapa de la caja con cuidado, por supuesto.
Se tomaron su tiempo para quitarse la ropa, deslizando con cuidado la tela en la suave y cálida piel, situando sus labios algunas veces sobre la piel. En el momento en que se deshicieron de toda la ropa, la respiración de Seokjin se obstaculizaba por todo el amor con el que Namjoon literalmente lo envolvía, besando cada lugar de la piel de Seokjin, susurrando “te amo” tan a menudo que Seokjin se sintió mareado. Seokjin siempre se sorprendía por lo gentil y amoroso que era Namjoon cada segundo cuando estaban juntos, sin mostrarle a Seokjin por un segundo algo que no fuera amor y amor.
-Sabes cuánto te amo ¿verdad?- Namjoon susurró contra el suave y sensible cuello de Seokjin, el chico tembló cuando la cálida respiración de Namjoon entró en contacto con su piel.
-Lo sé, lo sé- Seokjin se recostó de espaldas en la cama, sus manos subiendo para acercar a Namjoon, lo suficientemente cerca como para contar todas y cada una de sus pestañas, para ver cada pequeño defecto en su piel, cada falla que Seokjin amaba demasiado- Te amo, te amo tanto- Seokjin estaba en un trance ahora, murmurando las mismas cosas una y otra vez mientras Namjoon deslizaba sus manos exactamente donde Seokjin quería que estuvieran, exactamente donde sabía que conduciría al chico debajo de él a la locura. La larga mano de Namjoon se deslizaba entre sus cuerpos, ardiendo, juntando sus erecciones, acariciándolas suave y lentamente, de la manera que hacía que se sacudiera todo el cuerpo de Seokjin y rogara por más. Su otra mano tomó el lubricante, calentándolo rápidamente entre sus dedos antes de ponerlo a trabajar, abriendo a Seokjin lenta y suavemente, teniendo cuidado de no dejar que Seokjin sintiera dolor en ningún momento. Cuando sintió que Seokjin estaba listo, Namjoon esperó unos minutos más antes de deslizarse lentamente dentro de su novio, causando que un bajo gemido dejara su garganta. Esa noche ellos hicieron, lo que Seokjin llamaría, el amor. Lento y amoroso, las palabras llenas de sentimientos susurradas contra los labios abiertos, sus respiraciones mezclándose en el frío aire que los rodeaba. Después de venirse con los nombres de cada uno saliendo de sus labios, Namjoon acercó a Seokjin, envolviendo sus largos brazos alrededor del exhausto chico, besando su cabello y diciendo un millón más de “te amo” hasta que el chico lo empujó suavemente del costado, avergonzado.
-Te vi mirándome esta noche- Namjoon declaró simplemente, sintiendo a Seokjin tentarse bajo su tacto- ¿Estabas tan celoso de que hablara con alguien que no fueras tú?- la risa fue cortada por Seokjin que había empujado su codo más duro en las costillas del chico.
-¡Yo no estaba celoso! Sólo estaba…- Seokjin se apoyó en sus codos para poder mirar el rostro de su novio, tan hermoso bajo la suave luz de la luna- Me sentía solo sin ti- esperaba que su sonrojo estuviera ocultado por la oscuridad, maldiciendo en voz baja cuando Namjoon simplemente sonrió con esa sonrisa de complicidad, deslizando una mano en la mejilla de Seokjin.
-En verdad eres demasiado lindo- fue todo lo que Namjoon dijo antes de acercar a Seokjin para besarlo, metiendo al chico bajo las sabanas y acercándolo lo más que pudo, respirando el aroma del suave champú y productos para el cuerpo. Ambos se quedaron dormidos después de un rato, sus manos estrechándose el uno al otro, sus labios murmurando palabras que nadie estaba seguro de lo que querían decir.